lunes, 31 de julio de 2017

LA MANCHA DEL GRIEGO de Graciela Rost - Cap 1 Epi 3

Episodio 3

PREADOLESCER CONFLICTIVO

 Mientras Xander tiraba la puerta del baño hacia adentro y Ada la empujaba hacia afuera, se gritaban mutuamente respecto a la privacidad a la que tenían derecho. Los dos aún estaban furiosos, porque el otro había revelado secretos en el campamento. También y a la vez, gruñían por el uso compartido del baño.
 Bruno y Diana habían decidido experimentar con dejarlos que se las arreglaran solos e intervenir solamente si corriera peligro la vida de alguno de ellos. Así que ambos escuchaban desde la planta baja como peleaban, sin dejar de ojear los diarios respectivos.
 Xander logró meterse al baño amenazando a Ada.
 _ ¡Si no sales en este momento, te mearé! -amenazó Xander-
 Ada bajó corriendo la escalera pidiendo ayuda a los dos adultos, que parecían ajenos a los verdaderos problemas que aquejaban a la familia.
 _ ¡Me vino la regla y él se metió en el baño a la brava y sin permiso! -les gritaba Ada, incrédula por el desinterés de los padres-
 Bruno quedó helado ante esa revelación.  Diana se puso de pie y le preguntó a la niña si prefería que hablaran a solas. Ada asintió con la cabeza, mientras estallaban de furia sus ojos, que estaban a punto de llanto.
 Ambas se sentaron en la cama del cuarto de Ada. La niña le explicó que era la segunda vez que le venía y que las amigas le habían dicho que debía usar, pero no había encontrado más toallitas en el baño y por eso se demoraba en salir.
_ Xander se metió a la fuerza, cuando yo aún no había encontrado que ponerme -dijo Ada rompiendo a llorar-
 _ Tu quédate tranquila que, a partir de ahora, yo compraré toallitas para las dos y siempre podrás encontrarlas en el placar del baño. Cuando te sucedan cosas de mujeres, no dejes de compartirlo conmigo, siempre es mejor hablarlas y así te ahorrarás muchas angustias -la tranquilizaba Diana maternalmente-
 _Esto me pasa porque mi mamá ya no está conmigo -decía Ada llorando-
 _ Si bien yo no puedo reemplazar a tu mamá, sí puedo ser tu amiga. Siempre contarás conmigo -le aseguró Diana mientras la abrazaba-
Xander estaba parado en la puerta, viendo como su madre abrazaba a Ada. Diana levantó la vista con gesto de reprobación.
_ Hijo, ya no debes entrar más al baño si está Ada ocupándolo. Usa el que está en mi cuarto si estás apurado.
 Xander dio media vuelta y se metió enojado en su cuarto.
 Ada vio los celos de Xander y decidió que pasaría un momento más con Diana, compartiendo sus “cosas de mujeres”. De paso se victimizó respecto a los atropellos de Xander y sus amigos. Le contó que él, les había revelado a los chicos que ella usaba relleno en el corpiño.
 _ Tranquila niña, hablaré con Xander para que no se repitan estas cosas.
 Ada asintió mientras se secaba las últimas lágrimas.
 En su habitación Xander lloraba de bronca. Había metido su cabeza bajo la almohada y hacía correr las cuentas del komboli por sus dedos. Diana entró en su cuarto para hablarle de Ada, pero lo vio tan afligido que se sentó a su lado.
_ ¿Por qué lloras hijo?
_ Ya no tengo a nadie más. Ada se ocupa de dejarme solo en el mundo.
_ Yo soy tu mamá, sólo por eso, nunca estarás solo.
 Él la escuchó, pero no le creyó. Diana intentó explicarle que Ada se había hecho señorita; le pasaban cosas nuevas en su cuerpo, que seguramente la asustaban y que esas cosas, solo les sucedía a las mujeres. Por eso ella debía ayudarla y confortarla como mujer. Pero que él era y siempre sería su hijo más amado. Al notarlo más sereno, agregó que él debía cuidar que Ada se sintiera respetada en su intimidad. Diana le preguntó si había comprendido; Xander respondió “si” sin sacar la cabeza de debajo de la almohada.
 Diana bajó sintiendo que, por primera vez, había conseguido un genuino acercamiento con Ada y aunque su hijo sentía celos, en poco tiempo, seguramente, se le pasarían.

CUMPLEAÑOS

 Cada año en el mes de diciembre, se celebraban dos cumpleaños, uno el diez y otro el veinte. El de Xander, que era el primero, con varones y luego Ada celebraba el suyo con niñas.
 El peor día del año para uno, era el cumpleaños del otro. Todos los cumplidos, los regalos y agasajos eran para el que cumplía años, mientras el otro era “el olvidado del mundo”.
Esa vez, Diana le sugirió a Ada que invitara un par de amigas para una “pijamada”, mientras Xander festejaba con sus amigos. Las amigas de Ada llegaron antes que los varones. Se encerraron en su cuarto a escuchar música y charlar.
 Unos doce varones se juntaron en el patio con Xander a preparar chorizos a la parrilla y jugar al básquet en el arco del garaje. Ponían música estridente y gritaban los aciertos al arco de cada uno de ellos. Durante la choriziada, se sentaban con cartas de por medio a jugar competencias de truco. Luego llegaba el momento de la guitarra y la percusión. Los padres agradecían que eso sucediera solo una vez al año.
 Para el cumpleaños de Ada, Diana ofreció el mismo trato para Xander, invitando a un par de sus amigos para que pasaran con él ese día.
 Llegaron más de veinte chicas que, con música a todo volumen, bailaban en el patio y gritaban en todo momento, sin aparente razón. El grado de histeria de las niñas era desalentador. Cada año, los padres se decían que la próxima vez estarían más grandes y calmadas.

