El Diputado Nacional (Mandato Cumplido) y ex titular del SEDRONAR compartió su visión respecto del incremento del narcotráfico en la Argentina. Sus aportes en el combate contra las drogas, en su estadía de seis años y medio por la Secretaría de Prevención. Los logros operativos en el control del tráfico de estupefacientes, ahora destruídos. La persecución sufrida por el accionar de los servicios de inteligencia y la mala política. Enlace directo al audio.
Alberto Lestelle, entrevistado por Jorge Rial en AM 910:
Jorge Rial: -Tenemos en línea al Licenciado Alberto Lestelle. Lestelle, Jorge Rial desde Radio La Red, buen día.
Alberto Lestelle: -Un verdadero placer. En silencio y dejando que los hechos ocurran nomás. Como conversaba con una colega suya, para que el tiempo se transforme en el juez supremo inapelable.
J.R.: -Porque, ¿Cuánto pasó desde aquella historia del “nariguetazo”, Lestelle?
A.L.: -Y ya van 17 años. Fue en marzo de 1995, y se retransmitió a público -por decirlo de alguna manera- con una grabación vendida a una radio muy conocida. Y el 17 de octubre de 1995 yo presenté la renuncia al Presidente Menem, después de haber sido interpelado en el Congreso de la Nación. O sea que ya llevamos casi 22 años en realidad.
J.R.: -22 años ya. Esa frase parece como casi de niños, comparando con cómo ha crecido el narcotráfico, no?
A.L.: -Y esa frase, llevada al momento actual, es una pavada grande como una casa. Es cierto, el silencio lo he roto en muy pocas oportunidades. Ya en aquel entonces, había una investigacion en el Congreso. Trabajaba la Policía Federal con agentes cubiertos y se descubrió un grupo dentro del Congreso Nacional. La investigación dio inicio a partir de la inquietud de un Diputado compañero mío durante mi gestión en el Congreso -yo fui Diputado Nacional desde 1985 a 1989-. Con esa información, no quedó otra alternativa que hacer un informe a un juez. Luego, el juez ordenó una investigación, se incorporaron agentes encubiertos y pasaron la información a la Secretaría [SEDRONAR], que en aquel entonces intentaba hacer algo. No es como lo que está pasando ahora… Y con esa información yo di una charla con el informe en mano, en una sociedad de fomento de socorros mutuos en la Capital Federal, que luego trascendió públicamente.
J.R.: -¿Ahí fue donde dijo la famosa frase?
A.L.: -Ahí fue donde se dijo la famosa frase, en cuanto a los legisladores que entraban somnolientos y después de salir del baóo daban hermosos discursos tras haberse pegado un nariguetazo de cocaína. Esa fue la fiel expresión que tuve en aquel momento y que fue ratificada en el Congreso de la Nación. No es como otro colega suyo de la radio que se confundió hace poquitos días -lo invadió el “amigo alemán”-, que dijo “Lestelle se rectificó porque no sabía qué decir”. Cuando a mí me cita el Congreso de la Nación para interpelarme, me pusieron la grabación en aquel entonces con los grabadores clásicos de la época. Y dije: “Ratifico todo lo que acaba de surgir de ese grabador”. Me hicieron una serie de preguntas, la situación era tensa y, a raíz de que yo contaba con información muy pormenorizada, dieron por concluída la interpelación y quedaron satisfechos con las preguntas mías. De allí, inmediatamente fui al despacho del Presidente de la Nación -en aquel entonces el Dr. Carlos Saúl Menem- a presentarle la renuncia que no me la quería aceptar en principio, pero con carácter de indeclinable.
J.R.: – ¿Y porqué renunció en ese momento, Alberto?
