Episodio
4
NUEVA
MARCA DE LARGDA
Diana había cometido
el error de salir a comprar ropa para los dos chicos, llevándolos a ambos con
ella. Debió regresar sin nada y reorganizar la salida de a uno por vez. Perros
y gatos juntos, hubieran sido más civilizados.
De la pila de ropa
para regalar, Ada separó un par de remeras que habían sido de Xander, que él
nunca le había querido prestar. Ada pensó que ya no tendría escusas, porque no
le entraban más. Vistiendo una de ellas, tomó del brazo a Diana para que
salieran juntas de compras.
Cuando Xander la vio
así vestida, le gritó que se sacara esa remera porque era de él. Diana intentó
intervenir, pero la rapidez de la acción de los chicos la desestabilizó. Ella
terminó en el piso, Ada con la remera rota colgando de sus hombros y Xander con
la cara arañada, exigiendo sus derechos. Los niños ni se percataron que ella
estaba tirada en el suelo. Luego de levantarse, sacudiéndose las ropas mientras
intentaba calmarse, Diana fue quien gritó más fuerte. Los mandó a ambos a sus
cuartos diciéndoles que ella saldría sola y cada uno se pondría lo que les comprara,
sin opinar ni discutir.
********
Las clases iniciaban
nuevamente, ya en un nivel superior. Ambos padres estaban convencidos que ese
nuevo paso en sus vidas maduraría el carácter de los jóvenes.
Diana los vio bajar
preparados con sus mochilas y le llamó la atención los jeans rotos que ambos
lucían.
_ ¿Por qué no se pusieron la ropa nueva? -preguntó Diana-
_ Estos son los nuevos -aseguraron ambos, a la vez-
_ ¡Los han roto adrede! -dijo horrorizada Diana-
Bruno se atragantó con
la tostada al ver la expresión de su esposa.
Pero eran tan pocas las cosas en que los dos jóvenes estaban de acuerdo,
que Diana prefirió no discutir con ellos ante el visible desaliño que llevaban.
Mientras Diana
preparaba la camioneta, ambos jóvenes le advirtieron que esa era la última vez
que los llevaría al colegio. Nada de padres descargándolos como niños. Hicieron
que los dejara a dos calles antes de llegar.
Nuevamente estaban de acuerdo, así que Diana accedió.
TODOS
A CLASE
Una vez en la puerta
del nuevo colegio, ambos se encaminaron en direcciones opuestas. Ella con sus
amigas Cloe y Mara a la derecha y él a la izquierda, con los suyos. Las fotos
del verano aún eran furor entre los compañeros, por lo que muchos de los nuevos
integrantes del colegio, reconocían a Ada por el facebook.
Ella decidió hacer uso
positivo de esas imágenes para aumentar su popularidad. Faltó que dijera que
eran poses que ella misma había sugerido para divertirse con las amigas. Claro
estaba que, a partir de ese día ella y su tropilla, tendrían las cámaras de sus
celulares dispuestas a captar las fotos más ridículas que pudieran obtener de
la banda de amigos de Xander.
Javier había logrado
integrarse bien al grupo de Lucas, Martín y Xander. Los chicos se habían unido
más durante las vacaciones. Cada uno de ellos era poseedor de algo que a los
demás complementaba. Todos sabían que contaban con el apoyo de las capacidades
de Javier en los estudios. Martín, que era el rubio de ojos claros por quien
las chicas suspiraban, sin dudas era usado por los amigos como cebo, para que
las muchachas se unieran a ellos en las luchas de poder que se libraban con Ada
y sus amigas. Lucas era el más gracioso de todos, era infaltable para
divertirse, él le encontraba a todo algún lado gracioso y solía ser muy
ocurrente. Xander era el más alto y atlético, capitán del equipo de básquet, la
estrella de grupo. Ese nuevo año permanecerían juntos en el seleccionado de la
ciudad. Las muchachas amaban a Xander en silencio, porque su rivalidad con Ada
hacía que, acercarse a él, fuera causa de expulsión inmediata del grupo de “las divas”.
