Episodio
8
CONDIMENTOS
DEL RENCOR
Bruno y Diana, a esa altura, eran considerados
por sus hijos como dos extraños que no tenían la más mínima idea de la vida.
Recibían de ellos el afecto incondicional que tanto bien les hacía, pero de
entenderlos íntimamente, nada de nada.
Ese día allí estaban los dos, ocupando sus
butacas por la graduación de sus vástagos. Ambos hijos bellos y capaces para
defenderse en la vida. Los dos, con propósitos de convertirse en profesionales,
aunque Diana no estaba muy convencida sobre la carrera que su hijo seguiría;
ella sabía que era mejor que nada, ya que la única otra opción que él pretendía
en lo personal era el deporte.
Aplaudieron cada medalla, cada pergamino de
sus hijos y también de los amigos de sus hijos. Realmente estaban felices. Se
sentían reconfortados como padres. Los chicos bajaron hacia ellos a entregarles
sus títulos y medallas. Los besaron con cariño a ambos. Diana había sido una
buena guía para Ada y, también Bruno bueno para Xander. Habían aprendido a
apreciarlos realmente. Aunque entre ellos, vivieran una guerra sin cuartel
desde que eran niños.
Ese año las carpas albergaban de a ocho jóvenes
cada una. Siempre del mismo sexo. Los adultos también ocupaban dos carpas. El
camping tenía todo lo necesario. Duchas, baños, parrillas, buena iluminación.
Estaba ubicado a solo doscientos metros de la playa. Los jóvenes, tenían
entradas libres para los mejores bailables del lugar. Todo estaba dispuesto
para que los jóvenes se divirtieran. Y los adultos observasen.
Los adultos varones, miraban para otro lado
durante las escapadas nocturnas de algunas parejitas hacia los lugares más oscuros
del camping. Entre ellos, Martín y Xander no perdían noche ni chicas. Xander,
lograba estar con las dos amigas en la misma noche. Mara sabía que luego que
Cloe regresaba y se dormía, Xander la esperaba a ella. Ada, se impacientaba por
la estupidez de las chicas y el descaro de Xander, pero no decía nada.
Ada había decidido que ella también tendría
sexo ese verano, pero quería estar con alguien que la quisiera, aunque ella no
estuviera interesada todavía en ninguno. Miró durante todo el día en la playa a
cada uno de los chicos, pero cada vez que daba vuelta la cara, encontraba a
Javier, con la misma expresión de amor que a los doce años. El problema con Javier era, claro estaba,
Xander. Como todos los problemas en su vida, tenían nombre propio. Ella caminó
hasta Javier y se sentó a su lado. Él no podía creer que ella estuviera ahí,
junto a él. Ada conversó con él sobre la carrera de psicología y él sobre
abogacía. Los dos llegaron a dialogar animadamente.
Martín le hizo ver a Xander lo que ocurría en
la playa mientras ellos estaban en el agua jugueteando con varias de sus
compañeras. Él supuso que Ada algo se traería entre manos, de otro modo, no
podía estar conversando con Javier. Luego de un rato, la escena lo impacientó
aún más. Si bien sabía que Javier sentía debilidad por Ada, también era el más
vulnerable de todos sus amigos.
Los chicos salieron del agua y se sentaron
alrededor de Javier y Ada. Martín le hablaba a Javier; Xander a Ada.
_ Con tanga el culo se te ve más grande que de
costumbre -le decía Xander burlándose descaradamente-
Ella pretendió no
escucharlo y él continuaba molestándola.
_ Tus piernas se
asemejan a las de un futbolista, no pareces chica salvo por el trasero enorme.
¿Entiendes por qué es inevitable que te mueras virgen? -insistía Xander-
Ella se puso de pie y le dio una sonora
cachetada. Él la cargó en el hombro y corrió con ella a cuestas hasta internarse
en el mar, mientras ella pataleaba y le golpeaba la espalda con los puños.
Llegó donde ella no hacía pie y la sostuvo de espaldas a él abrazada de la
cintura, a una altura que solo su nariz y boca quedaran fuera del agua. Ella
pataleaba.
