martes, 30 de agosto de 2011

De Vido promociona su gestión en un libro, con obras que no se hicieron

El Ministerio de Planificación editó un libro en el que destaca “todo lo realizado” por el kirchnerismo desde 2003. Sin embargo, muchas de las obras presentadas están en plena ejecución y otras no comenzaron a construirse. Los insólitos fotomontajes que muestran un tren de alta velocidad y estaciones modernas para la línea Sarmiento. 


Con el título de “Grandes Obras de Infraestructura del Bicentenario Argentino”, el ministro de Planificación, Julio de Vido, promociona en un libro diseñado por su cartera las obras iniciadas por el kirchnerismo desde 2003.

“Estas obras no hacen más que demostrar con hechos todo lo realizado por esta gestión de gobierno”, dice el libro. Sin embargo, la publicación presenta algunas cuestiones que, por lo menos, pueden tildarse insólitas: buena parte de las obras publicitadas apenas están avanzadas en un porcentaje mínimo y en otras directamente no los trabajos no comenzaron. 



Sobre el primer punto, el ejemplo más cabal es la pavimentación de los 5 mil kilómetros de la imponente Ruta 40, la columna vertebral que une Cabo Vírgenes en Santa Cruz con La Quiaca, en Jujuy. Para el gobierno, la culminación de los trabajos decantará en “un eje de genuina integración nacional a la altura de las necesidades presentes”.

Pero, el propio libro de De Vido admite que apenas se pavimentaron unos pequeños ocho tramos en las zonas de mayor atractivo turístico -como El Calafate en Santa Cruz o Belén en Catamarca- y que la mayoría de los trabajos todavía está “en ejecución”. Incluso, algunos tramos no fueron licitados todavía.

En la misma situación se encuentran los 45 kilómetros de construcción de una nueva calzada de la autovía en la ruta 226, que une Mar del Plata y Balcarce y que la publicación presenta como otra realidad. Los trabajos implican una inversión de 130 millones de pesos pero sólo se culminaron 11,2 kilómetros entre Sierra de los Padres y Balcarce. La ruta está en manos de Concesionaria Vial SA. El resto se prometió para febrero de este año pero todavía no hay fecha de inauguración.

Otro caso es el que prevé la extensión de vida de la Central Nuclear Embalse, en Río Tercero para que pueda seguir operando por 25 años más con un 6 por ciento más de su capacidad. La publicación dice que los trabajos estarán listos para 2013 y que comenzarán este año. Sin embargo, la semana pasada recién se firmó el convenio entre las autoridades argentinas y la Atomic Energy of Canadá Limited (AECL) con lo cual los trabajos, en el mejor de los casos, finalizarán en 2016.

Como obras concluidas también se nombra al Centro Cultural del Bicentenario, en el ex Palacio de Correos y Telecomunicaciones y la prolongación de la línea E de subtes desde la estación Bolívar hasta Retiro. En el caso de la línea E hace seis meses que el ritmo de obra se rantelizó de manera notable y la faraónica obra del Palacio de Correos de la avenida Alem, incluye en su interior un fastuoso anfiteatro llamado la Ballena Azul, del cual todavía no hay ni rastros. 



 Las fotos del libro de Julio de Vido promocionando
la represa Condor Cliff, muestran un páramo con
algunas personas mirando la lontananza
De Vido también publicita obras que directamente no comenzaron con su construcción como el complejo hidroeléctrico Cóndor Cliff- La Barrancosa, en Santa Cruz y sobre el río del mismo nombre. El proyecto fue adjudicado en 2010 a un consorcio integrado por IMPSA, Camargo Correa y Corporación América y tiene un costo de 16.000 millones de pesos. Pero a pesar de que en el libro la obra es presentada como un hecho consumado, el plazo de su ejecución es de cinco años. Incluso al mencionar esta obra el artículo publica una foto del paraje donde se supone se construirá e insólitamente muestra un gran desierto, con el epígrafe "El proyecto", en negrita.
Además, el libro celebra el soterramiento del tren Sarmiento y la construcción de nuevas estaciones a todo confort. Los fotomontajes muestran estaciones modernas e insólitamente la llegada de un tren de alta velocidad, muy lejos de las destartaladas formaciones que administra TBA. En rigor, recién están en marcha las licitaciones para construir los puentes del primer tramo del proyecto, que el gobierno kirchnerista en los últimos 8 años ya anunció al menos cinco veces.

Recién hace dos semanas el secretario de Transporte Juan Pablo Schiavi anunció el lanzamiento de un fideicomiso para financiar las obras, que superan los 3000 millones de pesos.

La publicación también festeja la "Recuperación y Mejoramiento del ferrocarril Belgrano Cargas", una utopía que está muy lejos de ser realidad como bien saben los productores agropecuarios del norte del país, que ven avanzar a cuentagotas las mejoras en este tren que supo ser la columna vertebral de la Argnetina productiva y hoy tiene ramales desafectados en toda la geografía nacional y vías con un nivel de deterioro que obligan a realizar trayectos a paso de hombre.

El libro también incluye varias obras que sí concluyó el Ministerio de Planificación como las de la central Yaciretá, la culminación de la autopista Rosario-Córdoba y la construcción de viviendas, cloacas y conexiones de agua potable en distintos puntos del país, la reparación dde la Basílica de Luján, El Hospital Interzonal "El Cruze" de Florencio Varela, el gasoducto transmagallánico, así como las nuevas centrales eléctricas, vivienfdas y escuelas en todo el país.



 Las futuristas estaciones del tren Sarmiento
que promociona Julio de Vido
Los famosos anticipos de obras

Sin embargo, más allá de que su grado de avance, la publicación impacta por la enorme cantidad de obras públicas que lanzó el kirchnerismo en sus ocho años de poder, y lleva a preguntarse porqué se decidió iniciar decenas de obras de final incierta, en vez de concentrarse en empezar y terminar un grupo menor.

La mirada malintencionada de este peculiar sistema de trabajo señala lo que es un secreto a voces en el sector, el kirchnerismo tendría especial interés en ejecutar los denominados "anticipos de obra", cifra que se suele entregar al contratista una vez que se le adjudicó la obra y que suele rondar el 15% del monto total.



Numerosas investigaciones periodística señalaron que el modus operandi del kirchnerismo para cobrar supuestos retornos fue quedarse con este anticipo, lo que en su momento generó no pocos conflictos con importantes contratistas.

Es que los usos y costumbres en la obra pública eran que los retornos se pagaban en el momento que se iban cobrando los certificados de obra, de manera que eso supuestamente motivaba a las empresas a avanzar en los trabajos y a los funcionarios en impulsar a los mismos. Pero es justo reconocer que aún si fuera cierta esta versión, históricamente la Argentina demoró décadas en terminar sus obras públicas más importantes.

Como sea, según esta versión, a mayor cantidad de obras iniciadas, en la dinámica actual, más anticipos se pagan, lo que sería un incentivo a abrir más y más obras. Pero acaso la realidad sea menos venal y se trate simplemente de una ambición por realizar, que supera la propia capacidad de gestión.


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