De acuerdo a la versión del Gobierno, estamos en un etapa de crecimiento que supera cualquier período los 200 años de historia argentina. Además, según Cristina Fernández, Obama la felicitó por el modelo económico. Curiosa felicitación la de Obama porque a los dos días de felicitarla EE.UU. votó para que el BID no le otorgara a Argentina dos créditos de solo U$S 33 millones y, entre otras de las virtudes que nos relatan es que la inflación apenas llega al 10% anual y el dólar no tiene porqué subir.
Ahora bien, si el peso es tan sólido como dicen desde el Gobierno, ¿por qué razón la gente quiere dólares y no quiere los pesos? Es más, ¿por qué se preocupa el Gobierno por la compra de dólares si la gente no va a ser tan tonta de comprar una mercadería que está artificialmente cara con un contexto económico de prosperidad imparable gracias al "modelo"? Si es como dice la historia oficial, en algún momento la gente dejará de comprar dólares cuando advierta que está haciendo un muy mal negocio. Por otro lado, si los supuestos grupos concentrados -solo Dios sabe qué quieren decir con esta frase- están haciendo subir el dólar y no la gente común, entonces los famosos "grupos concentrados" perderán fortunas cuando se descubra que el dólar, de acuerdo a la versión del Gobierno, bajará por la habilidad de las autoridades económicas para manejar el mercado cambiario y demostrar que el BCRA tiene poder de fuego para dominar el mercado y la economía está muy sana.
La realidad es que la línea de argumentación del Gobierno es insostenible. Ni ellos creen que pueden dominar el mercado cambiario, al punto tal que todos los días adoptan una medida nueva para tratar de frenar la corrida contra el dólar
Dicho en otros términos, si solo un porcentaje muy menor de la gente no poderosa económicamente compra dólares y todo es una conspiración, y si el Central tiene poder de fuego para dominar el mercado cambiario, entonces, los "grupos concentrados" perderán y la gran mayoría de la población no sufrirá ningún efecto.
La realidad es que la línea de argumentación del Gobierno es insostenible. Ni ellos creen que pueden dominar el mercado cambiario, al punto tal que todos los días adoptan una medida nueva para tratar de frenar la corrida contra el dólar que ya amenaza con desplazarse hacia el sistema financiero. Es el Gobierno el que, con sus trompadas al aire sin destino e incoherentes, está generando pánico en la gente. No son ni los medios ni los economistas los que generan alarma en la población, sino el gobierno estableciendo controles que producen pánico.
Lo primero que hay que comprender es que Argentina no tiene moneda en el sentido que los pesos no sirven como reserva de valor. Todo el sistema monetario internacional y el argentino en particular, están basados en el patrón aire. Cada moneda tiene como respaldo la calidad institucional de cada país. El respeto por los derechos de propiedad y la disciplina monetaria y fiscal, entre otras normas, son las que le dan respaldo a la moneda. Después de haber destruido 4 signos monetarios, con una inflación galopante y con un gobierno con fuertes inclinaciones confiscatorias, es lógico que la gente corra al dólar. El respaldo del peso son las reglas de juego que impone el Gobierno y esas reglas de juego generan temor en la población. Es más, como decía antes, cada día el Gobierno se encarga de agregar más incertidumbre y temor con las medidas arbitrarias que toma en el mercado de cambiario, enviando el mensaje que está dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de conseguir recursos para postergar la hora de la verdad. Por hora de la verdad, me refiero a un serio problema de precios relativos similar al rodrigazo.
Lo primero que hay que comprender es que Argentina no tiene moneda en el sentido que los pesos no sirven como reserva de valor. Todo el sistema monetario internacional y el argentino en particular, están basados en el patrón aire
Insisto, aquí no hay conspiración ni operaciones de prensa, sino que es el mismo gobierno el que ha generado este pánico y corrida hacia el dólar con dos medidas básicas de los últimos días: a) las arbitrarias disposiciones para comprar dólares que desnudan un serio problema en el sector externo (el rey está desnudo) y b) el anuncio de bajar los subsidios. Obvio que hay que bajarlos, pero el problema es que si el anuncio se hace en el medio de una corrida cambiaria, por montos insignificantes y sin un plan económico confiable, la gente advierte que aquí se viene el gran ajuste de precios.
¿En qué puede refugiarse la gente si no compra dólares ante la constante depreciación del peso y la inevitable corrección de precios relativos? No hay activos internos que la defienda. La tasa de interés es negativa y los bonos del Gobierno son los de un insolvente, al punto que le ha transferido serios problemas patrimoniales al Banco Central. Por lo tanto, la gente se limita a comprar lo que viene comprando el argentino desde hace décadas cuando dejamos de tener moneda: comprar dólares. Que quede claro, no emite moneda, en el sentido estricto de la palabra, el que quiere, sino el que genera confianza.
