La mentira del supuesto superávit fiscal.
Desde el Ministerio de Economía de la Nación, se dio cuenta hace pocos días del superávit fiscal primario registrado el pasado mes de abril, el que ascendería a casi $ 2.000 millones. Y digo ascendería porque en el informe dado a publicidad, se omitió mencionar el pago de la deuda pública, detalle con el que el superávit se transforma mágicamente en un déficit de más de $ 400 millones.
El mencionado monto (neto de omisión por parte de las autoridades del Ministerio), marcaría una ilusoria diferencia interanual en suba de aproximadamente un 5 % en la recaudación.
Según la versión oficial, dicho incremento obedeció a que la AFIP recibió más dinero por parte de los contribuyentes en concepto de aportes y contribuciones a la seguridad social, además de los impuestos.
Considerando que nuestro regresivo sistema tributario se sustenta en impuestos al consumo, parte de los dibujos fiscales en más que muestra el Gobierno, deben ser posiblemente adjudicados al “crecimiento económico”, crecimiento que seguramente justificará con la “acertada” política de estimulación del consumo. Es decir que la mayor recaudación de impuestos se explicaría por el IVA.
Pero esto tampoco es real, porque al haber inflación, el IVA se calcula sobre los precios inflados, arrojando de este modo valores que no son los reales.
Otro aspecto que merece ser tenido en cuenta a la hora de interpretar las cifras que anuncia el Gobierno Nacional, es que el Banco Central contribuyó con algo así como unos $ 900 millones para que los recursos alcancen ese supuesto superávit.
De no haber sido por las constantes transferencias que el BCRA hace al Tesoro Nacional para tapar los agujeros producidos por el excesivo gasto público, hubiera sido imposible dibujar la cifra que hoy nos presentan.
También ayudaron otros ingresos extra, de diversa procedencia.
Para finalizar, vale aclarar que los “superabundantes” recursos recaudados entonces por la Administración Tributaria, se destinaron mayoritariamente a pagar Asignaciones Universales por Hijo, para embarazadas, planes trabajar, el último magro incremento a los jubilados y subsidios a la energía y al transporte, entre las erogaciones más significativas.
Otra parte se usó para asignar obra pública a algunos jefes comunales y universidades nacionales. El resto, habrá sido destinado a los gastos habituales de la Administración Pública, y también se habrán reasignado partidas conforme a la urgencia del momento.
Entonces, si el supuesto superávit en realidad fue déficit, la restricción para distribuir conforme a las necesidades reales de la población debe ser importante.
Próximamente el Gobierno Nacional tendría previsto lanzar un plan de créditos hipotecarios con fondos de la Anses, ¿se entiende por qué el superávit primario en concepto de aportes y contribuciones a la seguridad social no se usa para el 82 % móvil?
Nidia G. Osimani
Fuente: Tribuna
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