La sociedad argentina está acostumbrada a tropezar con la misma piedra. Octubre se avecina y la pregunta que conviene hacerse es si ella gana, los argentinos ganan o pierden su posible triunfo.
por JORGE HÉCTOR SANTOS
. Cuando Cristina Fernández de Kirchner fue elegida por su esposo para ser su posible sucesora presentándose a elecciones presidenciales de octubre de 2007 donde ganó y como consecuencia de ello desde diciembre de ese año ejerce el Ejecutivo nacional.
Antes de ser electa quien escribe tuvo oportunidad de preguntarle a uno de los senadores nacionales más destacados -por su apellido famoso en la función pública- y que fuera compañero de ella, durante largos años en el Congreso: ¿Cómo es Cristina?
La respuesta fue contundente: “Si Ud. la conoce no la vota”; y agregó:
“Néstor, a pesar de todo, es preferible que ella (Cristina)”.
Dicho esto, y aún sabiendo que Cristina Fernández tiene amplias posibilidades de ser reelecta, vale la pena preguntarse cuáles son los riesgos que se corren frente a un segundo mandato de la viuda de Kirchner.
En primer lugar la historia argentina recoge la experiencia que los segundos mandatos presidenciales nunca fueron buenos y en general terminaron mal.
Existen características que conforman la personalidad de la presidente y su reducido séquito que la rodea que hacen que ésta viva alejada o aislada de la realidad y además, se muestre en una actitud arrogante de ejercicio del poder, lo que la convierte en la virtual detentora del poder supremo, harto peligroso y muy proclive a un autoritarismo exacerbado.
La sociedad argentina está excesivamente fragmentada por acción de los Kirchner, que se han peleado con casi todos, y esta actitud en Cristina, de ganar puede a partir de una exagerada omnipotencia ahondar aún más esa desintegración.
Si la falta de diálogo con los distintos sectores sociales y políticos ha sido y es una particularidad de los Kirchner, de obtener en la urnas un nuevo período presidencial esto que hasta aquí ha sido un impedimento cierto puede convertirse en una dificultad mayúscula frente a cualquier obstáculo que se le presente por su propia misantropía.
La libertad de prensa en la Argentina se podría ver seriamente comprometida y los medios independientes podrían ser aún más perseguidos con lo cual el panorama de las libertades individuales también se vería frente a un panorama desolador.
Si el monopolio informativo oficial, hasta aquí, no solo se multiplicó usando recursos públicos, en un nuevo mandato del cristinismo, este seguirá creciendo para seguir trastocando la realidad y seguir publicitando con un marketing mentiroso un país virtual, muy lejos del real.
Los adversarios políticos que puedan gestionar gobiernos provinciales o municipales si hasta el presente han sufrido y muchos fueron puestos de rodilla ante el poder central para recibir los fondos que le corresponden en un segundo período esta posibilidad de padecimiento se puede acrecentar producto de la vanidad de quienes hasta el presente han dado muestras de que la misma es desbordante.
La victoria del oficialismo, ya sea en primera o segunda vuelta, servirá para aplastar aún más las restantes instituciones de la vida democrática, muchas de ellas casi destruidas como la militar o en vías de serlo como la policial. Si el apriete a jueces hasta ahora a superado cualquier miopía va de suyo que igual práctica no solo continuará sino que trepará a escalas mayores.
Un gobierno reconfirmado en el poder pero sin la mesura que le podrían poner los peronistas tradicionales desplazados, puede convertirse en una topadora que trate de avasallar todo en su recorrido cuando buena parte de todos esos históricos han sido reemplazados con jóvenes fanatizados, que son destacados por la propia presidente en sus arengas, y que ocuparán puesto claves en el Legislativo y en el Ejecutivo.
Si el “modelo” es considerado exitoso y no admite críticas ni autocríticas se sobre entiende que la inflación seguirá sin ser reconocida y por lo tanto no atacada con el riesgo y los costos sociales que esto implica, al igual que la inseguridad que no contempla plan estratégico alguno para combatirla seriamente sino que responde a medidas improvisadas y donde la policía parece ser el adversario a vencer mientras la delincuencia disfruta y se aprovecha de esas torpezas.
