La Corte Suprema, de la mano de su presidente, Ricardo Lorenzetti, parece firmemente dispuesta a convertirse en el principal límite, tal vez el único, a los desbordes del poder.
En esa tarea, el tribunal supremo parece haber advertido que poner límites a los excesos de un gobierno y garantizar la más amplia libertad de prensa van, precisamente, en la misma dirección. ¿Cómo podría un tribunal realizar semejante labor si, en forma paralela, no existiese un periodismo independiente dispuesto a denunciar los excesos y una sociedad que reclame pluralismo y libertad? Todo ese escenario, capaz de albergar opiniones políticas encontradas, es parte del mismo sistema, la República.
Pero si usted cree que esta explicación es retórica, piense que la práctica oficial de retacear la publicidad a los medios independientes o críticos, para presionarlos, es lo más parecido a un delito de extorsión. Y si bien para las empresas más importantes la pauta oficial que puede pagar la AFIP, la Anses o cualquier organismo representa un porcentaje menor de los ingresos, para los más pequeños es casi una condición de su supervivencia. Dejarlos librados a las presiones del poder de turno equivaldría a convertirlos en boletines oficiales.
La Corte había redactado el borrador del fallo hace cinco meses. Pero el luto de la presidenta Cristina Kirchner por el fallecimiento de su marido, el ex presidente Néstor Kirchner, hizo que se postergara la sentencia. Ayer, el escenario parecía haber cambiado. Por un lado, el martes, la presidenta Cristina Kirchner, cuando inauguró las sesiones ordinarias del Congreso, desbrozó una buena pieza político-electoral, aunque de baja densidad institucional. Ayer mismo, la Corte, después de dos meses, estaba completa, y la campaña electoral todavía está fría.
Ahora bien, si se mira el curso de acción de la Corte, aparecen datos interesantes:
- En 2007, la Corte dictó el fallo Editorial Río Negro, que le devolvió a ese diario la publicidad que le retaceaba el gobernador Jorge Sobisch. Fue una señal contundente en favor de la libertad de prensa. Pero el gobierno nacional no tomó nota de esa sentencia ni siquiera cuando Editorial Perfil lo demandó. No imaginó que la Corte avanzaría. Pero el tribunal también vino dictando otros fallos favorables a los medios, por ejemplo, sobre la ley de medios audiovisuales.
- El Congreso fracasó en sancionar una ley que establezca criterios objetivos para el reparto de la pauta oficial (por ejemplo, establecer que recibirán más dinero los medios con más penetración o cualquier otro criterio preestablecido). Existe un proyecto de ley de la diputada radical Silvana Giudici y otro de Francisco de Narváez, pero el oficialismo no favorece su sanción. Sin otra solución posible, la Corte dictó el fallo.
- Un detalle no menor: la Corte había dictado la sentencia de 2007 contra Neuquén con una mayoría ajustada; el fallo contra el Estado nacional fue, a pesar de algunos matices, unánime.
- La Corte se arriesga a una reprimenda. Las usinas kirchneristas están linchando mediáticamente a los camaristas federales que suspendieron la caducidad de la empresa Fibertel, del Grupo Clarín.
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