EL DISCURSO QUE MIRA EL PROPIO OMBLIGO
El discurso de Hugo Moyano sorprendió, no solo por la gran cantidad de concurrentes —muchos de los cuales fueron obligados a asistir por parte de los sindicatos que están alineados con el líder cegetista—, sino porque en lugar de hablar de la coyuntura de los trabajadores o reclamar beneficios para ellos, llevó adelante una exagerada exaltación de la política del kirchnerismo.
¿Habrá sido parte de lo que pactó el líder de la CGT a cambio de que concurrieran funcionarios de primera línea a su acto? Es posible, ya que en primera fila pudieron verse las presencias destacadas de los principales ministros y secretarios del gabinete K, los cuales sorprendieron por sus rostros cansinos y desganados más que por sus poco efusivos aplausos.
Moyano se pareció a Cristina en el uso —y abuso— de la manipulación de cifras. Por caso, se animó a asegurar que Néstor Kirchner redujo la deuda externa en un 70%, un disparate más grande que cuando la primera mandataria aseguró que había solo dos millones de personas por debajo de la línea de la pobreza.
Luego, aprovechó para reclamar —como se preveía— poder ser parte del armado de las listas comiciales de cara a las elecciones de octubre. “Los trabajadores estamos para reclamar algún cargo”, se sinceró.
Luego, golpeó por elevación a los referentes de la oposición “que critican” al Gobierno y al grupo Clarín a través de la fallida aplicación de la Ley de Medios.
En el mismo sentido, resaltó los vínculos de ese medio con la última dictadura militar. ¿Recordará Moyano que él mismo se encuentra jaqueado por un expediente judicial que lo vincula con la Triple A en los años 70?
"Fijense los ataques que recibe quién les habla”, agregó el camionero, victimizándose una vez más y olvidando que el principal responsable de lo que publican los medios es él mismo. ¿O acaso no existió un exhorto judicial suizo que lo mencionaba? ¿O es irreal el expediente que lo menciona en el marco de la adulteración de troqueles de medicamentos?
En fín, el discurso de Moyano será fácilmente olvidable, con más loas al oficialismo que pedidos para los trabajadores. Si bien el camionero solicitó al Gobierno que se sancione una ley de participación en las ganancias que beneficie a los “obreros”, fue más elocuente su —insistente— pedido de que Cristina sea reelecta (¿habrá pensado en la impunidad de sus propios negocios?) y la “necesidad” de imponer a sus “socios” en las listas electorales.
Como sea, por más palabras y actos que impulse, Moyano no logrará que la ciudadanía cambie la percepción que tiene sobre su persona.
Y no se trata de un concepto justamente favorable hacia él.
Christian Sanz
fuente: Tribuna
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