sábado, 29 de diciembre de 2012

Relájense: este parto recién empieza. Por Carlos M. Reymundo Roberts

 Pobre Cristina, no termina el año con suerte. Los saqueos la sorprendieron en el Sur sin un micrófono cerca. Por eso tardó ocho días en reaccionar y decirnos algo. Ocho días interminables. Pero finalmente, como siempre, anteayer habló e iluminó todo. ¡Gracias! Ahora sabemos que los saqueos fueron obra de una banda cruel y despiadada de desestabilizadores.
Está muy bien. Ya teníamos productores agropecuarios golpistas, medios golpistas, empresarios, jueces, gendarmes y prefectos golpistas, gremialistas y caceroleros golpistas, pero nos faltaban golpistas en la base de la pirámide social; golpistas arruinados, marginales y con hambre. Cuando vi a esa señora sin dientes y en harapos que lloraba durante uno de los saqueos , gritando que sus hijos no tenían nada para comer, lo tuve clarísimo: allí estaba, químicamente pura, una destituyente profesional.
Esta línea de pensamiento de Cristina descarta otras interpretaciones. Una es que, después de nueve años de boom del consumo, los saqueos venían a ser, siguiendo a Clausewitz, "la continuación del consumo por otros medios". También se llegó a decir que la gente robaba plasmas para poder ver y oír mejor los discursos en cadena.
En cualquier caso, no comparemos estos despojos a los súper con los de 2001. Por de pronto, en aquella oportunidad te sentabas frente al televisor (un insignificante 21' hecho en China) y no había forma de zafar de la uniformidad a la que nos sometían los medios, machacándonos con la transmisión en vivo de la invasión a las góndolas. Esta vez, en cambio, los canales de inspiración kirchnerista nos ahorraron esas imágenes atroces. Podías encender tu LED HD 51' (hecho en China, pero patentado en Tierra del Fuego) y seguir en la Televisión Pública un apasionante dibujito animado. ¿Se entiende ahora un poco mejor la ley de medios?
Otra gran diferencia es que en 2001 la gente estaba triste y detestaba a los políticos. Hoy, entre las hordas saqueadoras seguramente había muchos votantes de Cristina, es decir, personas que están felices de la vida.
¿Estuvo Moyano detrás de esto? Sí, está demostrado. Reconozco que fuimos más rápidos para encontrar a los culpables que para encontrar soluciones. Y reconozco también que no está bueno que nuestro principal aliado durante ocho años, el hombre al que le dimos poder y caja, sea un indeseable que manda a la gente a robar y a destruir. Claro que también podemos hacer una lectura positiva: tardamos ocho años en conocerlo, pero ahora ¡qué bien lo conocemos!
Mal que nos pese, los delincuentes se organizaron bien. La mayoría fue a los súper, pero otros, más sutiles, fueron a la Inspección General de Justicia y se chorearon los expedientes sobre las empresas que involucran a Boudou en el caso Ciccone. Amado no dijo nada porque odia victimizarse, odia los escándalos y me temo que odia también la palabra expediente, toda una paradoja en alguien tan expeditivo.
La respuesta de la señora a los saqueos a comercios fue, inmediatamente, saquear el predio de la Rural. Lo cual demuestra que no todos los saqueos son malos. El Gobierno no hizo las cosas a la apresurada ni actuó bajo emoción violenta. Se tomó nueve años para comprobar que ese predio había sido vendido, hace más de dos décadas, a precio vil. Y a los que criticaron la medida les pido que sean más respetuosos: si de algo entiende nuestra exitosa abogada es de tasaciones inmobiliarias.
Además, vamos a sorprender a todos. La exposición rural se va a seguir haciendo ahí. ¿Con qué vacas? Con las que tienen en sus campos ministros, gobernadores, intendentes. Nuestra Presidenta, por fin, va a poder inaugurar la muestra, frente a tribunas llenas de militantes, barrabravas y pueblos originarios (los verdaderos dueños de la tierra), llegados espontáneamente en ómnibus espontáneos contratados con dinero espontáneo. Habrá visitas guiadas para D'Elía, Hebe, Moreno y muchos más. Moreno conoce la Rural desde la época en que era funcionario de Cavallo, pero no la recuerda. Finalmente, vamos a cambiar el eslogan de la Rural: "Cultivar el suelo es servir a la Patria". Tenemos que elegir entre dos fórmulas: "Servir a Cristina es cultivar la Patria" o "Haga Patria: cultive el suelo de Cristina".
Algunos compañeros se han puesto mal con este atribulado fin de año. Están sorprendidos por la violencia que estalló en el acto de hinchas de Boca, en el ataque a la Casa de Tucumán, en los saqueos. Se preguntan cómo puede ser que, más allá de los desestabilizadores, subsistan tantos bolsones de miseria. Que haya cada vez más villas. Se preguntan por la inflación, la caída en la construcción y el consumo, el aumento del desempleo y el tarifazo en trenes y colectivos. Se preocupan por la inseguridad. Por los trenes que chocan y los aviones de Aerolíneas que dejan pérdidas terribles.
Mi respuesta: relájense. Está naciendo el país nuevo. Los recién nacidos siempre lloran, patalean y tienen hambre. Son como desvalidos. A ese país le estamos poniendo los pañales. En cuanto a la violencia, ya lo dijo Marx: es la partera de la historia. ¿Me siguen? Parteras, llantos, pañales. Un alumbramiento. Y, por supuesto, una madre. Cristina. Gracias, señora, por despedir al país viejo y llevarnos de la mano a recibir el Año Nuevo, con sidra y turrones de góndolas arrasadas.
fuente: La Nación

