domingo, 28 de agosto de 2011

La suerte no es un modelo. Por Roberto Cachanosky


Un tiempo atrás me decía un amigo la siguiente frase: "Es preferible tener una estrategia y errar en el resultado, a que de pura suerte las cosas te salgan bien y creer que tener suerte es una estrategia en la vida". El problema del kirchnerismo es que ha tenido suerte y cree que la suerte es una estrategia de crecimiento de largo plazo. Es más, ha comprado la idea de que ni siquiera tiene suerte, sino que el modelo es mágico. Por cierto, algún día sería interesante saber cómo funciona el famoso modelo de matriz diversificada con inclusión social porque en rigor nunca fue explicitado su funcionamiento. Nadie sabe en qué consiste.
Mientras tanto sólo podemos advertir que el famoso modelo consiste en tener suerte y cuando no se tiene suerte, se pierden las elecciones. Con la crisis de 2008 y 2009, el precio de la soja bajó y en Brasil el dólar trepaba de 1,56 reales hasta superar los 2,50 y el kirchnerismo perdió las elecciones.
Algunos datos sobre cómo la suerte es presentada como el éxito del famoso modelo productivo. En 2000 las exportaciones del complejo sojero representaban el 14,8% del total de las exportaciones, en tanto que en 2010 fueron el 25,4% del total. Esto significó un aumento de las exportaciones de este complejo de 13.427 millones de dólares. Y no fue virtud de este modelo el aumento del precio de la soja a nivel internacional. La Argentina es el tercer productor mundial de soja y, por lo tanto, es tomadora de precio.
Gracias a la caída del tipo de cambio en Brasil, el complejo automotor representó el 9% de las exportaciones totales en 2000 y en 2010 representó el 12,7 por ciento.

VIENTO DE COLA

En 2010 se exportaron US$ 41.793 millones más que en 2000. De esa cifra, el 47% se explica por el complejo sojero y el automotor, fundamentalmente con destino a Brasil. El mundo venía creciendo a tasas del 2,5% anual y al kirchnerismo le tocó una onda expansiva del 4,5 al 5% anual de crecimiento. Con estos datos es fácil advertir que, como diría mi amigo, la suerte se ha transformado en la estrategia del Gobierno, suerte que ya no alcanza dado el déficit fiscal existente, la agonía del sector externo que no se ha transformado en déficit de cuenta corriente porque Guillermo Moreno prohíbe importaciones y un mundo que, en el mediano plazo, difícilmente vuelva a tener tasas de crecimiento del 4 o 5 por ciento anual.
La estrategia del Gobierno de apostar a la suerte es como si José estuviera mal económicamente y se le muriese una tía rica que le deja su herencia. Si José no trabaja, consume lo heredado de su tía y apuesta a que antes de caer en crisis va a morir otra tía rica que también le dejará una fortuna, estará creyendo que su método es la suerte. Pero un día puede darse la circunstancia de que José ya no tenga más tías ricas que heredar o bien su tía rica que le queda viva siga viviendo o se muera, pero no le deje ninguna herencia. En ese caso su estrategia de tener suerte se habrá acabado.
Esto es lo que hace el Gobierno. Apuesta permanentemente a que las condiciones internacionales se mantendrán y por eso pone el acento, al igual que José, en consumir. No tiene una estrategia de crecimiento de largo plazo, sólo tiene el método de la suerte. Apostar a que el mundo le jugará a favor y le permitirá seguir financiando el populismo. Pero la gente del Gobierno debería pensar que si el mundo no entra en recesión, por lo menos estará un buen tiempo con muy bajas tasas de crecimiento. Si este escenario tiene elevada probabilidad de ocurrir, ¿por qué los precios de lascommodities van a mantenerse altos como ahora? Si el mundo produce menos que antes de la crisis, lo lógico es que baje la demanda de commodities y sus precios.

DETERIORO

Pero aun esta apuesta a la suerte del Gobierno ha sido insuficiente para financiar el modelo. Basta con ver el deterioro patrimonial del Banco Central, la fuerte emisión monetaria, el uso de los ahorros confiscados de la gente en las AFJP, todo esto a pesar de la salvaje presión impositiva, para advertir que ni aun apostando a la suerte ha logrado sostener los superávits gemelos (fiscal y de cuenta corriente del balance de pagos).
Si aun apostando a la suerte de tener el mundo a favor han derrapado en lo fiscal y en el sector externo, la pregunta es: ¿cómo seguirán financiando la fiesta de consumo con el mundo que ya no juega tan a favor y con escasos instrumentos internos para seguir sosteniendo un consumo artificial? Acotado interna y externamente, si el Gobierno no cambia de rumbo en su política populista no tendrá más alternativa que recurrir a nuevas confiscaciones. Pero una combinación de viento de frente externo y gruesos errores de política económica interna terminarán, más tarde o más temprano, generando una contracción del consumo.
En síntesis, la suerte fue la estrategia del Gobierno para financiar su política populista. Como el populismo fue muy grande, la suerte no alcanzó y tuvo que recurrir a más cajas para financiarlo. Sin suerte y sin caja, "el modelo" requerirá un cambio de estrategia.
El autor es economista
Fuente: La Nación

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