martes, 15 de marzo de 2011

Japón se prepara para una posible catástrofe radiactiva

Japoneses cocinando en la calle para todos.
 A diferencia de los terremotos en Chile y Haití, en donde el desespero, los saqueos, los robos y la inseguridad hacían parte de la emergencia, en Japón el trabajo en equipo y el respeto por el otro ha sido la clave para sobrellevar la tragedia.


Es cierto que la situación es muy grave. Precisamente por eso es extraordinaria la reacción de la sociedad japonesa. Y no se trata solamente de que 4 días después del terremoto, Japón volvió a jugar al fútbol (mientras el país contaba sus muertos y hacía frente al pánico nuclear, el Gamba Osaka atravesó más de 2.000 kilómetros en casi 48 horas para disputar la 2da. jornada de la Champions asiática en la ciudad china de Tianjin. Y en las gradas del Teda Stadium, un puñado de hinchas nipones que festejaron como locos el gol de su equipo). Urgente24 quiere destacar algo más intenso. Pero antes, las noticias. 
 
 
"Japón intenta evitar el miércoles 16/03 una catástrofe después de que el viento llevara hacia Tokio bajos niveles de radiación expulsados tras explosiones en una planta nuclear dañada por un seísmo, lo que causó pánico, huidas y filas para adquirir productos básicos en la capital.

La Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial dijo que dos trabajadores en la planta de Daiichi en Fukushima están desaparecidos tras dos registrarse dos nuevas explosiones el martes en las instalaciones que abrieron un agujero en un edificio que alberga un reactor y una piscina de refrigeración para las barras de combustible ya gastadas.

El primer ministro, Naoto Kan, pidió a las personas en un radio de 30 kilómetros en torno a la instalación al norte de Tokio, una población de 140.000 personas, que permanezcan en sus hogares, en medio de la crisis nuclear más grave desde el desastre de Chernóbil, Ucrania, en 1986.

Responsables en Tokio -ubicada a 240 kilómetros al sur de la planta- dijeron que la radiación en la capital era 10 veces superior a la normal por la noche, pero negaron que este nivel fuera una amenaza para la salud humana en la tecnológica ciudad de 13 millones de habitantes.

Los mercados en la crisis

Mayores seísmos desde 1900





El toxicólogo Lee Tin-lap de la Universidad China de Hong Kong dijo que ese nivel de radiación no era una amenaza inmediata a las personas, pero que las consecuencias a largo plazo eran desconocidas.

"Sigues respirando esto hacia tus pulmones y hay absorción pasiva en la piel, ojos y boca y realmente no sabemos qué impacto a largo plazo tendrá eso", declaró Lee a Reuters por teléfono.

Alrededor de 8 horas después de las explosiones, la agencia climática de la ONU indicó que los vientos estaban dispersando el material radiactivo hacia el Océano Pacífico, lejos de Japón y otros países asiáticos.

Mientras aumentaba la preocupación por el impacto en la agobiada economía nipona del desastre nuclear y sísmico, las acciones japonesas cayeron hasta un 14 por ciento antes de cerrar con una baja de un 10,6%, ampliando el declive de un 6,2% visto la jornada anterior.

El retroceso de dos días ha barrido con US$ 620.000 millones del mercado.

Las autoridades están intentando desesperadamente que el agua destinada a enfriar los núcleos radiactivos de los reactores no se agote, lo que provocaría un recalentamiento y emisión de materiales radiactivos dañinos.

Responsables informaron que podrían verter agua en la piscina de combustible del reactor más crítico, el cuatro, en dos o tres días, sin aclarar por qué deberían esperar para tomar esa medida.

"La posibilidad de una mayor filtración radiactiva está aumentando", dijo un sombrío Kan en un discurso a la nación.

Niveles de 400 milisieverts por hora se han registrado cerca del reactor 4, dijo el Gobierno. La exposición a más de 100 milisieverts al año es un nivel que puede provocar cáncer, según la Asociación Nuclear Mundial.