SANTIAGO KOVADLOFF - 2012, EL ANALISIS - EL JUEGO LIMPIO / TN 27-12-12




domingo, 23 de diciembre de 2012

UN FINAL A TODA ORQUESTA. Por Alejandro Borensztein


23/12/12
Compañera Jefa, es tiempo de balance. Hagamos una cuentita rápida: corridas cambiarias, cepo al dólar, crisis ferroviaria y de todo el transporte, Ciccone con Boudou y Vanderfrula, el INDEC y su 9% de inflación, los 6 mangos por día y los 1.500 mensuales para salir de la pobreza, la Fragata en Ghana, chiquicientas cadenas nacionales, dos cacerolazos, dos CGT, dos marchas de Moyano, el mínimo no imponible inamovible, hacerse los boludos de haber apoyado la privatización de YPF ahora que la estatizamos,el papelón en Harvard , el papelón de Reposo, la invasión a Angola, las aventuras de Sergio “Rambo” Berni, los sabotajes a Scioli, a De La Sota y a Macri, el asuntito de las mineras, el porrazo del 7D, en fin… Por ser un primer añito, no está mal, Jefa.
A último momento se sumaron los ya tradicionales saqueos de fin de año que suelen organizar algunos de sus ex amigos y la expropiación de La Rural. Por fin, ya era hora. El país entero bramaba por la recuperación de lo que seguramente ahora llamaremos Predio Ferial El . Lo único que me preocupa es que anular una venta del Estado por haber sido hecha a precio vil puede ser un boomerang. Jefa, yo le aviso que empiezan por La Rural y después terminan en los terrenos de El Calafate .
También tuvimos lo del voto a los 16 años. Por suerte esa salió bien. Yo tenía miedo de que se ocuparan del tema seriamente y modificaran todo el sistema de derechos y obligaciones de los pibes de 16. Mi hijo Manuel justamente tiene esa edad. No sé si usted lo sabe, pero para salir del país necesita un permiso por escribano público, para que él pueda tocar algo de su herencia materna tengo que ir yo a pedirle permiso al juez , no puede abrir una cuenta corriente en un banco, ni siquiera puede sacarse sangre o hacerse una radiografía si no lo acompaña un mayor de edad. Eso sí, ahora puede votar. ¿Qué me cuenta? Al principio me asusté temiendo que se tomaran el tema con responsabilidad y lo resolvieran integralmente, pero por suerte los tipos que armaron la ley son los mismos falsoprogresistas pedorros de siempre y la cosa sólo se hizo para que voten los pibes. Y como lo hicieron optativo, lo más probable es que sólo voten los que están muy interesados. O sea, los que votan por nosotros. De todos modos, habría que tener cuidado, no sea cosa que venga una oleada de adolescentesen plena edad del pavo y lo voten a Macri.
Yo sé que hubo cosas positivas Jefa, pero en esta página no trabajamos humor a favor porque el humor a favor no existe. En todo caso podría hacer humor con los opositores. No tengo problema. Usted me dice dónde están los opositores y yo después le escribo lo que quiera .
Mucha gente dice que los errores que cometen son un problema de mala praxis, que hacen las cosas mal y que anuncian lo que después no pueden resolver. ¿Se acuerda cuando De Vido le dijo al país que Fibertel no existía más y que teníamos 90 días de plazo para contratar otro servicio de Internet?? Eso fue el 19 del agosto de 2010. Ya van 2 años y medio y no le dio bola ni el loro . Si fuera Jorge Corona diría que al final, el kirchnerismo le toca el culo a todos pero no se voltea a nadie, simultáneamente.
¿Realmente es mala praxis? Dicen que el cepo fue idea de Kicillof y ahora no sabe cómo resolverlo, que truchar la inflación es una metida de pata de Moreno y no saben cómo recular, que Mariotto vendió humo con el 7D y ahora no saben de qué disfrazarse, que Timerman y Puriccelli se morfaron lo de la Fragata. Yo no creo que haya mala praxis. Para mí el problema es otro. Veamos un caso cualquiera. Tomemos un ministro al voleo, por ejemplo Timerman . El Canciller se levanta y llega tempranito a su despacho ansioso por refutar a los miserables que dicen que es un impostor, medio inútil, que se hace pasar por peronista. Y hay que reconocer que le pone garra, pero a media mañana, cuando el estadista nacional y popular recibe su coffee con los donuts and french toast with baked beans and whipped cream, alguien lo llama y le dice: “Andá ya mismo para el Museo del Bicentenario que habla la Jefa. Aplaudí fuerte, ok??”.
El pobre tipo larga todo, sin darse cuenta que sobre el escritorio le dejaron un papelito que decía: “Che, la Fragata va rumbo a Ghana, ojo con los fondos buitre” . O sea que el problema no es de mala praxis sino que usted los tiene a todos de aquí para allá. En este caso no es grave porque el Canciller se va a poder reivindicar en las reuniones que está teniendo con los iraníes para averiguar quién puso la bomba que pusieron los iraníes .
Tampoco es grave el caso de la Fragata, porque por suerte los ghaneses la liberaron y ahora la vamos a llevar a Mar del Plata para hacer demagogia nacionalista con los veraneantes de la costa. Menos mal que fue en enero, imagínese si la liberaban en julio, ¡¡la hubiéramos tenido que llevar a Bariloche!!
Pero creo que al resto de los ministros y gobernadores los distraen demasiado. Necesitamos más eficiencia. Como Sabbatella, por ejemplo, que llevó personalmente el oficio a la sede del Grupo Drácula, más rápido que un bombero. Nada de mandar una moto o un empleado de menor rango.
“¡¡Voy yo y el portero me lo va a tener que recibir y mirarme cara a cara, qué joder!!” Me gusta esa actitud. “Sabbatella Delivery”. Debería hacer imanes con su celular para pegar en la heladera. Supongamos que usted está mirando tele a la noche en Olivos y le agarra un ataque de muzza con faina. Baja a la cocina, lo llama, el tipo caza la moto y listo.
En fin, ya termina otro año. Buen momento para ablandar un poco el corazón. Si uno no ablanda el corazón a medida que pasan los años, es porque no aprendió nada. El último fin de año fue bastante angustiante, ¿se acuerda? Y el anterior, ni le cuento. Uno se aviva que todo estaba bien cuando todo se pone mal , pero ahí ya es tarde para amigarse con el mundo.
Es mejor excederse en los besos que en las puteadas . Garpa más construir que destruir. Y si no míremelo a Mariotto. Tanto esfuerzo para arruinarlo a Scioli y al final el Compañero Lancha tiene más apoyo que nunca, mientras el otro se quedó gritando solo en el medio del campo popular.
Compañera Jefa, la historia le tiene reservado un lugar. Yo llamé a Ticketek y me dijeron que el kirchnerismo tiene platea, fila 15. Lo malo es que en la misma fila está sentado todo el menemismo . Lo bueno es que todavía no se apagaron las luces. Hay tiempo para conseguir un lugar mejor. De usted depende. Mientras tanto, le deseo lo mejor para usted y su familia en 2013.
Lo mejor para todos. Y todas. Felicidades. Fin de temporada
FUENTE: CLARIN

