La economía populista: un verdadero fracaso para la Argentina y el mundo
Si algo hay que reconocerle a Fidel Castro es su extraordinaria agudeza intelectual, independientemente que la misma haya sido usada durante más de 50 años de manera tan nefasta.
Fue él mismo quien hace un par de meses atrás, reconoció el modelo como inservible al decir: “este modelo económico no funciona, ni siquiera para Cuba”.
Terminar este año 2010 con esta polémica confesión del máximo referente cubano, una megadevaluación en Venezuela del 65 %, la profunda crisis en Bolivia porque el Gobierno admite no poder seguir sosteniendo subsidios en virtud de lo cual aumenta abruptamente el valor del combustible en más de un 80 % y los manotazos de ahogado que sigue dando nuestro Ejecutivo nacional arañando dinero de donde sea y a como dé lugar para seguir sosteniendo esta farsa de la cual todos ya nos dimos cuenta, constituyen pruebas más que irrefutables que el modelo es un rotundo fracaso.
La primera razón es más que evidente. Este modelo no se sustenta en las ideas altruistas de distribución de la riqueza o inclusión social como sus líderes y correspondiente séquito devenido a millonario a partir de ser funcionales al dictador de turno nos quisieron siempre hacer creer. El mencionado modelo es el producto de políticas populistas que esconden lo más miserable de la condición humana en sus propios referentes.
Mientras sus líderes viven en la más absoluta opulencia, se dan el gusto de dilapidar a capricho miles de millones que ni siquiera son de ellos, sino fondos públicos, en sus propias tierras siguen muriendo seres humanos por desnutrición, falta de acceso a las condiciones mínimas de salud o higiene, en pleno siglo XXI.
En septiembre, Cuba anunciaba su nuevo plan de despidos: más de medio millón de empleados públicos a los que les prometió inserción laboral como cuentapropistas.
Venezuela no pudo seguir sosteniendo la tasa de cambio preferencial y tuvo que devaluar corriendo el precio del dólar de 2,60 a 4,30 bolívares, teniendo una inflación cercana al 30 %, además de experimentar una contracción económica de casi un 2 %. Sin embargo, esta devaluación se llevó a cabo ahora para no tener que hacerlo en 2012, ya que ése será un año electoral, aunque esta devaluación resulte un tremendo impacto para el promedio de los venezolanos en tanto la misma afecta fundamentalmente medicamentos y alimentos.
Mientras la versión oficial en Bolivia es que el gasolinazo de más del 80 % se hizo para evitar el contrabando de combustible, la realidad es que el Gobierno ya no puede sostener más la política de subsidios, y que los reclamos del sector privado y ciertas comunidades de que se deje en sus manos la explotación y comercialización del mismo soportando la correspondiente carga impositiva, no fue escuchado.
El gobierno de Morales quiso mantener el control estatal del combustible y como es inviable seguir con los megasubsidios al sector, se llegó a esta crisis donde además, son fundamentalmente quienes lo llevaron a la presidencia de la Nación los que piden su renuncia por estas horas.
Lo mismo está ocurriendo en la Argentina, el famoso modelo no da para más pero el circo continúa, todos los días con una nueva puesta en escena.
Los acontecimientos de los últimos días y los que vienen no son producto de afiebradas mentes golpistas de derecha que lo quieren tirar abajo (argumento siempre esgrimido por los regímenes aludidos), sino que son el único resultado posible de la política llevada a cabo por personajes siniestros, llenos de odio, de violencia, de mezquindades y con psicopatologías profundísimas que no dudan en cometer los delitos más atroces, las falsificaciones más graves, recurrir a la hipocresía más escandalosa con tal de beneficiarse única y exclusivamente ellos en todos los ámbitos.
En nuestro país, todo hace preveer que también iniciaremos un 2011 convulsionado. Si bien el Gobierno está tomando a zarpazos el dinero de donde pueda para seguir manteniendo subsidios a todo nivel para que no se le oscurezca más el panorama, habrá varias sorpresas que terminarán de agotar la paciencia de muchos. Por ejemplo, a la falta de billetes o corralito encubierto, se sumarán una devaluación (también encubierta) y el precio de las cuentas bancarias gratuitas legalizadas últimamente con la excusa por ejemplo, de la inseguridad por las salideras.
Ya están previstos incrementos de comisiones para cuentas corrientes, tasaciones inmobiliarias para garantías para empresas, tarjetas, transferencias al exterior, cajas de seguridad, créditos hipotecarios para compensar la pérdida que resulta para el sector financiero la normativa emanada del BCRA.
Los bancos argumentan que la gratuidad para las extracciones de la cuenta sueldos, cajas de ahorro y transferencias inferiores a $ 10.000 provocaron un efecto negativo para el sector.
Este 2010 termina muy convulsionado en todo el mundo y Latinoamérica no es la excepción a la regla. El modelo griego de un Estado omnipresente llevó a ese país a un caos superlativo.
Ese mismo modelo, con más o menos variantes y salvando las idiosincrasias, fue el implantado por los gobiernos locales antes mencionados.
Las consecuencias están a la vista. Evidentemente, es el modelo, capaz de esconder para algunos, solo para algunos, la verdadera esencia de sus ejecutores.
Nidia G. Osimani
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