Javier Casas Rúa, de PwC. |
La rueda de prensa para presentación del nuevo presidente de PwC Argentina tenía alzas y bajas: el contador público Javier Casas Rúa, el nuevo Territory Senior Partner, intentaba congeniar su análisis de la formidable crisis que recrudece en Europa con la necesidad de exhibir los buenos negocios de PwC.
No es una tarea fácil para nadie. Además, cualquiera sabe que en la Argentina 2011 mencionar la palabra "negocios" puede tener gravísimas consecuencias: con la Afip, la UIF, la Secretaría de Comercio, el Banco Central y hasta La Cámpora... a menos que PwC les conceda un par de asientos en el directorio a la bolsa de Trabajo juvenil.
Por si faltara algo... las oficinas de PwC (a la que Casas Rúa ingresó como socio en 1994) se encuentran a escasos 30 metros de la torre donde atienden Eduardo de Pedro, Mariano Recalde yAxel Kicillof.
Pero un periodista presente mencionó "lavado de dinero", y Casas Rúa se transformó: se levantó, recorrió el salón y comenzó a dibujar en la pizarra un croquis que quería relatar.
A él le resulta insólito que se castigue a los bancos -cuando, según él, las normas los controlan rigurosamente y ellos las cumplen hasta con cierta obsesión, dice con la experiencia de quien presidió la Comisión de Entidades Financieras del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Capital Federal- "mientras la Argentina se convierte de país de tránsito de narcóticos a país productor y con un mercado consumidor creciente".
"Algo estamos haciendo muy mal", explica quien trabajó junto al Ministerio de Economía (asesoró aRoberto Lavagna en la resolución de aspectos financiero-bancarios derivados de la crisis de 2001), al Banco Central, a la Sedronar, entre otras reparticiones, desde que salió de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA.
Precisamente desde la Sedronar, él intentó promover, años atrás, un proyecto de ley sobre precursores químicos... que nunca prosperó.
Luego, aprendió (y lamentó) que la mayoría de los legisladores, quienes deben -valga la redundancia- legislar, desconocen cuestiones elementales sobre el funcionamiento del sistema bancario, las operaciones financieras y las cuestiones vinculadas al lavado de dinero. Y casi nadie procura capacitarse para alcanzar una opinión idónea antes de legislar. Eso habla de cierta peligrosa mediocridad en ciertos niveles políticos que contrastan muchísimo con los notables recursos humanos que aparecen en el sector privado (de hecho, está sorprendido por la cualificación de los profesionales que contrataron en una unidad de negocios especial que crearon en Rosario, Santa Fe).
Por esa deficiencia, según él, los legisladores aprobaron una legislación que no le sirve a la sociedad argentina. O le sirve parcialmente. De hecho, ni siquiera permite contemplar las exigencias del Grupo de Acción Financiera Internacional (Gafi), que recientemente sesionó en Ciudad de México, DF.
Casas Rúa expone un ejemplo que, explica, precisamente transcurre por estos días: un banco A informa a la Unidad de Información Financiera que hay una empresa que comercializa alimentos de consumo masivo (por caso, una cadena de pizzerías) que comienza a realizar transacciones por un monto que supera las previsiones del banco.
La UIF constata que uno de los socios de la compañía en cuestión se encuentra realizando negocios inmobiliarios importantes. Y la base de datos del Banco Central le informa que la cadena de pizzerías también tiene cuenta en otra entidad bancaria.
¿Qué hace la UIF? Le aplica una multa a este banco por no haberle informado previamente acerca de esa compañía investigada.
"Al banco se le pudo haber escapado ese dato porque los sistemas informáticos también fallan. Pero a la sociedad no le sirve la acción de la UIF porque no le aporta nada la multa al banco mientras lo que debería investigarse y castigarse sigue ocurriendo. Es más: una de las cuestiones que más sorpresa provoca en el exterior es la falta de procesos judiciales con sentencia firme que ha provocado la legislación argentina anterior y por eso hay dudas sobre la vigente", explicó el Territory Senior Partner.
La otra cuestión que no entiende él, veterano del trabajo en control y prevención de actividades ilícitas, es porqué no se diferencia evasión de lavado de dinero.
"Evasión es un problema de la Administración Federal de Ingresos Públicos, que cumple muy bien con su tarea. Lavado de dinero no necesariamente es evasión y mucha de la evasión no es lavado de dinero. Luego, el lavado de dinero que interesa es el que financia al narcotráfico, al terrorismo, al comercio ilegal de armas. Pero no es el enfoque de la legislación que promovió la Argentina", concluyó.
Fuente: U24
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