martes, 18 de diciembre de 2012

La ley, un hilo de luz Por Santiago Kovadloff


El Gobierno es amigo de la apariencia. Busca dejarla intacta mientras mina la verdadera naturaleza de los hechos que la inspiran. Justicia espectral y democracia espectral le resultan indispensables. Se ilusiona pensando que, cuando esté consumada la tarea de avasallamiento en que está empeñado, ya no será necesario recurrir a la simulación. Las leyes de la República serían para entonces sus leyes, no las de la Constitución. Mejor aún: las leyes de la Constitución se reducirían a sus leyes. El Gobierno habría convertido la Carta Magna en lo que sueña. En una expresión más de esa obra maestra del sojuzgamiento que se llama Santa Cruz.
La disidencia ha sido desde siempre, para este gobierno y los dos precedentes, un signo homologable a la sedición. No podía ser de otra manera. En manos de quien hoy preside la Nación, el Ejecutivo se postula como el único poder con legítima autoridad. ¿Su fundamento? El respaldo a su mandataria de una mayoría de votantes. ¿Y quienes no lo votaron? No cuentan. Entre la minoría y la nada no hay diferencia. Para este concepto excluyente de la política, quienes legislan deben obedecer. Razonar con independencia está de más. Argentinos son, según él, quienes se subordinan mansamente a sus decisiones. Nadie, a su vez, son los que no lo hacen. El Frente para la Victoria tiene su ontología. No se siente cómodo gobernando si no reduce el conjunto de la comunidad a un cuerpo férreamente sometido a sus mandatos. Nadie sino Ella es la consigna coreada. Y nadie somos todos los que en infinidad de aspectos no acordamos con Ella.
Queda claro, una vez más, que si la realidad no coincide con los deseos de la Presidenta, ella está dispuesta a llevarse por delante la realidad. ¿Quién no lo sabe? Desde las tribunas del oficialismo, se llama perseverancia a lo que no es más que ciega obstinación. Allí se homologan el país y la ley exclusivamente a sus necesidades. Pero en el país y en el escenario de la ley se oyen muchas voces. Más que las que el Gobierno quisiera escuchar. La mayoría de esas voces ya no son el eco de lo que la Presidenta pretende. Lo fueron hasta ayer. Pero hoy ya no es ayer, salvo para los obcecados que viven fuera del tiempo.
Un ejercicio de la política asentado en la subestimación perpetua del adversario, una soberbia digna de Sansón antes del encuentro con David, le han impedido al oficialismo advertir hasta qué punto sus desaciertos y transgresiones han privado a su gestión del alcance que tuvo alguna vez. Yendo por todo como lo ha hecho y sigue haciéndolo, ha despertado en la sociedad una resistencia a la arbitrariedad y el despotismo que parecía extenuada en la resignación. Lejos de inducir a la reflexión, esta disonancia entre demanda social y propósitos gubernamentales ha reforzado el fundamentalismo oficial. Corporativos y golpistas, desestabilizadores e inmorales, califican a los que se niegan a identificar la palabra gubernamental con lo inequívoco y sus conductas con lo invariablemente correcto. Es, en suma, el festín del maniqueísmo.
Lo que los funcionarios y adeptos al Gobierno llaman con desprecio democracia formal es lo que otros preferimos caracterizar como democracia constitucional. Es decir, una democracia subordinada al principio de una ley que acota el poder de quienes representan, en este caso, al Poder Ejecutivo. En otros términos: quienes creen en la ley, republicana y democráticamente entendida, descreen de los hombres iluminados. Confían en la Constitución y no en los líderes providenciales.
Recientemente, el valor indispensable de las investiduras volvió a cobrar relieve. Lo probó la decisión de la Cámara Civil y Comercial Federal de ejercer su magisterio con autonomía. El límite tan temido se hizo sentir. Pero también se han hecho sentir el sonido y la furia -diría Shakespeare- que ese límite impuesto suscitó en quienes no lo toleran. La transición, afanosamente buscada, de la democracia representativa a la autoritaria exige ese vendaval de agresiones que ha sufrido y sufre la Justicia; ese aluvión de pronunciamientos prepotentes que ha caído sobre sus representantes. El último fue el insulto liso y llano que el jefe de Gabinete le dedicó el sábado a la mencionada Cámara.
Si esa embestida inclemente resultara infructuosa a mediano plazo, el porvenir del autoritarismo en la Argentina podría verse comprometido. Esto es lo que, en alguna medida, se ha insinuado en los acontecimientos más recientes.
Una abrumadora monotonía conceptual se perfila como el único horizonte posible para el porvenir del relato oficialista. Su poder de persuasión ha decaído, salvo allí donde la ideología reemplaza al pensamiento. Ese discurso perdió el sentido del presente. Y al porvenir no se accede sino desde él. Al Gobierno le queda el pasado; la improbable hazaña de convencer a las mayorías de que es válida la polarización entre réprobos y elegidos.
Más allá de estos anhelos de incierto desenlace, algo nuevo empieza a pasar. Donde todo parecía clausurado, se ha abierto una pequeña ranura. Por ella ingresa ese hilo de luz llamado la ley. En ella se deja presentir el futuro, aunque lo haga aún tímidamente. Pero nos equivocaríamos si creyéramos que el pasado no sigue siendo, de la mano del Gobierno, poco menos que la figura estelar de la actualidad.
La presunción de que el acotamiento impuesto al Poder Ejecutivo en ocasión del llamado 7-D por una Justicia que se reivindica independiente constituye un acto violatorio del orden constitucional, revela hasta qué punto el oficialismo necesita eludir todo control para poder llevar a cabo su proyecto político.
Recordaba hace poco en estas páginas Roberto Durrieu (h.) algo sustancial: "Hay que volver a la visión democrática de Montesquieu: balance y debida división de los tres poderes, tal como lo describe en El espíritu de la ley , de 1750". Esta vuelta requerida no invita a una recaída en algo que ha quedado atrás. Propone el desafío de un paso adelante; un paso hacia lo que, entre nosotros, sigue siendo una deuda impaga. Una tarea y no un residuo. Toda nuestra historia prueba que hemos sido perseverantes en la proclividad a vivir fuera de la ley. Hoy esa propensión arcaica gana cuerpo nuevamente en la Argentina. Y si ahora se maquilla para presentarse como un proyecto innovador, también es cierto que la Justicia ha demostrado que quienes la representan no están dispuestos a extenderle a la República un certificado de defunción.
Estamos en el reino del revés, como ha sabido decirlo María Elena Walsh. El Gobierno, más allá de haber obtenido el viernes un fallo de primera instancia favorable a su pretensión, pretende convertir en subversivo el orden constitucional mientras asegura estar defendiéndolo. Es preciso que las palabras vuelvan a ser pronunciadas con responsabilidad. Somos, invariablemente, lo que hacemos con ellas. Es preciso que entre las conductas y lo que las investiduras significan vuelva a correr el aire limpio de la coherencia.
Pocas veces el derecho -su jerga, sus instancias judiciales, sus protagonistas- estuvo en el centro de la atención pública como en estas semanas. En ellas, el Poder Judicial ha pasado a ser fuente de inusuales expectativas sociales. Y no es para menos. En el marco de su dominio se decide hoy, con especial intensidad, buena parte del porvenir institucional de la Nación. El estruendo callejero de esta primavera se ha convertido en un tenso silencio esperanzado. El de una sociedad que necesita saber si sus reclamos en favor de la soberanía de la ley y de una vida política y económica vertebrada con decencia han sido escuchados o no.
FUENTE: LA NACIÓN

Teoría y práctica cristinista del "vamos por todo" Por Beatriz Sarlo


Tanto se habla del "relato" que muchos aceptan que una narración todopoderosa sea la llave maestra del pensamiento K. Si por relato se quiere decir que Cristina Kirchner ha cambiado su propia historia personal, acercándose cada vez más al pasado que hoy le habría gustado vivir, en efecto, allí hay un relato embellecedor(militante setentista arriesgada, y no simplemente activista universitaria que se refugia en la Patagonia para reciclarse como abogada exitosa). Pero la eficacia de un discurso político no depende sólo, ni siempre, de una narración.
Es cierto que la política necesita de "ficciones", pero su discurso está muy lejos de agotarse en ellas. Hay más que relatos. Hay ideologías que no son reductibles a una secuencia de peripecias; hay conductas repetidas que se sostienen en discursos no narrativos.
Hay tradiciones e identidades, hay modos de pensar y de sentir: "formas de la mente", se las ha llamado. El relato es menos que todo esto; en realidad, el relato es posible porque todo esto lo organiza, le da una dirección, una moral, personajes. No al revés.
Un rasgo típicamente kirchnerista es la organización de los hechos según un esquema vertical de amigo-enemigo, donde el mal está definitivamente de un lado y el bien, el valor y la virtud, del otro. Amigo y enemigo pueden variar según los relatos que se utilicen para representarlos. Lo que no cambia es el eje del mal que los separa. Esta división clara y fácilmente comprensible es atribuida a la influencia de Ernesto Laclau y su teoría del populismo. Se simplifican demasiado las complejidades teóricas de Laclau. Sus textos no son guías para la práctica, sino interpretaciones.
Por eso, no me parece interesante demostrar que la Presidenta ha leído a Laclau, aunque haya recibido, según se deja trascender, su influencia intelectual. Los libros de Laclau demandan un entrenamiento en filosofía política y teoría psicoanalítica, de Schmitt a Lacan, parte baja. Los reportajes de Laclau, en cambio, son una versión sencilla de sus tesis principales, que no ponen a sus lectores en la obligación de entender una compleja teoría de la hegemonía. Los que siguen a Laclau por los medios (reportajes gráficos y en los canales públicos) pueden, más fácilmente, captar que la hegemonía consiste en que un sujeto o un interés particular se convierte, por la acción política, en representante universal. Justamente el sueño filosófico de Cristina: ella como nombre que sintetiza a todos y todas.
Quizás en fascinantes e hipotéticos diálogos entre la líder y su filósofo esto haya iluminado la matriz conceptual (preexistente) del cristinismo. Por otra parte, la intransigencia presidencial, su autocentramiento son anteriores a que el académico argentino radicado en Gran Bretaña se convirtiera en escritor faro de la teoría K. La Presidenta tiene una mentalidad política formada, como la de casi todo el mundo, con retazos que, además, se tejieron con su historia dentro del peronismo, sus experiencias de gobierno y las de su marido, y esa zona más difícil de definir, pero que pesa, digamos: un temperamento.
La Presidenta es una jacobina, a la medida, claro está, del teatro político local. Jefa de un gobierno sobre el cual caen muchas impugnaciones y sospechas, es una rara jacobina que prescinde de esa moral implacable, cuyo sostenimiento hizo que Robespierre recibiera el nombre de "el Incorruptible". Pero, como escribe Remo Bodei de los jacobinos franceses, está convencida de que gobierna en "circunstancias extraordinarias", provocadas por enemigos internos o externos, a las que, por lo tanto, corresponden "condiciones de excepción" en el ejercicio del poder. Para el jacobinismo las circunstancias son siempre extraordinarias, igual que para Cristina Kirchner. Los seguidores de la Presidenta, ese grupo de encandilados por la misión desmonopolizadora, ejercieron esta semana un jacobinismo a la medida de las posibilidades.

