EPISODIO
3
UN
SOLO CAMINO
Llegaron a la playa,
ambos se descalzaron para caminar por la arena. En el trayecto por la orilla
del mar, él colocó su mano en la cintura de Ada asiéndola contra sí mientras
ella lloraba. Nada la consolaba de la orfandad que sentía. Él la veía tan
frágil y menuda, que le causaba una profunda ternura. Cuando ella lloraba, no
había nada más importante que eso en toda su vida. Siempre había sido así,
aunque nunca se explicó la razón. Se
detuvo frente a ella, la cargó desde la cintura colocándola a horcajadas de su
cadera. Ella enroscó sus brazos al cuello de Xander y recostó la cabeza en su
hombro. Él caminó con ella a cuestas, con sus manos cruzadas como silla bajo la
cola de Ada, de regreso por la playa.
_ ¿Quieres que nos
quedemos en el país o que nos vayamos a vivir a Grecia o Italia? -preguntó
Xander a Ada, una vez sentados en el auto-
Ella sintió temor por
la pregunta. _ ¿Tienes pensado abandonarme, tú también?
_ No, claro que no. Te
pregunto si quisieras vivir en otro lugar, de uno soy nativo y del otro
nacionalizado como aquí; al menos en ambos países hay familiares que podría
albergarnos a los dos.
_ ¿Es eso necesario?
_ No, claro que no.
Sólo tenlo en cuenta.
Ada asintió. _ Nunca
se me había ocurrido vivir en ningún otro lugar.
_ Está bien, nos
quedaremos aquí entonces.
_ Tú tienes familia a
quien recurrir. Siempre será una alternativa para ti.
_ A esta altura, todos
son desconocidos para mí. Sólo te tengo a ti, si fuera a algún sitio sería
contigo.
Llegaron a la casa. En
la puerta los estaban esperando Cloe y Mara. Entraron los cuatro.
Cloe le insistía a Ada que regresara lo más
pronto posible a la universidad, porque eso la distraería. Mientras ellas
hablaban, Mara se acercó a Xander, insinuándole que fueran a su cuarto. Xander la
ignoró, todo cuanto quería era meterse en la cama para estar a solas.
Luego que las chicas
se fueran, Ada nuevamente sintió el vacío de la casa. Caminó de un lado al
otro. Subió hasta cuarto de Xander y lo vio dormido. Caminó hasta él, abrió sus
sábanas y se acostó en silencio a su lado. Él le hizo lugar. Ella se abrazó
fuerte a su cuello.
Al despertar por la
mañana, Ada se dio cuenta que sostenía el sexo dormido de Xander. Al quitar la
mano, él despertó.
_ ¡Oh disculpa! -dijo Ada asombrada-
_ No es peluche… pero si te sirve…
Ella le golpeó el brazo, mientras él reía.
_ Agradece que está dormido…
Ada rio con él por lo
incómoda de la situación.
_ La próxima vez que vengas a dormir conmigo, no olvides
traer tu osito de peluche, así evitaremos confusiones.
Él se giró y la abrazó
con fuerza. _ ¿Quién se levantará a hacer el desayuno?
Ella escondió la
cabeza. Él se levantó de un salto mientras prendía su jean.
Xander se duchó antes
de bajar a preparar café. Se dio cuenta que no les quedaba casi nada en las
alacenas, ni en la heladera, más que cervezas y eso era porque los chicos las
llevaban. Puso pan en la tostadora y le gritó a Ada que bajara.
Ella también bajó
luego de ducharse. Café de por medio, planificaron salir de compras y que Ada
retomara la universidad. Él averiguaría si no había perdido el año, entre la
fractura y la enfermedad de su madre. Si le daban la oportunidad de rendir, lo
haría. Hicieron la lista de las compras
antes de salir. Salieron juntos en el auto de Xander. Los dos aún tenían
reparos en usar los autos de los padres.
