lunes, 26 de septiembre de 2011

Lluvia de chatarra: ¿Explosiones solares que derriban satélites?

TORMENTA SOLAR


El satélite UARS cayó descontrolado el viernes pasado y se espera que para octubre haga lo propio un viejo telescopio espacial alemán. A su vez, una casa explotó en Monte Grande por la "caída de una bola de fuego". Se estima que 22.000 artefactos lanzados por el hombre orbitan la Tierra. Las amenazas más serias contra esos artefactos son los meteoritos y las llamaradas solares, que "casualmente" están en plena actividad en estos días.


(Urgente24) - La caída descontrolada del satélite UARS el pasado viernes, la programada para octubre del telescopio alemán y la cantidad de basura espacial que pulula orbitando el planeta está sometida a las crecientes amenazas espaciales: tormentas solares y lluvias de meteoritos.

Por un lado, nuevas (y fuertes) tormantas solares están a punto de impactar la Tierra y las oleadas electromagnéticas que estas provocan puede afectar gravemente a los satélites... algo que la NASA viene advirtiendo hace años.

Científicos han descubierto en la superficie del Sol unas nuevas manchas solares, las AR 1302, extremadamente activas, que han comenzado a lanzar gigantescas llamaradas solares de clase X -las más poderosas- hacia el espacio. En concreto, la NASA ha registrado dos nuevas llamaras de la intensidad más alta con niveles de 1,9 y 1,4 respectivamente entre el pasado 22 de septiembre y el sábado, días en los que ha habido una gran actividad solar, ya que también se han producido una decena de llamaradas de clase media (M) y clase baja (C). Estas erupciones de alta energía parecen dirigirse hacia la Tierra y pueden golpear nuestro campo magnético con gran intensidad en cuestión de días. El fenómeno puede causar daños en nuestros sistemas de satélites y comunicaciones. Rusia incluso ha advertido a su centrales nucleares.

Según ha explicado la agencia espacial norteamericana, la fuente de estas llamaradas fueron las manchas solares 1302 y provocaron un apagón de radio de nivel R3, además de producir un estallido de radio de 10,7 centímetros. Concretamente, entre el 22 y el 24 de septiembre se produjeron un total de 13 explosiones de niveles comprendidos entre el X1,9 de la más intensa hasta el M1,0 de la más débil.

Los expertos han destacado que la llamarada de X1,9 es de dimensiones similares a las registradas el pasado mes de febrero y a principios de septiembre, lo que, a su juicio, demuestra la gran actividad que se espera para este ciclo solar. En este sentido, el Solar Influences Data Analysis Center (SIDC) ha aclarado que las condiciones geomagnéticas actuales son "tranquilas" pero ha alertado de una posible "inestabilidad de activos" estos días como consecuencia de las últimas llamaradas, lo que aumenta las posibilidades de que una eyección de masa coronal se dirija a la Tierra.

Mientras tanto, algunos medios rusos han informado acerca de unos "avisos de emergencia" que la Agencia Federal de Energía Atómica (FAAE) ha enviado a todas las plantas nucleares de Rusia, advirtiéndoles de un posible "estallido" del Sol. Según 'Nti', los expertos han señalado que esta situación "podría terminar en un enorme apagón e incluso podría dar lugar a explosiones atómicas espontáneas". Por su parte, 'EU Times' asegura que en el informe la FAAE culpa a las tormentas solares de la caída, el pasado viernes, del satélite UARS de la NASA, lo que, según apuntan, podría ser solo el primer caso de la caída de otros satélites que orbitan cerca de la Tierra.

Las enormes manchas solares son muchas veces más grande que la Tierra, por lo que se espera que liberen poderosas llamaradas de masa coronal en los próximos días. Si la erupción es lo suficientemente fuerte y va directa hacia nosotros, una tormenta de este tipo puede causar problemas en la navegación por satélite, sistemas de comunicaciones y redes de energía por todo el mundo.

Varios observadores han informado en webs especializadas de que la mancha masiva 1302 es visible desde la Tierra al atardecer o al amanecer con equipos especializados.

En una primera instancia, la actividad solar podría ser interpretada como la principal amenaza a los satélites. La situación entra en un marco más razonable cuando se evalúa que más de 22.000 artefactos creados por el hombre orbitan la tierra.

