Cristina analiza el destino de los falsos megaanuncios.
El tren bala pasó de ser una mala idea que nunca se concretó, a ser un gran peso para el bolsillo de los ciudadanos que, por supuesto, nunca gozarán de un proyecto que jamás se concretó y que hoy demanda al Estado, al menos, US$ 16 millones.
El 29 de abril de 2008, a sólo meses de haber asumido como mandataria y con las muestras emotivas que la caracterizan, Cristina Fernández anunciaba una de las mayores mentiras de su mandato: un tren bala uniría Buenos Aires, Rosario y Córdoba. Para el contexto nacional, nada muy lejano a cuando Carlos Menem anunciaba en 1996, que "dentro de poco tiempo se va a licitar un sistema de vuelos espaciales mediante el cual desde una plataforma, que quizá se instale en Córdoba, esas naves van a salir de la atmósfera, se van a remontar a la estratosfera, y desde ahí elegirán el lugar donde quieran ir, de tal forma que en una hora y media podremos estar en Japón, Corea o en cualquier parte del mundo y por supuesto, más adelante en otro planeta si se detecta vida".
El destino final de ambos anuncios fue, como se esperaba, la nada. Eso sí, el costo resulta mayor en un caso que en el otro, pues por la mentira más actual, pese a tener mayor poder de factibilidad, Cristina analiza ahora como enfrentar el reclamo de la empresa francesa Alstom de U$S 16 millones al Estado para retirarse del inviable proyecto.
La idea, en efecto, debía endeudar al Estado argentino por casi US$4.000 millones a lo largo de 30 años, pero quedó frenada de hecho poco después de nacer, aunque el gobierno formalmente seguía sosteniendo que se llevaría a cabo.
El destino final de ambos anuncios fue, como se esperaba, la nada. Eso sí, el costo resulta mayor en un caso que en el otro, pues por la mentira más actual, pese a tener mayor poder de factibilidad, Cristina analiza ahora como enfrentar el reclamo de la empresa francesa Alstom de U$S 16 millones al Estado para retirarse del inviable proyecto.
La idea, en efecto, debía endeudar al Estado argentino por casi US$4.000 millones a lo largo de 30 años, pero quedó frenada de hecho poco después de nacer, aunque el gobierno formalmente seguía sosteniendo que se llevaría a cabo.
De todas formas, la francesa Alstom no perdía las esperanzas: todos los semestres depositaba la caución semestral de US$3 millones al Estado argentino, de acuerdo con el contrato firmado en 2008. En diciembre pasado, por decisión del gobierno, ese depósito quedó suspendido hasta el primer semestre de 2011.
Ahora, la empresa habría decidido dejar de mantener activa la caución y reclamar los US$16 millones que pagó hasta el momento, según informó el diario 'Ámbito Financiero', y en la Casa Rosada deben decidir archivar definitivamente el proyecto y analizar cómo harán frente al pago de esa deuda.
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