CAPITULO
2
Episodio
1
EL
GRIEGO
La liga lo convirtió en “El griego Sifakis”. Para las chicas, simplemente era el “Griego”.
Todos, salvo su familia, parecieron olvidar su nombre. Lo suyo era la
adaptación a los cambios y a los demás. Pese a todo, el Juego de la Mancha que tenía con la vida, ya no le resultaba tan
malo.
Xander era el capitán del equipo local. Había
recibido una propuesta firme para cuando cumpliera los veinte años, de entrar a
la liga de mayores del equipo nacional. Su habitación estaba repleta de trofeos
que enorgullecían a Bruno, su mejor aliado en su pasión por el básquet. Bruno, que
siempre asistía a todos los partidos, lo acompañaba en sus viajes cada vez que podía,
se había convertido en una verdadera figura paterna para Xander.
Esa semana, en particular, regresaba de jugar
un torneo nacional de clubes. Llegó un lunes, con el tiempo justo para salir a
cursar en la universidad. Diana le tenía todo preparado para esa maratón.
Llegó, se bañó, comió, juntó sus cosas y salió en su auto.
Cuando salía de cursar, Cloe apareció en el
hall del auditorio. Estaba muy molesta por el marcado desinterés de Xander
hacia ella. El problema de ese día era que él estaba realmente cansado como para
reclamos.
_ Mira Cloe, si no te
gusta, ya puedes alejarte de mí.
Cloe se quedó parada
en el hall, a punto de llorar mientras él se marchaba. A mitad de camino,
Xander se dio cuenta que había estado muy despectivo con ella y se regresó. La
tomó de la cintura y le explicó de su cansancio. La invitó a la cafetería para
que conversaran. A ella no le gustaba como sonaba la voz de Xander.
_ Mira Cloe, la
relación que tenemos ya no funciona más.
_ Pero yo te amo…
_ No es suficiente que
uno solo ame.
Ella tontamente se atrevió a preguntar _ ¿Acaso
tu no me amas?
_ ¡Eso jamás sucedió
Cloe! Nunca te he dicho que te amara. Tú lo sabes bien -respondió Xander, algo
asombrado-
Cloe se puso a llorar.
Él se tiró hacia atrás en la silla, con gesto de hartazgo, esperando que se
calmara.
_ Mira. No es nada
personal. Yo nunca me he enamorado de nadie. Los años que pasamos juntos fueron
lindos, pero ya me resulta molesto dar explicaciones a cualquiera, de lo que
hago con mi vida.
_ Te prometo que no te
pediré más explicaciones -insistió Cloe-
Xander, acercó su cara
a la de ella, para que lo oyera bien.
_ Basta. Dije que se
terminó. No hagas esto más difícil.
Antes que ella
volviera a llorar se puso de pie, pagó lo consumido y se fue del lugar.
Cloe llamó a sus amigas para contares lo
sucedido. Ellas intentaron consolarla y quedaron que irían a su casa. Xander
llegaba a la casa cuando Ada salía. No se saludaron, tal como era su costumbre.
Él dejó la mitad de sus cosas en la cocina y subió a su cuarto a estudiar.
Diana rezongaba por el desorden de Xander,
mientras Bruno acomodaba las cosas del muchacho. Diana le prohibió que lo
siguiera consintiendo. Bruno se sentó a su lado.
_ Mujer, tu hijo es mi orgullo, déjame consentirlo un poco.
Diana lo besó con ternura.
Bruno abrazó fuertemente a Diana. Cada día de sus vidas se amaban con aquella
misma intensidad de antaño.
Una vez reunidas las chicas, Cloe les contó la
forma en que la había dejado Xander. Ambas coincidieron, que era lo mejor que
le podía pasar, porque estaba perdiendo años importantes de su vida al lado de
un tipo que no valía la pena. Cloe no aceptaba perder a Xander.