A.L.: -Yo renuncié, Jorge, porque las cosas que he hecho en mi vida las he hecho como lo hacen todos los hombres de bien; con la seriedad, la profundidad y la garantía que humildemente puede dar un hombre que quiere hacer las cosas de una manera determinada. Desde un tiempo atrás venía yo con una serie de problemas, desde el 14 de agosto de 1992, la Secretaría en que seguía un criterio político creado por nosotros, y apoyado por el Presidente de la Nación en aquel entonces. Era una Secretaría de mucha actividad, y de una peligrosísima actividad porque teníamos conformado un grupo de especialistas que habían surgido luego de una capacitación en distintos organismos internacionales, de los mejores en narcotráfico que tenían Gendarmería Nacional, Policía Federal, Prefectura Naval y policías provinciales. Haciendo investigaciones paralelas, distintas a las que podia hacer cualquier otro organismo de seguridad, autorizadas por el Decreto que creó la Secretaría. No podíamos intervenir directamente, así que cuando teníamos una información, la remitíamos a un juez y allí la Justicia proseguía la investigación. Con ese accionar, el 14 de agosto de 1992, se desbarató una banda integrada por policías federales, integrantes de policías provinciales y algunos integrantes de la prefectura nacional marítima, que mejicaneaban droga. Eran de esas fuerzas; lo que hacían era seguir a delincuentes y traficantes de droga y, cuando los pescaban, les pedían parte del botín para no denunciarlos. Prefectura fue la que inició la investigación de este hecho, y así cayeron nueve personas importantes de esas fuerzas. A partir de esa fecha, el 14 de agosto de 1992, comenzaron las persecuciones políticas -por decir de alguna manera- dentro de la Secretaría. Al único que eximo de ese mecanismo persecutorio es al entonces Presidente Carlos Saúl Menem. La SIDE se encargaba de eso. Mano de obra desocupada se encargaba de eso, y también algunos medios se encargaban de eso.
J.R.: -O sea que hubo una persecución…
A.L.: -Una persecución, escándalo tras escándalo, sin ningún tipo de asidero, cosas hasta estúpidas… Me acuerdo de una persona de la que tengo un concepto determinado y como no está presente no lo quiero transmitir, el Diputado Baylac me inventó una famosa cinta que hizo pasear por todos los canales, donde siete personas me habían investigado a mí. Como teníamos también capacidad investigativa, investigamos a esas siete personas. La única que encontramos de esas siete personas era una que había sido enterrada en el cementerio de Tapalqué en provincia de Buenos Aires, en 1917. Los otros no existían.
J.R.: -¡Qué bárbaro! Ahora, a 22 años de eso de lo del “nariguetazo”, siente que hay una relación estrecha, lamentablemente, entre la politica y el narcotráfico?
A.L.: -Sí, Jorge. Yo le digo que se ha desmadrado. No es una crítica subjetiva la que digo; cuando escucho a un Ministro coordinador de Gabinete que hasta hace poco tuvo el manejo de las Fuerzas de Seguridad, decir “La lucha contra el narcotráfico se ha perdido”, es lo mismo que escuchar a un Ministro de Justicia decir “La lucha con la Ley en la mano se ha perdido”. O que escuchar a un Ministro de Salud decir “La lucha contra las enfermedades que nos hacen morir se ha perdido”. O que escuchar decir a un Ministro de Defensa “La lucha que podamos dar contra el país más chiquito del mundo se ha perdido”. Eso es lo último que puede decir una persona que debe defender los intereses de una nación. Pero es lo último en un tema tan comprometido como éste, que se ha desmadrado absolutamente. Mi opinión es que se dio piedra libre para cualquiera. Está liberado el país, por decirlo de alguna manera.
Luis Ventura: -Lestelle; estamos hablando de la instalación de la droga en la sociedad. Hay cosas que no me quedan claro… Con referencia a la famosa causa del Congreso, recuerdo que se había detenido a un dealer que tengo entendido era jujeño. Este dealer operaba dentro de una de las productoras de tevé más importantes, y que yo hoy la veo crecer en la pantalla de tevé abierta. Recuerdo que este señor que era el que abastecía a gran parte de clientes en el Congreso, y que realizaba el llamado y hacía sus pedidos dentro de esta productora, en comunicaciones constatadas y que eran más de doscientas y pico. Ese tema, ¿quedó resuelto? ¿Se supo que la productora era responsable de las llamadas?
