jueves, 19 de enero de 2012

El Gobierno lanza un ataque relámpago. Por Adrián Ventura


La resolución 9/2012 que anteayer dictó el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, desnuda la política oficial sobre la prensa libre: el Gobierno no está dispuesto a desperdiciar ni siquiera un día para silenciar a los diarios independientes.
Basta con tomarse el trabajo de leer la resolución que reglamenta la ley 26.736, sancionada el 22 de diciembre último a instancias de la presidenta Cristina Kirchner, para advertir varios aspectos relevantes.
  • La reglamentación fue dictada apenas tres semanas después de sancionada la citada ley. Ni las Fiestas ni la operación de la primera mandataria distrajeron al Gobierno de su objetivo central de acallar las críticas.
  • Hasta ahora, la compra de papel para diarios y su importación eran absolutamente libres. A partir de ahora, en cambio, será una actividad intensamente regulada. Y, para que no quepan dudas, Economía se apresuró a fijar el monto de los cupos para la producción y para la importación de papel para el próximo trimestre.
¿Cómo calculó el Estado los cupos de papel que los diarios necesitan comprar a Papel Prensa o importar? No los consultó ni tampoco hizo un relevamiento. Hubo, otra vez, una decisión política que, más allá de ser discrecional, fue arbitraria o antojadiza. Pero lo más objetable no es si esos cupos satisfacen o no las expectativas de los diarios: lo objetable es el propio establecimiento de cupos para una actividad que debe ser absolutamente libre. La Argentina se dio el lujo de volver al primer gobierno de Juan Domingo Perón, pero lo hace copiando una receta aggiornada por Hugo Chávez al siglo XXI: se debe atacar a la prensa escrita, y también a los cables y a la televisión, para acallar todo resquicio de libertad.
  • La resolución también desnuda que el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, pasó a ser el hombre más fuerte del Gobierno. La resolución de Economía le delega a él la atribución de aplicar cupos, reglamentos y sanciones. El mismo hombre que, hace más de un año, ingresó en una asamblea de accionistas de Papel Prensa con guantes de box -al grito de "aquí no se vota"-, corporizando un estilo de gestión bravucón, pasó a ocupar un lugar central del poder.
Esta semana, las petroleras Repsol YPF, Shell, Esso, Oil y Petrobras experimentaron esa misma sensación: sufrieron una embestida del Gobierno por el precio del gasoil, y Sebastián Eskenazi, titular de Repsol, percibió que el centro de gravedad del poder se desplazó desde el ministro de Planificación, Julio De Vido -con quien había tejido un esquema de subsidios al gasoil- hacia Moreno.
Sin embargo, las petroleras realizan una actividad distinta a la prensa: ayer, cuando sus directores se reunieron con el secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, una de las petroleras extranjeras amenazó con retirarse si la forzaban a aceptar precios máximos. La reunión se suavizó. En cambio, lo que precisamente busca el Gobierno con la ley de papel para diarios es asfixiar a Papel Prensa, a Clarín, a LA NACION o a cualquier otro medio independiente.
FUENTE: LA NACION

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