Los esfuerzos de Cristina Kirchner por envolver su gestión en una aureola intelectual son conocidos. Sus discursos siempre tienen una pretensión teórica, y ella misma, rodeada de "cuadros técnicos universitarios", se define "hegeliana".
Con la campaña, llegó la hora de conseguir un reconocimiento a ese aporte conceptual.
El Gobierno ha ido a pedir un doctorado honoris causa para su jefa a la universidad más antigua del planeta, la de Bologna. Ya lo dice la marcha oficial: "nunca menos".
Si todo sale bien, la Presidenta compartirá el parnaso con Teresa de Calcuta, Juan Carlos I de España y Louis Pasteur. También con Hebe de Bonafini y Raúl Alfonsín.
Excéntrico como siempre, el kirchnerismo mandó tras el birrete a Julio De Vido, quien buscó el auxilio de Telecom Italia, propietaria de Telecom Argentina.
En vida de Néstor Kirchner, hace apenas un año, De Vido tenía la orden de reemplazar a esos accionistas por un grupo de amigos.
Curiosa flexibilidad. Curioso giro. Propio de intelectuales.
Fuente: La Nación
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