martes, 30 de agosto de 2011

Cada ocho días desaparece un chico en la provincia de Buenos Aires


ESTADÍSTICAS QUE ALARMAN Y PIDEN POR RESPUESTAS




En los últimos meses, tal vez atrapados por la vorágine política, hemos olvidado o por lo menos postergado el análisis de temas importantes en la vida de todos los argentinos. El 22 de agosto, la lamentable desaparición de Candela Sol Rodríguez, reavivó en los medios la realidad.



Es indudable que todos los esfuerzos realizados por la justicia y las fuerzas de seguridad es lo mínimo que puede hacer una sociedad organizada para recuperar con vida y poner en el seno familiar a la menor desaparecida. Pero invito al lector a dirigirse a la página del Ministerio de Justicia y Seguridad de la provincia de Buenos Aires.
Allí es sorprendente ver cómo desde enero hasta agosto de 2011 hay 25 menores de sexo femenino (entre 10 y 17 años) desaparecidas en la provincia de Buenos Aires y cinco menores de sexo masculino comprendidos en el mismo arco etario. Esto arroja un promedio aproximado de una desaparición cada ocho días. Es llamativo que el número de mujeres supere en 500% al de varones.
Analizando la misma página del Ministerio, cabe destacar que en el año 2010 desaparecieron dieciocho mujeres y siete varones y en el año 2009 siete mujeres y cuatro varones (entre 10 y 17 años).
 Este “in crescendo” en la desaparición de menores parece no inquietar a nuestros dirigentes (oficialismo y oposición), ya que como se ha visto la semana anterior, y tal vez por estar en plena campaña proselitista, nuestra señora Presidente de la Nación recibió a la madre del trigésimo menor desaparecido en lo que va del año en la provincia de Buenos Aires, mientras que la agencia oficial de noticias informó del inmenso despliegue de medios y efectivos en la búsqueda de Candela.
Tal vez sea dable preguntarse: y todos los anteriores, ¿ya quedaron en la nada? Y la oposición provincial y nacional, ¿qué hacen en la Legislatura que no componen en forma urgente comisiones de investigación de estos gravísimos hechos? Y las organizaciones de derechos humanos que recuerdan, justificadamente, a los desaparecidos en la dictadura, ¿se olvidan de nuestros niños desaparecidos en plena democracia? ¿Por qué no exigen la aparición con vida de los mismos en forma urgente? ¿Qué hay detrás de todas estas desapariciones? ¿Secuestradores, violadores, asesinos seriales, trata de personas, disgregación familiar?
Lamentablemente en esta sociedad anestesiada por la difusión masiva de deportes populares, exhibiciones “hot” de anatomías femeninas modeladas a fuerza de siliconas, promesas de emprendimientos faraónicos y “autoconvicciones” de ser el único país alejado de los problemas económicos-financieros mundiales gracias a la “habilidad innata” de los administradores ocasionales de la cosa pública, nos será casi imposible generar estadistas que piensen en las nuevas generaciones y no en las próximas elecciones.
Lamentablemente, cuando los efectos de la anestesia desaparezcan, sufriremos los intensos dolores de las graves heridas ocasionadas en el tejido social.

Ricardo Alfredo Rey
FUENTE: Tribuna

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