_ Cuéntale a Cloe, lo
que Xander te hizo aquella vez en la playa -le sugirió Mara-
_ No haré eso. Ella
está muy enamorada y sería capaz de justificarlo, cosa que, a esta altura ya no
tengo ganas de soportar. Simplemente diré que me quitó algo de mucho valor para
mí y hallaré la forma de cobrarme -respondió Ada-
_ Martín es igual a
Xander, pero la culpa es de todas las “arrastradas”, que andan atrás de ellos
agrandándoles el ego -acotó Mara-
_ ¡Chicas ha llegado el momento que las tres tengamos
novios! Tratemos de que, además, sean buena gente -dijo Ada animando a sus
amigas-
Una semana más tarde.
Cloe descubrió a Xander con otra chica besándose a la salida de la facultad.
Ella lo encaró con una terrible escena de celos a lo que Xander respondió con violencia
verbal. Cloe lo golpeo repentinamente.
_ ¿Estás loca? ¿No
entendiste que nosotros ya no tenemos nada que ver?
_ ¡No soporto verte
con otras mujeres!
_ ¡Si estás caliente, jodete!
¡No seas boluda y déjame en paz! -le gritaba con evidente mal humor-
Ella volvió a darle
una cacheta. Xander le devolvió el golpe cayendo ella en la acera. Al verla en
el piso, se sintió consternado. Estiró su mano para ayudarla a levantarse.
_Perdóname, no fue mi
intención golpearte -intentó justificarse Xander, pero ella ya tenía un ojo
negro y la cara marcada-
Xander le pidió que ambos, se hicieran el
favor de no volverse a encontrar. La dejó sola en el lugar. Él regresó por su
auto al estacionamiento.
Un compañero de la universidad de las chicas
fue a estudiar con ellas en la casa de Ada. Ambos se juntaron en el comedor y
esperaban la llegada de Cloe, que se había demorado. Ella llegó visiblemente golpeada.
Ada corrió a su encuentro peguntándole que le había pasado. No quiso responder.
Ada insistió preguntando si había sido Xander. Cloe asintió con la cabeza. Ada
no podía estar más furiosa. Pero debían calmarse para estudiar y no cargar con
problemas al nuevo compañero de estudios.
Cesar, viendo lo que pasaba, les dijo que no
se preocuparan y si molestaba se iría. Ambas dijeron que no y que lo mejor era
distraerse estudiando.
Xander entró a la casa por la cocina, dejó su
campera junto con las llaves y subió a su cuarto. Tras él, llegaron Diana y
Bruno del supermercado, con un montón de cajas y bolsas. Colocaron todo en la
mesada y Diana nuevamente se quejó de las cosas desordenadas de Xander.
_ Lo mejor sería que colocáramos un mueble en la entrada para
que el chico dejara sus cosas ahí -respondía Bruno, buscando solucionar el
problema-
Vieron a Ada estudiando y bajaron la voz para
no molestar. Juntos acomodaron la compra y se sentaron a merendar en la cocina.
Habían pasado más de
dos horas y Ada aún estaba que explotaba de bronca porque Xander había golpeado
a Cloe. Les comentó a sus compañeros que iría al baño y subió las escaleras. En
ese momento, Xander salía del cuarto y bajaba las escaleras.
_ Eres una bestia
malnacida -le dijo Ada al cruzarse con él-
Él giró y la tomó rápidamente del cuello con
una mano _ ¡Repítelo! -exigió Xander-
Ella le pegó con fuerza una patada en la
pierna y ambos rodaron escaleras abajo.
Bruno y Diana corrieron a socorrerlos, también
se acercaron Cesar y Cloe. Ada, mientras se incorporaba, mostraba algunas leves
lesiones. Xander, en cambio, tenía una fractura expuesta de tibia y peroné. El
dolor lo hacía gritar y retorcerse en el suelo.
_ No te muevas
muchacho, llamaré a una ambulancia -dijo Bruno desesperado-
Xander vio su pierna y las lágrimas le cayeron
pesadas, mientras mantenía la cabeza gacha. Pensó, en ese momento, que todos
sus sueños y su futuro en la liga, habían terminado. No dijo nada, solo lloraba
sin levantar la vista. Ada se sentó en la escalera a su lado.
_ Perdóname. No quise
lastimarte -dijo Ada poco convencida-
La ambulancia llegó y
se lo llevaron junto con Bruno, que no se separó del muchacho.