VACACIONES FAMILIARES 

 Luego de que cada año las peleas aumentaran debido al destino vacacional, esa vez el tema lo resolvían los padres a puertas cerradas y sin escuchar sugerencias de nadie. Una vez resuelto, informaron a los chicos que viajarían al mar, a una playa alejada y tranquila.
 Ambos chicos estuvieron de acuerdo en que no podían obligarlos a vivir en el destierro de otros de su misma edad y menos durante tanto tiempo. No tuvieron eco. Esas vacaciones eran de los padres y ellos solo acompañaban.
 Ambos niños aprendieron a nadar desde pequeños así que, cuando se metían al mar, los padres se turnaban para vigilarlos sin prestar más atención que la debida. Xander aprendió de muy chiquito con su padre, por lo que siempre se mostraba como eximio nadador ante Ada. 
 Ella competía con él en todo, así que cuando él entraba a nadar ella se metía para correr una carrera hasta la boya. Esa tarde en especial, los chicos no salían del agua, cosa que alertó a Bruno que se puso de pie bastante intranquilo. Los vio regresar de la boya nadando y en determinado punto, Xander se detenía, esperaba a Ada y volvían a nadar hasta la boya. Esa vez, debió ser como la décima continuada. Ada se acalambró a la mitad del trayecto. Xander ya estaba en la boya cuando la vio y nadó a toda velocidad hacia ella, lo mismo que Bruno que se lanzó al mar desde la orilla. Xander llegó primero, cuando Ada ya se estaba hundiendo. Él se sumergió y la sacó a flote mientras llegaba Bruno y la llevaron juntos hasta la orilla. La niña reaccionó luego de unos masajes que le dio su padre en el pecho. Al reaccionar escuchó a su padre hablarle a Xander.
_ ¡Gracias hijo, le salvaste la vida!
 Más que una resucitación, Ada sintió que volvía a una pesadilla sin fin, en la que habitaba ese “monstruo peludo” en todos los rincones de su vida; con su propio padre diciéndole “hijo”.

 Ese verano se notó como los niños habían crecido; sus cuerpos estaban más formados.  Xander tenía más pelo en su cuerpo. Al ser su piel tan blanca, el bello negro se le notaba más. Tenía muchas características físicas típicas de su padre, salvo porque el pelo, pese a ser renegrido, solo tenía ondas leves. Pero sus ojos, eran igual de negros y profundos que los de Andreas. El estirón de su cuerpo había sido importante y le llevaba media cabeza a Ada, que parecía que no llegaría a ser muy alta en el futuro.
 A ella se le comenzaba a notar un poco más de cintura, había aumentado su cadera; aunque no mucho los pechos. Su pelo era castaño bien abundante, largo y ondeado. Sus ojos eran verdes y la piel tenía un leve bronceado natural que, ayudada por el sol, le resaltaba más el color de sus ojos.  Diana los miraba y sacaba cuentas sobre la ropa del placar de los chicos que habría que reemplazar porque, luego de semejante estirón, ya no les cabría nada.
 Los chicos pasaban horas sin hablarse, preferían los mensajes de texto con sus amigos por celular. Ada notó que Xander cada vez que recibía un mensaje se reía. Sintió mucha curiosidad pensando que podrían estar criticándola.
 Cuando él se tiró sobre una manta a tomar sol, ella tomó sigilosamente el celular para checarle los mensajes. Xander la vio y de un salto se lo arrancó de las manos. Ella se paró y lo empujó. Él le devolvió el empujón tirando a Ada a la arena. Los padres observaban de reojo. Xander comenzó a caminar alejándose del lugar. Ella se puso de pie y corrió tras él, empujándolo por la espalda. Él se dio vuelta, la cargó sobre sus hombros y caminó con ella hasta el mar mientras Ada lo llenaba de insultos a los gritos. Él la tiró al mar y regresó caminando mientras pasaba otro mensaje de texto, esa vez, con foto incluida de Ada desparramada en la orilla del agua.
 Al verla salir del mar, corrió para no ser alcanzado. Ella se dirigió directo a parase al lado de su padre, con terrible cara de enojo y los brazos cruzados al pecho. Por fin Bruno se atrevió a preguntarle que le pasaba.
_ Quiero volver al hotel, mejor aún, quiero regresar a casa -dijo Ada con evidente enojo-
_ Es bastante tarde ya. Podríamos regresar al hotel para cambiarnos y luego salir por unos helados -sugirió Diana-
 Se lo veía llegar a Xander, aun riendo entre mensajes de su celular. Preguntó qué pasaba y le dijeron que se marcharían. Encogió sus hombros y juntó sus cosas.

 Bien vestidos y arreglados, los cuatro salieron rumbo a la heladería. La pareja tomada del brazo, como en pleno romance y, los jóvenes caminando adelante sin siquiera mirarse.
 Al salir de la heladería, Ada se tropezó con una silla y fue a parar contra Xander aplastándole su helado en la camisa, él con evidente enojo, refregó el suyo por la cara de Ada mientras ella gritaba con voz aguda que era un imbécil. Fue contra él con los puños apretados a golpearle la cara, pero Xander la sostuvo de los brazos y la levantó dejándola en el aire. Ella pataleaba para golpearle las piernas.
_ Te tiraré a la calle si me pateas -amenazó Xander-
 Ada le gritaba que la soltara. Lloraba de bronca e impotencia. Xander la soltó diciéndole que ya bastaba por ese día. Ella corrió en dirección al hotel. Ambos padres giraron en ese mismo sentido.
 La salida había terminado más rápido, que el tiempo que tardaron en vestirse para salir.