CARÁCTER ABSOLUTO

El "vamos por todo" tiene ecos jacobinos. Hay que detenerse en esa fórmula belicosa, que la Presidenta alienta. Quedará en la historia política junto con otras de igual carácter absoluto. No es simplemente una consigna. Quienes todo el tiempo analizan, justamente en los medios oficialistas, los discursos políticos opositores, no pueden, de buena fe, negarle su carácter amenazador. "Vamos por todo" dice lo que quiere decir, porque, además, no lo canta sólo la tribuna en un arrebato de entusiasmo. Allí están los planos de televisión donde la Presidenta la comunica, la pide, la celebra, la gesticula.
La historia argentina ha pasado por otros momentos del "vamos por todo": en 1955, cuando una alianza cívico-militar derrocó a Perón, también se fue por todo y vivimos 18 años de proscripciones, injusticias, golpes de Estado. La dictadura de 1976 también vino por todo; se pensó fundacional y, con esa certidumbre, también fue por miles de desaparecidos, muertos, presos y torturados. Nada une ideológicamente a la Presidenta con estos dos hechos malditos. Repito, por si no se entendió: nada une a la Presidenta con estos hechos. Sin embargo, cuando Cristina Kirchner se agita bajo el influjo del "vamos por todo", está pisando un territorio peligroso donde se excluye al otro.
Hay que tomar en serio el "vamos por todo". No es un relato, es una explícita declaración de intenciones. No es un subterfugio narrativo para engañar a partidarios ni a enemigos. Es algo que la Presidenta y sus lealesdesean y creen que puede obtenerse. Ir por todo implica no dejar nada a nadie: a los enemigos ni justicia. Así se cierra el círculo vicioso de la virtud jacobina en su versión criolla.
Pese a este temperamento político, ¿podría la Presidenta atenuar el rigor del "vamos por todo"? Cristina Kirchner no militó en la izquierda revolucionaria de los años setenta, una de cuyas fracciones, la pro China, leía a Mao Tse-tung. De allí viene uno de los más fieles escuderos de los Kirchner, que los acompañó en la larga marcha desde Santa Cruz hasta Buenos Aires: Carlos Zannini. También yo estuve en el maoísmo; lo aclaro antes de que alguien tenga que consultar mi carpeta en alguna parte.
Dos libros de Mao fueron sagrados en esos años: A propósito de la práctica A propósito de la contradicción . Este último, sobre todo, publicado en 1937, se leía como un manual de acción política. Es un texto pensado para un gigantesco ejército y partido de origen básicamente campesino. Fue pedagogía de millones, y los maoístas occidentales lo venerábamos. En A propósito de la contradicción , Mao explicaba, como giro inédito de la dialéctica para convertirse en doctrina de multitudes, que, a fin de resolver correctamente un problema es necesario distinguir la presencia de dos tipos de contradicciones: la principal y las secundarias. El político (el partido) al diagnosticar la contradicción establece un campo enemigo y un campo propio, de amigos y, eventualmente, de posibles aliados. La contradicción principal debe regir todos sus movimientos. Si el político se equivoca en el señalamiento de la contradicción principal, su estrategia está destinada al fracaso. O sea que, pese a la simpleza del argumento, la ciencia del político es la de ese diagnóstico.
La Presidenta, durante todos estos años, parece moverse con la idea de una contradicción principal, que subordina todo lo demás. Esto fue bien evidente con la ley de medios audiovisuales. Pero, justamente (no se lo señaló Zannini, que quizá lo haya olvidado), pasó por alto todos los aspectos de esa contradicción y sobre todo se equivocó al convertir el enfrentamiento con Magnetto en su propia contradicción principal. Erró el diagnóstico, designó al Grupo Clarín como enemigo principal y subordinó todo lo demás a este enfrentamiento. Fue una especie de maoísta equivocada.

LA POLÍTICA COMO GUERRA

Es difícil no equivocarse si, a la trama hecha de complejidades superpuestas de la política actual, se la piensa en términos binarios, provengan de donde provengan. Hace muchos años, el dirigente e intelectual comunista italiano Pietro Ingrao discutió con los más doctos de la izquierda que leían a Carl Schmitt (una de las fuentes filosóficas de Laclau). Ingrao se oponía a una vulgata filosófica de Schmitt que identificaba política y guerra. Juan Carlos Portantiero me acercó entonces una intervención de Ingrao que llevaba como título "Contra la reducción de la política a guerra". Ingrao no responsabilizaba directamente a Schmitt de esa reducción fatal, sino que polemizaba con algunos de sus seguidores. Pensaba que éstos entendían la política "exclusivamente como dominación", cancelando las soluciones concertadas y la participación. Anulaban, de este modo, las fuentes de la legitimación política. En el fondo, Ingrao creía descubrir la amenaza de la fuerza. Si se concibe a la política sólo como enfrentamiento, se pasa por alto la articulación del poder en las sociedades del capitalismo avanzado. De este modo, se congela el conflicto y se obstaculiza el surgimiento de soluciones dinámicas, en evolución, porque todo se juega a una victoria final. Se tiene, finalmente, una idea estática de la hegemonía. Los planteos de Ingrao parecen hablar directamente al teatro político argentino y describir un modo de acción del cristinismo.
Cuando la Presidenta "va por todo" pisa el territorio del absoluto. Y el absoluto es siempre bélico, aun cuando las formas de la guerra no sean las de la violencia reaccionaria ni las viejas formas de la revolución. La agresividad de los discursos presidenciales no sería, entonces, sólo efecto de un temperamento político. Si un sujeto político "va por todo", ¿qué queda para otro sujeto que no forme parte de ese afortunado colectivo?
La reelección indefinida es necesaria para un "vamos por todo" extendido en el tiempo e irrevocable. Esto lo expresa claramente otra consigna K: "Cristina eterna", para la cual todavía no he encontrado una teoría diferente a la de las reelecciones indefinidas de otros países americanos y de las provincias argentinas. Habrá que consultar los manuales de filosofía política leídos por Alperovich.