El operador de la central retiró a 750 trabajadores, dejando sólo a 50, mientras se ha impuesto una zona de exclusión aérea de 30 kilómetros alrededor de la planta. No se han facilitado nuevos datos de los niveles de radiación dentro de la zona de exclusión, donde vive gente. (...)".
 
Sin embargo, tal como reflexionó la revista Semana, de Bogotá, Colombia, es inevitable no comparar el drama de Japón con el que vivieron los chilenos o los haitianos, también por terremotos: no hay peleas a muerte por un trozo de comida, nadie roba al vecino y tampoco se han armado de piedras o palos para saquear almacenes en busca de comida, o de algún televisor o nevera, poco útiles para estas emergencias
 
Y Japón no tiene fronteras físicas y las invasiones, las guerras, dos bombas atómicas (en Hiroshima y Nagasaki) y los desastres que causaron grandes terremotos como el de 1923 en Tokio (que dejó 142.800 muertos) y el de 1995 en Kobe (que mató a 6.400) les enseñaron que la única salida para ponerse en pie es el trabajo en equipo. 
 
¿Por qué no hay saqueos ni robos? La respuesta de Yasuhisa Suzuki, consejero de la Embajada de Japón en Colombia, es sencilla: “La sociedad castiga muy duro a los que quieren aprovecharse de este tipo de tragedias. Reciben castigos muy fuertes y la comunidad no perdona”
 
Los japoneses hacen, con paciencia, las filas para recibir las ayudas, no importa cuánto tiempo tengan que esperar, igual, saben que hay para todos. Tienen claro hasta dónde llegan las responsabilidades del Gobierno con ellos y entienden que los fenómenos naturales son imprevisibles y que de ellos también depende recuperarse económica y socialmente
 
Saben organizarse: cocinan para todos, adaptan curiosas mesas para cargar celulares (sin que nadie los robe ni cobre por el “servicio”) y se ayudan mutuamente, hasta para limpiar los escombros de la casa vecina.
 
Muchos vieron morir a sus seres queridos y otros mantienen la esperanza de encontrarlos. Pero en medio del dolor, en el fondo los japoneses saben qué deben hacer y cómo actuar ante eventos naturales como el que vivieron el pasado viernes. 
 
Japón tiembla cada 3 meses y es la razón para que sea un país previsivo. Los albergues para las víctimas existen desde antes de que ocurran las emergencias: les llaman centros de refugio, dotados con lo mínimo para la atención humanitaria (cobijas y agua), y que la comunidad y los organismos de emergencias tienen plenamente identificados para hacer más fácil y eficaz el envío y la recepción de las ayudas
 
“Hacemos simulacros al año. En los colegios se les repite a los niños hacia dónde tienen que ir (en caso de emergencia) y es obligatorio tener debajo de los pupitres una cobijas de protección para que no se lastimen la cabeza”, cuenta Yasuhisa Suzuki. 
 
En las casas, las familias tienen un kit de emergencia (agua, alimentos de lata y galletas, como mínimo). Si pierden sus casas, cada municipio tiene apartamentos públicos que son rentados a estas familias o a personas de bajos recursos, en donde pueden permanecer hasta que su situación les permita tener una vivienda propia. 
 
Y en este punto los japoneses también marcan la diferencia: en Japón no hay paternalismos“El que no trabaja, no come. El que no se autoayuda, no se salva. Cada quien vive por su propia cuenta y no depende del Gobierno. Aunque una emergencia como ésta sí es asunto del Gobierno, cada quien tiene que levantar su vida. En Japón no hay mendigos, nadie da plata, cada quien tiene que trabajar. Nadie pide y si alguien lo hace, nadie le da”, dice Yasuhisa Suzuki.
 