 Los amigos de Xander preparaban un álbum de fotos de Ada, para subirlo a facebook, con las imágenes que él les había mandado esos días. Lo titularon “Ada, la bruja”. Desparramada en la orilla, con la cara llena de helado, parada con cara de enojo en la playa, de espaldas corriendo entre la gente, tirando agua por la boca cuando la resucitaron; también corriendo hacia la cámara con los puños en alto y una expresión desencajada… Así se sucedían las imágenes, con diversos comentarios al pie de cada una. Etiquetaron a todos sus contactos. 
 Los mensajes a Ada de sus amigas comenzaron a llegar de prisa, para que se conectara en forma urgente. Abrió su notebook y no podía creer lo que estaba viendo. Corrió a la habitación de Xander, pero él la mantuvo con llave. Fue a la de su padre con la máquina en la mano para acusarlo.
 Ella entró llorando, mostrándoles las imágenes que habían subido a internet los amigos de Xander. Bruno se tapaba la cara, para que su hija no viera que se le escapaba una sonrisa. Ante esto, Diana prefirió no mirarlas y acudir a consolar a la muchacha que no lograba dejar de llorar.
_ ¿Qué puedo hacer por ti Ada?
_ ¡Ya es tarde, porque no abortaste a ese monstruoso hijo antes de nacer! -respondió, enfurecida Ada-
 Diana también estaba tentada por reír, pero no podía demostrarlo para no empeorar el estado de Ada, así que le dijo que hablaría muy seriamente con Xander. Ada se soltó, para que Diana fuera a retar a su hijo.
Al golpear su puerta Diana, Xander le abrió.
_ Te juro mamá que yo no fui. Fue Lucas. Yo solamente les he mostrado las fotos que he sacado, sin saber que las subirían a internet.
_ Has lastimado mucho a Ada y deberás pedirle disculpas -sentenció Diana-
Xander se puso de pie y le habló a su madre con absoluta convicción
_ ¡Eso jamás pasará! ¡Que se disculpe ella, por todo lo que me ha venido haciendo!
_ Por favor hijo, accede a esto, hazlo como un favor personal para mí.
Xander lo pensó un momento.
_ Solo para conformarte, lo haré.
Fue a la habitación de su madre, se paró en el quicio de la puerta y le dijo a Ada que lo lamentaba. El problema, fue que se lo dijo con una marcada sonrisa y Ada no le creyó.  Ada tomó su notebook y lo empujó al salir.
_ Yo cumplí con mi parte -dijo Xander-
 Las vacaciones terminaron antes de lo previsto.



CONTINUARÁ MAÑANA...
Espero sus comentarios.

domingo, 30 de julio de 2017

LA MANCHA DEL GRIEGO de Graciela Rost - Cap 1 Episodio 2

Episodio 2

COMPETENCIAS VISERALES

 Los equipos de básquet de varones y de vóley femenino habían llegado a la final intercolegial. En ellos estaban, Xander como capitán de su equipo y Ada como capitana del suyo. Nada menos les permitía la competitividad entre ambos que ser los mejores en lo que hacían. Eso era lo único que beneficiaba a toda la escuela respecto de sus lides.
 Los entrenamientos habían sido muy duros y muchos fueron los partidos jugados. Los niños llegaban a la casa sin ánimo de pelar, sólo con ansias de comer y dormir. Eso les permitió a Bruno y Diana disfrutar de su amor sin pensar en las riñas de los chicos. Cuando los pequeños no peleaban, ellos vivían su entrecortada “luna de miel”.
 Otra particularidad en esos días era que ambos jóvenes, desde las gradas, apoyaban al equipo del otro, claro estaba que esto se debía a que era la única forma de alentar a su propia escuela.
 El equipo de básquet ganó el primer lugar, consiguiendo una beca deportiva en el equipo de la ciudad para todos sus integrantes, además de la merecida copa para la escuela y las medallas para los muchachos. El equipo de vóley también ganó el torneo llevando la copa a la escuela y las medallas para las muchachas. No había una liga de vóley en la ciudad.
 La beca marcaba la diferencia entre los premios y también una nueva diferencia entre Xander y Ada.  En el área de vestuarios se escuchaban las burlas de los varones de básquet hacia las niñas de vóley.
_ Lo mejor que tuvo el equipo de vóley, fue como las chicas mostraban su ropa interior mientras jugaban -gritaba a toda voz Lucas, el amigo de Xander-
 El equipo de vóley, en su conjunto, invadió el vestuario de varones golpeando a sus ocupantes, que se dejaban pegar mientras se retorcían de risa. Los entrenadores aparecieron furiosos.
_ ¡Vitale y Sifakis que significa todo esto!
 _ Nosotros no fuimos -se apuraron a responder a coro-
_ ¿Acaso ustedes no son los capitanes de los equipos? -les preguntó uno de los entrenadores-
 Ambos se miraron y se encogieron de hombros asintiendo con la cabeza.
 Esa vez la directora los perdonó porque habían logrado las copas ganadoras para la escuela.