_ ¿Pretendes dejar de
ser virgen con uno de mis amigos? ¿Resulta que ahora te gusta Javier?
Ella intentó escapar, pero él la sostuvo
metiendo una mano dentro de su tanga.
_ ¡Suéltame idiota!
-le gritaba Ada mientras trataba de quitar con ambas manos, la de Xander-
Él metió dos dedos en la vagina de Ada,
hundiéndolos con fuerza. Ada gritó por el dolor y ambos vieron como subía un
poco sangre a la superficie del agua. Ella dejó de pelear y de moverse.
_ Eres la peor basura
que existe sobre la tierra… -dijo Ada entrecortado por el llanto-
Xander la escuchó llorar. Quitó lentamente sus
dedos del lugar. El brazo con el que la sostenía, lo subió hasta debajo de su
pecho, convirtiéndolo en un abrazo más cálido. Apoyó su cabeza en el hombro de
Ada.
_ Perdóname -le
susurró al oído-
Ella lloraba. Él intentó compensarla acariciándola,
pero ella se sentía muy humillada y dolida. La giró hacia él, sin dejar de
abrazarla, mirándola a los ojos.
_ Perdóname Ada, por
favor, perdóname -insistió Xander, afligido-
Ella no contestaba, sólo lloraba.
_ Min klais, synchóresi -le susurró colocando su cabeza contra la de
ella-
Con los años convividos, ella aprendió a
entender lo que él decía y supo que le pedía que no llorara y lo perdonase. Supo
que estaba realmente consternado, de otro modo, no le hablaría en griego. Sabía
que sus disculpas eran sinceras, pero no podía perdonarle lo que le acababa de
hacer.
_ ¡Nunca, en mi resto
de vida! Escucha bien… ¡Nunca te perdonaré lo que me hiciste! –respondió llorando
desconsoladamente-
Xander acercó su boca a la de Ada, pero se
detuvo a menos de un centímetro antes de besarla. Nuevamente, ambos pudieron
sentir sus respiraciones. Él la soltó con prisa. Le asustaron sus emociones.
Desde lejos, en la playa, los amigos veían la
escena. Sabían que algo había calmado a Ada y supusieron que, nuevamente él la
habría dominado o amenazado. Él salió primero del agua, buscó una toalla que le
acercó a Ada para que saliera del agua. Ella tomó la toalla al pasar y caminó
directo hacia el camping, sin mirar a nadie.
Los chicos le preguntaron a Xander que había
pasado y él respondió: _ Nada, pasa que soy un imbécil.
Lo notaron atormentado,
pero prefirieron esperar a que él les contara cuando quisiera. Javier estaba muy
molesto porque le habían quitado a Ada de su lado, sabiendo lo que él sentía
por ella. Pero las bromas de los amigos sobre las chicas que pasaban le
hicieron distraerse del enojo.
Xander sabía íntimamente, que lo había hecho
adrede. Sabía de la intencionalidad de robarle la virginidad a Ada. Lo que no
entendía, era el por qué. Se sintió mal en el mismo momento que la sintió
llorar. Aun así, no estaba arrepentido. Martín se sentó a su lado y Xander le
contó lo sucedido, como también, todo lo que pasaba por su mente en ese
momento. Martín pasó su brazo por el hombro de Xander, en gesto de comprensiva amistad
y compañerismo.
Ada lloraba dentro de la carpa metida en su
bolsa de dormir. Mara entró para saber que le pasaba. Al ver que no le
respondía, se acostó a su lado y la abrazó. Pensó que algo realmente malo le
había hecho Xander en el agua. Ada se dio vuelta lentamente.
_ Xander me ha quitado
lo único que me quedaba realmente mío -decía con congoja-
Le contó lo que él le
había hecho. Pidió que no se lo contara a nadie. Mara la abrazó, por primera
vez reconoció, al desgraciado que había oculto dentro de Xander. Ada se sentó y
le preguntó a Mara _ ¿Por qué me hizo esto?
