sábado, 19 de febrero de 2011

"UNA MENTIRA REPETIDA MIL VECES SE CONVIERTE EN UNA VERDAD"


Los Kirchner, impecables alumnos de Goebbels


Joseph Goeb­bels fue, como la mayoría sabe, el minis­tro de Pro­pa­ganda de la Alema­nia Nazi de Adolf Hitler.

Dueño de una notable elocuencia, y gracias a sus dotes retó­ri­cas y su capa­ci­dad de convencimiento, fue una figura clave para el régi­men. Tal es así que hoy se lo considera elinventor de lo que suele entenderse como “propaganda moderna”.
Una de sus frases más conocidas es:"Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad".
Su idea­rio publi­cista consta, además, de los “11 principios de la propaganda”, que son los siguientes:
Prin­ci­pio de sim­pli­fi­ca­ción y del enemigo único. Adop­tar una única idea, un único Sím­bolo; Indi­vi­dua­li­zar al adver­sa­rio en un único enemigo.
Prin­ci­pio del método de con­ta­gio. Reunir diver­sos adver­sa­rios en una sola cate­go­ría o indi­vi­duo; Los adver­sa­rios han de cons­ti­tuirse en suma individualizada.
Prin­ci­pio de la trans­po­si­ción. Car­gar sobre el adver­sa­rio los pro­pios erro­res o defec­tos, res­pon­diendo el ata­que con el ata­que. “Si no pue­des negar las malas noti­cias, inventa otras que las distraigan”.
Prin­ci­pio de la exa­ge­ra­ción y des­fi­gu­ra­ción. Con­ver­tir cual­quier anéc­dota, por pequeña que sea, en ame­naza grave.
Prin­ci­pio de la vul­ga­ri­za­ción. “Toda pro­pa­ganda debe ser popu­lar, adap­tando su nivel al menos inte­li­gente de los indi­vi­duos a los que va diri­gida. Cuanto más grande sea la masa a con­ven­cer, más pequeño ha de ser el esfuerzo men­tal a rea­li­zar. La capa­ci­dad recep­tiva de las masas es limi­tada y su com­pren­sión escasa; ade­más, tie­nen gran faci­li­dad para olvidar”.
Prin­ci­pio de orques­ta­ción. “La pro­pa­ganda debe limi­tarse a un número pequeño de ideas y repe­tir­las incan­sa­ble­mente, pre­sen­ta­das una y otra vez desde dife­ren­tes pers­pec­ti­vas pero siem­pre con­ver­giendo sobre el mismo con­cepto. Sin fisu­ras ni dudas”. De aquí viene tam­bién la famosa frase: “Si una men­tira se repite sufi­cien­te­mente, acaba por con­ver­tirse en verdad”.
Prin­ci­pio de reno­va­ción. Hay que emi­tir cons­tan­te­mente infor­ma­cio­nes y argu­men­tos nue­vos a un ritmo tal que cuando el adver­sa­rio res­ponda el público esté ya intere­sado en otra cosa. Las res­pues­tas del adver­sa­rio nunca han de poder con­tra­rres­tar el nivel cre­ciente de acusaciones.
Prin­ci­pio de la vero­si­mi­li­tud. Cons­truir argu­men­tos a par­tir de fuen­tes diver­sas, a tra­vés de los lla­ma­dos glo­bos son­das o de infor­ma­cio­nes fragmentarias.
Prin­ci­pio de la silen­cia­ción. Aca­llar sobre las cues­tio­nes sobre las que no se tie­nen argu­men­tos y disi­mu­lar las noti­cias que favo­re­cen el adver­sa­rio, tam­bién con­tra­pro­gra­mando con la ayuda de medios de comu­ni­ca­ción afines.
Prin­ci­pio de la trans­fu­sión. Por regla gene­ral la pro­pa­ganda opera siem­pre a par­tir de un sus­trato pre­exis­tente, ya sea una mito­lo­gía nacio­nal o un com­plejo de odios y pre­jui­cios tra­di­cio­na­les; se trata de difun­dir argu­men­tos que pue­dan arrai­gar en acti­tu­des primitivas.
Prin­ci­pio de la una­ni­mi­dad. Lle­gar a con­ven­cer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impre­sión de unanimidad.
 Estas tácticas propagandísticas, no son ajenas a los argentinos. De hecho, ya en las dos primeras presidencias del Gral. Juan Domingo Perón se llegó hasta confeccionar libros de lectura para alumnos de escuelas primarias que eran verdaderos textos propagandísticos dignos del Tercer Reich. Tampoco escaparon a la propaganda política, por supuesto, los militares de la última dictadura, que utilizaron, además de todos los medios de difusión radiales y televisivos, desde el mundial de fútbol de 1978 hasta la distribución de calcomanías con la leyenda “los argentinos somos derechos y humanos.
 El gobierno de los Kirchner, por supuesto, no escapa a esta tentación de difundir propaganda política a través de las arcas del estado, y no conformes con la vergonzosa distribución de la pauta oficial y la financiación de medios, embistió con el fútbol, único caso en el mundo en el que el estado subsidia este deporte.
 Y como si todo esto fuera poco, no solo llamaron al actual torneo “Néstor Kirchner”, sino que además confeccionaron un spot publicitario que según el costo de mercado tendría un valor tal, que si un anunciante hubiera querido emitir una campaña publicitaria como la que el Gobierno está poniendo al aire con el spot “Nunca menos”, tendría que pensar en un presupuesto de entre $ 3 millones y $ 5 millones por fin de semana.
Cabe destacar que nunca en la pantalla chica local hubo una pieza tan larga —222 segundos— y que se emitiera tantas veces. Se hace antes del partido, en el entretiempo y finalizado el encuentro, nada más y nada menos que en los 10 cotejos.
Por eso, cualquier parecido entre “los 11 principios de la propaganda” de Joseph Goeb­bels con la realidad actual argentina, no es pura coincidencia.

Pablo Dócimo


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