Sí, fue un asalto. Los que votaron el acuerdo con Irán asaltaron la buena fe de los argentinos e ignoraron la prudencia que debe tener el tratamiento de los asuntos internacionales.
Dudo que haya habido un tratado votado en los tiempos récord con que ha sido aprobado el acuerdo con Irán. Qué eficacia parlamentaria, qué urgencia bien resuelta, qué respeto por la sociedad.
La Presidenta, temerosa del debate, ordenó a su ministro, en el Senado, concluir ya. Los diputados juntaron su quórum haciendo uso de todos los mecanismos a su alcance y terminaron votando solos. Nadie los acompañó. Cerraron así el trámite legal para la aprobación de un texto ambiguo, equívoco y confuso. Cubrieron con la urgencia del prestidigitador las ambigüedades, los errores y las voluntarias distorsiones con que el ministro de Relaciones Exteriores engañó a los argentinos.
El partido de gobierno selló la legalidad de un acuerdo y dejó expuesta su ilegitimidad. El ahora tratado, por tanto, ley suprema de la Nación, careció del apoyo indispensable de la opinión pública para asegurarse que el paso que se daba sería duradero.
Con el voto del Congreso se aprobó el primer pasó explícito al inevitable descarrilamiento del Gobierno. En los regímenes democráticos los gobiernos que cometen actos ilegítimos, que reemplazan el debate público por el “caprichismo” unipersonal, inician un irreversible camino al deterioro y al aislamiento. Más soledad lleva a más “caprichismo” y, naturalmente, más “caprichismo lleva a más soledad.
De aquí en más la inmensa mayoría que se opuso al acuerdo sólo tiene que esperar. Dentro de tres o cuatro meses –no veo por qué en un trámite tan urgente daríamos más tiempo al Ejecutivo– deberíamos comenzar a preguntar:
¿Viajaron el juez y el fiscal a Irán?
¿Cómo se desarrollaron las entrevistas que el Gobierno denomina “indagatorias”?
¿El procedimiento de interrogación dio garantías para obtener la información que se buscaba o fue, más bien, un acto formal sin consecuencias?
¿Se presentaron los sospechosos a declarar o lo hicieron por escrito?
¿Qué información precisa se obtuvo que permita decir que la causa avanzó?
¿Cuál fue la posición de los expertos nombrados por Irán y los nombrados por la Argentina?
¿Cómo se resolvió la prohibición que tiene toda autoridad iraní para hacer comparecer en una indagatoria a un ciudadano de Irán?
¿Cómo presentó Irán, ante la opinión internacional, el conjunto del procedimiento? ¿Como una muestra del apego de ese país a la negociación y a la cooperación internacional?
¿Irán cooperó o no?
¿Cuál es la evolución que siguió el comercio bilateral luego de la aprobación del acuerdo por Argentina?
Ni usted ni yo, lector, tenemos urgencia. En tres o cuatro meses comenzaremos a preguntar. Entonces, supongo que el Ejecutivo volverá a sentir otra vez las urgencias.
FUENTE: PERFIL
No hay comentarios:
Publicar un comentario