CAPITULO 1
Episodio
1
ASÍ NO VALE
Por segunda vez en un
año de casados, Bruno y Diana cargaban en un camión todos los muebles de una
casa. Nada había resultado tan fácil como lo imaginaron. Los niños eran pequeños,
pero aún no lograban conseguir que se aceptaran y quisieran el uno al otro.
Xander y Ada tenían la misma edad, ambos habían cumplido doce años en el mes de
diciembre.
A la hora de competir por
lo que fuera, se convertían en animales salvajes entre sí.
Ni bien unieron las
familias se mudaron de la casa de Bruno, dónde Xander lloraba por sentirse un
intruso. Con el fin de calmar el pesar del niño, la pareja compró una vivienda.
Esa vez, el problema fue que el cuarto de Ada era más pequeño que el de Xander
y la niña no dejaba de llorar reclamando que lo preferían a él. Decidieron
igualar esa nueva diferencia para conformar a ambos niños, cambiándose a una
casa que tuviera cuartos iguales. La pareja había decidido que esa sería la última
mudanza.
Con una cansada,
aunque sonriente familia, Bruno, Diana y los niños llegaron a la nueva casa.
Varios hombres descargaban el camión y disponían cada mueble en los lugares que
Diana indicaba. Bruno colaboraba con ella entre besos y pequeños toqueteos a
escondidas, que compartían con picardía y alegría.
El mismo día, en la planta alta, nuevamente se oían los
gritos de los niños. La pareja se preguntaba cuál sería el nuevo problema, si ya
había dos cuartos exactamente iguales. Ambos peleaban por el que la ventana
daba al frente. Bruno y Diana, sin salir de su asombro, se pararon en la puerta
del cuarto a escucharlos gritar. Bruno les propuso un juego, poner en una bolsa
dos papelitos que dijeran “frente” y “patio”, cada uno sacaba un papel y se
conformaba con la habitación que le tocara. A Xander le tocó la del frente. Ada,
inmediatamente dijo que era trampa y que así no valía. Diana les informó que la
discusión había terminado y que podrían decorar sus habitaciones como más les
gustara. Eso calmó bastante el mal ánimo de Ada.
********
Xander nació en Grecia
donde vivió hasta los seis años, cuando se mudaron a Italia él tenía fresco el
dolor por su pérdida y guardaba todos los recuerdos de su padre, mientras intentaba
adaptarse al nuevo idioma y la nueva familia. Tres años más tarde estaba en
América, tratando de aprender nuevamente otro idioma diferente para comunicarse
y procurar insertase en una nueva sociedad. Otra vez vivía un sentimiento de pérdida,
en ese caso, de aquella gran familia materna que dejó atrás en Italia.
Ada todo el tiempo lo
molestaba por su raro nombre y su forma atravesada de hablar. Para él Ada era
su peor pesadilla, tanto en la escuela como en la casa. Cada noche metía la
cabeza bajo la almohada mientras hacía pasar las cuentas del kamboli [1] de su
padre entre sus dedos, rezando en su idioma natal, pedidos de favores a los
santos.
Para Ada, su padre era
todo su mundo desde que su madre ya no estaba con ellos. Ese mundo había sido
invadido por extraños que le robaban su atención haciéndola sentir muy sola.
Extrañaba mucho a su mamá. Por las noches, antes de acostarse, ella incluía a
su madre en cada una de sus oraciones, esperando que ella volviera a su lado.
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Por las mañanas ambos
padres compartían el rito del desayuno, cada uno de ellos complacía a su propio
hijo. Xander cada día saludaba con un “kaliméras
sas”.
_ Buenos días. ¡Esto es América, idiota! -le respondía Ada
exagerando la vocalización-
_ Es un saludo para mi madre, no para ti -le replicaba
Xander-
_ Si no aprendes a hablar correctamente, nadie te hará caso
-le repetía la niña, como cada mañana en la mesa-
_ Todos me entienden bien menos tú. Tengo amigos que sí me hacen
caso -respondía Xander abrumado-
Bruno les pidió que
frenaran la discusión y que las bocas las usaran para tomar sus desayunos. Un
momento más tarde, salía Diana con los niños en la camioneta familiar para
llevarlos a la escuela. Bruno, por su parte, se iba en su coche a trabajar.
