miércoles, 15 de junio de 2011

Las falacias del modelo K en números irrefutables


Sector financiero y monetario:

a) Tipo de cambio

No combatir la inflación, pone al país en dos riesgos. Uno es el de caer en el tantas veces vivido ciclo de devaluaciones e inflaciones crecientes. El otro es la posibilidad de tener que padecer una apreciación de la moneda brasileña a través de la inflación.
Si esto ocurre, se perdería competitividad y se terminaría en una recesión
Tanto la intención de reactivar el modelo de sustitución de importaciones como la de incrementar las exportaciones son inhibidos por la política cambiaria, ya que la misma genera incertidumbre a los inversores.
Entre 2008 y 2010, y pese a las devaluaciones nominales (47% contra el yuan, 30% contra el dólar, 27% contra el euro, 41% contra el real y 27% contra el peso chileno), todas las monedas que integran la canasta de comercio exterior, el tipo de cambio real, multilateral, se apreció.
Es importante destacar que frente al dólar, la situación actual es parecida a la de finales de la convertibilidad y que el tipo de cambio real multilateral no se siguió apreciando porque Brasil apreció bastante su moneda. Este dato no resulta menor en tanto que si Brasil decidiera depreciar su moneda, nuestro país se quedaría si mas socios comerciales con moneda fuerte.
Tanto la rentabilidad, como la estabilidad y previsibilidad del país, van siendo socavadas por la alta inflación, la que a la vez significa, tanto apreciación real como devaluaciones nominales compensatorias. Consecuentemente la economía frena su crecimiento.
Si se compara la Argentina con otros países de la región, aquí es donde más se ha devaluado la moneda nominalmente contra el dólar pero donde paradójicamente, se ha apreciado en términos reales. En ambos casos en alrededor de un 25%.

b) Inflación

El crecimiento de la base monetaria interanual ronda el 35%, como así también los demás agregados monetarios, lo que induce a suponer, considerando el programa monetario actual, que la expansión monetaria se posicionará aproximadamente en un 40% anual.
Conforme surge de fuentes privadas y de organismos oficiales provinciales, desde el 2008 el incremento acumulado por los precios es cercano al 80%, es decir, que triplica lo que informa el Indec.
La inflación argentina es la segunda más alta de la región, solo superada por Venezuela.
Según dan cuenta cálculos privados, la inflación minorista para 2010 estuvo entre el 23% 25%, y de acuerdo a las políticas monetaria y fiscal llevadas a delante por el poder político de turno, para este año 2011, se está acelerando su crecimiento, ya que además por ser año electoral, es esperable que el gasto público ronde entre el 35% y el 40%, o mas.

c) Crecimiento de la actividad empresaria

Nuestro país tiene un déficit de crédito local que se remonta a varias décadas.
A esto se suma que la política llevada adelante por el gobierno actual no lo ha mejorado en nada, sino que por el contrario, lo ha perjudicado con la inflación creciente derivada de la expansión monetaria, la falsificación de las estadísticas oficiales, la no derogación del impuesto al cheque, etc.
El crédito existente para el sector privado en realidad es menor que en los ´90, rondando el 15% del PBI.
El porcentaje de creación de nuevas empresas ha decrecido bastante desde el 2004 a la fecha, tanto en comercio, como industria o servicios, se trate de microemprendimientos, Pymes o grandes entes.
No existe oferta de créditos a largo plazo porque a causa de la inflación los bancos tienen la mitad de los depósitos a plazo fijo no superior a 30 días por la tasa negativa, o son depósitos a la vista.
Asimismo, como los salarios son menores, la potencial demanda crediticia a largo plazo se redujo sustancialmente.
Haciendo una comparación con otros países de la región como por ejemplo Brasil o Chile (menos desarrollados en algunos sectores), puede apreciarse que el mercado de capitales argentino es pobre, y que no hay prácticamente crédito para el mediano y largo plazo. Esto último impide el desarrollo de las empresas, ya que no pueden acceder a mayor o mejor tecnología incrementando así su productividad. Todo esto conduce a la extranjerización de la economía nacional.
Una prueba contundente, es que el valor agregado de las empresas en 2009 era igual que en 2001, es decir, el 18%. Asimismo, al no contarse con un importante mercado de capitales ni crédito, según da cuenta el propio Indec, de las 500 empresas más grandes del país, solo el 35% eran de capital nacional en 2009, exactamente igual que en 2001.