EGRESAR DE LA NIÑEZ

 Bruno y Diana permanecían sentados en las sillas especialmente preparadas para los padres de los egresados de ese año. Sus hijos recibían medallas por su excelencia deportiva y Ada, también, por sus destacadas calificaciones en todas las materias. Ambos padres estaban muy emocionados y orgullosos de sus propios hijos y del hijo del otro. 
 Hubo un lunch que compartieron alumnos, profesores y padres. La fiesta de la noche se había suspendido, porque los niños partirían muy temprano a su viaje de egresados con dos de las profesoras y dos padres de alumnos.
 En la madrugada, Bruno y Diana despidieron a sus hijos mientras subían al micro que los llevaría a un campamento en la montaña, dónde se reunirían con dos colegios más.
 En el sitio había cabañas para los mayores, mientras los niños armarían sus tiendas cada tres integrantes. Todos esos años habían recibido entrenamiento de supervivencia y ese era un regalo especial para ellos, ya que pondrían en práctica sus conocimientos. Por primera vez serían tratados como adultos responsables.
 Ada con sus dos amigas prepararon su carpa, metieron dentro sus pertenencias y se apuraron a preparar un fuego cerca de la entrada para calentar agua y tomar té.  Cada trío se manejaba independientemente, supervisado por los adultos. Un niño del colegio quedó solo, ya que sus dos compañeros no habían asistido. Xander y sus amigos lo invitaron a compartir la carpa. El niño, de nombre Javier, era el que mejores notas se sacaba de los varones, pero no tenía buenas relaciones sociales con otros chicos. A todos les sorprendió que asistiera a ese viaje.
_ ¿Por qué viniste a este campamento? -le preguntó Lucas-
_ Porque mis padres me obligaron -respondió Javier, encogiendo sus hombros-
_ No te preocupes, con nosotros lo pasarás bien -le aseguró Martín-
_ Vi que también está tu hermana… -mencionó como al pasar Javier, dirigiéndose a Xander-
_ Yo no tengo hermana. Si te refieres a Ada, ni el mismo apellido tenemos. No somos nada -respondió con evidente enojo-
_ Es que desde que comencé la escuela, me gusta mucho Ada -les confesó Javier-
_ Si quieres ser mi amigo, no debes meter el nombre de esa estúpida en nuestras reuniones. ¡Tus gustos son imposibles de creer Javier! -Xander le respondió con cara de asco-
 Los amigos lo secundaron criticando al grupito de amigas de la niña.
 Ya de noche, todos prendieron sus lámparas y los fuegos que debían encenderse cada cuatro carpas, ideado con el fin de que los niños alternaran con las otras tiendas. Una de las profesoras llevó una guitarra y cantaron alegremente por un buen rato. Cuando los niños entraron a sus tiendas, la de Xander y sus amigos estaba inundada de aceite de cocina. Todos mancharon sus ropas al entrar. Salieron insultando a gritos por todo el campamento. 
 Los profesores se acercaron preocupados por el revuelo. Al ver lo que había pasado, los reunieron a todos para llamarles la atención. Parecía que nadie había sido. Todos se miraban buscando respuestas en las caras ajenas. Pero Xander y sus amigos estaban seguros de que se trataba de alguna idea del “trío de las arpías”.
 Durante las siguientes horas, mientras todos dormían, los chicos juntaron zapos y mandaron a Javier con la bolsa para que los soltara dentro de la carpa de las chicas. A mitad de la noche se sintieron alaridos y corridas de las niñas. Nuevamente los padres y profesores se levantaron apurados pensando que esa vez, algún animal salvaje habría atacado a las pequeñas.
 Mientras miraban saltar los zapos fuera de la tienda, en tanto las niñas se encontraban en pijamas abrazadas sin dejar de chillar, los mayores no dudaron, aunque no culparon, que había sido la pandilla de Sifakis responsable de ese caos. Les pidieron a las niñas que se tranquilizaran mientras ellos verían que la tienda estuviera despejada, para que pudieran volver a meterse en ella.
 Los chicos estaban felices. Javier por primera vez sintió que tenía amigos con quienes divertirse. Los cuatro no paraban de reír cuando Lucas cayó en la cuenta de que deberían estar prevenidos porque las chicas no se quedarían sin responder. Así que decidieron montar guardias. Todos se quedaron dormidos. La guardia había sido un fracaso.
 En la mañana, antes de salir de la tienda, revisaron todo atentamente pero no encontraron nada raro.  Luego de higienizarse, todos se juntaron a desayunar té con leche y compartieron galletitas entre todos. Las chicas se acercaban a otras diciéndose algo al oído y así cada grupo miraba a Xander mientras reían con picardía.
 Los chicos supieron que el ataque estaba dirigido directamente a él. Una de las chicas dijo con tono de burla y en voz muy alta: _ ¡Él es Dios del amor!
  Las demás niñas reían. Xander les confió a los amigos que seguramente Ada, había revelado a todas las chicas, que su segundo nombre era Eros, que, efectivamente significaba “dios griego del amor”. 
 Los chicos no pudieron evitar compartir la risa de las niñas, mientras le pedían perdón reiteradamente a su amigo.
 Xander no dijo nada, pero sabía que los secretos de casa no valían para pelear afuera, hasta ese momento.
_ A diferencia de Ada, yo no tengo que rellenarme las tetas, para parecer un varón -les confió Xander a sus amigos-
 Los chicos rieron a carcajadas exageradamente sonoras, mientras le contaban a los de las tiendas cercanas cual era el motivo de su risa. Así, las carcajadas fueron avanzando por las carpas. Hasta que Ada, roja de furia, quedó parada frente a Xander que levantó la vista tratando de ponerse serio.
_ ¡Las reglas las rompiste tu primero! -se apuró a decir Xander-
 Ada se abalanzó sobre él golpeándolo con los puños. Los profesores la separaron del muchacho. Ada lloraba de bronca. Mientras se la llevaban ella continuaba tirando patadas para acertarle alguna a Xander.
 Los profesores se reunieron con los padres con los que compartían el campamento, para comentarles sobre el controvertido tema de los chicos Vitale y Sifakis. Ese trato había empeorado desde que sus padres se hubieron casado. Los años anteriores, al menos se ignoraban. Pero esos dos últimos años, parecían verdaderos enemigos. Lamentaban eso, porque los papás de ambos niños hacían una hermosa y tierna pareja. Ambos, sumamente compresivos y atentos, muy buenas personas, pero los chicos resultaban ser un problema en cualquier lugar que compartieran.
 El campamento se dividió entre niños y niñas para ir a bañarse al lago. El grupo de las niñas salió primero y luego iría el otro. Los varones estaban apurados porque regresen las chicas, para así ellos meterse al lago a disfrutar, así que ni bien las vieron, corrieron en tropilla a meterse al agua. Una vez que terminaron su prolongado baño y al salir del lago, Lucas y Xander no encontraron sus ropas. Todos tenían colocadas las suyas, menos ellos dos. Estaban seguros de que las habían dejado juntas en un mismo sitio. Todos los niños ayudaron a buscarlas, pero sin éxito.
 Debieron volver en ropa interior y descalzos, cubiertos por pequeñas toallas. Las muchachas reían y los provocaban divertidas, para que se quitaran las toallas. Los dos, enfurecidos, siguieron hasta la carpa para ponerse otra muda de ropa.
 Los padres se pararon frente a la tienda de las chicas, hablándoles a todos en general, dijeron que las prendas debían aparecer, aunque no se supiera quienes las hubieran tomado. Que tenían hasta las diecinueve horas para que aparecieran si no levantaban las tiendas y regresarían cada uno a su casa. 
 Esa tarde apareció la ropa en el medio del campamento.
 La semana terminó con bromas pesadas igual que como empezó. Los adultos sólo querían devolver los niños a sus padres y ver de no cruzarse nunca más con Sifakis y Vitale en sus vidas.
 El viaje de regreso en el micro fue tan poco alentador como el campamento, los vándalos peleaban entre sí, echándose en cara hasta el hecho de respirar.
 Al llegar el micro a la escuela, los padres esperaban ansiosos la llegada de sus hijos. Diana y Bruno abrazaron a los suyos mientras les pedían que les contaran como lo habían pasado. Por primera vez los chicos coincidieron en algo, sólo dijeron “bien” y luego callaron.

