lunes, 28 de febrero de 2011

USA acercó la 6ta. Flota buscando opciones militares en Libia

LA CAÍDA DE GADAFI


 El Pentágono ha anunciado que está "reposicionando" sus fuerzas militares en el Mediterráneo (la 6ta. Flota) para que sean capaces de responder lo más rápidamente posible y en las mejores condiciones a las distintas opciones que se manejan diplomáticamente para responder a la crisis en Libia. 


USA acercó la 6ta. Flota buscando opciones militares en Libia



USA y algunos de sus aliados europeos han abierto la puerta a la imposición de una zona de exclusión aérea sobre Libia con objeto de impedir que el régimen de Muamar el Gadafi vuelva a bombardear a su pueblo. 
 
El presidente Obama planteó esa posibilidad al secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon -la Casa Blanca quiere que esa medida tenga el respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU-, al tiempo que el Pentágono ordenó a sus buques de guerra en el Mediterráneo que se aproximaran al país magrebí para actuar "en caso necesario".
 
"Estamos trabajando en diferentes planes de contingencia y creo que es adecuado decir que, como parte de eso, estamos reposicionando nuestras fuerzas para ser capaces de responder con flexibilidad a las decisiones que se tomen", ha declarado el coronel David Lapan, un portavoz de la Secretaría de Defensa, que no ofreció detalles sobre estos movimientos.
 
Pocos minutos antes, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, informó que la declaración de una zona de exclusión aérea sobre el espacio de Libia era "una de las opciones que están siendo consideradas" por la Administración norteamericana. Preguntado por los periodistas si se están contemplando acciones militares en Libia, Carney contestó que "todas las posibilidades están sobre la mesa".
 
No descartar acciones militares es, por el momento, mucho más una medida de presión sobre Muamar Gadafi para que abandone el poder que una amenaza inmediata de intervención en Libia. 
 
El primer ministro británico David Cameron indicó que el Reino Unido trabajaría con aliados para imponer una zona de exclusión aérea en Libia con el objetivo de proteger a la población civil de ataques militares del gobierno de Gadafi, quien insiste en negar la fortaleza de las revueltas contra su mandato de 41 años que terminaron con la pérdida de control del este de Libia y el avance de tropas contrarias hacia la capital del país, Trípoli.
 
"Todo mi pueblo me ama. Morirían por protegerme", dijo Gadafi según fue interrogado por la periodista de la cadena estadounidense ABC, Christiane Amanpour.
 
Testigos en Misrata, ubicada a 200 kilómetros (km) al este, y Zawiyah, un área estratégica de refinado de petróleo 50 kilómetros al oeste, declararon que las fuerzas gubernamentales estaban montando o preparando ataques.
 
"Un avión fue derribado cuando disparaba contra la emisora de radio local. Los manifestantes capturaron a la tripulación", dijo a Reuters por teléfono un testigo en Misrata identificado como Mohamed.
 
"Los combates para controlar la base aérea militar comenzaron anoche y continúan hoy. Las fuerzas de Gadafi sólo dominan una pequeña parte (...) Los manifestantes controlan una gran parte de la base donde están las municiones", agregó.
 
Una fuente del Gobierno libio negó el informe.
 
Un residente de Zawiyah, llamado Ibrahim, señaló a Reuters por teléfono que se esperan "ataques en cualquier momento por parte de brigadas pertenecientes (al hijo de Gadafi) Jamis. Están en las afueras de la ciudad, unos 5 a 7 kilómetros más allá. Hay muchos de ellos".
 
En la capital, el último bastión de Gadafi, un reportero de Reuters vio a 400 personas manifestándose en una plaza en el distrito de Tajoura, que ya se encuentra parcialmente fuera del control gubernamental.
 
Poco después, hombres en vehículos utilitarios realizaron disparos al aire.
 
Los gobiernos extranjeros están ejerciendo cada vez más presión para que Gadafi deje el poder, con la esperanza de poner fin a unos enfrentamientos que dejaron al menos 1.000 muertos y restaurar el orden en un país que contribuye con el 2% de la producción mundial de petróleo.
 
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas impuso sanciones a Gadafi y a otras autoridades libias, un embargo de armas y congeló activos del país.
 
Francia propuso una cumbre de emergencia de líderes de la UE para el jueves 03/03, indicaron diplomáticos del bloque.
 