Ese año, la moda de los
varones era: cuanto más desaliñados,
mejor. Las chicas, por su parte, debían andar con jean rotos, blusas ultra
femeninas o remeras masculinas ¡Nada de zapatillas, sólo plataformas! Así terminaban el día los varones con
apercibimientos y las niñas con esguinces de tobillos.
El entrenamiento de
básquet iniciaba junto con las clases. Para la ciudad, era muy importante que
los colegios, siempre alentaran a los muchachos en ese deporte, ya que contaban
con un equipo de elite a nivel nacional.
Con las cámaras
encendidas, las chicas no perdieron oportunidad de fotografiar o filmar cada
error, caída o golpe en el gimnasio del colegio. Lucas, Martín y Xander
pagarían las burlas del verano.
Al salir del colegio,
las tres corrieron a la casa de Ada, encerrándose en su cuarto para bajar las
fotos a la notebook. Lucas cayendo
sentado, Xander desparramado en el piso, Martín con la cabeza gacha mientras lo
retaba el entrenador. Cada foto mostraba un momento humillante de alguno de
ellos en lo que debía ser, el estrellato deportivo de los chicos. Las fotos
fueron subidas y etiquetadas a todos sus contactos. Las notificaciones saltaban
en toda la red de amigos.
Los chicos salían de
entrenamiento y decidieron pasar por la casa de Xander a tomar un refresco
antes de despedirse. Al llegar a la cocina, se escuchaban las risas histéricas
de las muchachas en la planta alta.
Diana llegaba con las
compras, acomodándolas en la mesada cuando Xander corría hacia la habitación de
Ada y sus amigos tras él. Ellas habían dejado adrede la puerta abierta para que
los chicos vieran cómo se divertían. La mitad de las fotos subidas eran de
Xander, incluso algunas editadas como caricaturas.
Diana subió lentamente
por las escaleras para espiar que pasaba. Xander se tropezó con ella diciéndole
a gritos _ ¡misó afatí i gynaika! (en
griego: odio a esa mujer).
Siempre que se
enojaba, solamente atinaba a hablar en su lengua madre. Ada se reía con las
muchachas mientras les decía que prestaran atención a como hablaba Xander
cuando estaba enojado. Los muchachos lo acompañaron a su cuarto. Los tres
habían sido expuestos en la red y estaban muy molestos con las “hienas” del cuarto de enfrente, que no
cesaban de reírse.
Coincidieron que las
harían pagar, pero con paciencia, esperando el momento justo. Una propuesta de
Lucas conformó bastante a Martín y Xander.
A partir de ese día, todos los de su grupo se saludarían en griego con “kaliméras sas” y usarían palabras claves
en ese idioma para despistar a las chicas.
Luego que se marcharan
los amigos, Xander se encerró en su cuarto. La madre abrió un poco la puerta.
_ ¿Todo está bien hijo?
-le preguntó con ternura-
_ Thélo na eímai mónos…
(quiero estar solo, en griego).
Diana supo que aún
estaba muy molesto.
La guerra ese año
había iniciado. Pero esa vez, ya no hubo acuerdo de reglas dichas, ni tácitas.
Todo valía para ser usado contra el otro.
Ese período se
caracterizó por usar como intermediaria de sus agravios a las redes sociales.
Las peleas, los bloqueos, las fotos y amenazas pasaban por la red sin escala.
Lejos de adivinar de qué se trataba, los padres comenzaron a
pensar que sus hijos habían madurado y limado sus asperezas.
Cada grupo ya no era
de chicos o chicas, sino que se habían vuelto mixtos. Lo que mantenían en común
era la enemistad con el otro grupo, debido a la rivalidad Vitale vs
Sifakis.
Ada era la de más
carácter y bella entre sus amigos, lo que la hacía una líder natural. Por el
otro lado Xander seguía siendo capitán del equipo básquet, con tantos
admiradores masculinos como femeninos.