A.L.: -Le explico, Luis. Después del escándalo de octubre de 1995, se cerró absolutamente todo; nunca más se supo nada de nada, y le voy a, discúlpeme, el tema viene a la cuestión, lo voy a retrotraer a algo más reciente. ¿Qué pasó con el avión con los kilos de cocaína que se secuestraron en Barcelona? Salió de escena por completo. Entonces, de aquello de hace 20 y pico de años atrás, nunca se supo más. No voy a cometer el improperio o la imprudencia de decir que el narcotráfico ha invadido los sectores de la política. Pero sí que el narcotráfico en el plano internacional está invadiendo sectores de importantes dirigentes, sean politicos empresariales o el grado que tengan. Acá y en todo el mundo. En la República Argentina puntualmente, con el trabajo que estábamos haciendo -y ojo, no me quiero cargar ningún laudo que no me corresponde ni mucho menos, porque soy el menos indicado- había un grupo de personas muy capacitadas que no tenían otra funcion ni otro antecedente que ser un excelente funcionario policial o de salud en ese caso (porque teníamos las dos cosas, la prevención del narcotráfico y la asistencia a enfermos). En aquel entonces, nosotros habíamos comenzado una etapa -yo estuve 6 años y medio en la función- que culminó con la firma de aproximadamente sesenta convenios multilaterales con países extranjeros. Quiero informarles que en Latinoamérica capacitamos con ese grupo a policía nacional cubana, a todas las policías de Latinoamérica, para ser simple. En combinacion con organismos internacionales como el FBI, la DEA o la policía nacional japonesa, cuando estuvimos en Europa. Todo eso fue desmantelado. Nosotros habíamos creado en la Secretaría en un piso que tenía aproximadamente 200 metros cuadrados, una central informática de datos. Cuando había un operativo en Salta, Córdoba, Ezeiza, o San Fernando, el que realizaba el operativo se comunicaba con la terminal de datos que tenía su hombre, por ejemplo, si el operativo lo realizaba un policía de la provincia de Jujuy, se comunicaba con el área perteneciente al NOA, donde había un policía que daba información sobre las personas detenidas en ese momento. Y si esa persona no tenía información, pedía en el momento en una mesa rectangular de 4×4, información a los compañeros de otras fuerzas (estaba integrado también el Poder Judicial) información de manera tal de tener en cinco minutos quiénes eran esas personas y saber qué hacer con ellas. Todo eso fue desmantelado. A raíz de esas cosas, me empezaron a tener como un “gurú”, como si fuera el jefe de la DEA en el mundo o un tipo peligroso. Y ahí comenzaron con ese hecho que le señalé hoy, comenzaron todo tipo de escándalos…
J.R.: -Desde el 95 que no se lo escucha. Usted entró en una especie de ostracismo político. Lestelle, sus propios colegas renegaban de Usted, ¿puede ser?
A.L.: -A partir del año 2002, con el gobierno de la Alianza y este hombre Baylac, Lorenzo Cortese, en aquel entonces, Secretario de la Secretaría que habíamos creado nosotros, empezó a impulsar una serie de denuncias por unos subsidios que se habían dado… SEDRONAR en nuestra gestión entregó aproximadamente unos 1.400 subsidios a personas carentes de recursos, aquellas personas que no podían recuperar a sus pibes por falta de plata, y a instituciones públicas y privadas, unos 500 subsidios. En algunos de ellos hubo irregularidades en rendiciones de cuentas… En esas 14 denuncias que hizo el Dr. Cortese, en todas, el fiscal me imputaba a mí una cosa risueña, que si yo no hubiese firmado (lógicamente al ser la máxima autoridad, tenía que firmar la resolución que venía emanada y con la firma de una comisión específica y que puntualmente se había quedado para estos temas. Eran unas siete personas que no las voy a mencionar porque se va a hacer larguísimo todo esto. Pero cuando a mí me venía una carpeta para la firma del Secretario doscientas cosas, entre otras, me venía en un subsidio que decía “Solicitamos al Sr. Secretario que firme este subsidio que ha sido debidamente analizado y será entregado como corresponde. Bueno, esa imputación un tanto, yo diría, facilista del fiscal, hizo que nosotros recurriésemos a la Cámara de Casación Penal después de muchos años, y de salir permanentemente en los medios. Y esta -la Cámara-, por Resolución número 1713/08, decretada por unanimidad de los integrantes de los Señores Jueces de la Cámara de Casación Penal, primer punto, no se trataba de catorce denuncias sino de una sola, porque la imputación era exactamente la misma en todas. Y en segundo lugar, que el hecho de que se hubiese firmado no me ponía a mí en calidad de imputado ni mucho menos, porque había un consejo de fiscalización de subsidios, creado por la Secretaría, del que se podía llegar a responsabilizar, cosa que al final no se hizo. En definitiva, por esta resolución, la Cámara de Casación Penal apercibió a la Cámara Federal y me liberó de toda duda, y de toda cosa. Eso hizo que en mi forma de ser -cada uno tiene su forma de ser-, me jacto de ser un tipo lo más prudente posible, quise guardar el silencio necesario porque el tiempo desgasta muchísimo porque desgasta a la familia, a mí se me murió una hermana que trabajaba en la Secretaría de un infarto cerebral. Todo esto trajo aparejado la muerte de mi madre que primero quedó hemipléjica y a los seis meses murió de un infarto. En esta oportunidad, se lo digo de todo corazón, eso hizo que guardara un silencio prudente. Yo sabía que esto se iba a dar, pero hay dos cosas que quiero resaltar. Cuando un tipo de buena leche se mete a hacer algo en un area tan sensible, tan compleja y tan rodeada de intereses bastardos, es absolutamente seguro que sale manchado. Porque los mismos tipos, que en alguna medida comienzan a tomarlo como un enemigo, o como una persona peligrosa para sus delictuales intereses, comienzan con el rumor, con los operativos, etc. Ese es un tema.
L. V.: -¿Maradona formó parte de estos operativos, Lestelle?
A. L.: -Le voy a contar también, ya que estamos…
L.V.: -Porque yo recuerdo -lo pongo en referencia-, por aquellos años, la revista Gente publica, creo un suplemento contra las drogas que creo fue una campaña que se llamaba “Sol sin Drogas”, y después de esa campaña, Maradona tuvo palabras que fueron muy duras para con Usted…
A.L. : -Le explico por qué. Maradona, cuando tuvo el episodio, que quedó resuelto, porque en definitiva se encontró con droga… Bueno, no le voy a hablar de la historia de Maradona porque ya se conoce. Pero en el primer episodio en que lo encontraron con cocaína en un departamento, en ese momento él estaba designado como embajador deportivo itinerante de la República Argentina en el mundo y se le había dado un pasaporte diplomático. Cuando ocurrió eso, se trató el tema en una reunión de Gabinete, y el Ejecutivo -sabiendo cómo era el muchacho éste, el carácter que tenía y la ascendencia que tenía sobre la gente- nos pidió que pensásemos qué se podía hacer para tratar de poner las cosas en su lugar. No podíamos tener nosotros un embajador deportivo itinerante representante de los intereses deportivos de la Argentina en el mundo, con pasaje diplomático con un escandalo que había trascendido al mundo. Entonces, sin consultar al Presidente de la Nación, yo saqué un comunicado de la Secretaría, una gacetilla de prensa, diciendo que consideraba que Maradona era muy buena persona y que en base a eso tenía que recapacitar, renunciar indeclinablemente a la condición de embajador itinerante deportivo y devolver sin excusas el pasaporte diplomático a Cancillería, de manera tal de quedar desarraigado o despegado del gobierno. Eso trajo mucho revuelo periodísticamente, sobre todo en el periodismo deportivo. Me hablaron de todos los medios y en aquella época yo ratifiqué lo que había dicho, fiel a mi costumbre. No iba a decir que no había querido decir lo que dije. Y a partir de ahí, Maradona empecé a tener una inquina conmigo, que habrá tenido en su personalidad, por ahí tuvo razón. Pero yo hice lo que tenía que hacer. No le quito la razón a Maradona en tratarme como me trató, ni me preocupó ni mucho menos. Pero yo cumplí con lo que tenía que cumplir en aquel entonces, cosa que había que tener ciertos elementos para hacerlo, tratándose de Maradona.