Unos días más tarde, Ada regresaba a clases. _ Usa mi auto si
quieres -le ofreció Xander-
_ ¿Iniciarás entrenamiento de básquet?
_ No sé si lo haré. Siento que algo cambió en mí y el básquet,
por el momento, no es mi prioridad.
Xander consiguió una
excepción, para rendir sin cursar las clases que había perdido. Pasaba horas
sentado en la cocina estudiando. Ada llegó con Cloe, ambas salían de la
universidad. Cloe se acercó a Xander.
_ ¿Quieres que estemos juntos un rato? -sugirió Cloe
ilusionada-
_ ¡Nada me interesa menos, que estar contigo! -respondió
Xander-
Cloe lo golpeó en el brazo. _ ¡Eres muy desagradable Griego!
Xander, tomó todas
sus cosas de la mesa y se marchó a su cuarto. Ada le preguntó a su amiga que
había pasado; cuando ella le contó, se echó a reír.
_ En teoría ¿no habías
venido por mí? -le recordó Ada-
_ Es que aún lo amo -le
confesó Cloe-
_ ¿Lo golpeas como
prueba de tu amor?
Cloe salió enojada del
lugar. Ada se desesperaba cuando estaba
sola. Sentía la casa enorme y vacía. Extrañaba la voz de su padre hablando
alrededor de Diana mientras ella cocinaba. Cuando sintió que ya no podía
contener las lágrimas corrió escaleras arriba a abrazar a Xander. Él dejó sus
libros y la cargó en sus piernas.
_ No llores Ada.
_ Desde que murieron
nuestros padres, no soporto estar sola.
_ Me di cuenta, pero
todo lo que tienes que hacer es buscarme. Siempre estaré a tu lado.
_ Júrame que nunca me
abandonarás -le pidió Ada, mirándolo a los ojos-
_ Eso no va a pasar,
siempre estaré para ti.
Ada acercó su boca y besó sus labios, cada vez
con más intensidad; él estuvo a punto de abandonarse en ese beso; en cambio, le
pidió que se detuviera. Una vez que ella dejó de besarlo, él la abrazó con
fuerza.
_ No despiertes al
diablo que tengo dentro…
_ Conozco bien al
diablo del que hablas, también duerme en mí.
Él le ofreció que ambos
bajaran a la cocina. Ella asintió. Acordaron que recibirían la ayuda que, en su
momento, les ofreció Martín con una señora, unas horas diarias. Esa noche Ada
hirvió los fideos.
Xander ya se había
preparado para dormir. Caminaba por la casa juntando apuntes, para llevarlos a
su cuarto. Ada lo seguía con la mirada.
_ ¿Qué pasa Ada?
_ Tengo sueño. Estoy esperando que vayas a la cama.
Xander entendió que ella
nuevamente se acostaría con él. Terminó de juntar todo; apagó las luces de la
planta baja y se la llevó de la mano al dormitorio.
_ Acuéstate Ada, yo
termino de leer unas líneas más y te sigo.
Ella se metió en la
cama. Mientras él aún leía, ella se durmió. Xander se acostó a su lado.
A mitad de la noche
se despertó mientras Ada, sostenía nuevamente su sexo. El problema, esa vez,
era que él se había despertado. Quiso quitar su mano, pero ella lo tomó con
fuerza. Pensó en dejarla y tratar de dormir. Un momento más tarde él estaba
erecto. Giró, pero ella no lo soltó. Él le habló al oído, pidiéndole que lo
soltara. Ella movió su mano; él le pidió que se detuviera. Ella abrió los ojos
y lo miró directo a los suyos
_ Mi diablo se ha
despertado, Xander.
_ No se lo permitamos,
por favor.
Ella movió su mano
sin soltarlo. Él la abrazó, sintió como ella lo masajeaba cada vez más
apasionadamente. Ada, sintió la respiración agitada de Xander, que le repetía
al oído, que ya no lo siguiera haciendo, sin que ella obedeciera. Él empujó
suavemente la cabeza de Ada, cada vez más hacia abajo. Ella llegó hasta él,
metiéndolo en la boca. Xander guio con sus manos a Ada en esa nueva experiencia.