En un discurso al Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra, la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, dijo que Muamar Gadafi utiliza "mercenarios y matones" para suprimir a su propio pueblo y que el líder libio debe renunciar de inmediato.
 
"Gadafi y quienes lo rodean deben ser responsabilizados de estos actos que violan las obligaciones legales internacionales y la decencia común", declaró Clinton, agregando que no había opciones fuera de la mesa mientras la comunidad internacional considera sus próximos pasos.
 
Sin embargo, en Washington un portavoz de la Casa Blanca se negó a descartar ayuda a Gadafi si decidía exiliarse.
 
Un funcionario estadounidense en Ginebra indicó que un punto central de las sanciones era "enviar un mensaje no sólo a Gadafi (...) sino a las personas que rodean a Gadafi, quienes son los que buscan influencia".
 
El ministro alemán de Relaciones Exteriores, Guido Westerwelle, dijo tras reunirse con Clinton que proponía un congelamiento de 60 días a las transferencias de dinero hacia Libia y que creía que otros países estaban abiertos a la idea.
 
"Debemos hacer todo para asegurar que no está llegando dinero a las manos de la familia del dictador libio y que no tienen posibilidades de contratar a nuevos soldados extranjeros para reprimir al pueblo", declaró.

PEDRAZA, LA INVESTIGACION

¿MODELO DE SUSTITUCIÓN O DE “IMPROVISACIÓN” DE IMPORTACIONES?


La encrucijada K del desequilibrio en la balanza comercial


Si hay algo que reconocerle al estilo de gestión gubernamental kirchnerista es que suele implementar soluciones correctas de manera incorrecta, fuera de contexto y a destiempo. Por eso, cuando alguien se los hace notar, atacan furiosamente diciendo que lo que hacen está bien y con eso engañan a millones. La cuestión del comercio exterior no es la excepción a la regla, claro, sino que es otra acabada prueba del “no tengo la mas pálida idea de qué hacer, probemos con lo que dice el manual”.

