domingo, 27 de marzo de 2011

Cuando mueren las palabras. Por Pepe Eliaschev

Esta foto refleja la imagen de quien es Luis D' Elia

Buenos Aires, 26 de marzo de 2011 - Un nutrido contingente de prominentes figuras del kirchnerismo respaldó, acompañó y convalidó el lanzamiento político de Luis D´Elía en el Luna Park. Estamos en presencia de un cambio importante.



A medida que se van haciendo cada vez  más evidentes, como lo demuestra la próxima llegada de Hugo Chávez, los esfuerzos del gobierno por alinearse en un eje bolivariano, que ellos denominan progresista, la Argentina se va internando en un camino internacional que habrá de traer al país más preocupaciones y zozobras que ventajas y beneficios.

Los indicios que da el gobierno son inconfundibles. Desde la cancillería, por ejemplo, nuestro país ha cuestionado la intervención internacional que trata de ponerle coto a la matanza que viene ejecutando Muamar Kadafi en Libia.

Con su habitual ligereza, y valiéndose de medios absolutamente no convencionales que inspiran mucha sospecha, el canciller alegó que en Libia “no se habían agotado los recursos diplomáticos”. Sin embargo, se trata de una decisión convalidada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

La presencia de muchos líderes del kirchnerismo, incluidos ministros de la Nación, en el lanzamiento de Luis D´Elía desacredita, desmiente y vacía de contenido el alegato, según el cual, la cosas que hacía y decía D´Elía corrían por su cuenta, porque no representaba al gobierno.

Luis D´Elía sí representa al Gobierno.

La inexistencia de un cargo oficial, en su caso, nada quiere decir en materia profunda de proyectos, estrategias e intereses en común. Estamos en presencia del hombre que ha viajado a Teherán invitado por el régimen de la República Islámica de Irán para respaldar públicamente a ese régimen con el que la Argentina tiene un contencioso internacional abierto y gravísimo desde los atentados de la década del 90.

Al participar los ministros que son compañeros de gabinete de Héctor Timerman en el acto de respaldo a Luis D´Elía, se está produciendo un blanqueo, a mi modo de ver, evidente e innegable.

Mientras esto sucede, otros personajes que expresan claramente, y lo vienen haciendo hace ocho años, el pensamiento de la Casa Rosada, como el diputado Carlos Kunkel, han aparecido en las últimas horas, acentuando la tonalidad anti-norteamericana y anti-occidental de que viene caracterizando a estas horas al gobierno de la presidenta Cristina Kirchner.

Kunkel, por ejemplo, ha llegado a la enormidad de afirmar que el avión militar norteamericano, cuyo cargamento fue incautado en Ezeiza, traía contrabando de dólares y drogas para el consumo de personal norteamericano. En casi imposible tomarse en serio tamaño alegato, cuando se trataba de un vuelo programado como parte de un programa de entrenamiento, formación y mejoramiento profesional de la Policía Federal Argentina.

Esto es lo que explica la declaración que hizo esta semana Barack Obama, a propósito de lo que pasa en la Argentina, cuando el periodista le pidió su reacción sobre el episodio del avión. Obama dijo con tersura, vale decir, sin alambicamientos, y sin excesos de adjetivos, “estamos esperando que nos devuelvan lo que han incautado, son nuestros esos implementos y los queremos”.

¿Adónde va, entonces, en este sentido la Argentina? ¿A una reconciliación con la República Islámica de Irán? ¿A un estrechamiento de la alianza con un Hugo Chávez que este martes será agasajado, nada menos que la Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata.

¿A una escalada de agravios y maldiciones a los Estados Unidos, pretendiendo que la elección de octubre se convierta en un nuevo “Braden o Perón”? ¿Por qué la Argentina de Cristina Kirchner tiene peores relaciones con Barack Obama que las relaciones que tenía Néstor Kircher con el republicano de derecha George Bush?

Acá hay dos alternativas, a mi modo de ver, y las expongo claramente, como parte de mi propio dilema. O hay un disco rígido explícitamente “chavista”, vale decir, encolumnado en esa corriente de pensamiento, Chávez es un aliado de Muammar Kadafi y es un socio plenipotenciario de la República Islámica de Irán. O estamos en ésa posición, o sea que somos “chavistas”, “sandinistas” y todo lo que sigue como correlato, o el Gobierno está fríamente enderezado con un pragmatismo crudo a explotar una veta anti-norteamericana, supuestamente anti-imperialista, destinada a capitalizar electoralmente la idea de un país menor que los Estados Unidos, pero con la valentía necesaria como para enfrentarse a la nación más poderosa de la Tierra.

En cualquiera de los dos casos, el diagnóstico es grave, y las perspectivas son negrísimas. Sobre todo en un momento en el que el Brasil de Dilma Roussef, el Uruguay de José Mujica, el Chile de Sebastián Piñera, el Peru de Alan García, y la Colombia de Juan Manuel Santos, entre otros países de la región, consolidan su moderación, su prudencia y su rechazo a la ilegalidad internacional.

Nada fotografía mejor que la duplicidad del gobierno que el respaldo oficial al lanzamiento de Luis D´Elía. Son episodios que cancelan las palabras.

©pepeeliaschev
Emitido en FM Identidad

fuente: Blog Pepe Eliaschev

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