martes, 1 de agosto de 2017

LA MANCHA DEL GRIEGO de Graciela Rost Cap 1 Epi 4

Episodio 4

NUEVA MARCA DE LARGDA

 Diana había cometido el error de salir a comprar ropa para los dos chicos, llevándolos a ambos con ella. Debió regresar sin nada y reorganizar la salida de a uno por vez. Perros y gatos juntos, hubieran sido más civilizados.
 De la pila de ropa para regalar, Ada separó un par de remeras que habían sido de Xander, que él nunca le había querido prestar. Ada pensó que ya no tendría escusas, porque no le entraban más. Vistiendo una de ellas, tomó del brazo a Diana para que salieran juntas de compras.
 Cuando Xander la vio así vestida, le gritó que se sacara esa remera porque era de él. Diana intentó intervenir, pero la rapidez de la acción de los chicos la desestabilizó. Ella terminó en el piso, Ada con la remera rota colgando de sus hombros y Xander con la cara arañada, exigiendo sus derechos. Los niños ni se percataron que ella estaba tirada en el suelo. Luego de levantarse, sacudiéndose las ropas mientras intentaba calmarse, Diana fue quien gritó más fuerte. Los mandó a ambos a sus cuartos diciéndoles que ella saldría sola y cada uno se pondría lo que les comprara, sin opinar ni discutir.
********
  Las clases iniciaban nuevamente, ya en un nivel superior. Ambos padres estaban convencidos que ese nuevo paso en sus vidas maduraría el carácter de los jóvenes.   
 Diana los vio bajar preparados con sus mochilas y le llamó la atención los jeans rotos que ambos lucían.
_ ¿Por qué no se pusieron la ropa nueva? -preguntó Diana-
_ Estos son los nuevos -aseguraron ambos, a la vez-
_ ¡Los han roto adrede! -dijo horrorizada Diana-
 Bruno se atragantó con la tostada al ver la expresión de su esposa.  Pero eran tan pocas las cosas en que los dos jóvenes estaban de acuerdo, que Diana prefirió no discutir con ellos ante el visible desaliño que llevaban.
 Mientras Diana preparaba la camioneta, ambos jóvenes le advirtieron que esa era la última vez que los llevaría al colegio. Nada de padres descargándolos como niños. Hicieron que los dejara a dos calles antes de llegar.  Nuevamente estaban de acuerdo, así que Diana accedió.