Pero los manuales y las teoría son eso, teorías. Y para aplicarlas o no, es necesario saber analizar el contexto interno e internacional. Aunque muy probablemente el estilo k sea recordado en el futuro como el mas exacerbado exponente de cómo se deciden “a la bartola” los destinos de un país.
Existe una gran preocupación en la industria local por la falta de insumos para la producción, el incremento de sus costos y las consecuencias en materia de política exterior que podría traer la medida de cierre a las importaciones.
Tal como se adelantara en “Por qué habrá una inevitable devaluación de la moneda”el gobierno nacional impulsa una vez mas el “Modelo de Sustitución de Importaciones”.
La medida fue tomada porque a pesar de los enormes esfuerzos del secretario de comercio Guillermo Moreno, la balanza comercial sigue siendo deficitaria, y el único argumento medianamente creíble que vio el oficialismo fue el de reflotar el discurso sobre la reactivación de la industria local, para tapar su inexplicable fracaso en materia de comercio exterior, en un país básicamente exportador de productos primarios, en el preciso momento en que los alimentos incrementaron su precio y demanda a nivel internacional.
A tales efectos es esperable que se otorgue ayuda financiera a los empresarios amigos que no necesariamente la invertirán en el objetivo antes mencionado, esto es, como incentivo industrial, sino que podrían perfectamente ser parte de la pantalla habitual de desvíos de fondos públicos hacia las cuentas particulares de los funcionarios de siempre.
Frente al panorama de balanza comercial desequilibrada (que tampoco es el real ya que se han tomado solo los resultados elaborados por el Indec), la Sra. Cristina Fernández lanzó hace pocas horas el “Plan Estratégico” para, según manifestó, bajar la desocupación en un 5 % al igual que la importaciones en casi un 50 % y promover la producción entre una decena de áreas puntuales de la industria nacional. La mandataria argentina “parece creer” que hacia el año 2020 el crecimiento del PBI será de un 5 % con una producción del orden del 7 % de la industria nacional.
En ese contexto, según “sus cálculos”, las exportaciones se incrementarían en el orden del 200 % en 10 años, duplicándose asimismo el superávit comercial.
Estas proyecciones se insertan en el marco de un modelo de Estado omnipresente que se mete de lleno en el desarrollo de la empresa privada con un tipo de cambio competitivo y superávit externo, y con una demanda interna sostenida y superávit fiscal”, dijo la Sra. Fernándezde Kirchner.
Tomando solo datos oficiales, esto es, elaborados por el Indec, el déficit comercial interanual 2009/2010 fue superior al 40 %. Mientras que en el 2010 las exportaciones se expandieron en un 26,5 % las importaciones lo hicieron en un 45,4 %.
En términos de importaciones se destacan los insumos intermedios ya que los costos internos se incrementaron sustancialmente por ejemplo para hierro, acero, glifosato, minerales de hierro, polietileno, etc.
Asimismo, se importaron más accesorios y partes para bienes de capital como maquinas usadas por la industria metalúrgica, fundiciones, carrocerías para autos, acerías, partes de turbinas para gas, componentes eléctricos, grupos electrógenos, computadoras, cosechadoras, decodificadores de TV, dispositivos para telefonía celular, entre otras.
Comparando el primer mes del 2009 y el del 2010, el incremento del déficit comercial se ubicó en el orden del 60 %.
Con relación a las exportaciones, se destacaron las manufacturas industriales y en menor escala las agropecuarias, habiendo decrecido las ventas en energía y combustible en casi un 15 %.
El gobierno ha elegido actividades que de acuerdo a su entender, significan un 60 % de puestos de trabajo y algo menos de un 100 % del PBI para el sector industrial como por ejemplo el rubro construcción, medicamentos, productos químicos, industria del software, textil, calzado, bienes de capital, entre otros.
Con esta nueva medida lo que se procura desde el gobierno nacional es maquillar el desequilibro de la balanza comercial, en tanto siendo este un año electoral, mucho mas se necesita el ingreso de dólares y los que genera el sector industrial exportando, al comienzo, solo al comienzo, se captan mas rápido que las que genera el sector primario, (sector contra el que se arremetió furiosamente con la parodia populista de defender la mesa de los argentinos, sin advertir, parecería, que es el mayor generador de divisas para el país).
De esta manera, la Sra. Fernández de Kirchner, hizo un llamamiento a inversores locales, académicos, empresarios, banqueros, etc., para conformar foros en los que se analicen los sectores más productivos y se debatan políticas a implementarse de aquí al 2020.
Lo que no dirá jamás es que, conforme a ciertas estimaciones, es posible advertir que en este año se estaría cerca de alcanzar el déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos, sin contar que ya hace rato hay déficit fiscal que se oculta cuidadosamente con discursos falaces, artilugios en la forma de exponer los resultados y contabilidad creativa.
La medida de industrialización que implementa el gobierno consiste en cerrar lo mas que se pueda la economía a la competencia de productos importados mientras que el sector agropecuario obtiene una mínima rentabilidad para que los alimentos sean mas baratos, los salarios “parezcan” rendir mas, y así seguir reactivando el consumo interno, y la inflación, claro.
Resumidamente, como dijera el ultrakirchnerista Ignacio Copani “Lo atamos con alambre, lo atamos”.

Nidia G. Osimani


¿Re-reelección para Cristina?. Por Alfredo Leuco


¿Se acuerda de la re re que quiso imponer Carlos Menem? Fue el comienzo del fin. Suele ocurrir que el peor error que cometen los presidentes es creerse imprescindibles.

Estan convencidos de que son los únicos capacitados para gobernar el país. Se engañan a si mismos y los adulones de turno que viven alrededor de ellos fomentan ese engaño. Y eso que Menem gobernó 10 años con amplio respaldo electoral. Y eso que los Kirchner ya van para 8 con perspectivas de que Cristina se quede 4 años más si gana en octubre y otros 4 si reforman la constitución para habilitar una nueva reelección, cosa que hoy está prohibida.
 
Por supuesto que disfrazan sus verdaderas intenciones y niegan que se trate de un mezquino sentimiento de mantenerse atornillados al poder eternamente. Lo hacen porque son generosos y como una ofrenda al pueblo dicen que son capaces de sacrificarse para profundizar el modelo que es la felicidad del pueblo y de la Nacion que los desvela.

