sábado, 15 de julio de 2017

TRÉMULO Y SCARPINO de Cuentos para Brunito


La pandilla de perros se reunía cada día por la tarde al costado del camino. Ellos tenían un rito, correr tras cada coche para ver quienes le ganaban, mientras ladraban animando al resto.

Scarpino, que iba al frente junto a un auto muy grandote, les gritaba ladrando: _¡Mira como les gano, este auto es muy fuerte y yo aún más que él!

Su hermanito mellizo, Trémulo, que lo seguía a todas partes, pero con menos coraje, corriendo una motoneta ladraba: - ¡A este le gano yo!

Scarpino frenaba de golpe, su hermano lo avergonzaba con el resto de la pandilla. Cuando se acercaba enojado, Trémulo se tiraba al suelo poniéndose patas arriba y llorando le decía a su hermano, que los autos le daban miedo y no quería seguirlos.

Scarpino ya estaba acostumbrado a la cobardía de su hermano, que prefería tironear trapos con la perra de enfrente, antes que correr autos, como los machos del barrio.

Los de la pandilla se sentían “tuercas”, los motores y las gomas eran lo suyo. Pero Trémulo prefería la alegría de los trapos y su simpática amiga Mancha, con la que jugaba a diario.

Un día hubo un accidente, la rueda de un auto pasó sobre la pata delantera de Scarpino. Todos los amigos frenaron la carrera y se volvieron a él, que permanecía llorando a un costado del camino.

 Trémulo y su amiga Mancha llegaron corriendo, entre ambos se turnaban para lamer la pata lastimada de Scarpino. Trémulo puso un trapo, enroscándolo en la pata de su hermano, mientras Mancha tiraba de un lado, Trémulo tiraba del otro, así lograron vendar la patita de Scarpino, que los lamió agradecido.

Scarpino corrió menos autos ese verano y aprendió que Trémulo podía ser muy valiente también, pero en cosas diferentes.

Fin

Gracieladas 4/7/15

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