J.R.: -Yo le quería preguntar, llevándolo a estos tiempos: hoy, el poder político, ¿es del narcotráfico, socio del narcotráfico, socio del narcotráfico, necesita del narco lamentablemente para la campaña? Porque aquí Carrio -que a veces se la trata de loca- siempre apunta hacia ahí…
A.L.: -Bueno, hay una cosa que le quiero decir para ser objetivo en esta nota: la Señora Carrió, en los seis años y medio que estuve en la gestión, nunca jamás se sentó a tomar un café ni me invitó a tomar un café o me invitó a su despacho a tomar un café por preocupaciones que tuviera con respecto al tráfico ilícito de drogas. Eso no significa de ninguna manera que la preocupación de ella no haya sido profunda. Me llamó la atención en aquel entonces, y me llama la atención hoy, que en seis años y medio, sabiendo que había un tipo absolutamente distinto en la Secretaría y que hacía cosas que en el ámbito gubernamental se sabía que lindaban con la locura (muchos decían “Vos estás loco con lo que estás haciendo), no se haya acercado a conversar sobre el tema. Ni siquiera cuando estábamos por rever la ley de la cual soy autor, la 23.737. De todas formas, no quiero con esto desacreditar a la Doctora Carrió y sus fundamentos, que seguro son buenos. Atendiendo a su respuesta Jorge, yo no creo que el gobierno esté mezclado en el tema ni mucho menos. A mí me da la sensación de que este gobierno es un juego como el “Antón Pirulero”, donde no hay reuniones de Gabinete, donde no hay un ordenamiento democrático, jurídico, institucional ha dejado este tema, como otros, un poco a la deriva. Fíjese por ejemplo, el tema del narcotráfico que en la Argentina ha avanzado muchísimo. En la época que yo le hablo, década del ochenta, noventa, nosotros éramos un país de leve consumo -en un leve ascenso también, justo es decirlo-, pero habíamos implementado los mecanismos como para que ese ascenso fuera lo más lento posible. En el caso del tráfico ilicito, creamos condiciones como para que, por lo menos, el tráfico de drogas acá en la Argentina, fuera un tránsito solamente y no se instalaran las fábricas o cocinas como están instaladas hoy. Hoy ya la situación se ha agravado; tenemos traficantes venidos de Perú, de Colombia, y si seguimos así nos va a pasar lo de México. Pero en ese sentido, yo no puedo acusar de ninguna manera que el gobierno esté infiltrado, pero sí puedo asegurar que el gobierno se ha descuidado muchísimo. Y si hace escasas 72 horas o 96 horas, Aníbal Fernández -que puede tener alguna razón- dice que la lucha contra el narcotráfico se ha perdido, entonces ahí sí, estamos como dicen los pibes, “en el horno”.
J.R.: -Es verdad. Podríamos seguir hablando muchísimo más, sobre todo de este tema tan sensible como es el narcotráfico. Yo creo lo mismo. Es una pelea que no la perdimos, y ojalá que no la perdamos, por nuestros hijos sobre todo.
A.L.: -Yo creo, Jorge, que la podemos llegar a recuperar. No digo de ninguna manera, que la vamos a ganar. Pero la vamos a recuperar, y acá hay que atender a tres áreas fundamentales. La primer área es la gente sana, que es la inmensa mayoría. Cuando hablamos de adictos, supongamos que hablamos de un 4% en el total del país. Pero hay un 96% que está absolutamente sano. Tenemos que prevenir y preservar a los sanos. Tenemos que recuperar asistiendo al 4-5% enfermo y reprimir a los que trafican. El día que se instale esa política como un triángulo equilátero, y lo último: hay una cosa que es notable. Yo me fui del gobierno el 17 de agosto de 1995. El presidente de aquel momento me había ofrecido la Embajada en Portugal porque se venía el “Tata” Yofre, embajador de aquel lugar. Y se la rechacé porque le dije, “Presidente, si yo me voy, van a pensar que tengo miedo. Me voy a quedar en el país”. En 1997, el Presidente me llamó nuevamente para decirme “Alberto, esto se me está desmadrando. Te necesito en la Secretaría otra vez”. Le dije: “Presidente, yo no soy hombre de andar volviendo a cargos ni arrastrándome por cargos politicos”. Lo más importante por último para mí. Desde aquella fecha, 17 de octubre de 1995 -y se lo puedo demostrar a cualquiera de ustedes, ya están invitados-, vamos a tomar un café -no doy nombres para no hacer publicidad-. Al más público, y si alguien se acerca es para decirme es “Señor, qué huevos que tuvo en aquel momento”. No he tenido, en 21 años, una sola palabra agraviante de ni un solo ciudadano. Y esa posibilidad, después de estar seis años y medio, en una función activa y quizás lindando con la imprudencia por parte mía por la forma vehemente de hacer las cosas, me parece que es el mejor de los premios que podemos recibir.
J.R.: -Alberto Lestelle, la verdad un gusto hablar con Usted por Radio La Red.
A.L.: -Me quedan pendientes dos cositas, Jorge. Primero, no me gaste al Gobernador. Está trabajando con colectoras; lo veo a ese señor recorrer centenares de caminos en pocos minutos. Así que no me lo gaste porque la competencia va a ser ardua. Y la otra cosa que queda, y no me puedo ir sin cumplírsela, Usted está incursionando en planos políticos y me interesa muchísimo. Sé un poquito más de política que de narcotráfico. Cuando quiera, conversamos.
J.R.: -Por supuesto. Muchas gracias, Alberto.
Entrevista realizada por Jorge Rial y Luis Ventura, en el programa “Ciudad GotiK”. Radio FM La Red
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