sábado, 26 de marzo de 2011

Washington espera aún una respuesta de la Argentina. Impacto económico.


Tras la queja presidencial, afirman que el incidente está lejos de superarse.


Silvia Pisani
Corresponsal en EE.UU.



WASHINGTON.- La ratificación que hizo el presidente Barack Obama, al calificar de "serio" el incidente por la carga militar requisada en nuestro país y reclamar su devolución, deja al gobierno de Cristina Kirchner en la posición de "dar una respuesta" a Washington, según se interpretó en medios locales.
"Si algo muestran las palabras del presidente es que el incidente no está superado y que seguirá molestando en la relación bilateral hasta que se clarifique", dijeron a La Nacion en medios que trabajan en la relación entre ambos países.
En forma paralela, quienes estudian aquí el vínculo entre la Argentina y los Estados Unidos tienen conciencia de que la situación ha llegado a un extremo en el que -tanto si se genera una respuesta desde Buenos Aires como si eso no ocurre- no habrá consecuencias agradables.
"Si Cristina Kirchner opta por lo razonable y devuelve la carga, quedará en una posición de debilidad política interna y eso no va a gustarle. Pero si no la restituye, quedará en una posición de incomodidad con los Estados Unidos y eso no es conveniente", sintetizó Mark Jones, experto para América latina de la Universidad Rice, en Texas.
Tanto el Departamento de Estado como la Casa Blanca optaron ayer por el silencio frente al incidente. No hubo comentarios formales.
"Lo que dijo Obama sobre la Argentina fue en el momento en el que el presidente le prestó máxima atención a la región. Ahora ha vuelto a sumergirse en otras tensiones internacionales", dijeron fuentes cercanas al gobierno.
Cuestiones regionales
Quienes trabajan con la Casa Blanca en temas regionales aseguran que, aun cuando Obama estaba preocupado por la agudización de la crisis con Libia, durante el breve periplo por la región -donde visitó Brasil, Chile y El Salvador- recibió informes sobre la situación de América latina. "Durante ese tiempo, lo que recibió de la Argentina fue la situación con la carga del avión, que muchos en los Estados Unidos siguen sin entender", se informó.
No hay registro en la memoria reciente de que un presidente de Estados Unidos haya mencionado expresamente un incidente con la Argentina. Eso no ocurrió con el sonoro escándalo del "valijagate", en el que se detectaron fondos en negro supuestamente destinados a la campaña electoral de Cristina Kirchner. Tampoco los hubo en forma expresa cuando se registró el escandaloso final de la cumbre de Mar del Plata, en 2005, en que el ex presidente George W. Bush recibió un trato áspero por parte de Néstor Kirchner.
"Si algo ocurrió desde entonces fue que Bush no quiso ver más a Kirchner y no volvió a referirse a él -recordó a La Nacion un diplomático norteamericano-. Pero en ninguno de los casos el presidente de los Estados Unidos hizo propio un reclamo a la Argentina."
Queda claro aquí que Obama no se hubiera referido al problema con la Argentina de no haber mediado una pregunta periodística. "Pero la verdad es que el asunto del avión es tan difícil de entender aquí que al presidente no le quedó más camino que ratificar la posición", dijo Michael Shifter, del Inter American Dialogue.
"Si algo revela esto es el fuerte impacto que tuvo la incomprensible actitud argentina en el Departamento de Estado y el área de Defensa", añadió Shifter. Nadie piensa aquí en una ruptura con la Argentina ni mucho menos, pero sí en una relación bilateral cada vez más degradada y con la incomodidad de un "incidente serio" irresuelto.
Consecuencias
Queja. En una entrevista con The Miami Herald, el presidente Barack Obama consideró que el secuestro del material que transportaba el mes último un avión de la Fuerza Aérea de EE.UU. es "un incidente serio".
  • Exigencia. Obama anticipó que la próxima vez que vea a la presidenta Cristina Kirchner le va a preguntar: "¿Podemos recuperar nuestro equipamiento?".
  • Retención. La Aduana mantiene retenido el material del avión militar, pese a que la Justicia declaró que los militares de EE.UU. no cometieron ningún delito.
  • Sin respuesta. Ante el reclamo de Obama, llovieron las críticas de la oposición hacia el canciller, Héctor Timerman, que había encabezado el operativo en Ezeiza. El gobierno argentino se llamó a silencio.
  • Percepción. Especialistas internacionales afirman que para el gobierno de Obama el incidente no está superado. Se espera aún una respuesta de la Argentina.

Fuente: La nación

Un impacto sobre la agenda económica argentina


El conflicto con Washington allanó el camino para la aparición de análisis y documentos de los sectores más conservadores de los Estados Unidos, pidiendo mano dura para con la Argentina.
Como uno de la ultraconservadora Heritage Foundation que aconsejaba a la Casa Blanca y al Congreso “examinar la amenaza para los Estados Unidos y Latinoamérica que implica la continuidad de las políticas populistas de los Kirchner y sus políticas estatistas”. En ese tren, pidió que Argentina “no recibiera favores políticos del gobierno de los Estados Unidos.” En medios diplomáticos advierten que la intervención directa del presidente de los Estados Unidos abona este tipo de arenga. En esa línea, sostienen que el conflicto tendrá impacto en los amigables señales que hasta ahora Estados Unidos venía dando a la Argentina en sus negociaciones con el Club de París para resolver el tema de la deuda de más unos 9.000 millones de dólares. Otra cuestión a tener en cuenta es el impacto de la sentencia de Obama en la misión del FMI que llegará en poco más de una semana para asesorar al INDEC en la delicada misión de rediseñar un nuevo índice de precios.
Cristina y Obama se verán en setiembre, en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Pero más delicada aún será su convivencia durante La Cumbre del G-20, en Cannes, en noviembre. Hasta ahora la presión de un grupo de países para excluir a la Argentina de este “club” no ha tenido frutos. Washington ha sido también en este escenario un buen amigo.
Otro aspecto es la pérdida de protagonismo en la región como el principal socio de EE.UU. en la cuestión nuclear iraní . Con la asunción de Dilma Rousseff, Brasil cambió su posición favorable a Teherán y desplaza de ese lugar a la Argentina.

Fuente: Clarin

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