Episodio
7
SIN
COMPROMISO APARENTE
Martín le daba las recomendaciones del caso a su amigo.
_ Mira que no es lo mismo, ella seguramente necesitará más
tiempo, recuerda que es virgen y eso es otra cosa…
_ ¡Ya cállate Martín! He entendido la primera vez que me lo
dijiste. ¡Me pones nervioso! -respondía abrumado Xander-
Martín golpeó su
espalda y le deseó suerte antes de alejarse.
El departamento era
del primo de Martín, que estaba de viaje y había accedido a prestárselo para sus
citas. Él llegó al lugar con Cloe, ambos más nerviosos de lo previsto. La culpa
era de Martín, que le “martilló la cabeza” con tantas indicaciones. Ni que
fuera un laberinto en vez de una chica, pensó.
Decidieron ir
directamente a la habitación. Cloe le pidió que apagara la luz porque sentía
vergüenza. El accedió, todo le parecía bien, sólo quería tener sexo con ella. Xander la besó como cada vez que se reunían en
el parque. Quitó su remera y desabrochó la blusa de Cloe.
Ella le pidió que la
cuidara. Él asintió, aunque no supo muy bien a qué se refería, mientras seguía
desvistiéndola. Cuando la tuvo desnuda, en penumbras, pudo ver completa y
hermosa a Cloe. Tan bella y delicada. Su rostro enmarcado en la desnudez era
más perfecto aún. Tocó su cintura pequeña, el abdomen plano y duro, llegó hasta
sus pechos… no resistió besarlos. Mientras hacía esto, desprendió su jean y lo
bajó un poco. Le preguntó a ella si quería tocarlo. Cloe tocó tímidamente su
pecho y bajó con su mano hasta el sexo ya endurecido de Xander. Él metió dos
dedos suavemente en el sexo de Cloe. Ella se quejó un poco. Xander decidió que
era mejor que primero estuviera preparada y deslizó su mano acariciándola
suavemente. Él ya estaba listo, más aún por el efecto de la mano de Cloe
tocándolo como lo hacía. Una vez que sintió la humedad de Cloe, metió
nuevamente los dedos en su intimidad y la sintió gemir.
Él la besaba en la
boca cada vez más profundamente. Ella le respondía de la misma manera. Se
colocó entre sus piernas, abriéndolas con su cuerpo.
_ Siento miedo… -le confió Cloe-
_ Verás que todo estará bien, confía en mí -respondió Xander mientras
le acariciaba suavemente el pelo y se introducía despacio en el cuerpo de Cloe-
Xander vio por un
momento el rostro de Ada frente a él, se esforzó para quitar esa imagen y concentrarse
en lo que estaba haciendo.
Él previno a Cloe que
sentiría un momento de dolor, pero que pasaría enseguida. Ella asintió
expectante. Xander entró con fuerza. Cloe gritó levemente por susto y dolor. Él
no se detuvo, sabía que el dolor de ella pasaría si la mantenía excitada. No
dejaba de acariciarla y mirarla para que ella se sintiera más confiada. El
dolor pasó lentamente y ella lo besaba con verdadera pasión.
Le gustaba sentir que
su amado la invadía y que ambos disfrutaban juntos. Sintió como él se mecía
dentro de ella y como su propia intimidad se adaptaba cada vez más a la de él cada
vez que lo recibía. Nunca había sentido tanta intimidad con nadie como con él.
Se sentía suya. Xander trataba de hacer las cosas bien, no quería lastimarla,
quería que ella lo recordara para siempre.
Notó como cada vez se aceleraba más la respiración de Cloe, decidió que
era su tiempo, no aguantaba más y se dejó llevar por la pasión del momento mientras
ella lograba su clímax. Xander no podía
creer que estaba llegando a su clímax con la imagen de Ada en su mente.