Y aunque para una cultura como la occidental esta postura suena egoísta, tiene otra lógica: cada quien se ayuda a sí mismo, sin llegar al individualismo, porque creen que si alguien ayuda a otro, el bienestar se duplica, y si llega un tercero, se triplica. Una estrategia efectiva en un país con 127 millones de habitantes.
 
 
Ahora, volvamos al cable de Reuters:
 
"El material radiactivo alcanzará Tokio pero no es dañino para el ser humano porque para cuando llegue allí estará disuelto", dijo Koji Yamazaki, profesor de ciencias medioambientales en la Universidad de Hokkaido.

"Si el viento se intensifica, el material volará más rápido pero también se dispersará más en el aire", añadió.

Un reportero de Reuters midió con un contador Geiger niveles insignificantes de radiación en la capital.

A pesar de los llamamientos a la calma, habitantes de Tokio se apresuraron a las tiendas para abastecerse de provisiones. Don Quixote, unos grandes almacenes abiertos las 24 horas en el distrito de Roppongi, vendía radios, linternas, velas y sacos de dormir.

En una señal de los crecientes temores regionales sobre el riesgo de radiación, China dijo que iba a evacuar a sus ciudadanos de las zonas más afectadas pero que no había detectado radiaciones anormales en su territorio. Air China dijo que había cancelado vuelos a Tokio.

La Armada estadounidense dijo que algunos buques de guerra se desplegarían en la costa oeste de la isla principal nipona, Honshu, en vez de dirigirse a la costa este como estaba planificado, a causa de "peligros radiológicos y de navegación".

Varias embajadas recomendaron a sus empleados y ciudadanos que salieran de las zonas afectadas. Hubo suspensiones de vacaciones y algunas compañías multinacionales pedían a sus trabajadores que se marchasen o dijeron que estaban considerando planes para trasladarse a otro sitio fuera de Tokio.

Dos compañías tecnológicas alemanas estaban trasladando a sus empleados hacia el sur.

"Creo que todos están saliendo del país hoy", dijo Gunta Brunner, un director creativo argentino de 25 años que se preparaba para abordar un vuelo en al aeropuerto de Narita. "Con la radiación, es como que no se puede escapar y no se puede ver", agregó.

"¿Qué demonios pasa?"

Kan arremetió contra el operador por tardar tanto en informar a su despacho sobre las explosiones, exigiendo saber "¿Qué demonios pasa?", informó Kyodo.

Kyodo dijo que Kan ordenó a TEPCO que no retire a sus empleados de la planta.

"La televisión informó una explosión. Pero al despacho del primer ministro no avisaron nada durante alrededor de una hora", increpó Kan a los ejecutivos de la compañía según citó la agencia Kyodo. "¿Qué demonios pasa?", preguntó.

Los ciudadanos quieren información sobre los riesgos para la salud, un tema sensible en el país que sufrió su peor catástrofe humana en 1945 cuando Estados Unidos lanzó bombas nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki.

Las explosiones podrían exponer a la población a una radiación durante mucho tiempo, lo que puede elevar el riesgo de cánceres de tiroides y huesos y leucemia, dijo. Los niños y los fetos son especialmente vulnerables.

Se han registrado cuatro explosiones en la planta desde que resultó dañada en el terremoto y tsunami del viernes pasado. Los estallidos más recientes afectaron a los reactores número 2 y número 4.

Los temores ahora se centran en los daños en una parte del centro del reactor cuatro, conocida como piscina de supresión y que intenta enfriar y atrapar la mayor parte del cesio, yodo y estroncio en sus aguas enfriadas.

Aún se desconoce la amplitud de la destrucción causada por el potente terremoto del viernes y el posterior tsunami, mientras los equipos de rescate avanzaban por la región al norte de Tokio, donde se teme que hayan muerto al menos 10.000 personas.

Poblados y ciudades enteros han desaparecido del mapa tras el tsunami, desatando un esfuerzo humanitario internacional de proporciones épicas. Una réplica de magnitud 6,4 sacudió edificios en Tokio el martes, sin causar daños."

fuente: U24

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