domingo, 1 de julio de 2012

Cae la inversión y se acentúa el deterioro de la economía. Por Jorge Oviedo


La inversión sufrió una fuerte caída en el segundo trimestre y podría haber llegado a ser casi un desplome, según diferentes indicadores y en la opinión de especialistas. Los menos optimistas calculan que la baja podría haber sido no inferior al 10 por ciento entre el primer día de abril y el último de junio.
Las principales causas son, según los analistas, la caída de la obra pública y de la construcción en general, la retracción de la actividad económica, la menor demanda de Brasil , las barreras a las importaciones y la marcada incertidumbre creada por el cepo cambiario.
La baja es en comparación con 2011, un año de inversión interna récord para los niveles argentinos. Sin embargo, de confirmarse esta nueva tendencia a la contracción habría sombrías consecuencias para el consumo y el empleo en 2012. El único aspecto favorable de ese escenario es la desaceleración de la tasa de inflación. Según la medición de la Inversión Interna Mensual (Ibim) que realiza el estudio de Orlando Ferreres la baja fue del 12,8% en mayo, como resultado de la caída del 5,1% en la construcción y del 22,7% en maquinaria y equipos. El acumulado de los primeros cinco meses fue, según el estudio Ferreres, del 8,5%, con lo cual no se habría necesitado una gran caída en junio para superar el dígito de retroceso en volumen físico.
"En una economía que muestra claras señales de desaceleración el freno a la inversión agrava el panorama", señala el informe. Es porque, como afirma el economista Enrique Szewach, aunque luego aumenten la producción y la oferta, el inicio de la inversión incrementa la demanda. Aunque la construcción pueda, una vez finalizada, brindar más oferta de viviendas, primero incrementa la demanda de materiales y mano de obra. Pero en los últimos meses ocurre lo contrario.

Para el Indec
 , la construcción comenzó a desacelerar su ritmo de crecimiento anual en noviembre pasado y, según los últimos datos, en mayo directamente el acumulado del año fue 0,7% inferior al de los primeros cinco meses de 2011. Las bajas mensuales fueron del 7,6% en abril y del 5,4% en mayo respecto de los mismos meses del año anterior.
Para el economista Jorge Vasconcelos, del Ieral de la Fundación Mediterránea, en esta actividad pueden estar jugando dos factores. El freno a la obra pública por el déficit fiscal y también la menor demanda privada a raíz del cepo cambiario. "Quienes demandaban inmuebles en Puerto Madero, por ejemplo, estaban pensando en un activo transable internacionalmente que podían en cualquier momento transformar en dólares, pero eso ahora no es posible o se dificultó mucho", señaló, antes de agregar: "Creo que es algo que no fue pensado cuando se diseñaron las restricciones a las cantidades de divisas que se pueden comerciar, tal vez ahora puedan pensar, en lugar de ello, en actuar en el precio".
Para Ricardo Delgado, director de la consultora Analytica, la importancia de la inversión es que se trata de un indicador líder. Delgado advierte una disminución del 2% en el primer trimestre, pero destaca que la comparación es contra el mejor primer trimestre desde 2000. "En el segundo trimestre se agudizó el problema, por el frenazo de la construcción, con despachos de cemento que cayeron 5% hasta mayo y la disminución del 6% en cantidades de las importaciones de bienes de capital en el primer cuatrimestre", señaló el economista.
"En mayo las importaciones de bienes de capital cayeron 35% en cantidades, por efecto Brasil mayoritariamente", explicó. Y añadió: "La construcción representa 55% de la inversión total; el plan de viviendas apunta al sector más castigado, junto con el automotor, en la primera mitad del año". Por su parte, Analytica proyecta una disminución del 10% en el segundo trimestre, que también fue el mejor desde 2000.
El IBIM de Ferreres muestra que también retrocedió 12,5% en abril y 8,5% en mayo la compra de maquinarias y equipos nacionales.
Algunos empresarios sostienen que los niveles de inversión están cerca de los mínimos alcanzados en la recesión de 2009. Entonces, ante una crisis que hizo colapsar el comercio internacional, las empresas redujeron voluntariamente sus inversiones. Hoy, con un escenario internacional que se complicó, pero que es mucho menos desfavorable que en 2009 para la Argentina, muchos que quisieran incrementar su capacidad no pueden hacerlo y enfrentan grandes frenos a la actividad. El ejecutivo de una automotriz que vende mucho a Brasil señaló esta semana en un desayuno de empresarios que de no ser por las trabas al comercio y el cepo cambiario su empresa estaría produciendo y exportando más unidades.
"De continuar la tendencia, lo peor de la situación laboral puede darse en la construcción, porque en las fábricas cuesta tanto formar personal calificado que se prefiere quitar horas extras y suspender, pero sólo si el horizonte es catastrófico se llega a los despidos", dice un especialista del sector que prefiere que no se revele su nombre. De todas formas, la reducción de lo que recibe el trabajador en el bolsillo por quita de horas extras o suspensiones reduce también la demanda.
Para el sector automotor, piensan varios analistas, la situación podría aliviarse un poco si repunta la demanda brasileña, alimentada por las reducciones de tasas de los créditos y de los impuestos, lo cual es probable porque los índices de confianza de los consumidores de ese país en la economía local y en el gobierno se mantienen muy altos, al contrario de lo que ocurre en la Argentina.
"En 2009 la situación internacional era aún más desfavorable y cayó la cosecha por la sequía, pero la situación fiscal de las provincias y la Nación no era tan comprometida como ahora y, además, capturaron las AFJP", señaló un analista. "Hoy hay una caída de la cosecha de soja, pero el precio subió; sin embargo, ni la Nación ni las provincias pueden reducir impuestos y aumentar el gasto y hacen exactamente lo contrario, subiendo la presión y paralizando obras, lo cual profundiza la desaceleración", detalló.
El peligro es que la economía se mantenga en niveles muy bajos hasta fin de año, incluso aunque se aleje el fantasma del estallido europeo. Y que si hay una recuperación luego, la falta de ampliación de la capacidad instalada haga que, como en 2010 y en 2011, el fuerte crecimiento de la demanda vuelva la alta inflación.
FUENTE: LA NACION




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