sábado, 8 de enero de 2011

Los K me bocharon. Por Carlos M. Reymundo Roberts


HUMOR POLITICO
Ya llevo dos meses en las filas del kirchnerismo y todavía no he podido disfrutar de las mieles del Paraíso.
No es fácil. Parece mentira que este gobierno, que va por la vida comprando voluntades -no por vocación, sino por necesidad-, a mí no me quiera ni gratis. "Sos demasiado liberal", me dicen. Yo argumento que no lo soy más que Amado Boudou o Ricardo Echegaray, pero no logro convencerlos.
Todo se me hace cuesta arriba. Aunque he puesto unas cuantas columnas al servicio de la Casa Rosada, no terminan de creerme. Los entiendo, porque parece que no hay día en que no se presente alguien (sobre todo, legisladores de la oposición) pidiendo el oro y el moro por su transferencia.
Eso sí, me resultó indigno haber sido sometido a un tribunal inquisidor, integrado por un miembro de La Cámpora, un intelectual de Carta Abierta y una madre de Plaza de Mayo. El interrogatorio duró dos horas y tuvo lugar en un lujoso dúplex de Puerto Madero, alquilado a un empresario amigo. Amigo de ellos. He aquí lo más saliente de ese examen.
-¿A quién propone en el caso de que la Presidenta no quiera presentarse a la reelección?
-Si Cristina no se presenta, este interrogatorio no tiene sentido. O es ella o es el fin.
-¿Cree que Scioli es nuestro mejor candidato a gobernador de Buenos Aires?
-Por de pronto, no creo que podamos considerar a Scioli como alguien nuestro.
-¿A quién prefiere en la ciudad: Boudou o Filmus?
-Al que prefiera la señora.
-¿Por qué suben los precios?
Sorprendido por el cambio abrupto de tema, estuve a punto de caer en la trampa. Iba a contestar que suben por la remarcación de empresarios inescrupulosos. Me repuse a tiempo.
-En realidad -dije-, los precios no están subiendo. Si los comparamos con los sueldos, que suben más, en términos reales las cosas hoy son más baratas.
-¿Qué política propone para los medios?
-La actual es perfecta. Perseguirlos, difamarlos, apretarlos con Moreno y con Moyano, robustecer la cadena oficial, seguir comprando periodistas, amenazarlos, pincharles los teléfonos y los mails.
-¿Qué contesta cuando le preguntan por la fortuna de los Kirchner?
-Que son unos afortunados.
-¿Qué propone para la Justicia?
-Me dicen que ustedes tienen buen material sobre historias non sanctas en el más alto nivel. Cada tanto filtraría algún rumor en un medio amigo.
-¿Y en el Congreso?
-En el Congreso ya está casi todo hecho, ¿no?
-La Presidenta ha decidido prescindir de Aníbal Fernández. ¿Qué destino le daría?
-Depende: si quiere ridiculizarlo, que lo deje donde está. Debe ser terrible ser jefe de Gabinete y que los ministros no te atiendan el teléfono.
-¿Comparte la política de la Presidenta de comunicarse directamente con la gente? (Malvados: saben que odio que se la pase discurseando).
-A ver, creo que los presidentes tienen que hablar por sus actos, pero es cierto que, en su caso, la palabra es acción. Además, con eso de que siempre le ponen dos micrófonos parece que hablara el doble.
La última pregunta -una opción de vida- fue terrible. Me la hizo el intelectual de Carta Abierta.
-¿La Nacion o Néstor Kirchner?
Entendí que de esa respuesta dependía mi suerte. Mi futuro. Y que no podía demorarme.
-La Nacion -dije- es el diario en el que trabajo desde hace 30 años, y que me ha permitido conocer a grandes personalidades, como Néstor Kirchner.
-No se haga el tonto: ¿La Nacion o Kirchner?
-La Nacion es una tribuna de doctrina, y Néstor era doctrina y era tribuna.
-Basta de evasivas: ¿La Nacion o Kirchner?
-Bartolomé Mitre amaba la democracia y Kirchner, la transversalidad. ¿Por qué tiene que ser uno u otro y no uno y otro?
-Es su última oportunidad: ¿La Nacion o Kirchner?
Qué dura es esta gente: siempre a todo o nada. O blanco o negro. En el diario son más abiertos. Conociendo mis ideas, me dejan seguir escribiendo. Y desde hoy, en esta veraniega página 2.

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