LOS
OTROS
Estaban cursando el
último año de la escuela primaria. Los niños planificaban el viaje de egresados
en los recreos y se hacían reuniones con los maestros y preceptores que los
acompañarían ese año.
Xander tenía dos
amigos inseparables, Lucas y Martín. Los tres pasaban por ser más bien tranquilos,
aunque las niñas solían molestarlos y alterarlos bastante. Eran los tres que más
llamaban la atención por su atractivo, por lo que ellas, se hacían ver de la
forma que fuera; algunas compartiendo sus gaseosas o sándwich con ellos, otras
tirándoles cosas o burlándose. Ada estaba en el segundo grupo que, o bien los
ignoraba o ayudaba a sus compañeras a hacerles bromas pesadas. Era a Xander al
que, gracias a Ada, le conocía más puntos débiles, así que dejaban en evidencia
esas debilidades, cada vez que podía. Los amigos solían sostenerlo para que él
no corriera tras ella a golpearla. Le decían que era una nena estúpida, igual
que sus amigas y que lo mejor era no hacerles caso.
Ada era una de las
niñas más lindas del grado. Junto con sus amigas Mara y Cloe, en el grupo de “las
orgullosas”. Ellas tenían buenas notas, vestían imponiendo modas a las demás
niñas y caminaban altaneras mostrándose en los recreos. Eran buenas en las
actividades físicas y entrenaban en el equipo de vóley de la escuela; mientras,
los varones entrenaban en el de básquet.
Luego que Ada y sus
amigas lo molestaran, Xander solía pasar a su lado asegurándole que tenía una
mancha en la cara. Los amigos reían ya que Ada era muy pecosa, pero lograba que
la niña pasara su dedo mojado con saliva por la cara. Al darse cuenta de la
broma, ella solía correr tras él para golpearlo mientras le gritaba que lo acusaría
con sus padres sobre sus maldades. Ese día, fueron vistos por la directora en
el momento justo en que Ada golpeaba a Xander en la espalda y él se daba vuelta
amenazante con el puño en alto. La mujer corrió hacia ellos separándolos y se
los llevó a la dirección.
_ ¡Vitale y Sifakis, esta es la última vez que los veré
atacándose físicamente! Inmediatamente llamaré a sus padres.
Ambos intentaron decir que la culpa había sido del otro, pero
la directora ya había dictado su sentencia y ambos supieron que se encontraban
en problemas.
Ese mediodía, Bruno y Diana llegaron juntos a buscar los
niños en la dirección de la escuela. La directora les dijo que era una suerte
que los dos terminaran ese año la escuela primaria, porque todos esos años fueron un
problema para ella, para los profesores y los demás alumnos, ya que dividían la
clase en dos grupos que parecían irreconciliables. Ambos padres permanecían con
la cabeza tan baja, como la de los dos niños. Luego que la directora se los entregara,
Bruno y Diana caminaron, cada uno arrastrando de un brazo a su respectivo hijo
hasta la camioneta. Ambos intentaron defenderse echándole al otro la culpa de
lo sucedido. Los padres no les hablaron hasta llegar a la casa.
Habían sido dos largos
años de pasar por la escuela, porque que se quejaban de ellos. Les dijeron que,
si había un solo problema más, sin importar quien lo comenzara, no viajarían
con sus compañeros ese año.
Los dos se quedaron en
silencio seguros que la culpa de todo había sido del otro.
[1] Kamboli es un rosario griego de cuentas de madera que se acostumbra a pasar entre los dedos. Típicos de la religión Católica Ortodoxa Griega.
CONTINUARÁ MAÑANA...
Buen comienzo!!
ResponderEliminarGracias Augusto!! Un abrazo.
EliminarGracias. Espero el capitulo de mañana!!! Bss.
ResponderEliminarsí si, mañana sigue... ta vez esta noche los suba.
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