CRISTINA DIXIT

Enfrentamientos en cadena nacional
En sus discursos, la Presidenta ha identificado con claridad a sus sucesivos antagonistas: el sindicalismo, los "medios hegemónicos", el Grupo Clarín y algunos periodistas, el FMI y los fondos buitres, las corporaciones y, en particular en los últimos tiempos, la Justicia, un reclamo impulsado por los ecos del 7-D.
  • "Cuando a algunos les fallan los fierros mediáticos intentan construir fierros judiciales para poder tumbar".
  • "Como Presidenta me comprometo a impulsar un proceso de democratización de la justicia"
  • "La cadena ilegal del desánimo y el temor tiene fecha de vencimiento: el 7 de diciembre"
  • "Me gustaría de corazón que todos los dirigentes, principalmente aquellos que dicen representar a los trabajadores, estuvieran preocupados por preservar y proteger las fuentes de trabajo"
  • "Mientras sea Presidenta se podrán quedar con la Fragata Libertad, pero ningún fondo buitre se va a quedar la soberanía y la dignidad de este país".
  • FUENTE: LA NACIÓN


Primer semestre de 2013: reactivación en veremos Por Roberto Cachanosky

 En los últimos tiempos se viene dando un debate sobre un posible rebote en la actividad económica, que hoy atraviesa una situación de estancamiento, por ser benignos en el diagnóstico. Seguramente, la situación de la construcción o de la actividad inmobiliaria no es la misma que la de la industria textil, por citar algunos ejemplos, pero lo que sí podríamos afirmar es que lejos estamos de ese rebote que algunos colegas pronosticaban para el segundo semestre de este año y que ahora han trasladado a la primera mitad de 2013.
Dada la escasa confiabilidad de los indicadores de actividad del Indec, podemos usar algún dato indirecto para vislumbrar qué está pasando con el nivel de actividad económica. Si miramos la recaudación tributaria de los primeros once meses de este año, el aumento fue del 25,7% versus el mismo período del año anterior. Siendo optimistas, empata la inflación real. Pero si uno analiza dos impuestos que suelen reflejar el nivel de actividad interna, como son el IVA DGI y el impuesto al cheque, se encuentra con un escenario diferente.
Veamos primero el impuesto al cheque. En los primeros once meses de este año creció el 20,8% en forma interanual, claramente por debajo de la tasa de inflación real. Vamos ahora al IVA DGI, el que marca el nivel de actividad interna. En los primeros once meses de este año creció el 32,7% con relación al mismo período del año anterior. En principio, por encima de la tasa de inflación, lo cual indicaría que no hay recesión. Pero el truco está en que la AFIP está pagando menos devoluciones y reintegros de IVA por exportaciones. Si uno corrige los números de IVA DGI según las devoluciones similares al año pasado y las ajusta por inflación, el aumento del IVA DGI está en el orden del 28 por ciento. Le pega en el poste a la inflación. Estos dos datos nos indican que el nivel de actividad está por lo menos languideciendo y, tal vez, haya más economía en negro ante la fortísima carga tributaria que aplica el Gobierno sobre los sectores que trabajan en blanco.
Otro dato que muestra el problema de actividad es el déficit fiscal. Quitando la contabilidad creativa, mis cuentas dan que el tesoro lleva acumulados unos $ 44.000 millones hasta octubre. Sólo con ver cómo se dispararon los adelantos transitorios del Banco Central al Tesoro (pura emisión monetaria para financiar el rojo fiscal) vemos que la recaudación no alcanza para financiar el populismo imperante. Al 30 de noviembre de este año, el stock de adelantos transitorios sumó $ 103.280 millones. Casi el doble de un año atrás, impulsando el proceso inflacionario.
La pregunta es: ¿por qué el fallido pronóstico de reactivación del segundo semestre de este año puede ocurrir en el primer semestre del año que viene? ¿Qué factores moverán la demanda el próximo año con un Estado comprometido fiscalmente?
Las exportaciones siguen cayendo a pesar de los buenos precios que rigieron para la soja durante buena parte del año. Todavía no sabemos qué ocurrirá con los rindes, dado que las lluvias están retrasando la siembra. Además, si el modelo sólo depende de una buena cosecha de soja con altos precios internacionales, más que un modelo es una lotería que depende de la lluvia y del contexto externo para los precios de exportación. Un modelo que se jacta de sustituir importaciones e industrializar al país no puede estar nuevamente rezándole a la santa soja que lo salve de la recesión.
La otra apuesta es Brasil. Que se reactive con fuerza para que demande productos argentinos. Nuevamente, no sería virtud del modelo, sino de la suerte de lo que ocurra en otro país, y eso está por verse.
Además, si bien el Gobierno viene acelerando la tasa de devaluación, el tipo de cambio oficial sigue corriendo detrás de la inflación, y el retraso acumulado ya es lo suficientemente importante como para que muchos sectores vean inviable el mercado externo.
Por el lado de la inversión, hay que olvidarse; nadie va a invertir un dólar en un país en el que los derechos de propiedad están condicionados a los caprichos del Gobierno y a las arbitrariedades de un funcionario de rango menor.
Por otro lado, ¿de dónde saldrá el ahorro, ingreso no consumido, que financiará las supuestas inversiones? La gente no vuelca sus ahorros al mercado de capitales, por lo menos en cantidad suficiente como para sostener un proceso de inversiones de largo plazo. Dicho en otras palabras, con estas reglas de juego, tanto la demanda como la oferta de ahorro para inversión serán mínimas, y el Estado está en serios problemas fiscales como para financiar obras públicas.
Lo único que estaría quedando es el consumo interno. Y aquí se abre un gran interrogante. ¿Pueden las empresas soportar incrementos de salarios superiores a la tasa de inflación como ocurría en los años anteriores, con menos unidades vendidas y costos crecientes por inflación? ¿Pueden aumentar los salarios cuando la demanda laboral está un 20% por debajo de abril de 2002, que fue el peor mes del peor momento de la crisis 2001/2002?
No soy vidente, sólo economista; por lo tanto, la lógica me indica que la supuesta reactivación del primer semestre de 2013 todavía tiene un gran signo de interrogación.
fuente: La Nación