Al acercarse
nuevamente las fechas de cumpleaños, los padres se encontraron con esa mixta
novedad. Por tal razón, suponiendo que los chicos serían más amigables entre
ellos, decidieron festejar el día quince de diciembre, ambos cumpleaños juntos
en un salón.
Ambos se quejaron,
pero los padres eran más cabezas duras que ellos. Además, les recordaron que al
año siguiente Ada cumpliría los quince y se le daría prioridad a ese festejo. Igual
sería cuando Xander cumpliera los dieciocho. De mala gana aceptaron. En
realidad, no tuvieron alternativa.
Ambos estaban
ansiosos. Para ellos y sus amigos era todo un desafío permanecer en el mismo
sitio toda una noche intentando divertirse con el enemigo a cuestas.
CRECER
La nueva pelea
individual la mantenía, cada uno de ellos, con el espejo. Se miraban y veían a
otro diferente que les gustaba más en algunos aspectos y odiaban en otros. Ambos criticaban al otro por el uso desmedido
del espejo o por algunas de las nuevas características físicas. Ella solía
decirle a Xander que parecía un mono por lo peludo de su cuerpo y él le
criticaba a Ada lo desproporcionado de su trasero. Los dos también sintieron
cambios que los hacían sentirse más maduros y adultos, aunque eso estuviera
lejos de toda realidad, pero sus hormonas se alborotaban y encendían con nuevas
emociones.
Una madrugada, Ada
sintió ruidos extraños y acompasados en la habitación de Xander. Decidió
espiar. En puntillas abrió la puerta y se acercó a la cama, él se movía debajo
de las sábanas.
_ ¡Te estás pajeando! -le gritó Ada-
Xander dio un salto de la cama, visiblemente humillado por la
intromisión de Ada y de su grito poco feliz.
Bruno se levantó y entró al cuarto apurado.
_ ¿Qué haces tú aquí Ada? -dijo Bruno-
_ Acabo de ver a Xander jugando con su sexo -comentó divertida
mientras lo señalaba-
_ Nada tienes que hacer en este cuarto. Ni tampoco debes
intervenir en la intimidad de Xander, así como él no lo hace con la tuya -le
dijo Bruno bastante molesto-
El momento era
realmente desafortunado para los tres. Pero Bruno comprendió perfectamente a
Xander y lo defendió como congénere.
_ ¡Entonces… que él no haga tanto ruido cuando juega con su
sexo! -gritó ella enojada mientras salía de la habitación, sintiéndose
traicionada por su padre-
Bruno se sentó en la
cama de Xander.
_ No te preocupes, lo
que haces es muy normal a tu edad. Yo también lo he hecho -le decía Bruno
intentando quitarle el sentimiento de humillación que se le notaba en la cara-
_ El verdadero
problema es que Ada seguramente subirá algún comentario al respecto en las
redes sociales, donde están todos sus amigos -le explicó Xander-
_ Hablaré con ella
para prohibírselo expresamente -le aseguró Bruno-
Eso dejó más tranquilo
al chico.
Bruno entró al cuarto
de su hija para hablarle de la expresa prohibición de comentar con nadie lo que
había sucedido y le pidió que recordara que el muchacho, nunca mencionó nada
sobre su regla, guardando el secreto de esa intimidad. Ada aceptó, aunque
lamentó tener algo tan bueno contra él y no poder usarlo.
Si había una edad difícil entre varones y niñas, eran los catorce.
Esa etapa de pre adolescencia era caótica para los padres y los chicos. También
para los profesores que lidiaban con ellos. Ese cumpleaños, se juntarían gran
cantidad de jovencitos en un salón. Los padres hubieran preferido mandarlos de
viaje, antes que hacerles esa fiesta, pero hacían lo que podían y eso, tal vez,
conformaría a ambos hijos a la vez.
Al salón entraban de a
decenas de chicos y chicas. Ellas compitiendo por sus figuras y sus vestidos.
Ellos sólo competían contra ellas, para descalificarlas o adularlas,
dependiendo del grupo al que pertenecieran. Las mejores siempre eran las de su
grupo, las del otro eran “horrendas”.