_ Tranquilo hijo, todo
va a estar bien -le repetía Bruno-
Xander sabía que no era cierto. También supo
que lo de Ada era una venganza, la más cruel de las venganzas.
Diana se quedó curando los golpes de Ada, mientras
le decía que ella no se preocupara, que había sido un accidente y no tenía la
culpa de nada. Ada sabía íntimamente que no era cierto. Sabía que intentaba
dañarlo, aunque ella misma saliera perjudicada en el intento.
Xander hizo dos llamadas, una a Martín y otra
a su entrenador. Ambos llegaron inmediatamente. El entrenador apretó la mano de
Xander y le aseguró que volvería a jugar, que sólo era cuestión de tiempo.
_ ¡Vamos Griego, que
eres muy joven y todo va a salir bien, no eres el primero que se quiebra! -insistía
con ánimo el entrenador-
_ Vamos a pasarlo
juntos Griego, yo me interno contigo -dijo Martín, mientras le pedía que ya no
llorara porque lo iba a hacer llorar a él-
Bruno les comentó que los médicos mantenían a
Xander con calmantes e inmovilizado mientras preparaban una cirugía porque
había un gran desplazamiento de la fractura. Les contó que se cayeron juntos
por las escaleras su hija y él, pero que él fue el más dañado.
Luego que el
entrenador se marchara, Martín se quedó con Xander. Le dijo a Bruno que los
ayudaría para turnarse a cuidarlo, porque él podía estudiar en cualquier parte,
hasta parado el lado del Griego. Bruno agradeció su gesto.
La sala del piso de traumatología comenzó a
colmarse de jóvenes. Todo el equipo de la liga quería darle ánimos a su capitán
y amigo. Los médicos permitieron que pasasen de a dos, pero que, debían
marcharse enseguida porque había más pacientes internados en el lugar. Les
pidió que no molestaran. Los jóvenes se portaron muy bien, pasaban de a dos y
el resto se asomaban amontonados en la puerta. Cada tanto se escuchaba un “¡vamos Griego!”.
Una hora más tarde
volvían a quedar solamente Bruno y Martín. Cuando llegó Diana, Bruno fue a descansar
a la casa. Diana se quedaría esa noche.
Unos días más tarde
operaban a Xander. Ada, en todo ese tiempo, no había ido a verlo. Bruno le
pidió que lo acompañara a la clínica, porque quería esperar el resultado de la
operación. Ada aceptó acompañar a su padre. Cuando lo pasaban al quirófano,
Xander vio a Ada y se alteró. Ella levantó el dedo medio de la mano y se lo
mostró a su paso, en un gesto de burla.
Mientras Xander
permanecía lejos de su vida, Ada comenzó a salir con Cesar. Era un compañero
ideal, amable, educado y atento; siempre pendiente de las necesidades de Ada.
Estudiaban juntos, con Cloe y luego él la llevaba al cine para distraerse.
Cesar y ella tenían los mismos gustos y ambos amaban la psicología. En esos
veinte días, sólo vio a Xander el día que entraba al quirófano.
Los amigos del Griego
se turnaban para visitarlo. Dos compañeras de facultad le alcanzaban las
grabaciones de las clases y también estudiaban con él.
Diana había
contratado una habitación privada, por la cantidad de visitas que recibía su
hijo y también con el fin de quedarse ella o Bruno por las noches. Martín, Lucas
y Javier, no faltaron ni un solo día. Xander sabía que, al salir de la clínica,
le esperaban cinco semanas más, antes de poder volver a apoyar la pierna. Nunca
había estado tanto tiempo inactivo.
_ Ada está saliendo
con un compañero de la facultad -le contó Martín-
_ Ada está muerta para
mí desde el “accidente” -respondió Xander consternado-
_ Mira Griego, yo te
creería si no fuera que esa mujercita ocupa tu cabeza todos los días de tu
vida, sea para bien o para mal, así que muerta no está -le replicó Martín-
_ ¿Crees haberte
transformado en la voz de mi conciencia?
_ No tanto como eso,
pero ambos nos conocemos bien todos los tropiezos.