domingo, 16 de diciembre de 2012

Premios Turro 2012. Por Alejandro Borensztein


La ceremonia de entrega de los Premios Turro, que anualmente otorga el Club de los Malos, es nuestra gran fiesta de fin de año. Esta vez los organizadores propusieron hacerla temática, y eligieron un asunto entrañable: el transporte público , uno de los arietes preferidos del CDLM y un verdadero símbolo de la demolición espiritual y moral de los pobres corderitos de Dios.
El evento se realizó en una estación de subte especialmente ambientada. Las mesas estaban dispuestas sobre una gran plataforma que unía ambos andenes por sobre las vías. Frente a uno de los túneles por donde asoman los trenes se instaló un escenario y en el túnel opuesto se proyectaban imágenes emblemáticas del año como los cortes de luz, cadenas nacionales, Ciccone, el INDEC, la tarjeta SUBE, los gendarmes, los estudiantes de Harvard, etc. Cada vez que en el video aparecía Guillermo Moreno, todos aplaudían.
En el escenario, unas bellísimas bailarinas se movían escondiendo sus rostros tras una careta de Raúl Moneta que, al correrse, dejaba ver otra careta de Vandenbroele, debajo de la cual aparecía otra careta: la de Boudou. Un número obvio, pero simpatiquísimo.
La ceremonia arrancó con uno de los platos fuertes: Premio Turro, Mejor Labor Opositora . Entregaban la estatuilla los ganadores (premio compartido) del año pasado: Ricardo Alfonsín y Duhalde, ambos responsables de arruinar, en las elecciones 2011, la posibilidad de confeccionar un frente electoral de centro derecha y otro de centro izquierda. Todos suponían que ganarían los talentosos fachos que el CDLM infiltró en el cacerolazo del 8N para desacreditarlo. Sin embargo, el ganador fue la agrupación PROPeronista “La Solano Lima” que, en ese mismo 8N, paseó un camioncito con las imágenes de la Presidenta y su vice colgados de una horca en Plaza de Mayo. Una bandita con un potencial increíble. Se quedó sin premio el radical Leopoldo Moreau, que también se lo merecía por su constancia en pos de destruir la UCR .
Obviamente, el otro gran momento fue el anuncio del Premio Turro,categoría Mejor Labor Oficialista . ¿Quién le hizo más daño al gobierno en 2012? ¿Quién se llevaría la estatuilla que supieron ganar Antonini Wilson en 2008, Luis D’Elía en 2009 y Ricardo Jaime en 2010? ¿Sería la imagen de la Presidenta en Rosario gritando “vamos por todo”? ¿Ganaría finalmente Moreno, un eterno candidato? Premio en mano, Sergio Shocklender, el ganador 2011, anunció: “And the winner is… Amado Boudou!!” El aplauso unánime se contradecía con el enojo de Timerman, otro eterno postergado.
“¿Qué más tengo que hacer para ganar?” comentó el canciller con sus compañeros de mesa, unos terroristas iraníes invitados por él mismo que llegaron disfrazados de odaliscas para engañar a la Interpol.
En otra mesa, el gobernador Alperovich mostraba orgulloso sus dos trofeos: categoría Mejor Labor Federal (le ganó a Gildo Insfrán de Formosa por pocos votos) y el que obtuvo con su mujer, Beatriz Rojkés de Alperovich, en la categoría Doble Mixto .
La categoría Mejor Labor en Traición de Reparto la ganó el vicegobernador Mariotto y el premio lo entregó el ex vicepresidente Cobos. Ambos sonrieron para la foto en una muestra de sana convivencia guacha.
El nerviosismo aumentaba. ¿Quién se llevará el Turro de Oro 2012 ? ¿Schiavi? ¿Cirigliano? ¿Se animarán a dárselo a De Vido por sus diez años junto al transporte público? ¿O recibirá el premio a la trayectoria? ¿Y quién se llevará el Premio Turro a la Mejor Labor en Justicia? ¿Los jueces de Tucumán? ¿Oyarbide? ¿El ministro Alak? Una categoría muy peleada, donde es difícil elegir quién le hizo más daño a la Justicia .
De pronto, en el escenario se dispusieron grandes fotos de Magdalena, Sábato, Gil Lavedra, Strassera, Arslanián, Lanata, Sarlo, Alfonsín, Donda, Caparrós, Abraham, Kovadloff, Sebreli, Tenembaum, Bonasso, Eliaschev, Birmajer, Sábat, Binner, Stolbizer, Pérez Esquivel, Campanella, y muchos más.
Con los retratos de fondo, el CEO del Club reveló el Gran Premio Turro de Oro 2012 : una sustancia especialmente elaborada por el Departamento Científico del CDLM y que fuera vertida en el agua que beben los miembros y referentes del gobierno nacional. La pócimatiene la virtud de envenenar sus mentes y hacer que vean en los otros el enano fascista que ellos mismos llevan adentro.
Los comensales escuchaban admirados el relato sin saber que en sus propias copas se había puesto la perversa sustancia que explica el presente nacional. El efecto es inmediato y en minutos los asistentes empezaron a los gritos. Frente al retrato de Victoria Donda, que nació en la ESMA, algunos gritaban: “¡Sos cómplice de la derecha y el fascismo!” Otros se paraban frente al retrato de Gil Lavedra, uno de los jueces que condenaron a las Juntas en 1985, y le gritaban: “¡¡Sos un enemigo de los derechos humanos!!” Boudou, con su premio en la mano y un escudito de la UCeDé en el ojal, le gritaba al retrato de Magdalena: “¡¡Vos apoyaste el neoliberalismo de Cavallo y Alsogaray!!” La ira inoculada en las copas de los invitados consumía la racionalidad de sus espíritus. Volaban panes, copas y sillas. El CEO bramaba: “¡Hemos logrado desatar la furia irracional entre argentinos!” .
En el medio de la batahola, sonaron las sirenas que anunciaban la tradicional ceremonia dorada de fin de año. Los principales jerarcas del CDLM corrieron hacia el cuartel general de la organización. Subieron a la terraza del edificio y, una vez allí, bragueta en mano, se pararon en el borde de la cornisa. Frente a la ciudad que yacía a sus pies escucharon las oraciones del líder.
“No importa cuán devastados estén los tiernos Corderitos de Dios. Nunca es suficiente. No debemos dormirnos en los cactus. Miembros del CDLM, abrid vuestras braguetas y marcad territorio . ¡Meadlos!
”.
Una tenue lluvia dorada comenzó a caer sobre las cabezas de los pobres corderitos que caminaban por la calle. Felices desconocedores de nuestro accionar, aún creen que sus desgracias son producto de la impericia ajena o de la desidia de sus dirigentes . Ignoran que en cada carencia de su barrio, en cada vagón de su tren, en cada atropello a sus derechos o en cada despojo de su dignidad no se oculta un destino meado por los perros, sino el implacable trabajo de una organización cuya existencia explica lo inexplicable. Las cosas son como son porque nosotros hacemos lo que hacemos.
Todo lo que ha ocurrido en el pasado ha sido obra del Club de los Malos. Todo de lo que ocurre ahora también. Y por supuesto, todo lo que vaya a ocurrir. Fue un gran 2012.
Ya llega el 2013 . Preparaos
fuente: Clarín

Entrevista a Santiago Kovadloff. 16/12/12


“Este gobierno cree ser providencial pero depende de los hombres grises”

POR FABIÁN BOSOER

Más allá de un relato que cree en un liderazgo salvador y una mística política apasionada, las decisiones suelen terminar en manos inesperadas y opacas, dice este prestigioso escritor.