TODOS A CLASE

 Una vez en la puerta del nuevo colegio, ambos se encaminaron en direcciones opuestas. Ella con sus amigas Cloe y Mara a la derecha y él a la izquierda, con los suyos. Las fotos del verano aún eran furor entre los compañeros, por lo que muchos de los nuevos integrantes del colegio, reconocían a Ada por el facebook. 
 Ella decidió hacer uso positivo de esas imágenes para aumentar su popularidad. Faltó que dijera que eran poses que ella misma había sugerido para divertirse con las amigas. Claro estaba que, a partir de ese día ella y su tropilla, tendrían las cámaras de sus celulares dispuestas a captar las fotos más ridículas que pudieran obtener de la banda de amigos de Xander.
 Javier había logrado integrarse bien al grupo de Lucas, Martín y Xander. Los chicos se habían unido más durante las vacaciones. Cada uno de ellos era poseedor de algo que a los demás complementaba. Todos sabían que contaban con el apoyo de las capacidades de Javier en los estudios. Martín, que era el rubio de ojos claros por quien las chicas suspiraban, sin dudas era usado por los amigos como cebo, para que las muchachas se unieran a ellos en las luchas de poder que se libraban con Ada y sus amigas. Lucas era el más gracioso de todos, era infaltable para divertirse, él le encontraba a todo algún lado gracioso y solía ser muy ocurrente. Xander era el más alto y atlético, capitán del equipo de básquet, la estrella de grupo. Ese nuevo año permanecerían juntos en el seleccionado de la ciudad. Las muchachas amaban a Xander en silencio, porque su rivalidad con Ada hacía que, acercarse a él, fuera causa de expulsión inmediata del grupo de “las divas”.
 Ese año, la moda de los varones era: cuanto más desaliñados, mejor. Las chicas, por su parte, debían andar con jean rotos, blusas ultra femeninas o remeras masculinas ¡Nada de zapatillas, sólo plataformas!  Así terminaban el día los varones con apercibimientos y las niñas con esguinces de tobillos.
 El entrenamiento de básquet iniciaba junto con las clases. Para la ciudad, era muy importante que los colegios, siempre alentaran a los muchachos en ese deporte, ya que contaban con un equipo de elite a nivel nacional.
 Con las cámaras encendidas, las chicas no perdieron oportunidad de fotografiar o filmar cada error, caída o golpe en el gimnasio del colegio. Lucas, Martín y Xander pagarían las burlas del verano.
 Al salir del colegio, las tres corrieron a la casa de Ada, encerrándose en su cuarto para bajar las fotos a la notebook.  Lucas cayendo sentado, Xander desparramado en el piso, Martín con la cabeza gacha mientras lo retaba el entrenador. Cada foto mostraba un momento humillante de alguno de ellos en lo que debía ser, el estrellato deportivo de los chicos. Las fotos fueron subidas y etiquetadas a todos sus contactos. Las notificaciones saltaban en toda la red de amigos.
 Los chicos salían de entrenamiento y decidieron pasar por la casa de Xander a tomar un refresco antes de despedirse. Al llegar a la cocina, se escuchaban las risas histéricas de las muchachas en la planta alta.
 Diana llegaba con las compras, acomodándolas en la mesada cuando Xander corría hacia la habitación de Ada y sus amigos tras él. Ellas habían dejado adrede la puerta abierta para que los chicos vieran cómo se divertían. La mitad de las fotos subidas eran de Xander, incluso algunas editadas como caricaturas.
 Diana subió lentamente por las escaleras para espiar que pasaba. Xander se tropezó con ella diciéndole a gritos _ ¡misó afatí i gynaika! (en griego: odio a esa mujer).
 Siempre que se enojaba, solamente atinaba a hablar en su lengua madre. Ada se reía con las muchachas mientras les decía que prestaran atención a como hablaba Xander cuando estaba enojado. Los muchachos lo acompañaron a su cuarto. Los tres habían sido expuestos en la red y estaban muy molestos con las “hienas” del cuarto de enfrente, que no cesaban de reírse.
 Coincidieron que las harían pagar, pero con paciencia, esperando el momento justo. Una propuesta de Lucas conformó bastante a Martín y Xander.  A partir de ese día, todos los de su grupo se saludarían en griego con “kaliméras sas” y usarían palabras claves en ese idioma para despistar a las chicas.
 Luego que se marcharan los amigos, Xander se encerró en su cuarto. La madre abrió un poco la puerta.
 _ ¿Todo está bien hijo? -le preguntó con ternura-
_ Thélo na eímai mónos… (quiero estar solo, en griego).
 Diana supo que aún estaba muy molesto.
 La guerra ese año había iniciado. Pero esa vez, ya no hubo acuerdo de reglas dichas, ni tácitas. Todo valía para ser usado contra el otro.
 Ese período se caracterizó por usar como intermediaria de sus agravios a las redes sociales. Las peleas, los bloqueos, las fotos y amenazas pasaban por la red sin escala.
Lejos de adivinar de qué se trataba, los padres comenzaron a pensar que sus hijos habían madurado y limado sus asperezas. 
 Cada grupo ya no era de chicos o chicas, sino que se habían vuelto mixtos. Lo que mantenían en común era la enemistad con el otro grupo, debido a la rivalidad Vitale vs Sifakis. 
 Ada era la de más carácter y bella entre sus amigos, lo que la hacía una líder natural. Por el otro lado Xander seguía siendo capitán del equipo básquet, con tantos admiradores masculinos como femeninos.
 Al acercarse nuevamente las fechas de cumpleaños, los padres se encontraron con esa mixta novedad. Por tal razón, suponiendo que los chicos serían más amigables entre ellos, decidieron festejar el día quince de diciembre, ambos cumpleaños juntos en un salón.
 Ambos se quejaron, pero los padres eran más cabezas duras que ellos. Además, les recordaron que al año siguiente Ada cumpliría los quince y se le daría prioridad a ese festejo. Igual sería cuando Xander cumpliera los dieciocho. De mala gana aceptaron. En realidad, no tuvieron alternativa.
 Ambos estaban ansiosos. Para ellos y sus amigos era todo un desafío permanecer en el mismo sitio toda una noche intentando divertirse con el enemigo a cuestas.

CRECER

 La nueva pelea individual la mantenía, cada uno de ellos, con el espejo. Se miraban y veían a otro diferente que les gustaba más en algunos aspectos y odiaban en otros.  Ambos criticaban al otro por el uso desmedido del espejo o por algunas de las nuevas características físicas. Ella solía decirle a Xander que parecía un mono por lo peludo de su cuerpo y él le criticaba a Ada lo desproporcionado de su trasero. Los dos también sintieron cambios que los hacían sentirse más maduros y adultos, aunque eso estuviera lejos de toda realidad, pero sus hormonas se alborotaban y encendían con nuevas emociones.
 Una madrugada, Ada sintió ruidos extraños y acompasados en la habitación de Xander. Decidió espiar. En puntillas abrió la puerta y se acercó a la cama, él se movía debajo de las sábanas.
_ ¡Te estás pajeando! -le gritó Ada-
Xander dio un salto de la cama, visiblemente humillado por la intromisión de Ada y de su grito poco feliz.
Bruno se levantó y entró al cuarto apurado.
_ ¿Qué haces tú aquí Ada? -dijo Bruno-
_ Acabo de ver a Xander jugando con su sexo -comentó divertida mientras lo señalaba-
_ Nada tienes que hacer en este cuarto. Ni tampoco debes intervenir en la intimidad de Xander, así como él no lo hace con la tuya -le dijo Bruno bastante molesto-
 El momento era realmente desafortunado para los tres. Pero Bruno comprendió perfectamente a Xander y lo defendió como congénere.
_ ¡Entonces… que él no haga tanto ruido cuando juega con su sexo! -gritó ella enojada mientras salía de la habitación, sintiéndose traicionada por su padre-
 Bruno se sentó en la cama de Xander.
 _ No te preocupes, lo que haces es muy normal a tu edad. Yo también lo he hecho -le decía Bruno intentando quitarle el sentimiento de humillación que se le notaba en la cara-
  _ El verdadero problema es que Ada seguramente subirá algún comentario al respecto en las redes sociales, donde están todos sus amigos -le explicó Xander-
 _ Hablaré con ella para prohibírselo expresamente -le aseguró Bruno-
 Eso dejó más tranquilo al chico.
 Bruno entró al cuarto de su hija para hablarle de la expresa prohibición de comentar con nadie lo que había sucedido y le pidió que recordara que el muchacho, nunca mencionó nada sobre su regla, guardando el secreto de esa intimidad. Ada aceptó, aunque lamentó tener algo tan bueno contra él y no poder usarlo.

 Si había una edad difícil entre varones y niñas, eran los catorce. Esa etapa de pre adolescencia era caótica para los padres y los chicos. También para los profesores que lidiaban con ellos. Ese cumpleaños, se juntarían gran cantidad de jovencitos en un salón. Los padres hubieran preferido mandarlos de viaje, antes que hacerles esa fiesta, pero hacían lo que podían y eso, tal vez, conformaría a ambos hijos a la vez.

 Al salón entraban de a decenas de chicos y chicas. Ellas compitiendo por sus figuras y sus vestidos. Ellos sólo competían contra ellas, para descalificarlas o adularlas, dependiendo del grupo al que pertenecieran. Las mejores siempre eran las de su grupo, las del otro eran “horrendas”.
 El grupo de Xander se distinguía por el saludo; todos se decían “Kaliméras sas”, él prefirió no aclarar que ese era sólo un saludo matutino para no confundir y desalentar a sus amigos.
 La música hizo que todos se pusieran a bailar. Si bien lo hacían en grupos, al menos todos estaban disfrutando de lo mismo y al mismo tiempo. Ese día Martín ¡estaba con todo! Las chicas, sin importar de que lado estuvieran, buscaban estar cerca de él. Había dado un estirón importante, que lo hacía más alto que el resto de los chicos, sumado a su llamativa belleza natural, se había convertido en el “sex simbol” del colegio a sus apenas catorce años. 
 Todo el grupo de varones coincidía en su virginidad, aunque algunas de las chicas, más despiertas y desinhibidas, ya conocían la vivencia de la intimidad sexual. Esas eran las jovencitas que rodeaban a Martín. Los amigos lo empujaban para que fuera el primero en “hacerlo” para que luego les contara como había sido. Así fue como, esa noche, Martín se dejó guiar por una de las chicas hasta el asiento trasero de un auto, dónde aprendió cómo era tener sexo de verdad. Aunque muy nervioso al principio, logró su cometido a favor de todos los del grupo y el suyo propio.
 Al regresar a la fiesta, la muchachita pretendía ser la novia de Martín; él no se atrevió a desalentarla, a menos por ese día. Así pasó a ser, el primero en tener novia y sexo todo el mismo día.
 La fiesta terminó sin mayores problemas. El grupo de Xander tenía algo importante de que ocuparse. Sabían que lo mejor estaba por suceder, ni bien se reunieran al día siguiente en la casa de Xander, para conocer los secretos de la vida que tanto les interesaban a todos.
 Ada y sus amigas supusieron que algo había pasado entre Martín y su repentina novia. Conocían a la muchacha como “ligera” y dieron por descartado cuál había sido el desenlace de esa noche. Las chicas, tan desconocedoras del tema como ellos, acordaron escuchar cuando los chicos se reunieran a hablar.
 Si bien los cuatro muchachos, que se encontraban en la habitación de Xander, intentaban hablar bajo, el cambio de voz que la mayoría había sufrido ese tiempo hacía que sus voces graves, se escucharan aun hablando bajo. Las tres muchachitas, estaban pegadas a la puerta, mientras Martín relataba, con lujo de detalles, los acontecimientos de la noche anterior. Cuando él mencionó por donde había entrado en su novia, Cloe se rio con nerviosismo, advirtiendo de esa forma a los chicos, que ellas estaban detrás de la puerta. Xander la abrió repentinamente y las tres cayeron dentro de su cuarto. Los chicos las rodearon amenazantes, razón por la que Ada grito.
_ ¡Diana, los chicos nos quieren pegar!
  Xander arrastraba del pelo a Ada, hasta la puerta de su cuarto cuando subía Diana.
_ ¡Suelta a Ada, Xander! -exigió Diana-
_ ¡Pero mamá! Ellas estaban escuchando detrás de mi puerta -respondió indignado, mientras soltaba el pelo de Ada que aún permanecía en el piso-
 Diana terminó su corto discurso, diciendo que tenían prohibido agredirse. Bajó rápidamente las escaleras. Había aprendido que, meterse entre los chicos servía sólo para agrandar los problemas.
 Xander se agachó frente a Ada y la amenazó con un dedo.
_ Mantente lejos de mí, si no te golpearé.
_ ¡No te atreverás! -lo desafió Ada-
_¡Pruébame! -respondió antes de encerrarse nuevamente en el cuarto con sus amigos-

CONTINUARÁ MAÑANA...
Espero sus comentarios.

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. con los años, va subiendo el tono... cada vez son más grandes... ojo a los episodios que siguen, cada vez son menos para menores jajajaja

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