Ese tiempo, Bruno
parecía ser él mismo el quebrado. Diana sentía lo afectado que estaba su marido
y lo abrazaba todo el tiempo para consolarlo. Bruno sentía el amor de su mujer,
ese amor que siempre estuvo ahí. Él la adoraba.
_ Queda claro, que
nuestros hijos nunca llegaron a quererse, ni un poco. Lo demuestra la actitud
de Ada -dijo con tristeza Bruno-
_ Ya no es nuestro
tema de preocupación. Que ellos hagan sus vidas, lejos o cerca del otro, es
problema de ellos. Ya no son más niños -respondió Diana con firmeza-
CONVALECIENTE
Un auto especial llevó
a Xander a su casa. Él tenía colocada una bota alta de yeso. Entre el enfermero
y Bruno, lo subieron a su cuarto. Quedaron con él la silla de ruedas y también
un par de muletas. Tenía prohibido ponerse de pie. Debía hacer reposo absoluto con
la pierna levantada.
Una hora más tarde,
Martín estaba con él. Tenía que estudiar porque rendiría esa semana. Así que se
instaló en el escritorio de Xander.
_ ¿No te molesta
Griego verdad?
_ Alcánzame mis
apuntes, yo también estudiaré -respondió sonriendo Xander-
A media tarde, Diana
subió con una bandeja de comida y bebidas para que merendaran. Cuando ya era de
noche, Martín se preparaba para irse y Xander estaba dormido. Vio llegar a Ada
y entrar a su cuarto. A él tampoco lo saludaba, cosa que lo tenía sin cuidado.
Durante la noche,
Xander despertó con dolor, ya no tenía calmantes en un suero y debía tomarlo
por boca. Mientras se estiraba para llegar a los medicamentos, se le cayó el
vaso con agua. Maldijo al agua y también a las pastillas. Al escucharlo, Ada se
metió a su cuarto.
_ ¿Qué necesitas?
_ Esos son los
calmantes -dijo señalando las pastillas-
Ada se quedó de pie
sin moverse.
_ ¡No puedes ser tan perra!
_ Con un simple “por favor” hubiera bastado -dijo dándose la vuelta
para salir del cuarto-
_ Por favor -se apuró
a decir Xander-
Ada regresó, levantó
el vaso, lo cargó con agua de la jarra y se lo alcanzó junto con la pastilla.
Él le dio las gracias. Ada se quedó mirándolo.
_ ¿Pasa algo?
_ Es bueno verte en
inferioridad de condiciones.
Él apoyó su cabeza en
la almohada. _ No pienses tonterías Ada, por favor.
_ Lo que es bueno para
mí, no lo considero una tontería.
_ ¿Qué pretendes?
_ Ya lo pensaré. Esta
es una oportunidad única, para cobrarme tu altanería y poder físico habitual,
que tantas veces usaste para doblegarme y humillarme.
Diana llegó a la
habitación, porque era la hora de la medicación.
_ Yo ya le di el
calmante -dijo Ada sonriente-
Diana le agradeció el
gesto generoso que tuvo con Xander. Ada salió de la habitación mostrándole a
Xander su dedo medio.
Por la mañana Xander llamó
por el celular a su madre, que subió rápidamente. Había despertado y necesitaba
ir al baño. Diana lo ayudó a subir a la silla de ruedas y lo llevó al baño.
Aprovechó para que se higienizara completo y luego lo regresó al cuarto.
Nuevamente lo ayudó a acostarse. Puso la pila de almohadas bajo su pierna y
bajó a prepararle el desayuno.
Ada bajó a
desayunar. Diana preparaba la bandeja
para Xander. Ada se ofreció a llevarla ya que subiría en un momento. Subió con la bandeja y entró al cuarto de
Xander
_ Mira lo que te
traigo… Soy más buena que lo que tú te mereces.
Él se incorporó un
poco, no tenía almohadas suficientes en la espalda que lo sostuvieran. Ella
colocó la bandeja sobre el vientre de Xander.
_ Así no puedo
desayunar Ada.
_ ¿Que se dice?
_ Por favor…
Ada buscó almohadas
y se las colocó en la espalda. Acomodó la bandeja para que él desayunara, e
incluso, preparó sus tostadas con mermelada.
