domingo, 24 de abril de 2011

Operativo manos limpias. Por Alfredo Leuco


¿YA NO SE ROBA PARA LA CORONA?


Hay señales de mayor transparencia en la cúspide del poder con el manejo de dinero negro. La disimulada contradicción con los tiempos de Néstor.


Será cierto que el gobierno de CFK ya no roba más? ¿Será verdad que la Presidenta ordenó tolerancia cero para los corruptos y que dio el ejemplo parándoles el carro a un par de empresarios que llevaron a Olivos una valija como en los tiempos de Néstor? Un ministro, un diputado de los más leales, dos propietarios de prósperas compañías y un periodista económico del diario La Nación coincidieron en afirmar que algo se cortó y que empezó una nueva etapa de mayor transparencia. Siempre es difícil probar la delincuencia de Estado. El lugar común dice que nadie da recibos por una coima. De la misma manera es difícil probar lo contrario. Pero hay indicios, datos políticos y algunos movimientos. Nadie dice que se terminaron los ladrones y los estafadores en el Ejecutivo. Hasta los gobiernos más honrados tuvieron algún cáncer que extirpar. Pero nuestra hipótesis de trabajo sospecha que la corrupción estructural, la que roba para la corona, la que sube los dólares por la cadena de mando, no tiene la aprobación de la máxima autoridad del Estado. Cuando PERFIL pidió evidencias que certificaran esto, cada uno de los consultados aportó algo que merece ser tenido en cuenta:

1) “Quiero tener compañeros y no cómplices”, fue la piedra angular del discurso presidencial que abrió las sesiones ordinarias del Congreso.

2) Julio De Vido, el ministro bautizado hace años como “el cajero” por la revista Noticias, cada vez está más lejos del corazón de las decisiones. Su perfil es bajo cero. Padece una enfermedad que merece más cuidados y Cristina nunca se lo bancó demasiado. La UIA dice que para abrir la puerta del despacho presidencial antes hay que pasar por Amado Boudou, algo impensado con Néstor. Sólo fue convocado de urgencia para sacar las papas del fuego cuando Hugo Moyano llamó a una movilización a la Plaza de Mayo. Hugo Chávez y Techint hablaban con Néstor o con Julio. Hoy esa relación la maneja el ministro más amado.

3) Ricardo Jaime se queja porque nadie le atiende el teléfono. El hombre que se enriqueció a la velocidad del sonido y que tenía acceso directo a Néstor tiene miedo de ir preso y de que eso ocurra antes de las elecciones. Sería una señal de que la lucha anticorrupción va en serio y el mejor spot de campaña electoral. Amargamente, De Vido y Jaime se resignan a esta nueva realidad y tienen nostalgias de cuando eran dueños y señores de las obras públicas y las licitaciones. Otro recaudador, Héctor Capaccioli, bebió de esa misma medicina. Su frase de cabecera es: murió Néstor y me procesaron.

4) Moyano tiene un problema similar. Zanola y Pedraza son los apellidos de sus pesadillas. Se lo comentó al jefe de un gremio chico de su riñón. Con cierta razón, dice que en menos de lo que canta un gallo la Justicia desestimó las acusaciones de enriquecimiento ilícito del matrimonio presidencial y que a él lo tienen en la morsa desde hace años, y que la cosa va para largo. Cuentan que envenenado de bronca casi prende el ventilador cuando se enteró de que la APE (Administración de Programas Especiales) va a ser modificada o directamente sepultada porque es una de las latas negras (1.100 millones por año) donde meten la mano los sindicalistas más poderosos. Algo similar a lo que hicieron con la Oncca, dinamitada para que no quedaran rastros ni huellas de subsidios y testaferros escandalosos.5) Aníbal Fernández sigue flotando, pero se quedó sin combustible el día que la Presidenta resolvió sacarle las dos cajas más grandes del Gobierno fuera de la obra pública: la pauta publicitaria, que fue a parar a Juan Manuel Abal Medina, y la Policía Federal, que pasó a manos de Nilda Garré. Los dos cuadros que militaron en el Frepaso tienen fama de honradez, aunque en el caso de la ministra se considera por lo menos una prebenda que le hayan otorgado en tiempos de Menem (!) un registro automotor. Ella inició una cruzada entre los comisarios y dijo con toda claridad que eran amigos de lo ajeno y que se llenaban los bolsillos con delitos aberrantes como la prostitución y la droga. El joven Juan Manuel encontró algunas cuestiones poco claras con ciertos empresarios de medios militantes que ponían la misma excusa: esto lo arreglamos con Néstor. Incomprobable. Eso explica algunas peleas públicas y subterráneas entre periodistas K. Aníbal perdió además a su compañero de truco José María Díaz Bancalari. Fue pasajero fetiche de Néstor en todos los viajes al exterior y el domingo pasado fue ejecutado mediáticamente por Horacio Verbitsky al acusarlo de haber sido el “nexo entre Duhalde y Patti”.

Con esto no pretendo decir que todos los funcionarios kirchneristas son o fueron indecentes.

 Desde el comienzo hubo gente con una ética inviolable: Gustavo Beliz, Horacio Rosatti, Sergio Acevedo, Jorge Taiana, Rafael Bielsa, Graciela Ocaña, por nombrar algunos que se fueron en distintas etapas. Incluso hoy nadie sospecha sobre la decencia de Guillermo Moreno o de los que mandan en la mesa chica, como Carlos Zannini, el nombrado Abal Medina o Verbitsky. Es más, ellos son el Estado Mayor en el que Cristina se apoya en esta batalla contra la plata negra que de paso es contra un sector importante del pejotismo que ella tanto desprecia. Hay una pregunta que pone en duda esta especulación sobre el fin de los manejos dinerarios. ¿Por qué los comunicadores de la camiseta partidaria no exhiben esta bandera limpia? La respuesta es que para alardear del cierre de la ventanilla de cohechos y retornos hay que reconocer que antes existía. Y antes, todo lo que pasaba por el universo K era ordenado o supervisado por “El”. ¿Quién en su sano juicio dentro del FpV es capaz de reconocer que a Néstor Vallecca, Aníbal F, Jaime y De Vido los designó Kirchner y que él manejó en persona la relación con los Moyano? Algo dijo el hijo del líder de la CGT cuando planteó que era muy distinto hablar con Cristina. Hay otra pregunta que, con sólo formularla, hace correr frío por la espalda del oficialismo. Si realmente la Presidenta es una santa y tiene las manos limpias, ¿qué hacía mientras su marido compraba 2 millones de dólares con información calificada, o adquiría a precio vil miles de metros en El Calafate que después vendió por millones, o colocaba los famosos fondos de Santa Cruz en el exterior sin exhibir hasta el día de hoy una sola boleta de depósito o un resumen de cuenta que describa la ruta del dinero?

Hasta José Pablo Feinmann reconoció el viernes por radio que Néstor se ensuciaba las manos. Algunos por lo bajo dicen que Cristina es cada vez más Fernández y menos Kirchner.

 Si la Presidenta escuchara esto de un colaborador, lo pasaría a degüello. Porque significa endiosarla a cambio de satanizar a su compañero de toda la vida. Tomás Abraham, en estas páginas, afirmó que el Gobierno está reexaminando lo actuado por Kirchner. Algunos talibanes quieren levantarle un altar a Cristina con un juego de palabras: no roba pero hace.

Fuente: Perfil

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