CONTINUARÁ MAÑANA...


LA MANCHA DEL GRIEGO de Graciela Rost, Cap. 1 Episodio 1

CAPITULO 1

Episodio 1

  ASÍ NO VALE

 Por segunda vez en un año de casados, Bruno y Diana cargaban en un camión todos los muebles de una casa. Nada había resultado tan fácil como lo imaginaron. Los niños eran pequeños, pero aún no lograban conseguir que se aceptaran y quisieran el uno al otro. Xander y Ada tenían la misma edad, ambos habían cumplido doce años en el mes de diciembre.
 A la hora de competir por lo que fuera, se convertían en animales salvajes entre sí.
 Ni bien unieron las familias se mudaron de la casa de Bruno, dónde Xander lloraba por sentirse un intruso. Con el fin de calmar el pesar del niño, la pareja compró una vivienda. Esa vez, el problema fue que el cuarto de Ada era más pequeño que el de Xander y la niña no dejaba de llorar reclamando que lo preferían a él. Decidieron igualar esa nueva diferencia para conformar a ambos niños, cambiándose a una casa que tuviera cuartos iguales. La pareja había decidido que esa sería la última mudanza.
 Con una cansada, aunque sonriente familia, Bruno, Diana y los niños llegaron a la nueva casa. Varios hombres descargaban el camión y disponían cada mueble en los lugares que Diana indicaba. Bruno colaboraba con ella entre besos y pequeños toqueteos a escondidas, que compartían con picardía y alegría.
 El mismo día, en la planta alta, nuevamente se oían los gritos de los niños. La pareja se preguntaba cuál sería el nuevo problema, si ya había dos cuartos exactamente iguales. Ambos peleaban por el que la ventana daba al frente. Bruno y Diana, sin salir de su asombro, se pararon en la puerta del cuarto a escucharlos gritar. Bruno les propuso un juego, poner en una bolsa dos papelitos que dijeran “frente” y “patio”, cada uno sacaba un papel y se conformaba con la habitación que le tocara. A Xander le tocó la del frente. Ada, inmediatamente dijo que era trampa y que así no valía. Diana les informó que la discusión había terminado y que podrían decorar sus habitaciones como más les gustara. Eso calmó bastante el mal ánimo de Ada.
********
 Xander nació en Grecia donde vivió hasta los seis años, cuando se mudaron a Italia él tenía fresco el dolor por su pérdida y guardaba todos los recuerdos de su padre, mientras intentaba adaptarse al nuevo idioma y la nueva familia. Tres años más tarde estaba en América, tratando de aprender nuevamente otro idioma diferente para comunicarse y procurar insertase en una nueva sociedad. Otra vez vivía un sentimiento de pérdida, en ese caso, de aquella gran familia materna que dejó atrás en Italia.
 Ada todo el tiempo lo molestaba por su raro nombre y su forma atravesada de hablar. Para él Ada era su peor pesadilla, tanto en la escuela como en la casa. Cada noche metía la cabeza bajo la almohada mientras hacía pasar las cuentas del kamboli [1] de su padre entre sus dedos, rezando en su idioma natal, pedidos de favores a los santos.
 Para Ada, su padre era todo su mundo desde que su madre ya no estaba con ellos. Ese mundo había sido invadido por extraños que le robaban su atención haciéndola sentir muy sola. Extrañaba mucho a su mamá. Por las noches, antes de acostarse, ella incluía a su madre en cada una de sus oraciones, esperando que ella volviera a su lado.
********
 Por las mañanas ambos padres compartían el rito del desayuno, cada uno de ellos complacía a su propio hijo. Xander cada día saludaba con un “kaliméras sas”.
_ Buenos días. ¡Esto es América, idiota! -le respondía Ada exagerando la vocalización-
_ Es un saludo para mi madre, no para ti -le replicaba Xander-
_ Si no aprendes a hablar correctamente, nadie te hará caso -le repetía la niña, como cada mañana en la mesa-
_ Todos me entienden bien menos tú. Tengo amigos que sí me hacen caso -respondía Xander abrumado-
 Bruno les pidió que frenaran la discusión y que las bocas las usaran para tomar sus desayunos. Un momento más tarde, salía Diana con los niños en la camioneta familiar para llevarlos a la escuela. Bruno, por su parte, se iba en su coche a trabajar.


