El dólar minorista se mantuvo hoy a 4,04 pesos para la compra y 4,08 para la venta en bancos y casas de cambio del centro porteño, mientras en el mercado paralelo se sigue vendiendo a niveles que rondan los 4,18 pesos, en medio del inicio de una incipiente discusión sobre un retraso cambiario en la economía argentina.
El debate que se viene en materia cambiaria es qué hacer con el tipo de cambio, si mantener este esquema de dólar cuasi fijo, en la franja que va de 4 a 4,10 pesos, o impulsar una gradual alza de la divisa estadounidense, con las consecuencias negativas que podría tener sobre las expectativas inflacionarias.
El tema de fondo es que el retraso cambiario le quita competitividad a las exportaciones de manufacturas y, a la vez, estimula las importaciones.
En Brasil —principal destino de las exportaciones de manufacturas argentinas— el fenómeno se está dando con mucha más fuerza, y por ello la llegada de Dilma Roussef a la Presidencia abrió expectativas de devaluación entre los industriales brasileños.
La FIESP, la central empresaria con sede en San Pablo, ya habla de un franco proceso de "desindustrialización" en Brasil.
La apreciación del real frente al dólar, mucho más notoria que la del peso, está provocando problemas de competitividad para los empresarios brasileños, pero también preocupa que pueda impactar sobre la adquisición de manufacturas argentinas.
El Banco Central brasileño compra a razón de 1.200 millones y hasta 1.800 millones de dólares diarios con la idea de frenar la caída de su moneda, y aún así desde el 2003 el real se apreció cerca del 50 por ciento respecto del dólar.
Los economistas advierten que una de las razones de este fenómeno es que Brasil, como la Argentina, ofrece altísimas tasas de interés.
En el caso brasileño, ronda el 11,75 por ciento anual, cuando en Estados Unidos el capital rinde 0,25 % y ahora 1,25 % en Europa. Es este flujo constante de fondos del exterior que presiona sobre el tipo de cambio, tanto de la Argentina como del Brasil.
Según los especialistas, también robustece las monedas de Brasil y la Argentina el aumento sostenido en los últimos años en los precios de los commodities que produce.
En un año, la cotización de los granos y del aceite de soja aumentó entre 34 y 47 por ciento, mientras que el mineral de hierro se apreció un 126%.
La Argentina avanza rumbo al retraso cambiario, no tanto por el ingreso de capitales, sino de una inflación que desajusta la relación entre el peso y el dólar, explicó el especialista Agustín Monteverde, de la consultora Inc.
"Mientras los precios suben al 25 % anual o más —aunque el gobierno trate de disimularlo multando a las consultoras—, el dólar va al 4 ó 5 %. Falta un plan antiinflacionario claro", señaló Monteverde en declaraciones a Asteriscos TV, por Canal Metro.
En cambio, ayuda a la Argentina la caída del dólar en el mundo, que amortigua el deterioro del tipo de cambio y opera como una devaluación del peso.
Es que la política norteamericana de inundar el mundo con su divisa, depreciándola para reducir su creciente déficit comercial, hizo que el dólar bajara casi un 15 % en nueve meses.
En este escenario, el superávit comercial se sostiene gracias al complejo sojero, que este año aportará ventas al exterior por alrededor de 22.000 millones de dólares, que se elevarán a 30.000 millones si se suman todos los cereales.
Si bien el tema tratará de ser disimulado de cara a las elecciones presidenciales del 23 de octubre próximo, la combinación de inflación y dólar planchado obligará a hacer un service del "modelo productivo" en el 2012.
(Fuente NA)
Equipo de Economía de Tribuna de Periodistas
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