El Gobierno está perdiendo los hilos de un relato mágico que descansa en un liderazgo providencial pero termina dependiendo de los “hombres grises”, aquellos personajes que de manera inesperada tienen en sus manos decisiones de las que derivarán cosas mucho más importantes y trascendentales que no pudieron hasta entonces ser resueltas. Es la visión de Santiago Kovadloff, escritor y ensayista, en esta conversación desde su privilegiado atalaya. La propuesta: inscribir un balance de este 2012 que termina en la perspectiva de los 30 años de democracia que se cumplirán el año que viene. En una Argentina acostumbrada a transitar “a golpe de encrucijadas”.
¿Qué nos deja este 2012? 
Yo diría que entre mayo y noviembre se definieron los hechos que le infundieron a la realidad política del país un perfil característico. Hacia mayo quedó más o menos claro que la Presidenta de la Nación no tenía el proyecto de proseguir con el estilo político de su esposo. Hacia noviembre quedó en claro que la sociedad argentina no estaba dispuesta a respaldar mayoritariamente ese estilo introducido por la Presidenta. En diciembre se produjo el corolario, la irrupción de una Justicia que aparece como voz alternativa, para decirle al Gobierno “todo no” y “de este modo, tampoco”.
¿Hay un choque de interpretaciones acerca del momento que estamos atravesando? 
Exactamente, creo que hay dos conceptos del tiempo que están vinculados a la idea que tenemos de la constitucionalidad. El Gobierno aspira a introducir un concepto del tiempo que está regido por la perpetuidad: gobernar es perpetuarse. La oposición y la Justicia se ven obligadas a defender un concepto del tiempo en el que lo perdurable es la ley y no quién la representa. Para el Gobierno el providencialismo, unido a la persona que ejerce el poder, es fundamental. Normalmente las personas providenciales no tienen descendencia. Desde el concepto del tiempo como alternancia en el ejercicio del poder, la descendencia estaría asegurada, porque no se le pide que sea idéntica la del hijo a la del padre. Quien hereda el poder no está obligado a repetir la figura paterna; es un concepto bastante psicoanalítico de la identidad, porque descansa sobre la presunción de que la diferencia asegura la continuidad.
¿Qué pasa con un movimiento político -el peronismo, hoy el kirchnerismo- que, como ningún otro, tuvo y sigue teniendo una notable capacidad para ejercer el poder, mantenerse en él, adaptarse a las distintas épocas, responder a diferentes desafíos, y al mismo tiempo tiene esta limitación intrínseca tan definitoria de no saber cómo resolver la continuidad o la sucesión? 
Es así, no saben cómo continuar: saben que no pueden sino continuar. Y la tensión dramática que los absorbe es la que nace de esa necesidad imperativa, y de esa dificultad evidente, entre el deseo y la posibilidad. A mí me parece que el Gobierno cuenta a su favor con la rentabilidad de un sector social que, habiendo padecido y padeciendo aún la exclusión, está dispuesto a seguir hipotecando su condición cívica en la subsistencia. Y el Gobierno especula con eso.
¿A falta de algo mejor? 
A falta de algo mejor, durar tiene sentido. Es curioso, porque se diría que la finalidad de un gobierno democrático y progresista es otorgar la dignidad cívica a quienes carecen de ella, que les permita proceder con autonomía. Aquí pareciera que la autonomía es un riesgo -la autonomía de la ley y la autonomía del electorado, la autonomía de los marginados, aquellos que pueden reincorporarse a la sociedad con derecho y educación-. Me parece que la gran rentabilidad de los gobiernos populistas descansa sobre las posibilidades que brinda la dependencia económica de los sectores menos favorecidos. Y también, sobre el oportunismo siniestro de quienes teniendo recursos no conciben a la Nación como un proyecto unitario, convergente, sino como posibilidad de privilegiar sus propios intereses. Esa convergencia entre necesitados, en el orden de la subsistencia y egoístas en el orden de sus intereses puramente sectoriales, le ha permitido al Gobierno ganar con holgura las elecciones del 2011. Pero me parece que las condiciones propicias para que eso siga ocurriendo ya no están dadas.
¿Qué cambió?
Cambió, fundamentalmente, la posibilidad de abastecer la doble necesidad que tiene con prebendarios y utilitarios. Cambió también algo muy importante: el perfil de una clase media que empieza a intuir que si sus derechos no están inscriptos en un proyecto de país, terminan por ser violentados y frustrados. Algo incipiente empieza a insinuarse y es la idea de que vivir dentro de la ley permite a un país desarrollarse equitativa y favorablemente a cada uno de sus sectores. Es una insinuación muy leve, una luz que entra por una pequeña ranura. Nos falta aún cultura cívica para comprender que la ley es mucho más que el cumplimiento de una orden, que es un proyecto de vida.
Grandes relatos, personajes providenciales, circunstancias excepcionales, épicas intensas. ¿Qué pasa con un país acostumbrado a vivir de este modo?
El nuestro es un país que ha optado, en buena medida, por un fervor sustitutivo del pensamiento. El fervor viene a ser un sucedáneo del pensamiento allí donde hay dificultades para meditar, para darse tiempo, para reflexionar y dialogar. El fervor es siempre el que enmascara la inconsistencia de muchas iniciativas. Promover el fervor es pedirle al electorado que se deje gobernar confiando en sus líderes como figuras salvadoras o indispensables. El “síganme” de Menem está vivo.
¿En dónde lo ve?
Por ejemplo, en la forma en que el Gobierno promueve el maniqueísmo. Al decirnos que estamos en un mundo que se divide entre réprobos y elegidos, hay alguien que entendió. Y si hay alguien que entendió que somos réprobos o elegidos, ese alguien es el que merece nuestra confianza para terminar de liberarnos del mal; oigámoslo, obedezcámoslo. Nada de introducir las preguntas; las preguntas siembran confusión. Lo importante es la obediencia debida, que también sigue viva junto con el “síganme”. Hemos regimentado nuestra sociedad, al hacer de los liderazgos fuentes de conocimiento indiscutible.
¿No se está agotando también esa creencia en los liderazgos providenciales?
Yo diría que llegamos a fin de año fuertemente impregnados por el desencanto. El relato oficial sólo tiene credibilidad allí donde la ideología ha sustituido al pensamiento. Pero ese relato empieza a evidenciar un fuerte anacronismo, una pérdida de verosimilitud social y esto se debe al hecho de que la desmesura con que el Gobierno ha procedido sembró miedo en la sociedad. La Presidenta pidió que se le temiera y lo consiguió. Creo que buena parte de la sociedad argentina no acuerda con la contundencia autoritaria del discurso oficial, porque es un discurso que violenta. Ahí sí que hay una huella de aprendizaje interesante.
¿En qué sentido?
Cuando el oficialismo empieza a reincidir en la violencia discursiva, despierta el fantasma de un temor que no hubiera querido despertar, pero que ha despertado, y es la convicción social de que la palabra debe ser promotora de acuerdo, de serenidad y no de hostigamiento. Esto pareciera también estar vivo en nuestra sociedad: la gente quiere paz. Diría algo más, la figura de Daniel Scioli es, en cierta medida, depositaria de simpatía social porque más allá de cualquier otra caracterización, es un hombre sereno y su serenidad, aun cuando los contenidos que la caracterizan no siempre resultan claros, es proveedora de un tono que a la sociedad le insinúa una actitud más aplomada y mesurada.
¿Cómo interpreta el modo en que la Presidenta entiende su segundo mandato y las apuestas re-reeleccionistas del oficialismo? 
Creo que ella es proveedora de una visión fuertemente redencionalista o apocalíptica. Ella está promoviendo la transición de la democracia republicana a la democracia populista mediante un procedimiento que consiste en transformar la ley a la que el poder debe someterse, en la ley que debe someterse al poder. Ese proceso tiene una función salvífica, que es terminar con la injusticia mediante la instauración de un régimen monológico, en el cual el prójimo sólo tiene una función y es confiar en el poder, sin querer compartir con el poder el debate sobre su sentido.
¿Cuál es el límite a este relato de la política como batallas permanentes, que nunca terminan y se resumen en el “vamos por todo”? 
Yo creo que los signos de agotamiento que puede presentar el discurso oficial no implican necesariamente la extinción de la expectativa de fe en lo providencial. Se desplaza esa búsqueda de providencialismo en el “tiene que aparecer alguien”. Es el drama que tiene el Gobierno cuando no sabe en quién delegar el poder si no recayera en la Presidenta en las próximas elecciones.
¿Qué puede suceder entonces?
Es interesante: detrás de ese vacío ocupado por los líderes providenciales, cuando éstos no aparecen o flaquean o agotan su crédito encontramos los personajes grises sobre los que recae la responsabilidad de tomar decisiones de enorme alcance colectivo. Pero, por el lugar que ocupan, o que llegan a ocupar, alcanzan un protagonismo inesperado y desmedido: un ministro, un secretario, un vicepresidente o un juez. Figuras que son lanzadas, de pronto, a ocupar cargos de enorme relevancia y son profundamente disonantes con su investidura. Se espera de ellos obediencia, pero puede ocurrir también que desobedezcan y en ellos termina descansando la expectativa de un cambio de rumbo. Este gobierno cree ser providencial pero depende mucho de los hombres grises. Y su suerte parece quedar en muchas ocasiones en manos de ellos. Es otra consecuencia de la escasa credibilidad en la ley de la que el populismo se nutre.
Fuente: Clarín

