domingo, 15 de mayo de 2011

El viraje de la jefa. Por Alfredo Leuco

Es casi imposible que se baje de la candidatura. Por qué eligió como centro de sus dardos al jefe de la CGT.



El diálogo telefónico fue cortito e inquietante. Se produjo el viernes a media mañana entre este periodista y el secretario general de uno de los gremios moyanistas que más afiliados tiene:


—Una fuente que camina todos los días por los pasillos de Tribunales me dijo que la Presidenta hace mucho que quiere despegarse de Hugo Moyano, pero que aceleró el operativo porque le avisaron que lo van a meter preso antes de las elecciones. ¿Sabe algo?
—Escuché el mismo rumor.
—¿Cómo puede reaccionar Moyano?
—¿Sabe lo que es un tsunami?
Del puñado de versiones que se dispararon, ésta es la más delicada y estremecedora. Todas intentan explicar la movida críptica de Cristina, pero sólo lo logran parcialmente. Fue tan espectacular el viraje de “la jefa que no se suicida”, que al parecer hemos visto sólo una carta poderosa con la que hizo primera. Esta vez no echó el falta envido, pero dejó establecido que este truco feroz de guiños, mentiras y corajeadas recién empieza. Moyano le dijo a su gente que fuera tranquila al pie y jugara callada.
La interpretación más incomprobable es la que tiene que ver con su equilibrio emocional, con su salud y su familia. Pero existe desde el día en que murió Néstor Kirchner porque “lo mató la política”, según sus hijos, y cuando Florencia hizo un reclamo por la madre ausente y la conminó a irse juntas a Nueva York. Aquella historia pareció revertirse cuando Florencia le anunció a un profesor que no volvería a sus estudios de cine en EE.UU. y se incorporó a las marchas de La Cámpora.
¿Hoy resurgió la posibilidad de que se baje de la candidatura, siguiendo el ejemplo de otros dirigentes? Casi imposible. Tiene todo para ganar. Y el kirchnerismo estallaría en mil pedazos sin su presencia unificadora. De todos modos, la condición humana es de una complejidad que no permite hacer pronósticos matemáticos.
Alberto Fernández debe ser el político que más horas compartió con Cristina después de Kirchner. Ni Zannini ni De Vido estuvieron a su lado en sus épocas de legisladora. El ex jefe de Gabinete al que ella no le dirigió más la palabra dijo que la vio “agobiada y al borde de su capacidad física”. Ese “pum para abajo” es un dato que conviene seguir con atención. La Presidenta ya suspendió su actividad por un día la semana pasada y ayer eligió no hacer mayores esfuerzos por viajar a Paraguay.
¿Cuáles fueron los graves motivos que la empujaron a agitar el fantasma del renunciamiento? ¿Por qué paralizó el corazón de todos sus seguidores con el tono quebrado, la actitud, la cadencia y hasta algunas palabras del discurso histórico de Eva Perón? Tanto en aquel 22 de agosto de 1951 como el jueves 12 de mayo de 2011 las protagonistas centrales de la movilización se definieron como “una humilde mujer” y se ubicaron en el lugar de entrega absoluta de su sacrificio personal y en la heroica postura de que podrían renunciar a los honores pero nunca a la lucha. La puesta en escena fue premeditada y alevosa. A Cristina sólo le faltó decir “mis queridos grasitas y descamisados” ante uno de los pueblos más pobres del Conurbano. Por eso le avisaron al orador telonero, Mario Ishii, que dijera algo que preparara el terreno. El intendente de José C. Paz no es precisamente un progresista, sino un pejotista de libro. Pero Kirchner llegó a quererlo desde que Ishii anunció que iba a salir a cazar a los traidores que en las elecciones de 2009 habían escondido las boletas con las candidaturas testimoniales de Néstor y Scioli. Ishii además suele convocar multitudes a la vieja usanza de doble moral: por el agradecimiento sincero de las viviendas y las cloacas construidas pero también con prebendas ancladas en el más descarnado y jurásico de los clientelismos. Ishii tiene otro valor agregado para CFK: es uno de los intendentes que no tienen el servicio de recolección de residuos de Covelia porque, como es un pesado, se plantó ante las presiones de los muchachos moyanistas. ¿Qué dijo Ishii por orden de Cristina? Fue directo al hueso de la batalla campal que en estos momentos hay por los cargos con la utopía de que las boletas son de goma. Ishii encarnó la postura antagónica a la de Moyano sobre quién es el que maneja la birome a la hora de elegir los candidatos. Ese es el rol de los políticos, según Ishii: “Ustedes, mis amigos sindicalistas, dejen de poner palos en la rueda y dedíquense a cuidar a los trabajadores”. Atropelló las palabras, amenazó a los gremialistas –“guarda los que no tienen en el bolso todo lo que quieren tener”– y recordó cuando él llevaba trenes con gente a las movilizaciones sindicales que no convocaban a nadie. Moyano sostuvo todo lo contrario: que los políticos les robaron el partido y que a la hora de hacer las listas cerraban las puertas en sus narices y les decían: “Vos, negrito, quedate afuera que después te avisamos”.
Lo electoral también es un argumento de Cristina. Las encuestas dicen que mientras más le pega a Moyano más crece en la intención de voto de la clase media. Por eso no hay ningún oficialista que se haya animado como ella a castigar tanto y tan sistemáticamente al líder de la CGT. Moyano es casi el único indomable que no acepta el neoverticalismo progre. Es resistente a la genuflexión.
Dos o tres veces por semana, Cristina le dice o le manda decir algo por lo que dijo o hizo Moyano. Que ella también es laburante, que estamos cerca del fifty-fifty, que no hay chance de que se apruebe la ley que reparte ganancias, que basta de hipocresías y de piquetes que intentan derrumbar el modelo, de actitudes corporativas y de bloqueos que toman de rehenes a los argentinos. Por decir mucho menos que eso, cualquier periodista no militante era acusado de gorila y de querer criminalizar la protesta. Ahora es ella la que combate esos disvalores y tiene una intención destituyente con Moyano, con la ayuda de los jerarcas gordos para bendecir a Gerardo Martínez, un sindicalista más perfumado y pro patronal.
De pronto el cielo se enrareció. Se cruzaron los cables. Para muestra basta un botón: Cristina está deslumbrada con Amado Boudou, el funcionario con el que pasa más horas y es su candidato preferido a jefe de Gobierno de la Ciudad. Boudou se apalanca organizativa y financieramente con el aparato de Hugo Moyano y el apoyo revolucionario de Hebe de Bonafini que es, a su vez, la que por escrito le dijo a Néstor que Moyano era un traidorazo y que lo tenía que borrar. Cambia, todo cambia.

Fuente: Perfil

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