¿De donde surgen estas versiones de que el cristinismo quiere gobernar hasta el 2019? Un par de miembros de la mesa chica dejaron trascender que de esa manera se fortalece a la presidenta por varios lados. Primero porque se da por descontada su victoria el proximo 23 de octubre. Algo asi como decir que Cristina ya ganó, que está todo dicho, que no hay con que darle. Y segundo porque si alguien se ilusionó con ser el heredero político del proyecto en el 2015 como Daniel Scioli, por ejemplo, deberá saber a partir de ahora, que el gobierno no se rendirá ante esa posibilidad. 

Si Scioli quiere venir que venga, le presentaremos batalla. Eso parece decir el ala mas cristinista y menos peronista del gobierno. Estan convencidos que de esa manera evitan que el próximo gobierno de Cristina se queda sin poder a los dos años cuando se desate la lucha por la sucesión. 

Es un viejo consejo de Néstor Kirchner en vida: no te presentes a una elección si no tenés reelección. Y finalmente para concretar estos proyectos de impulsar el cristinismo como etapa superior del kircherismo la idea es dejar el peronismo o el Partido Justicialista en un costado de la ruta. Hasta aquí fueron buenos compañeros que sirvieron para llegar al poder y para gobernar. La alta intención de votos de Cristina hace que sus asesores mas cercanos le digan que el Pejota ya no le sirve como estructura ni como aparato, que todo lo contrario, le quita votos y coloca sombras a la luz que produce el sol naciente de Cristina. Esa idea que tiene una impronta entrista y utilitaria bien setentista suena a musica maravillosa en los oídos de Cristina y la cantan Carlos Zannini, Juan Manuel Abal Medina y Horacio Verbitsky entre otros.
 
Esa idea lleva a una confrontación que va a ser para alquilar balcones desde el punto de vista de la teoría política. Porque en la práctica eso conduce a que mas temprano que tarde Cristina busque reducir a cero el poder de Daniel Scioli primero, que es el único posible rival con votos que aparece a la vista.
 
Después irán por los intendentes ortodoxos, los sucios, feos y malos que hasta hace poco eran compañeros útiles nacionales y populares. Y al final, la pelea será contra varios gobernadores y contra el sindicalismo que hoy lidera Hugo Moyano que por ahora es el principal aliado del gobierno para la pelea callejera y para el apriete a los empresarios.

Son muchas novedades para procesarlas en poco tiempo. Hay que seguir la evolución de cada una para sacar las mejores conclusiones. Por ahora Cristina llenó el escenario de preguntas fundacionales. ¿Intentará reformar la constitución contra viento y marea? ¿Cuándo dará la batalla final contra el justicialismo? ¿Scioli resistirá? En algunas de estas respuestas están las llaves del futuro que se viene. Hay que tener paciencia y los ojos bien abiertos.



fuente: http://www.continental.com.ar/blog.aspx?id=1432374

Llegó el tren de la Justicia. Por Nelson Castro


LA DETENCION DE PEDRAZA Y EL CASO VENEGAS


Con el sindicalismo convulsionado, la CGT en silencio y el ala dura del Gobierno apuntando a Scioli, el peronismo transita su laberinto.


La detención de José Pedraza, el hasta ahora intocable líder de la poderosa Unión Ferroviaria, es un hecho de enorme trascendencia desde tres aspectos fundamentales, a saber: jurídico, político y gremial. Veamos:
Desde el punto de vista judicial, lo es porque confirma la existencia de evidencias de peso referidas a la sospechosa condición de autor intelectual del brutal crimen de Mariano Ferreyra atribuida al líder sindical ahora preso.

Desde el punto de vista político, lo es porque roza, no sólo al Gobierno –que alimentó una alianza con Pedraza, la que luego pretendió negar y que a la postre devendría en un verdadero salvavidas de plomo para el oficialismo–, sino que también sacude a la conducción de la CGT.
Finalmente, desde el punto de vista sindical, porque con la detención de Pedraza quedó al descubierto, una vez más, un nivel de prosperidad económica difícilmente explicable –al igual que la que exhiben otros líderes sindicales de la cúpula de la CGT– propia de un magnate, hecho que no hace más que confirmar las sospechas de corrupción que circundan al dirigente detenido.