domingo, 9 de diciembre de 2012

¿Quién dice que son aburridos?. Por Alejandro Borensztein


Hay mucha gente preocupada en el país. Son aquellos que, superado el 8N, el 20N y el 7D, temen que no nos quede ninguna fecha divertida por delante. Ciudadanos que deambulan por las calles inundadas creyendo que nos encaminamos hacia un fin de año triste, gris, amargo, escandinavo, sin emociones. ¿Será que el Gobierno nos acostumbró a vivir en esta adrenalina de conflictos inútiles ? ¿Estamos preparados para una oscura y monótona etapa de normalidad político-institucional? ¿Es el bolonqui nacional un viaje de ida, una droga que provoca dependencia? Hay quienes piden organizar alguna nueva fecha dramática así todo el país se pasa el verano con el culo a cuatro manos y nadie se aburre.
Sin embargo, también somos muchos los que sospechamos que no hay peligro de aburrimiento y que afortunadamente nos esperan semanas, meses y seguramente años de nuevas y divertidas travesuras. El kirchnerismo tiene la rara habilidad de tomar un problema menor y convertirlo en un despelote descomunal . Está en su esencia y tal vez esta sea su mejor estrategia para no ocuparse de lo importante. Y si no, pregúntenle al tipo que viene colgado del Sarmiento, con un sueldo en el bolsillo carcomido por la inflación y el mínimo no imponible, sin calentarse demasiado porque sabe que lo más probable es que se lo choreen en la puerta de su casa, cuando va llegando ansioso para ver Spolsky TV y enterarse de lo lindo que anda todo.
El Gobierno está como loco porque se le arruinó el 7D. Absurdo. ¿Para qué quieren la ley de medios si total, con la crisis de energía que tenemos y los cortes de luz, no hay manera de mirar televisión ?
En los últimos días, hemos vivido momentos inolvidables, y oído expresiones deliciosas. Boudou dijo que “lo que dice la Iglesia no le importa a nadie” (rara manera de seducir al electorado cristiano). Bossio, el de la ANSeS, declaró que “los fallos de la Corte sobre las jubilaciones no tienen ninguna implicancia” . Aníbal Fernández dijo que “le dan vergüenza dos jueces de la Corte” por las intachables Carmen Argibay y Elena Highton de Nolasco (y tiene razón, nada que ver con el orgullo que le daban los miembros de la Corte menemista). Correa minimizó (por no decir justificó) en suelo argentino el atentado a la AMIA frente al vergonzoso silencio de todo el Gobierno. Kunkel bramó“hay un intento de golpe institucional” y Sabbatella, entre tantas cosas, dijo que “ahora la Corte deberá estar a la altura de los sueños de Néstor” . Propiamente, un republicano. Todo esto, engalanado por el despliegue de talento del ministro de Justicia Alak, un ex menemista que al decir de un amigo mío es la prueba más contundente de que el kirchnerismo es menemismo con cara de culo.
Por las dudas de que aún así alguno se aburra, en el medio de todo esto se conoció un poema de Orlando Barone llamado “La Bella Mierda” apoyando al Gobierno con párrafos de una gran sutileza literaria .
Esto provocó admiración sobre todo entre los kirchneristas que comentaban por lo bajo lo bien que los hizo quedar. Lamentablemente, fue cuestionado por alguna gentuza como el director Juan José Campanella , cuya opinión en realidad no tiene ninguna importancia porque, como todo el mundo sabe, Campanella es un fracasado que no ganó nada y lo envidia a Barone desde chiquito.
Dado el éxito, Barone escribió este otro poema que se publicará esta semana y que lo deja a un pasito del Premio Cervantes de Literatura.
Oda al orgullo kirchnerista En el cielo las estrellas, en el campo las espinas y en el medio de mi pecho, aunque mucho esto no rima, a esta manga de gorilas desde aquí yo los exhorto no me vengan con cultura vayansé a lavar el orto.
También escribió el poema de tono intimista y popular “Eyaculando sonetos” y un libro de cuentos infantiles titulado “Escrotos, ladillas y otros relatos ” que será leído en las tandas de Paka Paka.
Para fomentar nuevas expresiones de talento y evitar el tedio social, el gobierno también suele buscar nuevos enemigos. De hecho, tiene una colección guardada en el ropero. Por ejemplo, el juez Griesa, que se mandó un fallo extrañísimo y nos mató. Por suerte la Cámara de Apelaciones norteamericana aprobó la cautelar que pidió la Argentina y todos festejamos. Raro, ¿no? Para el Gobierno, las cautelares de allá son buenísimas y las cautelares de acá son un asco . Parecido a lo que pasa con la Avenida 9 de Julio: el 8N, día de la marcha opositora, mientras una multitud llenaba la avenida, el Gobierno decía que eran cuatro gatos locos. En cambio el 20N, día del paro de la CGT, mientras la avenida estaba desierta, el Gobierno decía que había un tránsito tremendo.
El rechazo a Griesa fue unánime y la mejor definición fue la de Horacio González, el de la Biblioteca Nacional, cuando dijo que el juez tiene “un rostro cadavérico, enjuto y voraz con sus mejillas hundidas y sus mechones despeinados” . Y tiene razón: Griesa es un bagayo. Nada que ver con nuestros próceres del campo nacional como Moreno y De Vido que son dos bellezas. O como Aníbal que es precioso.
Justamente fue Aníbal quien logró sumar un nuevo enemigo insultando la memoria de Augusto Timoteo Vandor, el líder sindical de la UOM en los 60. Hasta hace un tiempo había una sola CGT liderada por Moyano. Pero como la Presidenta no tenía tiempo de atenderle el teléfono, Moyano se enojó y se armaron dos CGT : la CGT opositora (Moyano) y la CGT oficialista (Calo, justamente de la UOM y de Vandor). Después de la barrabasada que se mandó Aníbal (más otras que venía haciendo el Gobierno) muchos sindicalistas oficialistas se ofendieron, por lo que no sería raro que la CGT oficialista se subdivida a su vez en dos: la CGT oficialista opositora y la CGT oficialista oficialista. Como seguramente la Jefa no tendrá tiempo de recargarle crédito a su celular , es muy posible que en poco tiempo la CGT oficialista oficialista se vuelva a subdividir en dos: la CGT oficialista oficialista opositora y la CGT oficialista oficialista oficialista. Y así sucesivamente hasta que queden 64 CGT opositoras, como en el I Ching, y un solo obrero leal al gobierno. Uno solito mi alma, sin celular pero con una lealtad de la gran puta .
Ya pasó el 7D. Hoy es el 9D. Ya llegan el 10D, el 11D, el 12D y así, día tras día, inventarán un nuevo gag. Siempre creen tener un conejo en la galera, pero cada vez que meten la mano sacan una comadreja . Para que nadie se aburra. Diversión garantizada para todos. Y todas
fuente: Clarín