_ Ahora me perteneces Cloe, eres totalmente mía -le decía mirándola
directamente a los ojos-
_ Sí Griego, soy completamente tuya -respondió Cloe besándolo
apasionada, sintiendo que él también le pertenecía a ella-
Luego de pasar un
momento más juntos acariciándose, él dijo que debían vestirse para llevarla a
su casa. Ella pasó al baño, vio la sangre entre sus piernas y se limpió algo
asustada, pese a que sabía que sangraría porque lo había leído en internet.
Estaba muy feliz. Se sentía toda una mujer. Ya no era una niña como sus amigas.
Ella pensó que el amor del Griego sería eterno.
Xander dejó a Cloe,
como siempre, en la puerta de su casa y se fue a la suya. Mientras caminaba
marcó el móvil de Martín, le contó cómo había sido la experiencia. Tenía un
montón de emociones nuevas. No era igual que con las otras chicas, a Cloe la
sentía solamente suya.
Llegó a la casa y se
tiró en su cama a recordar la tarde junto a Cloe.
Al sentir la voz de
Ada con Mara en el cuarto de enfrente, recordó la imagen de Ada durante su
intimidad con Cloe. Trató de quitárselo de la mente sacudiendo la cabeza;
atrayendo nuevamente a Cloe a su recuerdo y el momento en que había sido suya. Volvió
a revivir cada detalle de esa tarde.
Cloe no pudo esperar para
comunicarse con sus amigas, más que el tiempo que le tomó entrar a su cuarto.
Les contó que estaba profundamente enamorada del Griego. Mara quería detalles.
Ada le pidió que no lo dijera frente a ella porque Xander le daba asco. Pero
Cloe no dejaba de escribir sobre cada emoción, cada acción y respuesta.
_ Si no te detienes ya, dejaré de ser tu amiga -amenazó Ada-
_ ¿Puede ser que, por un momento, te olvides de ti misma y te
comportes como una buena amiga? No quiero que hables mal del Griego, porque
ahora él es mío y yo soy suya -respondió orgullosa Cloe-
_ Si así piensas, estás muy equivocada porque Xander no es de
nadie y juega con todas las chicas, al igual que su amigo Martín.
Cloe se puso a llorar
y cortó la conferencia. Ada se sintió muy angustiada. Se puso de pie, fue al
cuarto de Xander y se paró en su puerta.
_ Se lo hiciste a mi amiga…
Él la miró con rudeza
sin responderle. Cuando él la miraba así, Ada había aprendido a temerle. Cerró
la puerta y volvió a su cuarto. Ella no estaba dispuesta a perder a su amiga
por culpa de Xander. Pero algo en su interior, le hacía sentir que también lo
estaba perdiendo a él. Ella no comprendía de dónde aparecía ese sentimiento.
Decidió intentar ignorar la relación de Xander con Cloe y dejar que las cosas
pasaran sin intervenir. Sabía que él no estaría mucho tiempo con Cloe sin
lastimarla y todo volvería a la normalidad.
MAS
GRANDES, MAS CONFLICTOS
Fin de año y nuevos
festejos acumulados en ese mes de diciembre. Los jóvenes festejaban en la casa,
con los padres y los amigos más cercanos. Cloe, era la noviecita oficial de
Xander. Diana y Bruno se sentían felices por sus hijos, ellos pensaban que los
viejos problemas de rivalidades y odios habían desaparecido de la casa. Que se
ignoraran entre ellos, después de todo, no les parecía tan malo.
Para los jóvenes, los
problemas eran otros. Celos, rivalidades y odios habían cambiado de lugar
geográfico, incluso aumentado con la edad. Nada más lejos de desaparecer, que
sus conflictos.
Xander continuó con la
misma rutina con Cloe, solamente se veían a solas tres veces por semana. En el
parque, en la casa de ella o en la suya, pero sólo esos tres días. Los fines de
semana, cada uno salía con sus amigos y se encontraban en los lugares bailables
a los que asistían.
