martes, 1 de febrero de 2011

NOS ESTAN TOMANDO POR ESTUPIDOS de Enrique Garcia Mansilla

A esta altura del partido como argentino ya me siento cansado que nos tomen por estúpidos. Que nos falten el respeto diciendo semejantes cosas. Una cosa es que haya diferencias de interpretación sobre economía o cualquier otro tema y se produzca un debate y otra muy diferente es que ante la delicada situación inflacionaria que estamos viviendo nos vengan con este tipo de declaraciones. Se nos están riendo en la cara. (Roberto Cachanosky)



Cuando estaba elaborando esta nota, me llego el informe semanal de Roberto Cachanosky y la frase que transcribo arriba coincide bastante con la idea que estaba merodeando por mi cabeza, es mas mi concepto es un poco más fuerte que el que sostiene este economista, ya que yo quería referirme al “Terrorismo de Estado”

En el inconsciente colectivo definimos terrorismo de estado a los hechos que se perpetraron en la década del setenta y se le atribuyen a las Fuerzas Armadas en defensa de los máximos intereses de la Republica que, aunque con excesos nos libraron del flagelo subversivo. Lo curioso es que, ese accionar recayó en no más de 8.900 individuos ya que investigaciones serias no han podido ni probar ni demostrar ese numero de 30.000 del que tanto se ufanan los defensores de los Derechos Humanos.

Tanto el libro de Graciela Fernández Meijide como los expedientes que circulan por la Secretaria de Derechos Humanos no han podido demostrar ni justificar ese número y, de la única forma que podrían hacerlo es si actualizan ese número por inflación.

Podríamos dar de comer a 400 millones de personas, coinciden la Mesa de Enlace y el Gobierno y sin embargo mantenemos a un tercio de nuestra población bajo la línea de pobreza y, es justamente en alimentos en donde se ve más contundentemente los estragos que está haciendo la inflación.

La inflación, cuando llega a dígitos insólitos y su proyección es aun mayor deja de ser un descalabro económico y pasa a ser, le guste a quien le guste un problema eminentemente moral, primero porque posibilita que los que pueden protegerse no solo alcanzan ese objetivo sino que aumentan sus riquezas y, aquellos que no pueden hacerlo continúan en el tobogán de la caída que los pauperiza y degrada aun mas, ya que los limita tanto en la alimentación, vivienda y salud y es absolutamente falso que el gobierno sea ajeno a ello y que sean los empresarios los que aumentan los precios.

Este “modelo” o mejor dicho zafarrancho, tuvo su oportunidad en el 2003 con un dólar alto, salarios de miseria y un mundo demandante a altos precios de los productos que en el país podemos producir competitivamente, como la riqueza ajena molesta a los diseñadores del modelo, raudamente salieron a confiscarla vía impuestos y/o retenciones generando una presión tributaria agobiante para la producción y, ademas privar a esos 400 millones de habitantes del mundo que nosotros pudiéramos dar de comer.

Para Boudou no hay inflación, al menos no menciona a las cosas por su nombre y utiliza eufemismos para disfrazar una realidad que ya nadie puede soportar, por el contrario cada vez que abre la boca es para decir “Bouludeses” y eso entre payada y payada, que es la estrategia electoral con la que quiere ganarse el voto de los capitalinos.

Cuando murió Néstor Kirchner los periodistas en general elogiaron el cambio de tono de las declaraciones públicas de la Presidente y pensaron que un clima menos agresivo y más cercano al dialogo, pues lo dije antes y lo repito ahora, no son los dichos, los gestos lo que caracterizan la mentira y el engaño de este gobierno, son sus actos, sus acciones cotidianas, esas no cambiaron y, en algún sentido se han profundizado.

Cuando se alcanza un porcentaje elevado de utilización de capacidad instalada en una empresa hay que tomar una de dos decisiones: (a) invertir y a partir de allí generar una oferta mayor de productos para satisfacer una demanda impulsada por dadivas, clientelismo y planes sociales. Esa inversión debe hacerse a plazos y tasas que generen un retorno aceptable y estén acordes con el riesgo que se asume; (b) lisa y llanamente aumentar los precios, pues queda claro que los empresarios argentinos, que de paso no son ejemplo para nadie, optaron por la opción (b), algo tiene que ver con esto la seguridad jurídica.

Si a esto le agregamos un gasto publico descomunal, con un nivel de subsidios terrorífico que beneficia al transporte, vial y ferroviario, que cada vez requiere de mayores recursos porque los combustibles escasean, por falta de inversión y exploración, a la lechería porque el bocado grande se lo llevan las usinas y los productores “minga”, la carne esta cada día más cara porque hay menores rodeos vamos a tener que salir a pedir alimentos a ese mundo que nosotros decimos podemos dar de comer, resulta contradictorio ¿no es cierto? Ni que hablar de la intrépida actitud de la Presidente del BCRA Mercedes Marco del Pont que no tiene pudor en darle qué te darle a la emisión monetaria.

Se habla mucho de la inseguridad física, porque todos los días un ñato es fusilado en las calles de nuestra patria, casi sin análisis serios aparecen los expertos en seguridad a opinar, porque están haciendo pingues negocios pero hay otras inseguridades, otros asesinatos en la Republica.

Estas inseguridades son la desnutrición infantil que condiciona el futuro de los niños, la falta de contracción al trabajo que genera el clientelismo y la dadiva y que, resolverá problemas del hoy pero cercena el futuro, no ya de esas personas, sino del país, porque alejamos a esas personas de la educación y al hacerlo la brecha de conocimientos tecnológicos se agranda y, después es imposible arrimarla, por lo tanto los estamos decididamente excluyendo.

Con la mentira, “dice un viejo proverbio judío” se puede llegar muy lejos, pero jamás volver y es eso lo que le pasa al gobierno y por ello Boudou no tiene más alternativa que reírse de nosotros, tacharnos de estúpidos y sentirse que es un inteligente, capaz y buen mozo candidato para la Jefatura de Gobierno de Buenos Aires, según dichos del inefable Moyano que, desde su sindicato extorsiona a diestra y siniestra.

Año duro será el presente, entre mentiras y extorciones y los personalismos antipatriotas de la oposición y la impunidad empresarial, estaremos frente a más de lo mismo, o lo que es peor, seremos considerados los ciudadanos de a pie, aun mas estúpidos si es que no empezamos a reaccionar a tiempo y dejamos que estos malandras nos lleven puestos.

¡Y pensar que nosotros creíamos que Dios era argentino y, está terminando “siendo cosa e ‘mandinga”!

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