sábado, 31 de marzo de 2012

Cómo afecta a la gente que el Gobierno se pelee con el mundo. Por Roberto Cachanosky


El listado de países que denunciaron a la Argentina por las crecientes trabas a las importaciones es tan largo que sería más fácil nombrar a los que no la denunciaron. Lo cierto es que los países más grandes del mundo, incluidos los 27 países de la UE, manifestaron su desagrado por la forma arbitraria en que la Argentina cierra su economía y, no parece ser una cuestión menor las formas en que esto se implementa. Y al hablar de formas se incluyen los modales. La normas de buena educación.
Como siempre sostengo, la política económica del Gobierno se limita a ver cada día cómo arregla el problema que generó el día anterior. La cuestión es que el método de "arreglar" las cosas al estilo Moreno funciona durante un tiempo internamente, pero no a nivel mundial. Finalmente, aunque duela reconocerlo, la Argentina ha pasado a ser un país marginal en el contexto internacional con un peso del orden del 0,4% del total del comercio mundial. Evidentemente en el exterior se cansaron del "estilo" del gobierno argentino y, como dicen los medios en el mundo: "Argentina under fire at WTO" (Argentina bajo fuego en la Organización Mundial del Comercio).
La política económica del Gobierno se limita a ver cada día cómo arregla el problema que generó el día anterior
Recordemos que esta protesta de un largo listado de países por las prácticas de comercio exterior que aplica la Argentina se produce luego que el gobierno de Obama decidera quitar a la Argentina del Sistema Generalizado de Preferencias por no cumplir con un fallo del CIADI de indemnizar a dos empresas que le habían iniciado juicio a nuestro país por incumplimiento de contratos, juicio que Argentina perdió, y en el que se destacó que el país no había actuado de buena fe. Una expresión bastante dura, por cierto. Ahora vino esta denuncia generalizada ante la OMC. ¿Qué efectos puede tener esta medida para el común de la gente? Por lo que deja entrever el texto de la denuncia es que, por ahora, le dicen a la Argentina que deje de aplicar las medidas de cierre de la economía que está aplicando. ¿Qué ocurriría si Argentina no cede? En pocos meses más pueden aplicar una serie de sanciones que limiten las exportaciones argentinas a los países que nos denunciaron, con lo cual caerían las exportaciones, el saldo de balance comercial se achicaría más y el ajuste de la economía sería más severo. Dicho en otras palabras, la gente comenzaría a sufrir en su bolsillo por varios lados.
Es que, posiblemente, siendo Argentina el tercer productor de soja, no se le impida el ingreso de ese producto a los países denunciantes, pero sí otros productos de mayor valor agregado. Podrían frenarse exportaciones de las producciones regionales, manufacturas de origen industrial, vinos e incluso manufacturas de origen agropecuario.
El tan mentado modelo de crecimiento con inclusión social podría derivar en un freno a las exportaciones de mayor valor agregado, limitando las ventas al exterior a la soja y unos pocos productos más, con lo cual, a diferencia de lo que sostiene el vicepresidente cuando dice que estas medidas de proteccionismo son para defender el trabajo de los argentinos, dicha defensa quedaría solo en el discurso ya que se paralizaría una parte considerable de la actividad económica, con menos horas extras y turnos. Ya el índice de demanda laboral de la UTDT muestra que la misma está a décimas de ubicarse en el peor momento de la crisis del 2002.
El cierre indiscriminado de la economía, con decisiones arbitrarias, ya está perjudicando el sistema productivo por faltante de insumos. Esto significa que no son únicamente las empresas las que salen perjudicadas, sino también los trabajadores que, como decía antes, tienen menos horas extras y turnos de trabajo.
Un tiempo atrás publiqué en La Nación una nota en la cual sostenía que el Gobierno generó una fiesta de consumo que llevó a un fuerte aumento de las importaciones, junto con la horrible política energética y el retraso cambiario. Decía entonces que si la economía podía producir 100 unidades y el Gobierno quería forzar el consumo a 120 unidades, por lógica las 20 unidades faltantes había que importarlas.
La gente la que sentirá en carne propia lo que significa tener que pagar la fiesta artificial de consumo
Eso se hizo durante todos estos años y, en particular, en el pasado año electoral. Pero ahora llegó el momento de pagar la cuenta. Los dólares no alcanzan y por eso se cerró la economía. Al cerrarse la economía, hay menos bienes disponibles para que la gente pueda consumir. En otros términos, el cierre de la economía es un ajuste del consumo. Pero como también se traba la producción y caen las horas extras y los turnos, el consumo se contrae más por el menor ingreso disponible de los trabajadores.
Ahora, peleados con buena parte del mundo, corremos el riesgo de ser sancionados mediante el freno de las exportaciones de la Argentina a los países denunciantes. Si esta sanción se concreta, las exportaciones caerán aún más y Moreno tendrá que contraer más las importaciones para generar el saldo de balance comercial que necesita el Gobierno. Si el Gobierno ignora la protesta formulada ante la OMC redoblando la apuesta y mantiene cerrada la economía, la restricción a las importaciones será más fuerte y la gente sentirá el efecto de la falta de oferta de bienes. Si combinamos esta falta de bienes por cierre de la economía y por falta de insumos, con una emisión monetaria que promete crecer aún más dada la nueva Carta Orgánica del BCRA, no será el mundo el que saldrá perjudicado por las medidas del gobierno argentino. Será la gente la que sentirá en carne propia lo que significa tener que pagar la fiesta artificial de consumo de todos estos años en el medio de una orgía de emisión monetaria.
El autor es economista y director de www.economiaparatodos.com.ar
fuente: La Nación

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