LOS OTROS

 Estaban cursando el último año de la escuela primaria. Los niños planificaban el viaje de egresados en los recreos y se hacían reuniones con los maestros y preceptores que los acompañarían ese año.
 Xander tenía dos amigos inseparables, Lucas y Martín. Los tres pasaban por ser más bien tranquilos, aunque las niñas solían molestarlos y alterarlos bastante. Eran los tres que más llamaban la atención por su atractivo, por lo que ellas, se hacían ver de la forma que fuera; algunas compartiendo sus gaseosas o sándwich con ellos, otras tirándoles cosas o burlándose. Ada estaba en el segundo grupo que, o bien los ignoraba o ayudaba a sus compañeras a hacerles bromas pesadas. Era a Xander al que, gracias a Ada, le conocía más puntos débiles, así que dejaban en evidencia esas debilidades, cada vez que podía. Los amigos solían sostenerlo para que él no corriera tras ella a golpearla. Le decían que era una nena estúpida, igual que sus amigas y que lo mejor era no hacerles caso.
 Ada era una de las niñas más lindas del grado. Junto con sus amigas Mara y Cloe, en el grupo de “las orgullosas”. Ellas tenían buenas notas, vestían imponiendo modas a las demás niñas y caminaban altaneras mostrándose en los recreos. Eran buenas en las actividades físicas y entrenaban en el equipo de vóley de la escuela; mientras, los varones entrenaban en el de básquet.
 Luego que Ada y sus amigas lo molestaran, Xander solía pasar a su lado asegurándole que tenía una mancha en la cara. Los amigos reían ya que Ada era muy pecosa, pero lograba que la niña pasara su dedo mojado con saliva por la cara. Al darse cuenta de la broma, ella solía correr tras él para golpearlo mientras le gritaba que lo acusaría con sus padres sobre sus maldades. Ese día, fueron vistos por la directora en el momento justo en que Ada golpeaba a Xander en la espalda y él se daba vuelta amenazante con el puño en alto. La mujer corrió hacia ellos separándolos y se los llevó a la dirección.
_ ¡Vitale y Sifakis, esta es la última vez que los veré atacándose físicamente! Inmediatamente llamaré a sus padres.
 Ambos intentaron decir que la culpa había sido del otro, pero la directora ya había dictado su sentencia y ambos supieron que se encontraban en problemas.
 Ese mediodía, Bruno y Diana llegaron juntos a buscar los niños en la dirección de la escuela. La directora les dijo que era una suerte que los dos terminaran ese año la escuela primaria, porque todos esos años fueron un problema para ella, para los profesores y los demás alumnos, ya que dividían la clase en dos grupos que parecían irreconciliables. Ambos padres permanecían con la cabeza tan baja, como la de los dos niños. Luego que la directora se los entregara, Bruno y Diana caminaron, cada uno arrastrando de un brazo a su respectivo hijo hasta la camioneta. Ambos intentaron defenderse echándole al otro la culpa de lo sucedido. Los padres no les hablaron hasta llegar a la casa.
 Habían sido dos largos años de pasar por la escuela, porque que se quejaban de ellos. Les dijeron que, si había un solo problema más, sin importar quien lo comenzara, no viajarían con sus compañeros ese año. 

 Los dos se quedaron en silencio seguros que la culpa de todo había sido del otro.

[1] Kamboli es un rosario griego de cuentas de madera que se acostumbra a pasar entre los dedos. Típicos de la religión Católica Ortodoxa Griega.

CONTINUARÁ MAÑANA...

sábado, 29 de julio de 2017

LA MANCHA DEL GRIEGO de Graciela Rost : Prólogo y Prefacio

Prólogo

La Mancha del Griego es una historia imaginaria en la que muchos se pueden ver reflejados. Sea por los cambios, las familias ensambladas o crecer con medios hermanos. Temas como los celos, las competencias, rivalidades y juegos.
Ambientado en Sudamérica y Grecia, país que conocí y del que guardo imágenes imborrables de su gente y sus paisajes.
El juego infantil de “La Mancha” tiene como característica que alguien corre tras de ti y cada vez que te alcanza, cambia tu destino para convertirte en la nueva “Mancha”.
Xander Sifakis vivió su historia signada por las decisiones de los demás. Su vida fue como el juego de “la mancha”, cuando menos lo esperaba, era “tocado” y su destino cambiaba. 


PREFACIO

"En la casa de pinocho todos cuentan hasta ocho, pin uno, pin dos, pin tres, pin cuatro, pin cinco, pin seis, pin siete, pin ocho: Mancha, te manché"

Bruno Vitale y Diana Barone habían crecido juntos en un barrio de la ciudad de Bindisi, región de la Apulia, al sur de Italia. Se amaron de niños, prometiéndose amor eterno en su adolescencia, juraron que nada los separaría cuando fueran mayores de edad. 
La familia Barone tuvo planes diferentes para su hija y la casaron con un industrial griego, que pidió su mano. Diana, antes de su mayoría de edad, se encontró en Grecia, casada con Andreas Sifakis. 
Bruno, por el dolor de la pérdida de su gran y único amor, se fue de su tierra a trabajar en América; lejos de los recuerdos que dejaron los espacios vacíos de Diana en su barrio y su vida.
Dos años más tarde, Bruno había conseguido establecerse y casarse con una buena mujer, tuvo una bella niña llamada Ada, nacida pocos días antes de la Navidad. 
Al mismo tiempo, en Grecia, al inicio del mes de diciembre, Diana daba a luz al hijo de Andreas, a quien llamaron Xander.
A los seis años de ser padre, la esposa de Bruno falleció en un accidente automovilístico. Quedando solo para criar a su pequeña hija. Al mismo tiempo, en Grecia, Andreas Sifakis moría repentinamente de un infarto. 
Diana, al quedar sola con su hijo, decidió regresar a Italia.
Una vez en la ciudad de Brindisi, Diana se enteró de la viudez de Bruno y decidió enviarle una carta. Ambos intercambiaron correspondencia por casi tres años. 
Un día, Diana aceptó la invitación de Bruno para que lo visitara en América.
Diana llegó a América con su hijo Xander. Bruno los esperaba en el aeropuerto. Sintieron gran emoción al verse, ya no eran adolescentes, pero su amor estaba latente como lo estuvo desde niños. Ambos supieron que ya nada les impediría que vivieran ese amor.
Bruno los acompañó a una pequeña casa que había alquilado para ellos con el fin que se instalaran. Había elegido un barrio de población mayormente italiana, con el propósito que Diana y su hijo pudieran adaptarse más fácilmente al nuevo idioma. 
Diana contaba con sus propios ingresos que recibía de Grecia mensualmente, por liquidaciones de las industrias de su fallecido marido. Ella misma pagaría sus gastos y los de su hijo.  
Inscribió a Xander en la escuela que Bruno le indicó, además de hacerlo asistir a una maestra particular para adaptación del idioma y que tuviera una buena nivelación del grado educativo que le correspondía.
Pasaron dos años más visitándose. Saliendo juntos, solos o con los niños, para que se conocieran y adaptaran, hasta que decidieron casarse. 
Los niños casi no se trataban entre ellos pese a que eran, a su vez, compañeros en la misma escuela. Bruno y Diana supusieron que Ada y Xander se adaptarían el uno al otro, basados en el amor que ellos se tenían el uno al otro.

