Kovadloff: "El Estado produce desaparecidos sociales"
-¿Cuáles son las materias pendientes de la democracia?
-La democracia inaugurada en 1983 introdujo en la sensibilidad colectiva un inmenso alivio y una gran expectativa. El alivio, de ver finalizada la dictadura militar y de ver terminado el protagonismo de la ideología guerrillera. También estuvo unido a una gran expectativa, porque todos creímos, entonces, que se aproximaba el momento en que sería posible la concreción de la democracia. Pero una democracia no se realiza jamás; es perfectible, porque no puede terminar de ser ella misma. No obstante, las deudas que la democracia tiene consigo misma se hicieron muy evidentes a lo largo de estos 25 años.
-¿Cuáles son las deudas más evidentes?
-La primera es una deuda social fundamental: no ha sido posible reconciliar la vigencia de las instituciones democráticas con la deuda social. El país que en los años de la dictadura había producido desaparecidos a través del terrorismo de Estado, ahora produce desaparecidos sociales, excluidos, gente que no puede incorporarse productivamente a la sociedad ni ser reconocida como sujeto. Esta es una deuda fundamental.
Pero es asimismo fundamental que las instituciones de la República fueran instrumentadas por el poder; es decir, el poder no se puso al servicio de su consulidacion sino se valió de las instituciones para consolidarse como poder cuyo rasgo distintivo es el protagonismo hipertrófico del presidencialismo. Todo esto afectó el significado de la democracia. Y democracia y república aun siguen sin reconciliarse.
-¿Qué rol tiene el Parlamento? ¿Está tomando el protagonismo necesario?
-Diría que se hizo evidente que es indispensable que el Parlamento debe recuperar el protagonismo, ésta es una exigencia social. El alzamiento del campo, fue un ejemplo. Por entonces, se demandó más republicanismo, más vida constitucional y más vida parlamentaria. Esta es una exigencia fundamental para reconstruir la democracia en la Argentina.
-¿Cómo ve los partidos políticos hoy?
-Está ocurriendo algo interesante en estos días. Me parece que es decisivo en términos de composición significativa lo que se pueda ocurrir entre Elisa Carrió y el Partido Radical. El radicalismo puede aportarle a Carrió una estructura nacional muy importante y ella lo es, a su vez, en la medida en que encarna algunos ideales éticos no negociables; puede brindarle al radicalismo un saneamiento muy importante de sus propias fragilidades. Esto es muy interesante. Igualmente interesante es que el peronismo no oficialista vaya buscando interlocutores y puentes con aquellos partidos que hasta ahora no han tenido interlocutores. La consciencia de la interdependencia entre los sectores de la oposición es hoy un mandato al que ningún sector puede rehuir.
-Esta oposición fragmentada, ¿habla de una democracia inmadura?
-Tiene mucho que ver una cosa con la otra. Hoy hay una unilateralidad partidaria y una democracia se construye con oficialismo y oposición que intercambian ideas, planes. Esto no está ocurriendo en la Argentina. No tenemos una democracia sólida, porque no tenemos diálogo entre las fuerzas políticas y, a la vez, esas fuerzas políticas al estar tan tremendamente fragmentadas pierdan representatividad social.
Por Verónica Dema
De la Redacción de lanacion.com
vdema@lanacion.com.ar
-¿Cuáles son las materias pendientes de la democracia?
-La democracia inaugurada en 1983 introdujo en la sensibilidad colectiva un inmenso alivio y una gran expectativa. El alivio, de ver finalizada la dictadura militar y de ver terminado el protagonismo de la ideología guerrillera. También estuvo unido a una gran expectativa, porque todos creímos, entonces, que se aproximaba el momento en que sería posible la concreción de la democracia. Pero una democracia no se realiza jamás; es perfectible, porque no puede terminar de ser ella misma. No obstante, las deudas que la democracia tiene consigo misma se hicieron muy evidentes a lo largo de estos 25 años.
-¿Cuáles son las deudas más evidentes?
-La primera es una deuda social fundamental: no ha sido posible reconciliar la vigencia de las instituciones democráticas con la deuda social. El país que en los años de la dictadura había producido desaparecidos a través del terrorismo de Estado, ahora produce desaparecidos sociales, excluidos, gente que no puede incorporarse productivamente a la sociedad ni ser reconocida como sujeto. Esta es una deuda fundamental.
Pero es asimismo fundamental que las instituciones de la República fueran instrumentadas por el poder; es decir, el poder no se puso al servicio de su consulidacion sino se valió de las instituciones para consolidarse como poder cuyo rasgo distintivo es el protagonismo hipertrófico del presidencialismo. Todo esto afectó el significado de la democracia. Y democracia y república aun siguen sin reconciliarse.
-¿Qué rol tiene el Parlamento? ¿Está tomando el protagonismo necesario?
-Diría que se hizo evidente que es indispensable que el Parlamento debe recuperar el protagonismo, ésta es una exigencia social. El alzamiento del campo, fue un ejemplo. Por entonces, se demandó más republicanismo, más vida constitucional y más vida parlamentaria. Esta es una exigencia fundamental para reconstruir la democracia en la Argentina.
-¿Cómo ve los partidos políticos hoy?
-Está ocurriendo algo interesante en estos días. Me parece que es decisivo en términos de composición significativa lo que se pueda ocurrir entre Elisa Carrió y el Partido Radical. El radicalismo puede aportarle a Carrió una estructura nacional muy importante y ella lo es, a su vez, en la medida en que encarna algunos ideales éticos no negociables; puede brindarle al radicalismo un saneamiento muy importante de sus propias fragilidades. Esto es muy interesante. Igualmente interesante es que el peronismo no oficialista vaya buscando interlocutores y puentes con aquellos partidos que hasta ahora no han tenido interlocutores. La consciencia de la interdependencia entre los sectores de la oposición es hoy un mandato al que ningún sector puede rehuir.
-Esta oposición fragmentada, ¿habla de una democracia inmadura?
-Tiene mucho que ver una cosa con la otra. Hoy hay una unilateralidad partidaria y una democracia se construye con oficialismo y oposición que intercambian ideas, planes. Esto no está ocurriendo en la Argentina. No tenemos una democracia sólida, porque no tenemos diálogo entre las fuerzas políticas y, a la vez, esas fuerzas políticas al estar tan tremendamente fragmentadas pierdan representatividad social.
Por Verónica Dema
De la Redacción de lanacion.com
vdema@lanacion.com.ar
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