Y esta inmensa cantidad de basura espacial no sólo es amenazada por el sol, sino que además cuenta con la presencia de las Dracónidas. La NASA advirtió que está previsto para estos días que el planeta atraviese una nube de partículas conocida como las Dracónidas, que si bien no afectarían a la superficie terrestre, pueden causar daños en satélites alrededor de la tierra.

Así lo publicaba ya hace un año el portal Neoteo:

La NASA advierte que para Octubre del año próximo las Dracónidas, una lluvia de meteoritos que ocurre cada otoño, serán catastróficas para la flota de satélites, sondas y construcciones humanas que orbitan alrededor de la Tierra. Se tiene previsto que serán bombardeadas con tal intensidad que podría afectar seriamente a la mayoría de dispositivos que circulan por el espacio. Será un bonito espectáculo desde nuestra casas pero un peligroso avatar para los satélites.

Para nosotros, el espectáculo de observar una lluvia de meteoritos representa una oportunidad única de admirar la fascinante belleza del espacio exterior. Sin embargo, el año 2011 se convertirá en una época de alto riesgo para todos los artefactos de diseño humano que pululan por la órbita de nuestro planeta. Normalmente, los bólidos no pasan de ser una maravilla visual para aquellos que los admiramos desde la superficie del planeta, pero cada cierto tiempo, la cantidad de meteoritos que sobrevienen hacia nosotros aumenta de modo dramático y pueden ser una incómoda fuente de problemas para los satélites que permanecen expuestos al impacto de estos pequeños misiles interestelares.

¿No exageran un poco los de la NASA?

El calendario de lluvias de meteoritos nos sitúa en el 8 de Octubre de 2011, que será el día que las Dracónidas caigan sobre el planeta como una lluvia de balas incendiarias, muy bonitas desde nuestra perspectiva de observadores, pero muy dañinas desde el punto de vista de los aparatos en órbita. Esta lluvia de meteoritos nos visita cada otoño, pero el año que viene toca una de las gordas, similares a las ocurridas en 1985 y en 1998. La intensidad de esta lluvia se prevee tan fuerte que la NASA ya está pensando en reorientar la Estación Espacial Internacional para resistir la brutal acometida que se le viene encima. La plataforma cuenta con un escudo protector para evitar este tipo de bombardeos siderales, pero la potencia de las próximas Dracónidas, hacen temer que no va a ser suficiente para detener los letales impactos de los bólidos.

Las Dracónidas normalmente son muy débiles pero en 2011 arrasarán

Aparte de la Estacion Espacial, telescopios tan frágiles como el Hubble también se podrían ver afectados por la riada de partículas asesinas que se le avecina. Las caminatas espaciales también podrían ser prohibidas hasta que la amenaza desde el río de partículas de roca haya pasado. Para los satélites, incluidas las que proporcionan servicios vitales como las comunicaciones, navegación vía satélite y la televisión, se piensa en cómo capear el temporal. Aparte del peligro físico que puede provocar el bombardeo, las descargas electrostáticas pueden freír sus componentes electrónicos vitales. El caos que provocaría esta lluvia de bólidos puede llegar a ser enorme. Solo hay que imaginar que sucedería si los GPS se quedan sin funcionamiento, los teléfonos sin línea o las televisiones sin emisión. Mientras llega el evento, nos sentaremos a esperar el bello espectáculo que puede estar aderezado con una noche muy movidita. Si los teléfonos móviles y la televisión quedan sin cobertura ese día, no seré yo el que ponga el grito en el cielo, la verdad.




1 comentario:

  1. Este tipo de sucesos, combinación de tecnologías de punta de otras épocas, falta de desarrollo de metodologías para la eliminación con bajo riesgo de la "chatarra espacial" y nuestro ampliado pero aún muy escaso conocimiento de las reacciones de la naturaleza nos ubica, a medida que avanzamos en el tiempo, en situaciones de inimaginable vulnerabilidad. Y esto se agrava, habida cuenta del aumento de la población mundial que ya en 2000 duplicaba a la de 1960. La dependencia del empleo de la electricidad y de la cibernética para nuestras tareas más simples nos sitúa en cualquier momento y ante circunstancias que escapan al dominio humano, en estados de impotencia y desesperación. Posiblemente el desarrollo de la humanidad - especialmente el tecnológico - fué apuntado, desde la época de la revolución industrial, hacia la dirección equivocada.

    Tilo, 70 años.

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