CONTINUARÁ...


Rost, Graciela Alicia
   La mancha del griego / Graciela Alicia Rost. - 1a ed. - Cipolletti : Graciela Alicia Rost, 2014.
   Memoria USB, PDF
   ISBN 978-987-33-9084-5
   1. Narrativa Argentina. 2. Novelas de Aventuras. I. Título.

   CDD A863

martes, 25 de julio de 2017

PATALARGA Y LA GRITONA de Cuentos para Brunito

Identificador de la imagen : 11210521 
Derecho de autor : Ekaterina Panova
Araña Patalarga tejía su tela nueva arriba del calefón.  Más amplia que la anterior para cazar presas más grandes y albergar a las crías que estaban por nacer. Patalarga tejía sin descanso, bajaba cada vez más mientras ampliaba su casa.

Una mañana bajó tanto que se encontró de frente con la cara de una niña, que al ver tantas patas y tan largas, se asustó. Mucho se asustó la niña y dio un grito tan fuerte que del soplido le enroscó las patas. No tardó nada en desenroscarse, por el apuro de escapar hacia el techo del calefón.

Mientras tejía espiaba desde arriba a la niña gritona. No sabía si crecía o se estiraba y temía por su casa si la alcanzaba un soplido de grito. Tejió telas y más telas por debajo de sus patas, para que sea bien fuerte la casa para sus crías.

A la mañana siguiente pudo ver a la distancia, que la niña se acercaba con una ramita en la mano. Le vio los ojos de susto pero la boca cerrada. Patalarga mas confiada, caminó telita abajo para tantear si la niña  perdía el miedo, si ella le sonreía. La niña al verla tan cerca, abrió mas grandes los ojos. Patalarga sonrió para mostrarse amigable. La niña vio su sonrisa y también le sonrió. Soltó el palito con calma acercando su dedito. Patalarga estiró una pata sobre el dedo de la niña. 

Ninguna sintió más miedo y así sellaron su pacto de amistad la niña gritona y la araña Patalarga.


Fin


Gracieladas 2/7/15

martes, 18 de julio de 2017

Ana Daniela


Es tolerancia cero ante lo injusto.
Sus palabras son filosas navajas.
Es temible cuando defiende sus espacios... y a los suyos

Es análisis profundo de los problemas.
Busca las raíces de todo hurgando el inconsciente, cuando el problema es suyo... o tuyo, si eres su afecto.

Ana no usa máscaras, es auténtica.
Se la quiere o se la odia, no da espacio a términos medios,
todo depende de dónde prefieras ubicarte en su vida.


Es guerrera implacable
Va por lo que quiere sin distraerse
Es madre, esposa, tiene empleo, estudia su segunda carrera y practica deportes
Es hija, hermana, tía, amiga.
Sin términos medios, profundamente y todo a la vez.

Si alguien cree que todo eso junto no es posible
es porque no conoce a mi hija Ana Daniela
Ella es energía pura.

Hoy, como cada 18 de Julio, es su cumpleaños,
no podía definirla solamente, diciendo que se trata de mi hija mayor.

¡Feliz cumpleaños Ana Daniela!
¡Feliz cumpleaños a cada parte de vos y a toda junta!

Te amo
Mamá

Gracieladas

domingo, 16 de julio de 2017

MAULLA COMO PERRO de Cuentos para Brunito

Misha era una pequeña gatita de pelo negro, que se escapó de su casa gatuna buscando donde la quisieran. 

Llegó a la casa de Toti, una niñita muy alegre y mimosa. Se vieron y en ese momento ambas se adoptaron como mejores amigas.

En la casa de Toti había una perrita negra y peluda que se llamaba Rasta. Rasta miró con desconfianza a la nueva y pequeña mascota, pero luego de un par de retos de Toti, decidió que era buena idea hacerse amiga de la felina.

Misha salía al patio a hacer pocitos que usaba como baño, luego tapaba los pocitos mirando hacia todas partes, pues era muy pudorosa y no quería que la vieran. 

Rasta la descubrió haciendo pocitos y pensó que era un juego, así que prontamente con sus dos patitas delanteras llenó de pozos el patio de la casa, dejando las raíces de las plantas patas para arriba.

La mamá de Toti retó con fiereza a Rasta, que no entendía el por qué de su enojo, -¿Acaso Misha no hacía lo mismo y no la retaban? 

Con su cabeza baja, Rasta decidió que ella sería quien le enseñaría a Misha como debe comportarse una buena perra… ¡pero era gata!

Día tras día, Rasta le enseñó a Misha a pararse en dos patas para pedir comida, le mostró como golpear la puerta para entrar con sus uñas y cómo correr en el patio esquivando las plantas.

Con el correr del tiempo ambas aprendieron de la otra, las habilidades que más les gustaban. Así fue como Misha caminaba al lado de Toti como un perro y Rasta se frotaba, como gata, en sus piernas.

Misha y Rasta ahora son amigas que maúllan como perros y ladran como gatos.


Fin


Gracieladas, 29/06/2015

sábado, 15 de julio de 2017

presentacion libro Elizabetta de Graciela Rost

CATA Y LA GATA PACA de Cuentos para Brunito


Cata y su gata Paca, se mudaban a una casa, luego de años de vivir en un aburrido departamento.

Cata estaba feliz de tener patio y jardín y Paca estaba feliz de tener donde desarrollar todas sus cualidades de gata.

Cata terminó de acomodar sus cosas y prontamente armó el lugar de los alimentos de Paca. Una gran taza de alimentos, otro tazón de agua y una bandejita para las golosinas. Cata estaba segura que ese sería el sitio favorito de Paca.

Por la noche, Cata se acostó a dormir en su gran cama. Paca corrió a su habitual lugar entre los pies  de Cata, que cada tanto la pateaba. Cinco minutos después de la última patada, Paca se bajó de la cama.