Ella pudo sentir el momento exacto en que él estallaba y lo recibió completo en
su boca. Escuchó un quejido prolongado de Xander y el estremecimiento de su
cuerpo. Él no podía creer lo que acababa de pasar. Temía mirarla. No fue
necesario. Ella se abrazó de su cadera, quedando dormida con la cara pegada a
su vientre. La sintió dormir, respirar relajada y quieta. Bastante más tarde,
él logró conciliar el sueño.
Al despertar en la
mañana, Ada ya no estaba a su lado. Tenía que hablar con ella, aclarar lo que
estaba pasando y poner un alto a todo eso. En la cocina, ella terminaba su
desayuno para asistir a clases. Xander le dijo que a su regreso hablarían. Ella
asintió con la cabeza y salió tomando las llaves del auto.
Ese día, él rendiría
uno de los finales. No se levantaba de la silla, más que por café. Martín
apareció con sus propios libros para ser, como siempre, un compañero silencioso
por horas. A la tarde, ambos se estiraron en las sillas. Era tiempo de
relajarse y tomar algo juntos para ponerse al día de sus vidas.
Xander le contó
respecto a su confusión con Ada.
_ Tú eres el único
confundido. Yo tengo claro que toda tu vida transcurre alrededor de Ada. Lo que
pasa es que ella aceptó primero que tú lo que les sucede a ambos -le replicó
Martín-
_ No permitiré que
esto avance -dijo Xander-
_ Como quieras
-replicó Martín con una leve sonrisa-
Ada llegó justo
cuando los chicos salían. Xander, al darse cuenta de que quedaría sola, le sugirió
que llamara a alguna de sus amigas para que la acompañara, porque él se
presentaría a rendir y no sabía el tiempo que demoraría en regresar. Ella
respondió que se fuera sin problema. Le aseguró que estaría bien.
Xander regresó cuando
ya era de noche. La casa no estaba iluminada. Encendió la luz de la cocina y
caminó buscando a Ada; allí estaban sus cosas. Ella estaba en su propia
habitación, metida en la cama, colocada en posición fetal. Él se sentó a su
lado acariciando su pelo.
_ ¿Prefieres que nos
mudemos a un pequeño departamento para que no te sientas tan mal? -sugirió
Xander-
Ada se abrazó a
Xander llorando. Él confirmó que se mudarían, entendía que ella no podía seguir
así. Xander le pidió que lo escuchara con atención.
_ Ada, ya no debes
buscarme sexualmente. Regresa con tu amigo Cesar o con alguien más. Me haces
sentir, como si estuvieras tratando de pagarme algún favor. No me debes nada,
ni tampoco me apartaré de tu lado. No necesitas hacer lo que haces.
_ No entiendo…
_ No quieres entender.
Separa las cosas Ada. No te dejes confundir por la situación.
_ ¿Ya no me permitirás
dormir contigo?
_ Sí, pero solamente
hasta que nos mudemos de casa.
Xander le tomó la
mano. Bajó con ella a la cocina para que comieran algo. Le dijo que al día
siguiente buscaría departamentos para alquilar y que ella decidiría donde vivirían.
Ese año terminó sin
fiestas especiales. Lograron cumplir sus objetivos mínimos universitarios, se
mudaron a un pequeño departamento céntrico. Vendieron los autos de los padres y
compraron uno para Ada. Necesitaban de cambios para sobrevivir al peor año de
sus vidas.
CAMBIOS
El departamento era pequeño, aunque
confortable. Xander puso en alquiler la casa y, con ese ingreso, pagaban el
departamento y sobraba dinero que era destinado a Ada. Xander se ocupaba de
todos los demás gastos.
