(esta práctica fundamental permite que confiemos en nuestros valores universales más profundos)
Tomo refugio en el Buda. Puedo absorberme en la fuente viva de entender, de la fe y de la compasión, y aquí y ahora despierto a la Tierra Pura ilimitada.
Tomo refugio en el Dharma. Puedo sumergirme en las profundidades de las enseñanzas y la realidad-tal y como es, y la sabiduría tan profunda como el océano.
Tomo refugio en el Sangha. Puedo vivir en armonía con todos los seres, unido con los discípulos de Buda, en el espíritu de amor, y liberado de la servidumbre del egoísmo.
La Flor de Loto
La Flor de Loto tiene una peculiaridad, nace en el fango; en las aguas más sucias y turbias. Emerge del lodo subiendo hasta llegar a la superficie del agua para ahí abrirse y mostrar toda su belleza, sin manchar uno solo de sus pétalos.
Semejante a un practicante de la fe, en el que a pesar de que vive en un mundo turbio y sucio, lleno de violencia, egoísmo, mentira y corrupción; puede elevarse y trascender todo lo negativo que le rodea.
Así, cultivando en el interior de su corazón todas las virtudes y cualidades nobles, como verdad, benevolencia y tolerancia, de ahí se deriva honestidad, rectitud, paciencia y nobleza. De esta manera eleva su moral y expresa toda su belleza interna por el bien de si mismo y de todos quienes le rodean.
Tomo refugio en el Buda. Puedo absorberme en la fuente viva de entender, de la fe y de la compasión, y aquí y ahora despierto a la Tierra Pura ilimitada.
Tomo refugio en el Dharma. Puedo sumergirme en las profundidades de las enseñanzas y la realidad-tal y como es, y la sabiduría tan profunda como el océano.
Tomo refugio en el Sangha. Puedo vivir en armonía con todos los seres, unido con los discípulos de Buda, en el espíritu de amor, y liberado de la servidumbre del egoísmo.
La Flor de Loto
La Flor de Loto tiene una peculiaridad, nace en el fango; en las aguas más sucias y turbias. Emerge del lodo subiendo hasta llegar a la superficie del agua para ahí abrirse y mostrar toda su belleza, sin manchar uno solo de sus pétalos.
Semejante a un practicante de la fe, en el que a pesar de que vive en un mundo turbio y sucio, lleno de violencia, egoísmo, mentira y corrupción; puede elevarse y trascender todo lo negativo que le rodea.
Así, cultivando en el interior de su corazón todas las virtudes y cualidades nobles, como verdad, benevolencia y tolerancia, de ahí se deriva honestidad, rectitud, paciencia y nobleza. De esta manera eleva su moral y expresa toda su belleza interna por el bien de si mismo y de todos quienes le rodean.
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