viernes, 2 de marzo de 2012

Tres horas torturando las estadísticas. Por Roberto Cachanosky


Cada vez que tengo que dar una clase, un curso o una conferencia siempre recuerdo una frase de Francisco Valsecchi, mi profesor de microeconomía en la UCA. Decía el ya experimentado profesor: los profesores jóvenes enseñan más de lo que saben. Los profesores no tan jóvenes enseñan lo que saben y los profesores viejos enseñan lo que tienen que enseñar.
Se me ocurrió usar esta frase de un sabio profesor y economista de la siguiente forma: los soberbios e ignorantes hablan más de lo que saben. Los más ubicados hablan de lo que saben y los humildes e inteligentes solo hablan lo que tienen que hablar.
Cualquier colega economista sabe que, cuando da una conferencia, no debe usar más de una hora de exposición como máximo porque la gente tiene un límite en la atención. Luego pueden venir las preguntas. Los que ejercemos la docencia y damos cursos también sabemos que 45 minutos es el máximo de atención que uno puede captar del alumno. Luego puede venir la interactividad, el intercambio de ideas, pero ni las clases magistrales llegan a durar tres horas. Y estoy hablando de grandes catedráticos con una muy amplia formación y amplísima lectura.
Mi impresión es que la Presidenta abusó de estadísticas, de dudosa calidad, para impresionar al auditorio
Si uno habla más de tres horas seguidas tirando datos continuamente, de más que dudosa procedencia y seriedad, lo que intenta es apabullar a la gente con números, pero no con ideas. Con razonamientos hilados que demuestren que se conoce del tema. Tirar muchos números sin explicar causas y efectos en forma detallas, es arrojar una cortina de humo para esconder las propias limitaciones.
El discurso de la presidenta Cristina Kirchner estuvo plagado de estadísticas. Ese despliegue de cifras dejó al descubierto dos cosas: 1) que la Presidenta repite los números pero sin saber muy bien de qué está hablando y 2) el uso de las estadísticas muestra desconocimiento de las mismas o mala fe cuando se las usa.
¿Por qué digo que repite los datos sin conocer bien qué está diciendo? Porque por momentos confundía simples índices con porcentajes. Una cosa es construir un índice de algo, producción industrial o lo que sea y otra son las variaciones porcentuales de esos índices. Esa diferencia entre un número índice y las variaciones no las supo distinguir en varios pasajes de su extenso discurso.
¿Por qué mostró desconocimiento de las estadísticas o mala fe en la forma de presentarlas? Porque nadie puede dar, por ejemplo, porcentajes de aumento de la recaudación impositiva en valores corrientes sabiendo la existencia de una inflación galopante. Lo correcto es dar los incrementos de la recaudación en valores constantes, algo que no hizo la Presidenta.
Mi impresión es que la Presidenta abusó de estadísticas, de dudosa calidad, para impresionar al auditorio, pero no fue capaz de explicar el proceso económico que, según ella, lleva al éxito del modelo. Si uno dice que la gente hoy consume un 30% más que un año atrás, el dato es importante, pero más importante es explicar cómo se logró ese aumento del consumo.
Justamente lo que no dijo la Presidenta es que el auge de consumo es artificial y está basado entre otras causas, en el consumo de stock de capital. Por ejemplo, la política ganadera permitió que la gente comiera más carne y el consumo llegara a más de 70 kilos por habitante por año. Pero ese gran consumo de carne fue a costas de consumirse 15 millones de cabezas de ganado. Se consumió el stock ganadero por efecto de populismo. Por eso hoy la gente puede comer menos carne y el consumo cayó a 55 kilos por habitante por año.
Justamente lo que no dijo la Presidenta es que el auge de consumo es artificial
La Presidenta se queja del aumento de importaciones de combustibles, pero no dice que su gobierno y el de su marido mantuvieron artificialmente bajas las tarifas de la energía, incentivando un consumo artificial de la misma, consumiéndose el stock de capital en reservas de gas y petróleo. Para sostener el consumo de energía hubo que aumentar un 110% las importaciones de energía para sostener un sistema energético que agoniza. Una vez más, la presentación de este tema muestra ignorancia sobre lo que se está hablando o una simple mentira para quitarse la responsabilidad del destrozo que cometieron en ese sector y muchos otros.