En este marco, otra vez la Justicia estuvo en el centro de la atención como consecuencia de las reacciones que se fueron produciendo en torno del caso. Apareció, otra vez –y seguramente impulsada por el recuerdo de lo acaecido en el caso de Gerónimo Venegas– la metodología del apriete. Ahí estuvieron pues, los sectores más cercanos al líder ferroviario, llevando adelante los paros que dejaron literalmente en la vía a decenas de miles de personas que, indefensas, tuvieron que afrontar una humillación aún mayor que la que diariamente les impone la dura realidad de viajar en trenes obsoletos, destartalados, imprevisibles e inseguros. Afortunadamente, la jueza Wilma López –que no es Oyarbide– se mantuvo firme en su postura, producto seguramente de la fortaleza de las evidencias con las que cuenta y, por ende, ninguno de esos aprietes funcionó. El decurso de los hechos demostró, además, que la situación de Pedraza es muy delicada; al respecto, el silencio de la CGT tuvo el valor de una lápida.
En la particular interna que se ha desatado dentro el Gobierno, el ala dura del kirchnerismo ha expresado su satisfacción con la detención de Pedraza, no sólo porque ello ha representado un avance importantísimo en cuanto a demostrar la real intención tanto de la jueza como del fiscal de la causa de ir tras los pasos de los autores intelectuales del crimen de Mariano Ferreyra, sino también por que ello ha significado también un paso adelante en la avanzada contra la así llamada burocracia sindical.

El caso Ferreyra proyecta así toda su dimensión política. Queda, sin embargo, un asunto pendiente de una investigación aún más profunda: es el referido a la conducta de los efectivos de la Policía Federal desplegados ese día en el lugar de los hechos, quienes recibieron la inexplicable orden de abandonarlo, dejándolo así transformado en una verdadera zona liberada. Al margen de los efectivos policiales bajo sospecha, las características de su accionar llevan inexorablemente a buscar en los niveles superiores a ellos el origen de una orden calve para que la patota que respondía a la conducción de la Unión Ferroviaria actuara de la forma en que lo hizo.

En donde los espíritus se crispan día tras día es en la relación de la provincia de Buenos Aires con la Nación. Dos temas le complican la vida política a Daniel Scioli: uno es el de las colectoras; el otro, el de la inseguridad.

Las llamadas colectoras siguen siendo piedra de una discordia que dejará heridas difíciles de cerrar en muchos intendentes kirchneristas de la Provincia. “Si el Gobierno insiste con esto, va a potenciar a otros sectores del peronismo que, a manera de ambulancias, se van a quedar con la adhesión de varios de ellos”, expresó en la semana el intendente kirchnerista de General Villegas, Gilberto Alegre. En ese universo se inscriben una cantidad de jefes comunales a quienes el único amor que los une al kirchnerismo es el de la caja. “Van a terminar arreglando con nosotros porque no les queda otra; ¿adónde se van ir, si no?”, señala una voz que refleja el pensamiento de un ministro con despacho en la Casa Rosada, la que agrega: “Necesitamos de las colectoras sí o sí por que sin ellas el triunfo en primera vuelta se torna casi imposible”.
El otro asunto complicado para Scioli es el de la seguridad. Los embates contra su ministro de Seguridad y Justicia, Ricardo Casal, son ya cosa de todos los días. El gobernador –al menos por una vez– ha reaccionado y ha dado órdenes de salir a defenderlo. Habrá que ver cuánto tiempo más resiste. El ala dura del kirchnerismo detesta a Casal porque considera que su enfoque del problema va en dirección exactamente opuesta a la que se propugna desde el ministerio que encabeza la doctora Nilda Garré. Hay allí, por lo tanto, un capítulo muy denso con final abierto, en el que se mezclan muchas cosas. En la conferencia de prensa en la que se buscó presionar para desplazar a Casal, estaba el diputado por Nuevo Encuentro Martín Sabbatella, quien le habrá de disputar la gobernación a Scioli. Esto encendió las luces rojas en el entorno del mandatario provincial. A todos ellos les queda claro que lo que está en juego ya no es tanto la permanencia del cuestionado ministro, sino la gestión de Scioli y su futuro político. Los sectores duros del kirchnerismo sienten un visceral desprecio por el gobernador. Esto ya no es un secreto a voces; muy por el contrario, es algo que no se calla y que se expresa en voz bien alta. Nadie sabe bien qué es lo que hará Scioli de aquí en más. Lo que sí se sabe es lo que harán sus adversarios internos quienes, ante la realidad de no poder prescindir de él –en todas las encuestas a la gobernación lidera– intentarán esmerilarlo, acotarlo y, si es posible, humillarlo. Es lo que hay.