Sector externo

a)      Balance de pagos

Entre 2007 y 2010, la cuenta corriente del balance de pagos sufrió un fuerte deterioro pasando de 7.400 millones de dólares a 3.500 millones de dólares, aunque la balanza comercial mantuvo un superávit de unos 10 mil millones de dólares.
Este superávit se debe fundamentalmente a dividendos netos, intereses pagados netos y utilidades, y restricciones para-arancelarias a las importaciones, que revirtieron el deterioro de la cuenta corriente en unos 2 mil millones.
De seguirse apreciando el tipo de cambio real multilateral y de continuar este crecimiento, en poco tiempo, tanto la cuenta corriente como la balanza comercial lucirán con signo negativo.

b) Comercio Exterior

Lo primero que habría que decir es que uno de los instrumentos de política económica son los impuestos a las exportaciones, y que éstos no son empleados prácticamente a nivel internacional.
En los últimos años, la política llevada adelante por nuestro país en materia de comercio exterior, ha sido adversa, ya que los impuestos tanto a las importaciones como a las exportaciones, no suelen resultar beneficiosos para el crecimiento económico de un país. 
La fijación de precios, las retenciones-cuotas de exportación, etc. hicieron que la Argentina tenga una mala perfomance de crecimiento de ventas entre 2003 y 2010, dentro de los países sudamericanos.
No hubo industrialización ni se incrementó el valor agregado como dicen oficialmente desde el gobierno, sino que la exportación de productos primarios entre 2003 y 2010 ha sido igual a la de 1997 es decir, algo mas del 20%.
La balanza comercial con Brasil fue negativa desde el 2003. Se destruyó el stock ganadero, se incrementaron los precios en términos reales y bajaron tanto las importaciones como las exportaciones.
Por otro lado, nuestras empresas utilizan generalmente insumos importados para producir los distintos bienes. Las restricciones a las importaciones para equilibrar la balanza comercial, ha afectado la producción local, deteriorando el nivel de productividad de las empresas nacionales.
Esto es importante, porque mientras el gobierno dice que quiere expandir la industria nacional, su política en materia de comercio exterior promueve la cartelización y los oligopolios.

c)     Reservas Internacionales

Mucho se habla de la fuga creciente de divisas. La cuenta corriente se ha deteriorado y las reservas internacionales se redujeron sustancialmente, quedando acumulado solo un 13% en el último trienio.
En otros países de la región como Chile, Uruguay, Bolivia, Brasil y Paraguay, se han incrementado por encima del 60% para el mismo periodo.
Esto se debe a que no se atraen inversiones y se desincentivan las exportaciones.

d) Indicadores Oficiales

Falsificar los indicadores oficiales suele vincularse casi exclusivamente con la intención del gobierno de ocultar la inflación.
Sin embargo, no solo el nivel de precios fue adulterado, sino que también el PBI, ahorro, inversión, salarios, pobreza, ingreso, indigencia, niveles de energía utilizada, nivel de reservas en el BCRA, recursos fiscales, nivel de gastos, etc.
Además, el Indec no es el único organismo vulnerado, sino que la mayoría de los organismos oficiales a nivel nacional no publican los datos, fundamentalmente de los últimos períodos, o lo hacen de manera parcializada o falaz.
Ya se ha explicado demasiadas veces cómo las autoridades nacionales instruyen a las distintas dependencias bajo su órbita para que oculten o modifiquen la información de todo tipo según convenga a sus intereses del momento, continuando así con esta gran farsa, a la que el oficialismo gusta en llamar “el modelo k”.
Como el sistema no cierra por ningún lado, cambian o esconden los datos, y con eso disimulan su estado terminal.

Nidia G. Osimani

fuente: Tribuna

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