La inseguridad jurídica ya dado prueba más que suficientes que aleja capitales. En los cuatro años de gobierno de Cristina han salido del país US$ 50.000 millones. Si ella continúa en el poder por qué habría estos de regresar y de qué manera podrían ingresar inversiones extranjeras a un país que ha caído al sexto puesto en Latinoamérica en esta materia y que al unísono presenta intenciones y realidades en participaciones estatales en el accionariado de empresas privadas, las que podrían agudizarse.
Quién podría estar seguro que figuras como Guillermo Moreno o Gabriel Mariotto con sus formas y sus fondos no serían reemplazadas por otras provenientes de La Cámpora que reúnan incluso distintos perfiles pero peores intenciones que los nombrados.
Qué capital extranjero que brinde puestos de trabajo para paliar el desempleo y el empleo en negro puede arribar a estas tierras cuando en pleno siglo XXI el flamante candidato a vice gobernador por la provincia de Buenos Aires elogia a la presidente de la Nación expresando que "Cristina es el Perón y la Evita de este tiempo".
En qué palabra se puede confiar en un futuro gobierno de Cristina para poder llevar adelante una inversión en la Argentina, en la del ministro del área, en la de Carlos Zannini, en la de Julio De Vido, en la de la presidente o en la Máximo Kirchner.
Para llevar adelante un emprendimiento en la provincia de Buenos Aires, se puede hablar con el candidato a gobernador, Daniel Scioli, si este gana o habrá que hacerlo con su alguacil, Gabriel Mariotto, o con además con el casi 65% de La Cámpora que manejará la legislatura.
Qué panorama de paz social se avizora de ganar el cristinismo como consecuencia de las heridas no cicatrizadas de las luchas por espacios de poder perdidos por Hugo Moyano, los barones del conurbano y hasta del piquetero Luis D’Elía.
El premio que la presidente le otorgó a Roberto Feletti anexándolo a su boleta para pedir el voto a los porteños, es todo un síntoma a tomar muy en cuenta ya que el actual viceministro de Amado Boudou se hizo célebre cuando dijo que "el populismo debe radicalizarse" porque "ganada la batalla cultural contra los medios, y con un triunfo electoral, no tenés límites". Esto se debe agregar a las declaraciones de Mariotto quien dijo “Ahora vamos por todo”.
El caso Schoklender-Madres; los escándalos del Inadi aseguran que la corrupción a nivel gubernamental continuará con igual impunidad judicial que la que han logrado hasta el momento.
Existe y aumentará en un nuevo mandato el relato cambiado de la historia -cargado de odios y de resentimiento- sobre los sucesos de los años ‘70 vertidos como adoctrinamiento a jóvenes menores de 40 años -nacidos después de los ’70-. Esto se hace desde programas como ‘6, 7, 8’; desde periodistas como Horacio Verbitsky o Víctor Hugo Morales Morales; en claustros universitarios llevado adelante hasta aquí entre otros por Gabriel Mariotto. A estos jóvenes se les inyecta el venenoso concepto “que si les va bien es gracias a Cristina y si les va mal es debido a las malditas corporaciones”.
En el plano económico no se avizoran cambios para revertir la pobreza que alcanza al 25% de la población; la política clientelar del gobierno que a través de subsidios se ha convertido en una fábrica de vagos; el desdén fáctico por la educación y la salud pública; los subsidios a los concesionarios de trenes que son un foco de corrupción; el sobreprecio de la escasa obra pública; el incremento del gasto público; el atraso cambiario; la inflación; la falta de transparencia en la utilización de los dineros fiscales; las atrasadas tarifas de los servicios públicos que son una bomba de tiempo, etc.
En conclusión:
Si la reina Cristina tiene posibilidades ciertas de imponerse en las próximas elecciones y aún en primera vuelta, pese a esta lista enunciativa de conflictos no menores que se pueden acelerar en su posible nuevo mandato, la sociedad argentina atraviesa una crisis no menor que se extiende desde años y se agudiza con el tiempo y que demuestra que no aprende de sus errores; que la visión cortoplacista se impone; que el país de heredarán sus hijos poco le importa y que el individualismo prevalece más que nunca sobre una comunidad envuelta en una crisis de valores por demás extrema.
Si el pueblo unido jamás será vencido; los gobernantes hacen uso y abuso de la desunión del pueblo que ellos mismos fomentan para su propio beneficio y a espaldas del conjunto.
Pero la invitación sigue en pie, Si en octubre Cristina gana, Ud. gana o pierde?
fuente: U24
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