Ada decoró a su gusto
el departamento. Habían contratado una mujer que iba cada mañana a hacer la
limpieza y dejar comida preparada para el día. Se habían organizado bien entre
los dos y, cada uno, retomaban su vida en la medida de lo posible. Ese nuevo
año no vacacionaron, sólo iban al mar cada tanto en carpa con los amigos.
Xander inició una
relación con una compañera de la facultad. Sara era una joven muy bella que
acompañaba a Xander a todas partes, aun cuando no era invitada. Eso les caía
bastante mal a los amigos y a la propia Ada.
Ella solía confabular con Martín y Lucas para
despistar a Sara, cosa que los tres disfrutaban. Ese día dijeron que, por la
noche asistirían todos a un bailable nuevo, al que habían sido invitados. Ada comentó
que ella tenía las tarjetas de invitación. Todos sabían que Sara iría, aunque
tuviera que pagar la entrada tres veces más de su valor. La cuestión, era que
no existía tal invitación y todos se quedaron en el departamento charlando y
tomando cervezas, sin Sara, hasta la madrugada. Todos tomaron de más, los
chicos se acostaron en la cama de Xander y él se acostó con Ada en la de ella.
Habían pasado varios meses de aquella última
conversación, sobre la intimidad entre ellos dos. Pero el alcohol de esa noche
la borró del recuerdo de ambos. Una vez en la cama, los dos se abrazaron. Ada
trepó sobre él besando sus labios; él mordió suavemente la boca de Ada. La
sintió gemir. Ese fue el detonante para que todas sus hormonas fluyeran sin
control. Giró en la cama mientras desvestía a Ada; ella misma colaboraba con él
sin dejar de besarlo. Le subió la remera besando su pecho. Él la vio tan menuda
y delgada que, por un momento temió lastimarla, pero ella estaba ardiendo en
deseo, mientras lo invitaba a invadir su cuerpo. Xander no pensó en nada más. Ella
le acariciaba el pecho recorriendo con sus manos el camino hacia su sexo. Él le
besaba la boca y los senos. Ubicado entre sus piernas, Xander entró en ella
lentamente. Le dijo al oído que temía lastimarla; ella le aseguró que nada la
dañaría. Él la amaba con todo su cuerpo, mientras ella gemía de placer. Ada le
sostuvo la cara con ambas manos, para que la mirara. Cuando se encontraron sus ojos,
ella sintió como él la colmaba por dentro, viendo en su rostro un gozo
perfecto. Xander siguió dentro de Ada durante todo el resto de la noche. Ella
lograba muy sonoros orgasmos, que ninguno de los dos intentó disimular. Ambos,
exhaustos, se durmieron al amanecer.
Martín y Lucas,
también lograron dormir en ese momento. Antes, no se los habían permitido los
ruidos de la habitación contigua.
Al mediodía sonó el
portero eléctrico. Martín se levantó a contestar. Era Sara, así que apretó los
botones para que ella entrara. La recibió bostezando y en ropa interior. Ella
lo miraba enojada.
_ ¿Qué quieres a esta hora de la madrugada? -preguntó Martín-
_ Lo único que puede moverte a estar frente a ti, es Xander.
_ El Griego, está en la habitación de Ada. Pasa, si quieres
-dijo Martín sin ocultar el placer que le provocaban sus propias palabras-
Sara caminó muy
decidida. Martín caminó detrás portando una sonrisa plena. Por nada se perdería
la cara de Sara. Ella abrió la puerta y los vio a los dos desnudos en la cama
de Ada, abrazados.
_ ¡Xander, que significa esto! -gritó Sara-
Martín se asomó sonriente. Ada tironeó de las
sábanas para cubrirse, mientras él saltaba de la cama.
_ ¡Vístete para recibirme!
Xander sonrió al ver la cara de Martín. _ Espérame en la sala
de estar, Sara, por favor.
Martín caminó tras
ella, rascándose la cabeza.
