Presente. Manu se saca una foto con su traductorlibio apenas llegó a Bengasi el mes pasado. |
Por Rodrigo Lloret
El gobierno libio reconoció que secuestró al cronista, tras un feroz tiroteo. No se conoce su paradero. Los increíbles mails que envió a esta redacción. Una guerra desde el frente.
“Lo siento Rodrigo, pero ayer en el frente mataron a un amigo libio que iba en mi mismo coche, en el asiento delantero. Ha sido una noche un poco dura. Espero que me disculpes, porque igual tampoco es excusa para faltar a un compromiso. Sólo espero que lo sepas entender”. El sábado 2 de abril entraba a mi casilla de correo el último mail que recibí de Manu Brabo, el joven periodista español que escribe desde Libia para PERFIL. En ese mensaje, el reportero que ahora está desaparecido, explicaba que no había podido enviar su crónica porque la guerra se cobró la vida de uno de sus amigos. Manu le había visto la cara a la mismísima muerte tras un feroz tiroteo, pero estaba más preocupado por no poder cumplir con su tarea periodística.
Desde entonces, hace ya una semana, este diario no ha podido volver a establecer contacto con el enviado especial que el martes fue secuestrado por las fuerzas de Muamar Kadafi.
Con paradero desconocido, lo único que se sabía de Manuel Varela de Seijas Bravo era que no había regresado a su hotel desde hacía varias noches. Y que el asesor de seguridad del New York Times lo había visto por última vez este martes, cuando fue testigo de cómo Manu, junto a otros tres fotógrafos, dos estadounidenses y un sudafricano, fueron capturados por las fuerzas kadafistas en la ruta que une Brega con Ajdabiya. Luego de un fuerte bombardeo, los militares detuvieron el automóvil de los periodistas, los secuestraron y prendieron fuego el vehículo.
Hasta que ayer se produjo la terrible noticia: el gobierno libio reconoció formalmente que tiene en su poder a Manu y a sus colegas, según informó Peter Bouckaert, vocero de Human Rights Watch (HRW). También se supo que los periodistas estaban siendo trasladados hacia Trípoli, a donde podrían llegar hoy. Según la organización humanitaria, los funcionarios de Kadafi aseguraron que los periodistas “pronto serán puestos en libertad”, pero no precisaron la fecha en la que serán liberados.
Manu llegó a Libia a mediados de marzo. Había intentado ingresar por Túnez durante varias semanas, pero las revueltas contra Kadafi iban en aumento y el gobierno libio controlaba las fronteras. “Estoy en Bengasi. Mañana voy al frente. Internet pobre. ¿Interesa crónica y fotos?”, fue el primero de sus contactos, ya en suelo libio, que envió el 13 de marzo.
Desde entonces, este diario publicó sus trabajos en los que relató cómo se organizaban los rebeldes o cómo se festejó la decisión de intervenir de la OTAN. También denunció el falso cese del fuego del gobierno de Kadafi, que nunca dejó de atacar a sus opositores. “Están asediando Bengasi. Noche de bombardeos y mañana de tiroteos y artillería. Vengo del frente, la cosa muy jodida”, me contó el 19 de marzo el hombre que siempre prefería ir al frente de batalla para contar lo que veía en sus artículos para PERFIL o para enviar sus fotos a la agencia europea EPA, material que distribuye en España y América EFE.
No es la primera vez que este periodista freelance cubre una crisis internacional. Había estado en la Guerra de Gaza entre Israel y Palestina de 2009, y también había viajado a Haití para reportear sobre el terrible terremoto que golpeó en 2010. “Estoy segura de que va a salir todo bien y de que mi hijo va a volver estar en casa”, le dijo el jueves a EFE Victoria, la madre del fotógrafo que nació en Gijón en 1981.
“Lo siento muchísimo pero las cosas han ido un poco jodidas por aquí en los últimos días y no he podido preparar nada”, me escribió el 26 de marzo, cuando las fuerzas de Kadafi retomaban la ofensiva. “Parece que todo va de mal en peor. Acabo de llegar de Ajdabiya donde he tenido que pasar dos noches... lejos de mi laptop, de mi cama y de todo lo razonable”, agregó.
Su último mail lo mandó antes de volver al “frente” para saber “cómo iba todo”. Para Manu, no existe otra forma de narrar una guerra.
Fuente: Perfil
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