Mara le acariciaba el
pelo, sacudiendo la cabeza de un lado al otro. Ella tampoco lo entendía.
_ Ustedes tienen una
guerra tan privada, en la que muchos no llegamos a comprender la magnitud del
odio que se profesan. Pero es evidente que Xander, no se detiene ante nada para
perjudicarte de cualquier forma posible.
_ Él enseguida me
pidió perdón. Pero yo no puedo perdonar algo tan perverso de su parte. Yo no
voy a permitir que me manipule más.
La directora del
colegio se metió en la carpa.
_ Vitale, dígame que
le hizo Sifakis.
_ Sólo peleamos, como
siempre…
_ Los conozco desde
niños a los dos y también se reconocer las miradas de los adolescentes. Adivino
el grado de malestar de cada uno. Sólo pretendo saber qué fue lo que la humilló
de esa manera -insistió la directora-
Ada abrió los ojos muy grandes sintiéndose
descubierta. _ Le aseguro que está equivocada.
_ Se que no,
muchachita -concluyó la directora mientras salía de la carpa-
Todos estaban comiendo parrilladas al aire
libre, pero Ada no salió de su carpa, Mara la acompañaba. Xander entró y le pidió
a Mara que los dejara solos un momento. Él se sentó en el piso al lado de Ada.
_ Mi pedido de disculpas
fue sincero Ada. Lamento haberte hecho llorar…
_¿Eso es lo único que
lamentas? -preguntó Ada, mirándolo fijamente-
_ Sí, eso es todo. Pero
quiero que me escuches por primera vez en tu vida. Tú convertiste mi infancia
en un infierno cuando yo atravesaba el peor momento de mi vida. Había perdido a
mi padre y llegaba a una tierra extraña, con otro idioma y costumbres
diferentes a las mías. Me procuraste una tremenda soledad y profundizaste mi
angustia de niño huérfano. Durante la adolescencia, me humillaste y
perjudicaste de todas las formas imaginables. Entonces me pregunto… ¿por qué yo
debiera quererte de alguna manera? ¿Entiendes lo que te digo? -le reataba
Xander con total sinceridad-
Ella fue a hablar pero él le pidió que esperara.
_ Pese a todo lo que
acabo de confiarte, no soporté verte llorar… Ni la idea de que algún chico
tenga sexo contigo y que lo sientas especial por ser tu primera vez. Eso… yo te
lo hice adrede. Tan adrede como salvarte la vida cuando te ahogabas, o quitarte
de encima a golpes a quien te molestaba. Simplemente… porque no lo soporté. No
pude hacer otra cosa. Eso es todo Ada. Por eso, sólo te pido que me perdones
por hacerte llorar, el resto no es perdonable, ni me arrepiento de ello.
_ ¿Sabes que te has
ganado mi más profundo y eterno desprecio?
_ Lo sé… ¿aún sientes
dolor?
Ella asintió con un gesto.
_ Perdón por la forma en la que te traté -dijo Xander antes
de salir de la carpa-
Ada había perdido todo interés en tener sexo con
alguien. Sus amigas continuaban escapando cada noche, para estar con el Griego,
mientras ella se sentía muy sola y confundida.
Una noche todos irían a bailar, Ada incluida.
Ellas se preparaban con sus mejores y más vistosos vestiditos. Salvo Cloe,
todas querían conseguir un novio ese día y usarían sus mejores armas para atrapar
uno. Salieron en grupos del campamento, llegaron al bailable más grande de la
costa, dispuestos a divertirse y bailar toda la noche.
Ada bailaba con uno y con otro, seduciendo con
su cuerpo y su mirada. El chico con el que bailaba en ese momento le gustaba y
él la miraba con interés. Ella le puso sus brazos en el cuello para bailar un
ritmo caribeño. De un momento a otro, el chico se alejó de ella, con una rara
disculpa. Al ver como se alejaba se dio vuelta. Encontró a Xander y Martín con
cinco amigos más, parados detrás de ella con los brazos cruzados.
En ese momento entendió lo que había pasado.