La seguridad, sólo un dilema electoral- Por Carlos Pagni




El actual debate sobre la seguridad tendría, si se da fe a quienes lo llevan adelante, la nitidez de un cuadro sinóptico. En un rincón, Daniel Scioli encarna una tradición autoritaria, que delega la estrategia represiva en las fuerzas policiales. La consigna "meta bala al delincuente" del padre fundador, Carlos Ruckauf, fue estilizada en un "hacen falta rigor y firmeza". En el otro rincón, Cristina Kirchner y su entorno garantista luchan por sacar a los policías de su molde castrense para someterlos al control democrático, en la estela de Esteban Righi y su célebre discurso a la Federal, durante la administración del ahora reciclado Héctor Cámpora. Visto así, el duelo tiene la claridad moral de una historieta. Es una pena que sea mucho más complejo, como comienza a advertirse cuando se desmontan algunos prejuicios.
El primero es que los argentinos están ante la confrontación de dos proyectos de distinto signo ideológico. El encontronazo tiene otro origen. Desde hace tres meses quedó al desnudo que el kirchnerismo, en la figura de sus dos máximos representantes, la Presidenta y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, ha fracasado en su política de seguridad. La inquietud popular que consignan las encuestas y las muertes de Barracas, el parque Indoamericano y José León Suárez, desencadenaron una crisis por la cual quienes en octubre integrarán la boleta del Frente para la Victoria carecen de una respuesta unificada a la demanda que encabeza las preocupaciones del electorado. El silencio de la oposición ante este formidable percance es una señal de que la perplejidad se extiende a toda la clase política. Si es verdad que la Argentina ha sido elegida como mercado por quienes organizan crímenes complejos, habría que suponer que esos hampones están de fiesta.
La segunda falacia es que Scioli representa la modulación más severa del poder de policía. Scioli alimentará ese estereotipo mañana, en su discurso de apertura del Congreso: después de un largo homenaje a Néstor Kirchner y de un elogio mucho más lacónico de la viuda del ex presidente, enumerará sus propios méritos en la lucha contra los malhechores y anunciará que "mientras el Congreso trabaja en la reducción de la edad de imputabilidad" será creada un área especializada en delincuencia juvenil.
Sin embargo, hace diez días, el titular de la policía bonaerense, Juan Carlos Paggi, impartió una instrucción verbal para que los agentes de esa fuerza carguen sus escopetas sólo con balas de goma. Hasta ahora, las armas largas que transportan los patrulleros después de disparar dos cartuchos de goma comenzaban a lanzar los de plomo. Ahora, esas balas de plomo estarán bajo custodia de los comisarios y sólo podrán ser utilizadas con autorización especial. Fuentes de la jefatura de policía justificaron esa decisión en que "estamos cumpliendo con los estándares que marcan las leyes para evitar muertes inútiles". La decisión, sin embargo, generó una gran molestia en la fuerza. Un comisario que pidió reserva de su nombre lo explica así: "Nos están desarmando; enfrentaremos con una 9 milímetros a bandas que tiran con escopetas y fusiles, como la que asaltó el camión de caudales en Garín; las muertes inútiles se evitan con más y mejor entrenamiento, no sacándoles los plomos a las escopetas".
Discusiones
La medida adoptada por Paggi habría dado lugar, según fuentes policiales, a una discusión con los integrantes más duros de la plana mayor, que pasaron a retiro hace dos semanas. "Después de lo de José León Suárez no aguanto la presión de los organismos de derechos humanos", se habría excusado Paggi. Pero otra versión indica que el relevo de esos comisarios se debió a que estaban trabajando en favor de Eduardo Duhalde y Francisco de Narváez. Importa poco: lo relevante es que, al menos en la política de personal, la gestión de Scioli se va inspirando cada vez más en la de Carlos Arslanian. El mismo Arslanian al que critica el jefe de Gabinete provincial, Alberto Pérez.