¿En qué puede refugiarse la gente si no compra dólares ante la constante depreciación del peso y la inevitable corrección de precios relativos?
¿Qué puede ocurrir si el Gobierno le responde con la policía a la ley de la oferta y la demanda? Muy sencillo. Cuando un gobierno pone un precio máximo lo hace por debajo del nivel en que está operando el mercado. Por ejemplo, si una determinada mercadería se intercambia en el mercado a 10 pesos, el Gobierno establecerá el precio por debajo de los 10 pesos porque no tiene sentido ponerlo en 12. Digamos que el mercado opera en $ 10 y el Gobierno dice que no se puede comercializar a más de 8. ¿Qué ocurre? Primero aumenta la demanda ante la baja artificial del precio. Segundo, disminuye la oferta por la misma razón. Aumenta la demanda y baja la oferta. Elemental Watson. Si encima el Gobierno dice que todo el que ingresos dólares para invertir en Argentina luego no podrá girar las utilidades, el resultado es que nadie invertirá y la oferta de dólares se contrae. Si a esto le agregamos que todos los días ponen nuevas trabas para la compra de dólares, la demanda se acelera y antes que haya más problemas o el dólar sea más caro la gente comprar anticipadamente.
¿Qué ocurre si la demanda de dólares es mayor a la oferta por los precios máximos y regulaciones? Ocurre lo mismo que con cualquier producto, aparece el mercado marginal. Y la gente comprará en el mercado marginal porque, aunque le resulte más caro que el dólar oficial, ese dólar oficial no lo puede adquirir pero, al mismo tiempo, quiere preservar sus ahorros. Por lo tanto está dispuesta a pagar un costo mayor con tal de cubrirse ante la incertidumbre que genera el Gobierno con sus medidas. Si uno sigue la serie de medidas cambiarias que viene tomando el Gobierno, puede advertir que cada vez son más intervencionistas y arbitrarias. Es esa arbitrariedad a la que la gente le tiene pánico y por eso compra dólares.
Hay dos factores que a mi juicio son fundamentales en esta corrida cambiaria. La primera es el miedo a una confiscación. Miedo que existe por los antecedentes que se ha ganado el Gobierno cada vez que tiene problemas de caja. Y, dicho sea de paso, cada vez son más graves. En segundo lugar, asistimos a una especie de rebelión fiscal contra el impuesto inflacionario. La gente acepta que le cobren cierta tasa de impuesto inflacionario, pero a partir de determinado punto elude ese impuesto desprendiéndose de los pesos refugiándose en activos que la protejan del impuesto inflacionario. Si al actual impuesto inflacionario se le agrega las expectativas de lo la gente percibe lo que viene, se acelera la huída del dinero para eludir el impuesto inflacionario.
Si el Gobierno no gira de inmediato 180 grados, y además tiene que lograr que la gente le cree que gira en serio, vamos camino a una llamarada inflacionaria o a otro manotazo
En el siglo XVI Thomas Gresham, un comerciante y financista inglés, había advertido que la gente prefería pagar con la moneda más débil cuando hacía una transacción y ahorrar o conservar la más fuerte. Así nació lo que se conoce como la ley de Gresham que dice que la mala moneda desplaza del mercado a la buena moneda. Luego Hayek perfeccionó este razonamiento y sostuvo en su libro Desregulación de la Moneda, que la ley de Gresham se da solo cuando ambas clases de moneda tienen que ser intercambiadas a un tipo de cambio previamente establecido por el Estado y una de ellas tiene curso forzoso.
Alguien en el Gobierno debería repasar algún manual de economía y releer la ley de Gresham porque en Argentina está pasando exactamente eso y bajo las condiciones anotadas por Hayek. El peso es de curso forzoso y además el Gobierno pretende imponer un tipo de cambio que la gente percibe como barato. Si a esto le agregamos la manía confiscatoria del Gobierno y el anuncio de aumentos de tarifas, digamos que las autoridades están creando la tormenta perfecta. Ellos solitos están produciendo la corrida. No necesitan de ninguna operación de prensa ni de "grupos concentrados".
Si el Gobierno no gira de inmediato 180 grados, y además tiene que lograr que la gente le cree que gira en serio, vamos camino a una llamarada inflacionaria o a otro manotazo. Simple lógica de manual de economía.
Roberto Cachanosky es economista y director de www.economiaparatodos.com.ar.
fuente: la Nación
Otra vez la trompa contra la pared?. Que nos pasa? Tan difícil es entender, que si trabajas, y te queda algo en el bolsillo, y querés ahorrarlo para comprar algo más importante, comprás una moneda más estable? De echo nuestro dinero hace años ya dejó de serlo, aunque nos quieran imponer la idea contraria.
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