Sendra, dibujó con humor casi una editorial y dijo:” el voto es como ir al ginecólogo, uno va a buscar una solución pero se conforma con no tener una complicación”. Ayer la soberanía popular en la ciudad de Buenos aires le instaló una complicación a Cristina. Y eso desató su cólera. Es que la idea de una presidenta invencible y eterna sufrió un duro revés.
Pocas veces se la vio a Cristina tan furiosa. Nunca el discurso oficial fue tan divergente. La presidenta, sin comprender los motivos de la gran elección que realizó Mauricio Macri ordenó a su gabinete que saliera a instalar un relato que la protegiera de cara al 23 de octubre.
Lo más complicado fue que se quiso acusar a Daniel Filmus por su tibieza pero era la propia Cristina la responsable de haberlo elegido como candidato. Aníbal Fernández interpretó el clima de bronca y salió con los tapones de punta contra los medios de comunicación por ocultar que Macri estaba procesado. Mas canchero, Amado Boudou, disimuló su enojo y desarrollo esa teoría que dice que ningún candidato a presidente de la oposición está en condiciones de capitalizar el histórico éxito macrista.
Ese rumbo fue a contramano del prestigioso sociólogo Alberto Quevedo, amigo personal y jefe de campaña de Filmus, que había planteado palabras respetuosas, de alegría por el crecimiento de los votos del Frente para la Victoria y sin ningún tipo de agresión hacia el jefe de gobierno de la ciudad.
Ese criterio se adoptó porque está de acuerdo con el estilo dialoguista de Filmus y porque todas las encuestas plantean que la mayoría de los porteños rechaza fuertemente las chicanas y los agravios. Cuando Filmus lo vio a Anibal lanzar sapos y culebras por televisión no lo podía creer. Esta convencido que cada vez que alguien con tanta imagen negativa ataca a Macri no hace otra cosa que fortalecerlo. Es justamente todo lo contrario de lo que hay que hacer para seducir a los votantes de Pino Solanas, o los socialistas. Sin embargo, horas antes, Fernández caracterizó a Hermes Binner como una colectora de Magnetto. Macri, en secreto, aplaudía.
Esa divergencia respecto del tipo de campaña que convenía hacer surgió desde el principio y se profundizó con el resultado de ayer. Ahora todo está en discusión. ¿Es tan invencible Cristina Fernández? ¿Cuánto de su intención de votos es capaz de transmitir a otro candidato? ¿Se deteriora el efecto del voto-luto? La preocupación crece en el kirchnerismo en función de que se vienen derrotas probables en Santa Fe, con riesgo de quedar en el tercer puesto y la insólita situación de Córdoba donde puede ganar un peronismo que enfrentó a Cristina Fernández. ¿Se terminó la ola cristinista, empezó la caída?, como tuiteó Francisco de Narváez.
Una vez mas los encuestadores oficialistas van a tener que dar explicaciones porque pusieron por delante su expresión de deseos y en algunos casos el “temor” a darle malas noticias a Cristina. Dicen que son pocos los que se atreven. Ibarómetro llegó a publicar en mayo que Filmus ganaba por 3 puntos.
De todos modos, sería una locura por parte de la oposición creer que solo con este resultado ya están en carrera. Duhalde y Alfonsín se pelearon por elogiar a Macri y aparecer al lado del ganador. Pero tanto uno como otro llevaron sus propios candidatos de muy floja actuación y antes del comicio no plantearon un apoyo directo a Macri. Alfonsín, peor aún, dijo que Macri era su límite a la hora de las alianzas. Desde anoche ese límite desapareció y lo llamó por teléfono para felicitarlo. Pragmatismo explícito. Cristina sigue teniendo una altísima intención de votos y se ha recuperado de situaciones mucho más complicadas que una derrota electoral de su representante.
El debate hacia adentro del kirchnerismo, es muy caliente en las redes sociales. ¿Amado Boudou hubiera logrado una mejor actuación?, se preguntan. ¿Filmus tiene que dar un paso al costado después de haber perdido por segunda vez con Macri? ¿Conviene seguir en Santa Fe, Córdoba y el 14 de agosto con un planteo tan confrontativo como proclaman los sectores juveniles y los periodistas con camiseta partidaria? ¿O el mejor camino es bajar los decibeles como lo hace la propia presidenta en sus actos? ¿Qué falló? ¿Hizo bien o mal Cristina Fernández en retacear su figura en los actos junto a Filmus? ¿Su presencia le hubiera sumado algunos puntos más o le hubiese impactado fuertemente en su imagen? Preguntas que se hace una presidenta que ayer recibió un llamado de atención. Una luz amarilla que debe saber interpretar. Para evitar la luz roja.
Luz amarilla para Cristina
fuente: Continental
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