El grupo de Xander se
distinguía por el saludo; todos se decían “Kaliméras
sas”, él prefirió no aclarar que ese era sólo un saludo matutino para no
confundir y desalentar a sus amigos.
La música hizo que
todos se pusieran a bailar. Si bien lo hacían en grupos, al menos todos estaban
disfrutando de lo mismo y al mismo tiempo. Ese día Martín ¡estaba con todo! Las chicas, sin importar de que lado estuvieran,
buscaban estar cerca de él. Había dado un estirón importante, que lo hacía más
alto que el resto de los chicos, sumado a su llamativa belleza natural, se
había convertido en el “sex simbol”
del colegio a sus apenas catorce años.
Todo el grupo de
varones coincidía en su virginidad, aunque algunas de las chicas, más
despiertas y desinhibidas, ya conocían la vivencia de la intimidad sexual. Esas
eran las jovencitas que rodeaban a Martín. Los amigos lo empujaban para que
fuera el primero en “hacerlo” para
que luego les contara como había sido. Así fue como, esa noche, Martín se dejó
guiar por una de las chicas hasta el asiento trasero de un auto, dónde aprendió
cómo era tener sexo de verdad. Aunque muy nervioso al principio, logró su
cometido a favor de todos los del grupo y el suyo propio.
Al regresar a la
fiesta, la muchachita pretendía ser la novia de Martín; él no se atrevió a desalentarla,
a menos por ese día. Así pasó a ser, el primero en tener novia y sexo todo el
mismo día.
La fiesta terminó sin
mayores problemas. El grupo de Xander tenía algo importante de que ocuparse. Sabían
que lo mejor estaba por suceder, ni bien se reunieran al día siguiente en la
casa de Xander, para conocer los secretos de la vida que tanto les interesaban
a todos.
Ada y sus amigas
supusieron que algo había pasado entre Martín y su repentina novia. Conocían a
la muchacha como “ligera” y dieron
por descartado cuál había sido el desenlace de esa noche. Las chicas, tan
desconocedoras del tema como ellos, acordaron escuchar cuando los chicos se
reunieran a hablar.
Si bien los cuatro muchachos,
que se encontraban en la habitación de Xander, intentaban hablar bajo, el
cambio de voz que la mayoría había sufrido ese tiempo hacía que sus voces graves,
se escucharan aun hablando bajo. Las tres muchachitas, estaban pegadas a la
puerta, mientras Martín relataba, con lujo de detalles, los acontecimientos de
la noche anterior. Cuando él mencionó por donde había entrado en su novia, Cloe
se rio con nerviosismo, advirtiendo de esa forma a los chicos, que ellas
estaban detrás de la puerta. Xander la abrió repentinamente y las tres cayeron
dentro de su cuarto. Los chicos las rodearon amenazantes, razón por la que Ada
grito.
_ ¡Diana, los chicos nos quieren pegar!
Xander arrastraba del pelo a Ada, hasta la
puerta de su cuarto cuando subía Diana.
_ ¡Suelta a Ada, Xander! -exigió Diana-
_ ¡Pero mamá! Ellas estaban escuchando detrás de mi puerta
-respondió indignado, mientras soltaba el pelo de Ada que aún permanecía en el
piso-
Diana terminó su corto
discurso, diciendo que tenían prohibido agredirse. Bajó rápidamente las
escaleras. Había aprendido que, meterse entre los chicos servía sólo para
agrandar los problemas.
Xander se agachó
frente a Ada y la amenazó con un dedo.
_ Mantente lejos de mí, si no te golpearé.
_ ¡No te atreverás! -lo desafió Ada-
_¡Pruébame! -respondió antes de encerrarse nuevamente en el
cuarto con sus amigos-
CONTINUARÁ MAÑANA...
Espero sus comentarios.
HOT!!! JEJEJE
ResponderEliminarcon los años, va subiendo el tono... cada vez son más grandes... ojo a los episodios que siguen, cada vez son menos para menores jajajaja
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