Esta novedad refuerza la presión sobre el ministro Ricardo Casal, a quien algunos asesores de la Presidenta pretenden vincular, hasta ahora sin prueba alguna, con la resonante causa por violaciones de los derechos humanos de la Unidad Nº 9 del servicio penitenciario. Sin embargo, Scioli envió el mensaje a la Presidenta, hace un mes, de que no relevará a Casal. Según él, ya le había costado mucho liberarse de Carlos Stornelli sin admitir un fracaso general. Por eso utilizó la excusa de unificar los ministerios de Justicia y Seguridad. Un nuevo reemplazo, dice Scioli, sería suicida.
El tercer sofisma del debate kirchnerista es que la Casa Rosada cuenta con una concepción articulada de la seguridad, que Scioli se niega a aceptar. Si ese programa existe, Nilda Garré se ha cuidado bien de divulgarlo. Inauguró el Ministerio de Seguridad hace más de dos meses y todavía no exhibió plan alguno, más allá de disponer la purga más importante que haya conocido la Policía Federal en su historia: Garré mandó a su casa al ciento por ciento de los comisarios generales, al 90% de los comisarios mayores, al 50% de los comisarios inspectores y, según fuentes de la misma institución, piensa relevar a más del 50% de los titulares de comisarías. También destacó numerosos gendarmes en el conurbano bonaerense, aunque menos de los 6000 anunciados. Para alcanzar esa cobertura, la Gendarmería dejó de custodiar los trenes y recurrió a personal que no había completado su formación.
Además de que se multiplicaron los asaltos a bancos y no se advierte mayor presencia policial en la calle, la gestión de Garré suspendió los cursos que personal de la Fuerza Aérea estadounidense iba a dictar en la Policía Federal, a raíz de que el avión que transportaba a los instructores, al traer equipamiento no declarado, sembró la sospecha de un atentado terrorista. El episodio ha sido tan desopilante que ocultó lo principal: si la papelería hubiera estado en orden, los oficiales de la Federal habrían sido adiestrados por personal militar norteamericano. ¿No era que el kirchnerismo repudia que fuerzas civiles, como la policía, se expongan a la contaminación castrense? Los maestros de los policías de Garré venían de la base militar de Fort Bragg, de Carolina del Norte. Ahí sí -y no en la International Law Enforcement Academy denunciada por Héctor Timerman- se capacitaron en tareas militares y de inteligencia algunos dictadores latinoamericanos, como el panameño Manuel Noriega.
Desconocimiento
La incautación del material de los soldados estadounidenses revela cierto desconocimiento de la Casa Rosada sobre seguridad. La idea de que se pretendía introducir equipos clandestinos de escuchas no puede ser más candorosa: cualquier anti-imperialista en serio sabe que los Estados Unidos integran una red satelital de espionaje, llamada Echelon, capaz de interceptar 3000 millones de comunicaciones por día.
La ingenuidad se vuelve más riesgosa en el caso de los equipos de transmisión encriptada que la señora de Kirchner se niega a devolver: era el sistema de comunicaciones de esos comandos con su base de Carolina del Norte. La retención en Buenos Aires está obligando ahora a Fort Bragg a modificar el cifrado de todos sus dispositivos, entre ellos los instalados en Afganistán. La hiperactividad de Timerman eximió a Garré de dar alguna explicación sobre este desaguisado.
Más allá de paradojas y bloopers, el kirchnerismo camina hacia una encerrona. Las diferencias sobre cómo reprimir el delito quedaron convertidas en las divisas internas de su convulsiva transversalidad.
La inseguridad ha pasado a ser el grito de guerra de las colectoras bonaerenses. Todo lo contrario de lo recomendable, que sería explorar un consenso sobre el combate al delito, excluyendo a esa materia de la disputa electoral. Esta es la razón por la cual el discurso con que se enfrenta a Scioli no tiene el acuerdo de todo el Gobierno. Salvo Carlos Zannini, Garré, Timerman, Eduardo Luis Duhalde, Juan Manuel Abal Medina y los jóvenes de la agrupación La Cámpora, el resto del gabinete mira con extraordinaria alarma esta controversia. En unas semanas todos estarán ante un problema concreto: ¿qué dirán los candidatos a diputado del Frente para la Victoria, que compartirán la lista con Cristina Kirchner y Daniel Scioli, cuando se los interrogue sobre la gestión de Casal?
Aquí radica el dilema central de este conflicto. Salvo que la Presidenta prescinda de Scioli, o que Scioli se postule para la presidencia -y nadie prevé hoy estas posibilidades-, la gresca kirchnerista carece de un remate electoral y político.