martes, 25 de enero de 2011

NARCOAVIÓN: El caso Nilda Garre

 Todos los vuelos con cocaina a Barcelona, España, ocurrieron durante la gestión de Nilda Garré como ministro de Defensa. Y si no había jurisdicción definida en la base aérea de Morón, era responsabilidad de Garré. Sin embargo, ella fue ascendida a ministro de Seguridad, ineficiencia característica del Frente para la Victoria. Y una demostración de hipocresía.


por E.M.

El descontrol jurisdiccional en la base aérea de Morón ocurrió mientras Nilda Garré era ministro de Defensa, y destituía oficiales de las Fuerzas Armadas a quienes acusaba de torturadores.

Sin embargo, la caza de brujas de Garré no ocultó su ineficiencia. Delante de sus narices, desde bases militares se cargaron aviones con cocaína colombiana rumbo a Europa (y todavía falta el golpe de gracia: el nombre del proveedor del cloridrato...).

Garré no puede ahora descubrir que había dificultades jurisdiccionales con Morón porque la gravísima falla de seguridad fue profundizada con Garré titular de Defensa.

Con esa ineficiencia, que hace lupa en cuestiones del pasado -inútiles a la hora de construir el futuro-,Garré se encarga ahora de la seguridad pública. Especializada en gerontocracia autoritaria (la de los ex militares y la de los ex montoneros), Garré desconoce aún hoy todo acerca de la organización militar, y conoce nada acerca de la organización de la seguridad.

Garré debería ser despedida, sin contemplaciones, por inepta. Pero Cristina, mucho más ignorante que Garré acerca de casi cualquier tema militar o de seguridad, la ha premiado encomendándole dirigir la seguridad pública, a la que llegó imitando a Gustavo Béliz: desplegar las brigadas móviles de Gendarmería Nacional en el Gran Buenos Aires, hasta que los choques con la Policía Bonaerense hagan inviable todo el esquema.

En ese contexto, el ministro de Defensa sucesor de Garré, Arturo Puricelli, un viejo conocido de la Fuerza Aérea por sus vínculos con Alfredo Yabrán, forzó al comodoro Jorge Ayerdi a presentar su renuncia como jefe de la base aérea de Morón.

Antes, Puricelli, el jefe del Estado Mayor Conjunto, Jorge Chevalier, y el jefe de la Fuerza Aérea, Normando Constantino, se reunieron en la Casa de Gobierno para debatir cómo ocultar el sol con la palma de una mano.

Pero ¿puede responsabilizarse solamente a Ayerdi por lo ocurrido? No, porque la anarquía institucional sobre jurisdicciones cruzadas en Morón no es responsabilidad de Ayerdi. Hay que ir más arriba, inclusive hasta Garré, pero en un notable ejercicio de hipocresía, el Frente para la Victoria quiere cerrar cuanto antes el caso, y un uniformado siempre está bien para culpar de cualquier irregularidad.

Ayerdi había defendido ante la Justicia su accionar al frente de la base aérea desde donde partió un avión con casi una tonelada de cocaína rumbo a Barcelona.

No hizo mucho más que el ministro del Interior, Florencio Randazzo, quien negó que la cocaína fuese cargada en territorio argentino...

Según trascendió, Ayerdi le dijo al juez en lo Penal Económico, Alejandro Catania, que él había pedido reforzar el acceso principal del aeródromo y no el resto del predio, por pedido de la Anac (Administración Nacional de Aviación Civil).

La Anac es una caja de Pandora que hay que abrir, y mucho hay que investigar a Alejandro Granados y todo su entorno incluyendo a la Dirección de Transporte Aerocomercial.

El Ejecutivo Nacional comienza a tomar sus precauciones porque teme nuevos problemas cuando trascienda la investigación que transcurre en España acerca de la cocaína que transportaba el Bombardier Challenger 604.

Que el avión de Medical Jet había permanecido en la Base Aérea de Morón antes de ir hacia Ezeiza era conocido (si Urgente24 lo pudo anticipar, era obvio que las autoridades también lo conocían pero lo callaban). Que la cocaína fue cargada en territorio argentino también era conocido (la cantidad de combustible que cargó el Challenger en Cabo Verde equivalía a la que precisa un avión que lleva carga y no vuela vacío). Pero los funcionarios eligieron mentir hasta que los datos que envió el embajador ante España, Carlos Bettini, obligan a corregir de apuro.

Acerca de tan grave asunto -cocaína colombiana cargada en una base militar argentina-, la presidente Cristina Fernández prefiere permanecer en silencio, como si nada ocurriese. Y ella habla de oportunismo electoral... nada hay más oportunista que evitar el tema porque afrontar la situación puede hacerle perder imagen positiva.

En cualquier caso ella ya está perdiendo imagen positiva con la situación en sí misma, y debería intentar corregirla porque para eso es la gobernante principal del Estado. Ella debería recuperar imagen positiva porque gestiona correctamente y no porque da lástima lagrimeando por su marido muerto.

Pero así anda hoy día la Argentina...



fuente: http://web2.urgente24.com/noticias/val/3082/ficha.html

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