lunes, 27 de diciembre de 2010

De RELATOS DEL PRESENTE

Fin de Año en la Gran Aldea

El poderío del pacifismo de Nilda Garré al frente de las Fuerzas de Seguridad, duró menos que un pedo en un canasto. Diez polis de la Guardia de Infantería, cubriéndose con cinco cascos enfrentados a miles de pasajeros enardecidos, nos demostraban para qué se inventaron las granadas de gases. 


Nosotros en otra. A la tarde, mientras le cagábamos de querusa otra porción de panettone a nuestros compañeros de oficina, en Constitución llevaban diez horas sin trenes. Boludeando en internet, como para no perder el ritmo justo a fin de año, nos enteramos que en la terminal del Ferrocarril General Roca, había un montón de gorilitas haciéndole el caldo gordo a la derecha golpista que quiere desestabilizar al Gobierno y a la izquierda trotskysta que quiere que la patronal los incorpore al sistema . Una manga de desagradecidos que se sumaban a los viejos de mierda que pretendían cobrar sus dádivas jubilatorias y se quejaban de que llevaban esperando 6 horas bajo el rayazo del sol, con argumento tan infantiles como que les hacía mal y otras mariconadas por el estilo. ¿Dónde quedó el patriotismo? ¿Así le muestran su apoyo a un Gobierno Nac&Pop que sólo piensa en nosotros?

Por suerte, la Televisión Pública nos devolvía a la realidad verdadera, demostrándonos que con la nueva libertad de medios, íbamos a estar todos bien informados y no habría más ocultamientos de informaciones importantes. Por eso, mientras en Constitución volaban piedras, en Canal 7 estaban pasando un precioso documental sobre el judaísmo en el Tercer Reich. No vaya a ser cosa que nos olvidemos que siempre se puede estar peor. 

El siempre afinado Jefe de Gabinete de la Nación, emitió sutilezas muy indirectas y difíciles de decodificar, tales como que los manifestantes ya eran del Partido Obrero Duhaldista. Un diplomático. Mucho más optimista, Floppy Randazzo dijo que todo fue armado para tapar el boom del consumo navideño. En parte, tiene razón. Hubo un boom navideño provocado por el consumo eléctrico. Tres días de calor y volaron 28 distribuidores eléctricos. 

Una vez más, le erraron el vizcachazo. Suponer que con 37 grados a la sombra, los miles de pasajeros que se toman el Roca a diario se van a quedar panchos esperando pacificamente que se reanude el servicio a las cuatro de la mañana, cuando ni siquiera tienen un cajero que les entregue dinero para tomarse una combi, es muy de pelotudos. No da para llamarles cínicos al echarle la culpa a otro por los errores propios. Para ellos, el Partido Obrero que pide la cárcel para Duhalde, no es más que una pantalla duhaldista. Se olvidan que cuando mataron a Mariano Ferreyra, prometieron solucionar el conflicto de los tercerizados antes de fin de año. 

Nosotros, mientras nos cagábamos de risa de Julio de Vido casándose a la luz de las velas una semana después de defender su política energética, salíamos a reventar el aguinaldo en regalos cuando un cruel impulso desestabilizador, coordinado por las más impías fuerzas cipayas, nos vaciaron los cajeros automáticos de billetes nacionales y populares. Sin dinero, sin luz, sin heladeras y sin aire acondicionado, la epopeya de zafar de ir a cenar a la casa la suegra en Nochebuena, se convirtió en una triste frustración. 

Así, mientras la Presidente de la Nación se aparecía sosteniéndose con una mano el desprendimiento de colágeno facial en el brindis navideño en la Casa Rosada, pidiéndonos que recordáramos a "él" como lo que fue, en Constitución lo homenajeaban con una guerra de todos contra todos. Y esa fue la historia de como, repentinamente, pasamos Nochebuena de un modo distinto en una ciudad en penumbras, donde los semáforos no existieron, sin cajeros automáticos y sin trenes. Volvimos a la Gran Aldea.


Fin de Año

Vivimos bajo presión y al borde de mandar todo al carajo. Pero la remamos. No existe la persona a la que le resbale todo. El punto pasa por cuál es el límite de cada uno y con cuantos psicópatas nos cruzamos en el medio buscando victimizarse ante nuestra reacción provocada. Si se nos cagan de risa en la cara, hay que tener paciencia. El año que viene será agitado, de eso no tengo dudas. Un año electoral de los que pican. Pero al menos será divertido. 

A todos los que me bancaron leyendo las gansadas de este blog pedorro, gracias. Les deseo un año lleno de éxitos y proyectos nuevos. Y sobre todo, de mucha fuerza. Porque no hay sentimiento más satisfactorio que ser los artífices de nuestro propio progreso. Eso, en definitiva, nos genera la suficiente fortaleza para que nuestra realidad no dependa del humor de algunos trasnochados.

Abrazo grande para todos y nos leemos por ahí. 




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