Xander se tiró en la cama y abrazó a Ada. _
¿Te encuentras bien? -le preguntó, mientas le acariciaba el rostro-
Ella le sonrió,
pasando su mano por el pecho de Xander. _ Gracias.
_ ¿Por qué me das las gracias Ada?
_ Por hacer que mi primera vez, sea contigo.
_ ¿Repíteme eso?
_ Esta ha sido mi primera vez…
_ ¡Discúlpame! ¡Yo no
lo sabía y seguramente me comporté como un animal!
Ella lo abrazó y le dijo que fue maravilloso.
Se besaron. Desde la sala, Sara gritaba su nombre. Él bajó de la cama, se puso
el jean y salió del cuarto.
Xander miró a Martín haciéndole
una seña para que se fuera. Mientras regresaba al cuarto decía: _ ¡Qué noche
pasamos con Lucas! Nos matamos a besos los dos.
Xander, se encontraba
entre la risa de Martín y el enojo de Sara. Se sentó al lado de Sara y, antes que ella
dijera nada, él la miró seriamente. _ Asegúrate de preguntarme solamente
aquello para lo que estés segura de querer escuchar la respuesta. Pues no estoy
dispuesto a mentirte.
_ ¿Saliste anoche? -preguntó Sara-
_ No salí.
_ ¿Tus dos amigos se quedaron a dormir?
_ Así es.
_ ¿Estás segura de no querer preguntar nada más?
Ella sacudió la
cabeza. Sara fue a besarlo y él corrió la cara.
_ Ahora no Sara. Es mejor que te vayas. Todos se levantarán y
no serán muy educados con las vestimentas que usen.
Ella tomó su cartera,
dio media vuelta y salió del departamento de evidente mal humor. Mientras los chicos se levantaban, sonó
nuevamente el portero. Eran Mara y Cloe, a quienes les abrieron con gusto.
_ ¡Tienes cartón lleno, Griego! -gritó Martín-
Las chicas entraron,
se sumaron a la mesa. Apareció Xander llevando de la mano a Ada hasta el
comedor. Ella sentía vergüenza de enfrentar las cargadas de los chicos. Ahí
estaba todo el “ganado” de su amigo reunido y prefirieron evitar conflictos.
_ ¿Terminaste con Sara? -pregunto Lucas-
_ No Lucas, no terminé con Sara.
Los chicos lo miraron
sin decir nada más. Las chicas notaron que él no sacó, en todo el tiempo, el
brazo que tenía montado sobre el hombro de Ada.
_ ¿Qué está pasando? ¿Por qué debiera terminar con Sara?
-preguntó Cloe-
_ Cosas de parejas.
Las chicas se
juntaron en el cuarto de Ada. Ella, decidió no contarles nada respecto de su
noche con Xander. Cuando los muchachos se fueron, Xander se metió a su cama.
Necesitaba dormir.
Cuando Ada quedó sola,
entró al cuarto de Xander y se sentó a su lado.
_ No quiero hablar. Tengo temor que se estropeen las cosas -dijo
Xander-
_ No tenemos nada que estropear, pero es mejor que algunas
cosas queden claras entre nosotros. Nunca tuvimos una relación de hermanos,
tampoco de pareja, porque cada uno hemos corrido en direcciones contrarias,
pese a tener como un “elástico invisible” que, cuando más corremos para
alejarnos, más juntos terminamos. Yo te quiero y sé que tú también me quieres,
pero, no podemos atarnos el uno al otro y tomar determinaciones al respecto. Lo
lógico sería que cada uno de nosotros haga su vida, sin renunciar a nada y
esperar a que el tiempo diga que pasará con los dos.
_ El planteo es bueno,
pero nuestra relación tomó un rumbo que me atemoriza. Temo que, uno de los dos
se enamore y el otro no.
_ Con que nos queramos debiera ser suficiente y ninguno de
nosotros debería hablar de amor -sugirió Ada-
Xander asintió. Era un
trato. Ada le besó los labios y lo dejó solo.
