jueves, 27 de enero de 2011

Boudou y las mentiras oficiales sobre el superávit financiero argentino. Por Nidia G. Osimani


CUANDO DE NO SE VUELVE DE LAS BOUDOUDECES



Hace pocas horas, fuentes oficiales del Ministerio de Economía informaron que el año 2010 cerró con un superávit financiero para el sector público de mas de 3 mil millones de pesos gracias a las políticas llevadas adelante por el Gobierno Nacional, las que, según dice el informe mencionado, “contribuyeron al crecimiento del país”, facilitando el sostén de una de las bases mas importantes de la macroeconomía, refiriéndose con esto al “superávit fiscal”

Lo que cuidadosamente omitió mencionar el ministro de economía Amado Boudou, durante su conferencia de prensa,es que ese superávit financiero responde única y exclusivamente a la política de falseamiento y manipulación de la información que ejerce indefectiblemente el kirchnerismo a la hora de darla a publicidad.
La realidad es que si el Banco Central no hubiera transferido al Tesoro Nacional mas de 20 mil millones de pesos en concepto de utilidades, las que a su vez tampoco fueron efectivizadas por este organismo, sino que constituyen un mero dibujo contable, jamás se hubiera podido mostrar el superávit financiero del que habla el ministro, sino que, muy por el contrario, el saldo a exhibir hubiera sido el real, es decir, deficitario en unos 35 mil millones de pesos.
A todo esto hay que añadirle asimismo, que en el apócrifo superávit que nos quiere vender el oficialismo, ha incluído intereses del Fondo de Garantía del Anses de mas de 15 mil millones y alrededor de 800 millones aportados por los Derechos Especiales e Giro del Fondo Monetario Internacional, como así también oculta deliberadamente cómo utiliza la inflación para dibujar las cuentas públicas.
Al haber una inflación real de más del 25 %, los impuestos se calculan sobre los precios inflados. El IVA por ejemplo, es el 21 % de los precios inflados, y esto permite a la AFIP seguir con el falso discurso año tras año de que hay superávit fiscal, mientras que esa misma inflación permite que los gastos corrientes se vayan quedando atrás.
Es decir, se habla de superávit fiscal porque se aplican los impuestos sobre precios inflados y como la inflación a la vez permite que el gasto corriente se retrase nominalmente, parecen menos voluminosos.
La fábula oficial cuenta entonces que Argentina ha tenido casi un 35 % de incremento en los ingresos tributarios a causa del crecimiento de la economía gracias a la “acertada” política del Ejecutivo Nacional de aumentar el consumo interno, las detracciones en concepto de ganancias que sufren los salarios mas altos, el precio internacional de los commodities y lo bien que funciona la balanza comercial, tan bien, que el secretario de comercio Guillermo Moreno no cesa en su embestida contra las importaciones.
¿Por qué será que siempre hay tanto trecho entre los dichos y los hechos del oficialismo?

Nidia G. Osimani


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