Cloe insistía que
quería pasar más tiempo con él, pero él le contestaba que los dos equipos de
entrenamiento más el colegio y los amigos no le dejaban tiempo extra. Ella se
enojaba, armaba berrinches, le hacía escenas con las porristas del colegio
cuando se le acercaban. Todo eso, para Xander estaba de más.
Ellos, llevaban juntos
casi un año. La única que hablaba de amor, era Cloe, cosa esta que ella nunca
se atrevió a confesarle a sus amigas.
Cuando lo veía rodeado
por las porristas, no lograba contener sus celos. El sentimiento de las
muchachas por ella era recíproco. La veían agresiva y pretenciosa. Ellas no le
perdonaban que hubiera “capturado” al líder del equipo estudiantil. Cada vez
que tenían oportunidad, le hacían alguna maldad, como besarlo frente a ella o
empujarla en los pasillos.
Ada y Mara acompañaban
a su amiga y la defendían. Pero Xander no parecía advertir lo que pasaba a su
alrededor.
Cada vez que había
partidos juveniles del equipo local, Xander faltaba al colegio toda la semana.
Esos días, Cloe tampoco lo veía, salvo cuando asistía a los partidos y lo
miraba desde las gradas. Las chicas la acompañaban, sabían que sufría mucho y
dudaban cada vez más del amor de Xander.
A la salida de uno de
esos partidos, en que el equipo de la ciudad había salido campeón a nivel
provincial, un grupo de chicas rodearon a los jugadores y caminaron con ellos
hasta los vestuarios. Ada, pudo ver como Xander se besaba descaradamente con
una de ellas. No le dijo nada a Cloe.
Días más tarde, la
misma muchacha apareció en la puerta de la casa con Martín y otra chica más. Él
los hizo pasar a su cuarto.
Se escuchaban las
risas desde la habitación de Ada. Ella prefirió salir de la casa, antes que ser
cómplice de Xander. No sería ella quien
le dijera a su amiga que, “su amado” se divertía con otras. Prefirió apoyarla
como una buena amiga y le confió a Mara lo que pasaba para que no dejaran sola
a Cloe.
El problema era que
Mara, desde que conoció las intimidades de Cloe con el Griego, estaba
interesada en tener con él su primera relación íntima. La reputación lo
precedía. Mara no pretendía que fuera su
novio, ella quería tener esa primera vez, de la forma tan bonita como lo había
descripto su amiga. Mara era la más alta de las tres, morena, de facciones
orientales y pelo lacio muy largo. Era consciente de su belleza; estaba segura de
que, si Cloe se apartaba lo suficiente, podría lograr un acercamiento con el
Griego. Tenía claro que debía ser en el máximo secreto. Ni Ada ni Cloe
aceptarían semejante encuentro.
Las miradas seductoras
de Mara no se hicieron esperar, tampoco las respuestas de Xander. Para él no
había nada más gratificante que destrozar el grupo de Ada y las chicas se lo
facilitaban bastante. Por correo interno, ella le confió a Xander lo que pretendía
respecto a su iniciación sexual. Acordaron encontrarse en secreto.
Era fin de semana, los
padres habían ido a pescar y Ada pasaría la noche en casa de Cloe. Era el lugar
y momento perfectos para estar a solas con Mara en el cuarto de su casa.
Llegaron juntos, ambos
dejaron sus abrigos en la cocina, sacaron unas cervezas de la heladera y
subieron al cuarto de Xander. El la besó en la boca encontrando una rápida
respuesta de Mara. La desnudó despacio mientras él mismo se desvestía. Ella lo
miró a los ojos y le dijo que siempre había adorado sus ojos negros y profundos.
Él se sintió halagado y más confiado. Masajeó el sexo de Mara que rápidamente
respondió a su contacto. Mara estaba ansiosa. Él se colocó entre sus piernas,
la penetró despacio advirtiéndole del dolor que sentiría, pero ella le pidió
que siguiera. Xander ingresó con fuerza hasta romper la barrera de la joven y
continuó meciéndose dentro de ella, aún después que ella gritara por el dolor
del momento.