Sencillamente, ellos intimidaban a cualquiera que se le acercara. Ada tomó a
Xander del cuello de la camisa.
_ ¡¿Por qué no me
dejas en paz?! -le gritó cargada de ira e impotencia-
_ No te hago nada- le
respondió, mientras le tomaba suavemente las manos para que lo soltara-
Mara intervino. _ ¡Ya basta Griego, deja
tranquila a Ada!
_ No estoy haciéndole nada, sólo espero a que
ella suelte mi camisa -reiteró Xander-
Ada le apretó los pelos de su pecho con fuerza.
Él la miraba con fiereza, sosteniéndole la mano para que no le tirara más
fuerte. Bajó su cabeza acercándola a Ada.
_ ¿Deseas verme
enojado? -le preguntó amenazante en un susurro-
Ada lo soltó. Ni bien lo hizo, se despidió con
una cachetada, con la que le hizo girar de lado la cara. Se fue perdiéndose
entre la gente. Sus amigas la siguieron. Ada caminaba rápidamente por la calle.
_ No me deja vivir, no
me deja en paz. ¡Lo quiero ver muerto!
Las chicas, casi debían correr tras ella para
acompañarla.
_ ¿Ustedes se dieron
cuenta de lo que él estuvo haciendo?
_ Claro Ada, pero
ahora debes tranquilizarte -le pidió Mara-
_ El maldito Griego y
sus amigos se ocuparon de amedrentar a cualquiera que se me acercara. ¿Se dan
cuenta que no puedo tener paz mientras él esté cerca?
_ Falta poco para que
todos estemos en la universidad. Ya no tendrás que soportarlo todo el tiempo
como ahora -le aseguró Cloe-
De regreso a sus hogares, los jóvenes
preparaban sus respectivos cumpleaños con sus amigos. Ada y Xander se
esquivaban. Cuando uno entraba, el otro salía.
Xander recibió un auto de regalo para sus
dieciocho, para que pudiera trasladarse entre sus múltiples ocupaciones. Le
prometieron a Ada que, al año siguiente, comprarían uno igual para ella, ya que
solo asistiría a la universidad y podía compartir la camioneta con Diana.
Le resultaba horrible pensar que, luego de
vivir tantas humillaciones de parte de Xander, él fuera premiado por los padres
con un auto.
Ese verano los padres viajaron solos por
varias semanas. Ada debió soportar la casa llena de chicos y chicas que,
alcoholizados, terminaban teniendo sexo en cualquier lugar totalmente desnudos.
Ella prefería encerrarse en su cuarto y chatear con sus amigas.
En sus discusiones, Cloe le decía que Xander
solamente se divertía y eso no era engañarla. Ada resoplaba ante tanta falta de
autoestima de su tonta amiga. Al menos Mara, la tenía más clara y nunca se
ilusionó con él. Pero Cloe, sabiendo que
él estaba con otra, le hacía sonar el celular. Una de esas veces Xander la atendió
y ella le preguntó qué estaba haciendo, él le respondió que no querría saberlo,
mientras de fondo se sentían los gemidos de mujeres.
_ ¿Pueden creer que llamé a Xander y se
escuchaban gemidos del otro lado? -les contaba Cloe indignada a sus amigas-
_ ¿Para que lo llamas si ya sabes que está con
otra? Tu sí que eres tonta -le contestaba Mara-
_ ¿Acaso, creías que te estaba mintiendo sobre
lo que pasa en mi casa? -le preguntó Ada-
_ No puedes haberte
vuelto tan tonta y ciega de amor por el Griego, amiga -le dijo Mara riendo-
_ No logro entender cómo,
con casi dos años de salir con él, todavía no supieras con quien ye has metido
-concluyó Ada-
_ ¡Lo que pasa
contigo, es que estás celosa! -le respondió Cloe-
_ Tu comentario roza
la locura y la sinrazón -respondió Ada, cerrando su notebook-
Los meses de vacaciones llegaron a su fin. Una
nueva etapa en la vida de los jóvenes comenzaba ese año.
CONTINUARÁ MAÑANA...
Espero sus comentarios.
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