Terminaba un año más.
Esa vez decidieron pasar entre el diez y el veinte de diciembre, todos juntos
en la playa, a modo de festejo de ambos cumpleaños. Sara seguía acompañándolos.
_ ¡Dos vueltas a la boya! -retó Ada a Xander-
Él corrió a su par
hasta llegar a un punto de partida para nadar juntos. Ambos nadaron hasta la
boya. No regresaron. Ninguno de los dos soltó la boya; se sumergieron besándose
bajo el agua. Ella colocó sus piernas alrededor de Xander. Sosteniéndose de la
boya hicieron el amor. Ambos permanecían unidos en un íntimo abrazo que sabía a
eterno.
Los amigos, desde la
playa, intentaban distraer a las chicas haciendo piruetas y otras tonterías, a
las que Sara no se unió. Cuando salieron del mar. Sara se cruzó frente a Ada golpeándola
en la cara con el puño. Xander, incrédulo, se puso en medio.
_ ¿¡Acaso te volviste loca!? Acabas de cometer un grave
error, Sara -le dijo Xander, levantando
a Ada en brazos y a horcajadas para caminar con ella por la playa alejándose
del grupo.
_ Perdóname por no prevenir la reacción de Sara.
Ada, en silencio, acomodó
la cabeza en su hombro. Los chicos los
vieron alejarse.
_ Acaba de terminarse tu relación con el Griego – le aclaró Martín
a Sara-
_ Soy yo quien termina con él. Estoy cansada de callar y
soportar lo que es evidente.
Cloe y Mara la
escuchaban con atención. Martín y Lucas las tomaron del brazo diciéndoles que
se alejaran de esa loca, pero las chicas le preguntaron a ella que cosa era
evidente.
_ ¿Acaso ustedes no saben que ellos dos tienen relaciones
íntimas sin importarles nada ni nadie?
Las chicas se
miraron. Nada podía estar más lejos de su imaginación, como que ellos tuvieran
sexo. Se dieron vuelta y les preguntaron a los chicos si ellos también lo sabían.
Los dos se encogieron de hombros diciendo que ellos no tenían ni idea de nada.
Sara tomó sus cosas, subió a su coche y se marchó.
Los cuatro quedaron
callados, sentados en la playa.
_ ¿Qué te parece si regresamos? A este paso, llegaremos a la
playa de otro país -le decía Ada a Xander, cuando se le perdieron de vista sus amigos-
Él giró mientras
reía.
_ Estás muy flaca.
_ Comeré más.
Una vez de regreso, las
chicas la miraron con algo de duda. Cloe se puso de pie.
_ ¿Es cierto que ustedes tienen sexo?
_ Así es. ¿Alguien tiene problemas con eso? -respondió Xander,
sin pensarlo-
_ A mí me da igual. Estamos aquí para festejar cumpleaños, no
para enojarnos con nadie -dijo Mara-
Martín les dijo a las chicas que eligieran
entre ellos y harían carpitas lujuriosas por la noche.
_ Claro, si estamos de a pares y todos somos jóvenes activos
-dijo Lucas y, Mara sonriendo tomó su brazo, dejando a Martín con Cloe-
_ A partir de ahora eres mi gran amor -le dijo Martín, que
terminó riendo de sus payasadas-
Ada comenzaba su
cumpleaños número veinte, en una carpa de la playa, haciendo el amor con
Xander.
Cerca del mediodía,
los cuatro amigos los despertaron cantando el “feliz cumpleaños” para Ada.
Ellos se vistieron para salir a su encuentro. Se rieron con las anécdotas de la
noche y le agradecían a Ada su expresividad amatoria, que tanto calentó a sus
amigas en las carpas vecinas, haciendo de sus noches algo maravilloso.
Pasaron el último día disfrutando de la playa.
Nada los preparaba para lo que venía…
CONTINUARÁ MAÑANA
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