Ada, había discutido
con Cloe regresándose a su casa enojada. La luz de la cocina estaba encendida y
vio la campera de Xander sobre otra prenda de mujer en la mesada. La sostuvo en
su mano dándose cuenta de que era de Mara. Subió las escaleras y escuchó
gemidos en la habitación de Xander. Quedó paralizada en la puerta, suponiendo
el peor de los escenarios. Abrió la puerta lentamente y vio a Xander desnudo
sobre su amiga. Él giró la cabeza y continuó con lo que estaba haciendo, ignorándola.
Ada abrió la boca ante el espanto de lo que tenía ante sus ojos. Cerró la
puerta quedando parada del lado de afuera.
Xander le pidió a Mara
que siguieran, igual no podrían solucionar nada. Mara se sintió incómoda, pero
él estaba dispuesto a acabar antes de dejarla ir. Así lo hizo.
_ Lamento que la intromisión de Ada no te haya permitido conseguir
tu propio placer -le dijo Xander mirándola con picardía-
_ Pero yo sí he sentido placer…
_ Hay algo mejor que eso y te lo estarías perdiendo de sentir…
si te vas ahora -le explicó Xander-
Mara lo miró por un
momento. Ella aún no se quería ir, pese a Ada y pese a todo. Xander se paró,
cerró con llave la puerta y continuó con Mara para que ella tampoco pudiera
olvidarse de ese día. Hizo que ella viviera la emoción de un orgasmo provocado
por él. Mara lo abrazó, no quería soltarlo. Nada le importaban sus amigas. Todo
lo que quería era estar con el Griego. Él se quedó dormido a su lado. Ella
decidió marcharse sin hacer ruido, para que Ada no la oyera. Tomó su abrigo de
la cocina y se fue a su casa.
Ada, en su habitación,
no podía quitar de su retina la imagen de Xander con Mara. El maldito, había
llevado a la cama a sus dos mejores y únicas amigas. Lo recordaba desnudo sobre
Mara, mirándola a ella con desdén. Sintió una bronca extraña, porque su cuerpo
se excitaba con las imágenes de su recuerdo, pero a la vez sentía odio y rabia.
No logró dormir bien esa noche.
Al levantarse, casi al
mediodía, sintió la ducha en el baño. El cuarto de Xander tenía la puerta abierta.
El muy cretino, la había dejado así para que ella viera las sábanas manchadas,
pensó Ada. Entró al baño y se sentó en la tapa del inodoro.
_ Dime… qué pretendes acostándote con todas mis amigas.
_ ¿Qué te molesta a ti, con quienes me acuesto yo?
_ Se trata de mis amigas y eso, sí me molesta.
_ Entonces, todo está más que bien. De ellas obtengo placer
sexual y de ti, el placer de molestarte.
Ada agarró el secador
de piso, arrancó la cortina del baño y le pegó con el palo en las costillas, con
tal fuerza que el palo se partió al medio. Xander le arrebató el palo de las
manos, ella corrió y él tras ella. La tomó del cabello y la arrastró hacia su
cuarto tirándola sobre las sábanas ensangrentadas.
_ ¡Gritaré si me tocas!
_ Grita, no hay nadie en la casa.
Se acostó sobre ella, metiéndose mojado y desnudo entre sus
piernas, apoyándose pesadamente.
_ Sabes… A ti no te haría el amor ni, aunque me lo ruegues -le
dijo riendo burlonamente Xander-
_ ¡Quítate de encima, imbécil!
Xander puso su cara pegada a la de ella mojándola
con su pelo. Ambos se sintieron respirar, él pudo sentir vibrar el cuerpo de
Ada y ella pudo sentir la marcada erección de Xander. Él se hizo a un lado para
que ella saliera de su cuarto. Ada corrió a encerrarse en el baño.
