Prólogo
La Mancha del Griego es una historia imaginaria en la que
muchos se pueden ver reflejados. Sea por los cambios, las familias ensambladas o
crecer con medios hermanos. Temas como los celos, las competencias, rivalidades
y juegos.
Ambientado en Sudamérica y Grecia, país que conocí y del que
guardo imágenes imborrables de su gente y sus paisajes.
El juego infantil de “La Mancha” tiene como característica
que alguien corre tras de ti y cada vez que te alcanza, cambia tu destino para
convertirte en la nueva “Mancha”.
Xander Sifakis vivió su historia signada por las decisiones
de los demás. Su vida fue como el juego de “la mancha”, cuando menos lo
esperaba, era “tocado” y su destino cambiaba.
PREFACIO
"En
la casa de pinocho todos cuentan hasta ocho, pin uno, pin dos, pin tres, pin
cuatro, pin cinco, pin seis, pin siete, pin ocho: Mancha, te manché"
Bruno Vitale y Diana Barone habían crecido juntos en un
barrio de la ciudad de Bindisi, región de la Apulia, al sur de Italia. Se
amaron de niños, prometiéndose amor eterno en su adolescencia, juraron que nada
los separaría cuando fueran mayores de edad.
La familia Barone tuvo planes
diferentes para su hija y la casaron con un industrial griego, que pidió su
mano. Diana, antes de su mayoría de edad, se encontró en Grecia, casada
con Andreas Sifakis.
Bruno, por el dolor de la pérdida de su gran y único amor,
se fue de su tierra a trabajar en América; lejos de los recuerdos que
dejaron los espacios vacíos de Diana en su barrio y su vida.
Dos años más tarde, Bruno había conseguido establecerse y
casarse con una buena mujer, tuvo una bella niña llamada Ada, nacida pocos días
antes de la Navidad.
Al mismo tiempo, en Grecia, al inicio del mes de diciembre,
Diana daba a luz al hijo de Andreas, a quien llamaron Xander.
A los seis años de ser padre, la esposa de Bruno falleció en
un accidente automovilístico. Quedando solo para criar a su pequeña hija. Al
mismo tiempo, en Grecia, Andreas Sifakis moría repentinamente de un infarto.
Diana, al quedar sola con su hijo, decidió regresar a Italia.
Una vez en la ciudad de Brindisi, Diana se enteró de la
viudez de Bruno y decidió enviarle una carta. Ambos intercambiaron correspondencia
por casi tres años.
Un día, Diana aceptó la invitación de Bruno para que lo
visitara en América.
Diana llegó a América con su hijo Xander. Bruno los esperaba
en el aeropuerto. Sintieron gran emoción al verse, ya no eran adolescentes,
pero su amor estaba latente como lo estuvo desde niños. Ambos supieron que ya
nada les impediría que vivieran ese amor.
Bruno los acompañó a una pequeña casa que había alquilado
para ellos con el fin que se instalaran. Había elegido un barrio de población
mayormente italiana, con el propósito que Diana y su hijo pudieran adaptarse
más fácilmente al nuevo idioma.
Diana contaba con sus propios ingresos que
recibía de Grecia mensualmente, por liquidaciones de las industrias de su fallecido
marido. Ella misma pagaría sus gastos y los de su hijo.
Inscribió a Xander en la escuela que Bruno le
indicó, además de hacerlo asistir a una maestra particular para adaptación del
idioma y que tuviera una buena nivelación del grado educativo que le
correspondía.
Pasaron dos años más visitándose. Saliendo juntos, solos o con
los niños, para que se conocieran y adaptaran, hasta que decidieron casarse.
Los niños casi no se trataban entre ellos pese a que eran, a su vez,
compañeros en la misma escuela. Bruno y Diana supusieron que Ada y Xander se
adaptarían el uno al otro, basados en el amor que ellos se tenían el uno al
otro.
CONTINUARÁ...
CONTINUARÁ...
Rost,
Graciela Alicia
La mancha del griego / Graciela Alicia Rost.
- 1a ed. - Cipolletti : Graciela Alicia Rost, 2014.
Memoria USB, PDF
ISBN 978-987-33-9084-5
1. Narrativa Argentina. 2. Novelas de
Aventuras. I. Título.
CDD A863
Uhhhhhh quiero saber como sigue!!!! jejejej Que intriga...
ResponderEliminarCada día estaré subiendo un episodio nuevo en este mismo blog Te espero!!!
Eliminar