Paca descubrió que había mucho que recorrer por las noches. Cada ruido era nuevo y digno de ser revisado. Espiando por el paredón del vecino, vio dos teros que gritaban como perros chillones. Paca corrió tras ellos para que se callaran y mientras lo hacía sintió que era muy divertido. Con sus garras atrapó a uno de ellos, mordió suavemente su cuerpo y lo arrastró hacia la casa. 

¡¿Cómo no le mostraría a Cata lo descubierto?! 

Tiró el ave en la cama y Cata se despertó, sacando plumas de su cara. 
Al abrir los ojos se encontró un tero que parado sobre ella, le gritó muy fuerte. El susto hizo gritar a Cata, que siempre temió a las aves. 
El terito corrió por su vida y logró volar hasta su casa, mientras Cata no dejaba de gritar metiéndose a la ducha y retando a Paca, que estaba frotándose en la puerta del baño, mientras la miraba.

 Paca no entendió su enojo 
-¿Cómo puede alguien ser tan mal agradecido?- pensó.

En la tarde Cata leía un libro en un sillón. Paca salió a buscar alimentos, pero no los de las tazas. 
¡Ella era cazadora, su instinto se lo decía! 
Estaba dispuesta a enseñarle a Cata lo hábil que ella era.

Agazapada en el patio, vio correr a un ratoncito. 
-¡No se me escapará!- gritó mientras lo seguía. 
De un salto atrapó el ratón y muy llena de orgullo, lo llevó hasta el sillón donde Cata leía. 
Tirándolo hábilmente hacia arriba y dando el ratón vuelta en el aire, se estrelló sobre la falda de Cata que gritó desaforada, poniéndose de pie en un salto. 
El ratoncito cayó al suelo y en ese mismo momento, aprovechando la distracción de Paca, escapó. Paca miraba atónita a Cata que gritaba y se sacudía entera. ¿Sería de la emoción?

Era evidente que Cata no sabía apreciar los dones de cazadora que Paca tenía.

Cuando todo se tranquilizó, Paca subió a la falda de Cata para amasarle la falda, pasando la cola por el libro una y otra vez, acomodando el sitio para descansar un rato del día tan agitado. Cata esperó con paciencia que le permitiera leer ni bien corriera la cola de las hojas del libro.

La tarde terminaba, con el sol entrando por la ventana, Paca durmiendo mansamente en la falda de Cata y Cata sosteniendo con una mano el libro y con la otra acariciando el lomo de su gata Paca, sabiendo que la amaba, pese a su naturaleza cazadora y los sustos que le daba.



Fin

Gracieladas 3/7/15

TRÉMULO Y SCARPINO de Cuentos para Brunito


La pandilla de perros se reunía cada día por la tarde al costado del camino. Ellos tenían un rito, correr tras cada coche para ver quienes le ganaban, mientras ladraban animando al resto.

Scarpino, que iba al frente junto a un auto muy grandote, les gritaba ladrando: _¡Mira como les gano, este auto es muy fuerte y yo aún más que él!

Su hermanito mellizo, Trémulo, que lo seguía a todas partes, pero con menos coraje, corriendo una motoneta ladraba: - ¡A este le gano yo!

Scarpino frenaba de golpe, su hermano lo avergonzaba con el resto de la pandilla. Cuando se acercaba enojado, Trémulo se tiraba al suelo poniéndose patas arriba y llorando le decía a su hermano, que los autos le daban miedo y no quería seguirlos.

Scarpino ya estaba acostumbrado a la cobardía de su hermano, que prefería tironear trapos con la perra de enfrente, antes que correr autos, como los machos del barrio.

Los de la pandilla se sentían “tuercas”, los motores y las gomas eran lo suyo. Pero Trémulo prefería la alegría de los trapos y su simpática amiga Mancha, con la que jugaba a diario.

Un día hubo un accidente, la rueda de un auto pasó sobre la pata delantera de Scarpino. Todos los amigos frenaron la carrera y se volvieron a él, que permanecía llorando a un costado del camino.

 Trémulo y su amiga Mancha llegaron corriendo, entre ambos se turnaban para lamer la pata lastimada de Scarpino. Trémulo puso un trapo, enroscándolo en la pata de su hermano, mientras Mancha tiraba de un lado, Trémulo tiraba del otro, así lograron vendar la patita de Scarpino, que los lamió agradecido.

Scarpino corrió menos autos ese verano y aprendió que Trémulo podía ser muy valiente también, pero en cosas diferentes.

Fin

Gracieladas 4/7/15

sábado, 8 de julio de 2017

Alicia y Miel

Alicia pasaba horas, frente a la ventana sentada ante su computadora. Escribía novelas totalmente absorta en sus pensamientos, cuando Miel entró por una rendija de la ventana abierta. Giró y giró alrededor de Alicia, que no la espantó como el resto de la gente que temía a su aguijón.

Cada día Miel ingresaba a hurtadillas por la ventana, pero el zumbido de sus alitas hacía que Alicia se diera cuenta de que allí estaba.

Alicia comenzó a hablarle en voz alta, la llamaba Miel y le contaba lo que escribía mientras ella danzaba de un lado al otro de la cabeza de Alicia, espiando lo escrito en la pantalla.

Miel inventó un recorrido que cada día realizaba exacto, para que Alicia siempre la reconociera. Era su forma de comunicarse. 
Entraba por la ventana, giraba alrededor de la cabeza de Alicia, volaba hasta la cocina dando dos giros elevados, regresaba a espiar la pantalla a los lados de la cabeza de Alicia mientras ella escribía nuevamente absorta,  para luego salir nuevamente por la ventana, no sin antes despedirse con un zumbido en la oreja de Alicia.

Ambas se sentían acompañadas y disfrutaban de la sencillez de los momentos que compartían.

Por las noches Alicia cerraba las ventanas y Miel regresaba a su colmena para contarle a sus hermanas, las nuevas historias que  Alicia le había contado ese día.


Fin



de Cuentos para Brunito
Gracieladas  1/7/15