Al salir, Xander ya no estaba en la casa. Se
comunicó con las chicas dejándoles un mensaje a las dos. Decía que ella no las
juzgaba por lo que tenían con Xander, porque ya conocía las intenciones que él
tenía. Les aseguró que él le había confesado que lo único que quería era mortificarla
a ella y para eso las usaba a ellas dos. Agregó “las dos saben lo que tienen con él, yo las esperaré hasta que descubran
la porquería con la que se metieron”.
Martín y Xander eran
una dupla inseparable. Ellos eran los mejores basquetbolistas juveniles de la
ciudad y aspiraban pasar a las ligas mayores. Desde jovencitos, habían
aprendido los secretos de las féminas y esa voz se había corrido por los
pasillos del colegio, haciendo que ellas los buscaran.
Trataban de incluir
siempre a Lucas y Javier, pero ellos no lograban seguirles el ritmo. Siempre
ayudaban a Lucas con sus citas y conseguían chicas para que Javier se animara a
tener su primera vez, cosa que no lograban que pasara. El problema de Javier
era el amor. Solo tenía ojos y corazón para Ada, pero ella no reparó nunca en
él.
Ese sería su último
año en la secundaria y salvo Javier, que seguiría la carrera de abogado como su
padre, los demás no tenían idea de que carrera seguirían en la universidad.
Todos le dijeron a Javier que, si no acertaban a elegir una, lo seguirían a él
en la facultad de Derecho para no dejarlo solo.
Habían llegado las
promociones de carreras y los orientadores. Sabían que debían asistir a las
reuniones y tomar decisiones. Cada uno al final, tendría una noción de que cosa
podría ajustarse a ellos.
Cloe, luego de
enterarse que Mara y el Griego habían estado juntos, se enojó con Mara y se
acercó más a Ada.
_ Mira, si ustedes se dividen, Xander habrá logrado su
objetivo. Recuerda que primero, deben estar las amigas -le decía Ada tratando de
que se amigaran-
Mara y Cloe lograron
reconciliarse a fuerza de la insistencia de Ada. El tema que las separaba era
el amor que ambas sentían por el mismo chico. Cloe, atenta a esto, prefirió no
reclamarle a Xander para no verse en la obligación a dejarlo.
Para él era una relación muy cómoda. Cloe era
una de las más bellas del colegio y él sentía que era su dueño. Todo en su
mente, pasaba por ahí. Sabía del amor de Mara por él y siempre le regalaba
miradas y sonrisas. Para que ella mantuviera su interés, cada tanto la
arrinconaba en algún pasillo vacío, para besarla a escondidas. Martín le
festejaba estos juegos que tanto corroían el humor de Ada.
El día que terminaron
los orientadores, sugirieron a Xander que la Filosofía era lo suyo. Él se rio
diciendo que, si ellos lo decían, él sería todo un “filósofo griego”. Martín se
juntó con los chicos, luego de ver a los orientadores y asegurando que debía
seguir Ciencias Políticas y Lucas, Relaciones Internacionales. Cayeron en la
cuenta de que los cuatro asistirían a la misma Universidad, pese a que se
trataba de carreras diferentes.
Ada y Cloe estudiarían
psicología, Mara periodismo en la misma facultad que ellas. Todos habían
accedido a inscribirse en las carreras sugeridas, salvo Mara que siempre había
querido ser periodista.
Todo lo que ocupaba
los pensamientos de los chicos de quinto año en ese lapso, era el viaje de
egresados al mar que todos harían en grupo. En un campamento que los albergaría
a los más de ciento veinte jóvenes de distintos colegios. Ninguno de ellos era
mayor de edad aún, pero contaban con el consentimiento de los padres, ya que
asistirían diez mayores en total, entre padres y preceptores.
La directora, también asistiría.
CONTINUARÁ MAÑANA...
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