Cristina Kirchner dio datos de inversión sobre el Producto Bruto Interno, el PBI que calcula el poco confiable Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), de manera que el porcentaje es más que dudoso. Pero dejemos de lado la fuente. Lo que no dijo Cristina Kirchner es que desde que ellos llegaron al Gobierno se fugaron del país más de U$S 80.000 millones por falta de previsibilidad en las reglas de juego y falta de respeto por los derechos de propiedad. ¿Cuántas inversiones y puestos de trabajo se perdieron por generar incertidumbre que llevaran a semejante fuga de capitales? ¿Se preguntó alguna vez la Presidenta cuántos puestos de trabajo dejaron de crearse por generar esa fuga de capitales por la falta de seguridad jurídica?
Habló de que no se invirtió más porque hubo que pagar el BODEN, pero no dijo que su gobierno hizo uno de los default más grandes de la historia al confiscar los ahorros que teníamos en las AFJP, ahorros que en su mayoría estaban en bonos del Gobierno. Si no hubiesen confiscado esos ahorros tendrían que haber pagado el principal al vencimiento. Como esos bonos fueron a parar a la Anses, al vencimiento le cambian un papel por otro. Así de fácil. Confiscaron los ahorros de la gente para no pagar la deuda y, además, apropiarse del flujo mensual de aportes.
Si el modelo es tan exitoso y genera tantas inversiones, ¿por qué tuvieron que frenar la fuga de capitales con mecanismos tipo KGB? ¿Por qué paralizaron las importaciones al punto que están generando serios problemas en el sistema productivo?
Tampoco dijo la Presidenta que el BCRA está siendo vaciado por el tesoro. No dijo que las reservas del BCRA solo cubren el 87% de la base monetaria y que ya no hay más reservas de libre disponibilidad. Y si hacemos la cuenta con las reservas propias del Central la situación es mucho más complicada.
No aclaró que en enero del 2010, cuando quiso apropiarse de las reservas del Central porque ya tenía serios problemas fiscales, el Central tenía $ 36.000 millones en letras intransferibles del tesoro, y al 23 de febrero el BCRA cargaba en su activo con U$S 112.037 millones de estas letras que tienen un valor de mercado igual a cero. Siendo que el patrimonio neto que declara el Central es de U$S 42.000 millones, hasta el contador más despistado se da cuenta que el Central tiene un patrimonio neto negativo de $ 70.000 millones. Si la política de desendeudamiento es a costa de quebrar el BCRA, la verdad es que las virtudes del modelo son más que curiosas.
Tampoco dijo la Presidenta que el BCRA está siendo vaciado por el tesoro
Podría seguir con datos, al igual que Cristina Kirchner, diciendo que, por ejemplo, hasta el mismísimo Indec acaba de publicar los datos de producción industrial de enero en que se observa, no ya una desaceleración de la actividad, sino una caída del 1,5% con relación a diciembre en términos desestacionalizados.
Como dice Mancur Olson: hoy día se dispone de tal herramental estadístico, matemático y econométrico, que uno puede torturar las estadísticas hasta que confiesen lo que queremos. Eso hizo la Presidenta en buena parte de su discurso. Torturar las estadísticas para que confiesen que el modelo es maravilloso, por más que la realidad marque un serio problema fiscal, inflacionario, distorsión de precios relativos y de sector externo.
Pero lo más grave no es que durante más de tres horas haya torturado las estadísticas para que confiesen que el modelo es maravilloso. Tampoco es tan grave que ni ella entendiera el tsunami de datos que daba en su discurso. Lo más grave es que todavía no pudo explicar en qué consiste el famoso modelo.
Hablar tres horas seguidas sin dar a conocer cuáles son las políticas públicas de largo plazo que se van a aplicar y cuál es la explicación racional de esas medidas, demuestra que el Gobierno no tiene la más mínima idea de cuál es el rumbo económico que vamos a seguir. Sólo sabemos que, por ahora, seguirá la misma estrategia: cada mañana Moreno se levantará pensando como arreglará el lío que armó el día anterior. Porque el populismo es así, una medida populista lleva a otra medida populista para "corregir" la anterior hasta que terminan asfixiando la economía. Y esa asfixia se produce por más que torturen las estadísticas para esconder la incapacidad que están demostrando para salir del lío que ella misma heredó de su anterior Gobierno y del de Néstor Kirchner.
FUENTE: LA NACION

No hay comentarios:

Publicar un comentario