Identificador de la
imagen : 11210521
Derecho de autor
: Ekaterina Panova
|
Araña Patalarga tejía su tela nueva arriba del calefón. Más amplia que la anterior para cazar presas
más grandes y albergar a las crías que estaban por nacer. Patalarga tejía sin
descanso, bajaba cada vez más mientras ampliaba su casa.
Una mañana bajó tanto que se encontró de frente con la cara
de una niña, que al ver tantas patas y tan largas, se asustó. Mucho se asustó
la niña y dio un grito tan fuerte que del soplido le enroscó las patas. No
tardó nada en desenroscarse, por el apuro de escapar hacia el techo del
calefón.
Mientras tejía espiaba desde arriba a la niña gritona. No
sabía si crecía o se estiraba y temía por su casa si la alcanzaba un soplido de
grito. Tejió telas y más telas por debajo de sus patas, para que sea bien
fuerte la casa para sus crías.
A la mañana siguiente pudo ver a la distancia, que la niña
se acercaba con una ramita en la mano. Le vio los ojos de susto pero la boca
cerrada. Patalarga mas confiada, caminó telita abajo para tantear si la niña perdía el miedo, si ella le sonreía. La niña
al verla tan cerca, abrió mas grandes los ojos. Patalarga sonrió para mostrarse
amigable. La niña vio su sonrisa y también le sonrió. Soltó el palito con calma
acercando su dedito. Patalarga estiró una pata sobre el dedo de la niña.
Ninguna
sintió más miedo y así sellaron su pacto de amistad la niña gritona y la araña
Patalarga.
Fin
Gracieladas 2/7/15
No hay comentarios:
Publicar un comentario