Diana subió al cuarto
de Xander y no podía creer lo que veía.
_ Puedes estar tranquila, yo me ocuparé que desayune y luego bajaré
la bandeja -le aseguró Ada-
Diana agradeció y dijo
que aprovecharía a salir a hacer las compras. Xander estuvo a punto de pedirle
que no lo hiciera, pero no quiso que ella pensar que él le temía.
_ No creo mucho en tu
buena voluntad.
_ Haces bien. ¿Sabes?
Tengo novio, él es un todo un caballero, atento, educado, cariñoso…
_ Aburrido… -continuó
diciendo Xander, en el mismo tono-
Ella metió la mano
entre las piernas de él y le sostuvo, amenazante, los testículos.
_ ¡Deja ya Ada!
Discúlpame.
Ella lo soltó y
continuó hablando. _ Con Cesar tenemos sexo, desde que comenzamos a salir.
_ ¡Mentira!
Ella fue a meter
nuevamente la mano entre sus piernas.
_ ¡Espera! Se me
escapó. No lo dudo, te creo.
Pero, sin importar lo
que dijera, ella nuevamente lo apretó, con un poco más de fuerza.
_ ¡Perdóname Ada!
Lo dejó de apretar,
pero esa vez no quitó la mano del lugar. Él sintió en eso, un gesto amenazante.
_ Cesar me enseñó, cómo se ama verdaderamente a una mujer. Yo
ahora soy suya por completo.
_ Ya terminé de desayunar -dijo secamente Xander-
Ella continuó, sin
hacerle caso, contando las bondades del primer acto sexual con su novio.
_ Ya no deseo
escucharte Ada…
Ella quitó la bandeja
y volvió a sentarse a su lado.
_ ¿Prefieres que hablemos
de cómo se le pega a una mujer o los detales de cómo se las viola con los
dedos?
Él se quedó callado.
Sintió que, el odio en Ada crecía en la medida que hablaba y pasaban los
minutos.
_ Aprendí mucho de ti
en estos años, Griego...
_ Por favor Ada, ya
está bien, te estás enfadando y yo no te estoy haciendo nada.
_ Te ves tan sumiso
que me das pena -dijo Ada, mientras se ponía de pie-
Ada empujó con fuerza la pierna enyesada de
Xander fuera de la cama. Él se tragó el grito de dolor. Se incorporó para levantar
su pierna con las manos, mientras ella lo miraba.
_ ¿No entendiste nadan
de lo que te dije aquel día en la carpa? -le decía Xander al borde del llanto-
_ Claro que entendí.
No te lamentabas de lo que me habías hecho.
_ Entonces, entiendo
tu comportamiento, porque evidentemente no entendiste nada.
_ No hay nada que
entender.
Por fin, Xander logró
subir la pierna. Su dolor era muy fuerte y permanente. Al ver su gesto de
dolor, Ada miró la pierna.
_ Está hinchada -dijo
asombrada Ada-
_ ¿Qué esperabas, acaso
no buscabas dañarme? Tranquila, que lo hiciste bien.
Ada vio como le caían
las lágrimas a Xander, sabía que no estaba soportando el dolor y buscó la
medicación; se la dio con agua y acomodó las almohadas para poner la pierna más
alta. Se sentó a su lado. Con el dorso
de su mano le secó las lágrimas. Él le tomó la mano con fuerza.
_ ¡Espera, es una
tregua! -dijo Ada- _ En parte… puedo entender lo que me dijiste en la carpa,
porque yo tampoco soporto bien verte llorar. ¿Me perdonas? -agregó mientras se
recostaba a su lado acomodando un brazo en su pecho-
Él sintió temor de que ella se estuviera
burlando, aun así, sostuvo con una mano el brazo de Ada y apoyó su cabeza
contra la de ella. Lentamente se fue relajando.
Diana regresó y vio con
alegría la escena del cuarto. Cerró la puerta para dejarlos dormir. Le contó a
Bruno que los chicos se durmieron abrazados. Quisieron pensar que la paz entre
ellos aún era posible.
CONTINUARÁ MAÑANA...
Espero sus comentarios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario