domingo, 28 de noviembre de 2010

Corea del Norte apunta con sus misiles a Seúl


China convoca a 

conversaciones urgentes 

sobre la crisis.

La península de Corea se mantuvo en estado de máxima alerta durante la primera jornada de maniobras militares conjuntas de Washington y Seúl. Teniendo en cuenta las advertencias apocalípticas que uno y otro bando habían lanzado en los últimos días, esa es la mejor noticia que podía darse ayer.
Una decena de navíos de guerra, entre ellos varios destructores, fragatas y aviones antisubmarinos llevaron a cabo sus ensayos a unos cien kilómetros al sur de la isla de Yeonpyeong, a una distancia prudente de la frontera marítima. Sin embargo, Corea del Norte no dudó en desplegar varias baterías de misiles tierra-tierra (90 kilómetros de alcance) y tierra-aire (30 kilómetros) en rampas colocadas a lo largo de la costa. Seúl está a 80 kilómetros de la frontera, por lo que dichos misiles tienen alcance para golpear la capital surcoreana. Si bien la paz es todavía sólida en la zona, este despliegue de fuerzas hace que ahora sólo se necesite pulsar un botón para convertir la tranquilidad en tragedia.

"Situación impredecible"

"La situación es impredecible", dijo el ministro de Defensa surcoreano, Lee Hee-won. Una fuente militar anónima confesó a la agencia Yonhap que "los misiles [norcoreanos] parecen tener como objetivo los cazas que vuelan cerca de la Línea Limítrofe del Norte (LLN)", línea imaginaria que hace las veces de frontera entre las dos Coreas en el mar Amarillo y que Pyongyang no reconoce.
"La península se encuentra en estado de ultraemergencia por culpa de la agresión que suponen estas maniobras militares", reaccionó el régimen comunista a través de un comunicado. Las aguas occidentes constituyen "un área muy sensible en la que el conflicto militar puede estallar en cualquier momento", prosiguió Pyongyang, en referencia a la LLN, dibujada unilateralmente por EEUU al final de la guerra de Corea en 1953.
En medio de esta calma tensa, China trató ayer de cerrar el conflicto con un anuncio de urgencia: convocó a los seis países involucrados en las conversaciones por la desnuclearización de Corea del Norte a reunirse en Pekín a principios de diciembre para retomar el diálogo. El presidente de Corea del Sur, Lee Myung-bak, tardó muy poco en rechazar la propuesta, argumentando que "ahora no es el momento oportuno". Sin embargo, horas más tarde Seúl anunció que estudiaría "cuidadosamente" la oferta.
Muchas guerras se han desatado por accidente o malentendido, y a punto estuvo de suceder lo mismo ayer en la Zona Desmilitarizada (DMZ) que separa por tierra ambos países. Una unidad de artillería lanzó por error un obús de 155 mm de arrastre desde el limítrofe pueblo de Paju. El proyectil impactó unos 14 kilómetros al norte de la base militar, en una colina todavía perteneciente a territorio surcoreano. La autoridad militar envió al momento un mensaje a Pyongyang avisando de que el disparo había sido un accidente. No hubo respuesta.
"La intensidad de estas maniobras será más elevada de lo planeado", dijo un oficial del ejército estadounidense en Corea. "Las tropas llevarán a cabo disparos con fuego real y ejercicios de bombardeo", prosiguió. Aunque la jornada clave para evaluar la gravedad de esta crisis terminó sin ningún incidente, la situación sigue siendo tan volátil que, hasta que no terminen las maniobras el miércoles, la península de Corea y sus habitantes tendrán que seguir conteniendo la respiración.

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